Los mágicos poderes demoniacos del club de los 300: Roschider y Bilderberg, sus tesis centrales

Por: Alfonso Pardo M.
Trino Barrantes A.

David Rockefeller, Jusef Retinger, Henri de Castries, Paul van Zeeland, Bill Gates y Cristina Lagarde, puede ser que ni se conozcan, que pertenezcan a espacios geográficos muy diferenciados. Unos ubicados en Nueva Zelanda, otros en Francia y la mayoría de ellos en los Estados Unidos.

De igual forma los años de creación y las siglas, podrían parecer muy diferentes: 1945. El Fondo Monetario Internacional-FMI, Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo-Banco Mundial-BM, 1945, Organización Cooperativa para el Desarrollo Económico-OCDE, 1948; en 1954, el Club Bildeberg.

Cuatro tesis centrales son las que definen al Club de los 300. La primera, crear una nueva normalidad bajo la distopía; segunda tesis, el mundo de hoy debe tener como práctica social real, concreta y objetiva, la eugenesis; la tercera tesis son las nuevas formas de estructurar el poder institucional bajo la égida de la cultura mediática. La cuarta tesis, tan perversa como las otras tres, es hacer creer como natural y moralmente válido la aporofobia.

Hagamos una brevísima conceptualización de las palabras que sirven de base en esta miscelánea:

Distopía:

 “…Es el término opuesto a utopía. Como tal, designa un tipo de mundo imaginario, recreado en la literatura o el cine, que se considera indeseable. La palabra distopía se forma con las raíces griegas δυσ (dys), que significa ‘malo’, y τόπος (tópos), que puede traducirse como ‘lugar…”

Eugenesia o eugenesis:

“…La palabra eugenesia designa al concepto de origen decimonónico, de obtener crías sanas, vigorosas y genéticamente bien dotadas con la finalidad de mejorar o perfeccionar la especie humana… La palabra γένεσις = génesis, que significaorigen‘, fuente’, según Homero (circa s…”

Mas medias o cultura mediática:

Las nociones de cultura de masas, más medias o simplemente industrias culturales, nos llevan a las diferentes representaciones y al discurso ideológico dominante que se fabrica desde los medios de comunicación masiva, en manos de un pequeño círculo de poder.

Cuando hablamos de cultura mediática, estamos referenciando una sociedad mediatizada.

Aporofobia:

“…El neologismo da nombre al miedo a los pobres y fue acuñado por la filósofa Adela Cortina. ¿Qué ver ahora? «Aporofobia«, el neologismo que da nombre al miedo, rechazo o aversión a los pobres, ha sido elegida palabra del año 2017 por la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia Efe y BBVA…”

Bajo el peso de estas cuatro tesis, la construcción patriótica, debe renunciarse como tal. La desnacionalización se convierte en un valor y los antivalores como la elusión, la evasión, la destrucción del Estado Social de Derecho, el robo, la corrupción, forman parte del nuevo status quo de las clases dominantes, son parte formal de la lógica empresarial en esta nueva distopía.

Nos roban la esperanza, nos conducen al suicidio colectivo, eliminan las fronteras del Estado Nacional, transnacionalizan la cultura. Crean una memoria colectiva fragmentada o inventada. Fomentan la xenofobia, la discriminación y alimentan los nuevos proyectos supremacistas. El rechazo a los pobres, supera en mucho aquel viejo concepto del malinchismo. Se desprecia al extranjero migrante., no así al extranjero de ojos azules, que exhibe su colección de tarjetas de crédito, con acento alemán, belga, sueco, libanés, gringo, etc.

Para el Club de Bildeberg los viejos constituimos un gran desequilibrio en este mundo. Consumimos grandes sumas en atención médica y escandalosas masas de capital en lujosas pensiones, al amparo de una cultura del ocio e improductiva. Concluyen, pues, que el costo millonario por pago de onerosas jubilaciones, es un contrasentido para la lógica de producción del sistema capitalista. En esta lectura deshumanizada, Bill Gate manifiesta que, tres meses de un anciano enfermo grave, incide negativamente en la contratación de varios profesores universitarios. Así, entonces, la salud se ve como una mercancía más y si desajusta la regla de la ganancia, se convierte en un obstáculo para las aspiraciones de maximizar las cuantiosas sumas de capital.

En el rigor metodológico de sus tesis, esta población satura las camas de los hospitales. Por eso, sin ningún reparo, que atisbe algo de lo humano, sostienen que para darle viabilidad al sistema capitalista actual, es urgente la disminución estructural y sostenida de la población adulta mayor, de los pobres y de otros sectores, como el lumpen proletario y los migrantes; principalmente, señalan como población meta, a la que está ubicada en el hemisferio sur.

Tienen como una cifra (perversa) estadísticamente hablando, que en este momento histórico, un aproximado de un 75% de la población debe morir.

Como parte de su narrativa, el Club de los 300 alimenta la idea de que el mundo contemporáneo, debe tener absolutamente claro de que existen razas inferiores de hombres y mujeres que contaminan el mundo y, consecuentemente, debilitan la rentabilidad del capital.

Para sus ideólogos, el mundo de hoy debe tener como práctica social, la eugenesis. Apuestan a grandes campañas publicitarias para inducir al mundo a que se legalice el aborto, contradiciendo las tesis de su aliado, el Vaticano y confrontando así mismo a algunos grupos feministas que no apoyan ese planteamiento. El aborto masivo en este discurso, tiene dos objetivos básicos. En primer lugar como una forma de exterminación y en segundo lugar avanzar en las prácticas masivas de esterilización de la población. Pero más dramático que lo anterior, es la forma en que la concentración y centralización del capital, conduce a la muerte de millones de seres humanos por hambre, con dramáticas cifras de desnutrición de niñas y niños a nivel mundial.

Una lectura más en el marco de la eugenesia es la política sostenida de inocular virus mortales en grupos de población sensible. Ataques sostenidos con guerras bacteriológicas. Planificados escenarios que llevan al etnocidio y políticas guerreristas cuyo objetivo es exterminar masivamente con poblaciones enteras, con prácticas de un genocidio planificado.

El caso más reciente, el asesinato de George Floyd, es solo una punta del iceberg, que nos deja al descubierto la infinidad de maneras de matar a las personas negras, se asume como una práctica natural que, “las vidas de las personas negras no importan”, como tampoco importaría el genocidio de los pueblos ancestrales.

Así, ante el corona virus o SARS-Co- V2 (COVID-19), se esconden su segunda tesis “…las personas negras tienen 3,5 veces más posibilidades de morir que las blancas y las latinas dos veces más de sucumbir al virus. Puede que nunca se conozcan las proporciones reales de personas muertas ya que según el estudio de Yale, casi la mitad de los estados no rastrea la raza y el origen étnico de las personas muertas durante la pandemia y los que lo hacen no tienen en cuenta las diferencias de edad entre los grupos de población”.

Obviamente las pandemias pasan, con sus profundas consecuencias estructurales en nuestras debilitadas economías, lo que queda, sin embargo, es el sello indeleble del sistema capitalista salvaje y neoliberal rampante, que produce sostenidamente más muertes por hambre y negación al acceso de trabajo, que todas las muertes que pudiéramos sumar producto del COVID-19.

Nihilismo absoluto. De ninguna manera. Mientras podamos seguir creyendo en la gran reserva moral del pueblo, podemos seguir construyendo nuestra utopía, el proyecto alternativo y contestatario contra las tesis del Club de los 300.

Estamos en capacidad de adivinar bajo la lucha de clases, las acciones previsibles del sistema capitalista. Es en las manos de la clase trabajadora en donde descansa la riqueza, no es en las formas obcecadas de explotación del hombre por el hombre de la mujer por la mujer.

San José, Costa Rica, 22 de julio de 2020