En relación con los hechos acontecidos en el Territorio Indígena de Salitre

En relación con los hechos acontecidos en el Territorio Indígena de Salitre

 

Pronunciamiento de la Iglesia Luterana Costarricense

 

El pasado sábado 5 de julio en horas de la noche comenzaron las acciones violentas por parte de personas no indígenas, que habitan en el Territorio Indígena de Salitre. Ranchos quemados, bloqueo de calles y ataques contra la comunidad indígena de Cedror de Salitre se han registrado tras la decisión de organizaciones ancestrales de recuperar tierras que históricamente les han pertenecido.

Durante sesenta años, los gobiernos costarricenses desatendieron las demandas indígenas que exigían respeto de las leyes que declaraban inalienables y exclusivas sus tierras. Intereses de grandes terratenientes profundizan los discursos de enfrentamiento, ellos no pierden la esperanza de “sacar a los indios” y con eso apoderarse en definitiva de la tierra. El discurso de que la “tierra hay que trabajarla” dejó con pocos árboles, casi sin agua y seriamente afectada la biodiversidad de la zona.

El hecho de que no indígenas crean que tienen un derecho de posesión válido, es solo el producto de sesenta años de engaño, de irresponsabilidades de los gobiernos de turno que pese a la existencia de leyes que reconocían los derechos de los indígenas, les siguieron otorgando supuestos derechos. Solo en la administración de Daniel Oduber y Rodrigo Carazo se consolidó el esquema de derechos territoriales que surgió en los años 50 y que actualmente impera, y que es el fundamento para la defensa territorial actual que hacen los pueblos indígenas.

Las tierras sobre las que se da el conflicto, fueron declaradas como inalienables y demarcadas en favor de los indígenas desde el año 1956 por vía de Decreto Ejecutivo, adquiriendo esa disposición el rango de norma superior a la ley común, cuando en 1959 el Estado costarricense aprueba el Convenio 107 de la OIT. Hoy esos derechos indígenas tienen rango constitucional, por estar amparados al Convenio 169 de la OIT (según el artículo 48 Constitucional).

Para resolver esta problemática, la Iglesia Luterana Costarricense sugiere entre otros puntos:

A. Dar participación indígena en la búsqueda de soluciones;

B- Identificar a sectores no indígenas violentos para neutralizarlos;

C- Tratar de manera diferenciada a los sectores no indígenas poniendo énfasis en las familias de pequeños campesinos no indígenas que han vivido en armonía con las comunidades originarias;

D- Las nuevas autoridades gubernamentales deben dar una señal clara de que la normativa de tutela de los derechos indígenas debe respetarse, y que no actuarán con la irresponsabilidad de las anteriores administraciones.

De tal forma, como cristianos y cristianas levantamos nuestra voz a favor de los que sufren injusticia y que anhelan la paz haciendo nuestras las palabras del profeta:

 

¡Aprendan a hacer el bien!

¡Busquen la justicia y reprendan al opresor!

¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!

Isaías 1:17

 

La Iglesia Luterana Costarricense, que ha apoyado los procesos de lucha del pueblo indígena Bribrí de Salitre por más de diez años, fiel a su vocación profética y a la defensa de los Derechos Humanos proclama el respeto a las tradiciones y cosmovisión de los pueblos originarios. En este marco defendemos el derecho a la autodeterminación y el derecho a la tierra de las personas indígenas del Territorio Indígena de Salitre y de todas las comunidades ancestrales en Costa Rica.

 

Que la Gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.

Atentamente, P. Erick Umaña Castro, director Pastoral; MsC. Rubén Chacón Castro, programa Indígena

 

Información enviada a SURCOS por Comunicación ILCO