Skip to main content

Etiqueta: acumulación de la riqueza

En el poder político… el traje se lleva por dentro

Lic. Javier Francisco Cambronero Arguedas
Educador

En 1918 por primera vez vio la luz la novela El Árbol Enfermo, de Carlos Gagini. Exquisito escrito costarricense, que a través de la metáfora pone de manifiesto la enfermedad de una sociedad y una patria que poco a poco va trastocando sus valores tradicionales y diluyendo su identidad. Finalmente, el árbol cae y aplasta a uno de los personajes de la obra. Y se muestra la muerte como uno de los caminos inexorables e irreductibles de la enfermedad. Desde el ámbito cívico o pedagógico, podríamos plantearnos: ¿Qué entendemos como patria y cómo se manifiesta nuestro amor, fidelidad y vocación hacia ella? Muchos hemos entendido que a la Patria se le sirve, que representa mucho de lo que nos une y nos permite reconocernos unos a otros, sea que hayamos nacido aquí y o quienes conviven con nosotros. De ella, de ninguna manera, y menos cuando se ostenta un puesto de poder o representación popular puede suponerse, que de ella… hay que servirse.

A todos nos toca, Honrar a nuestros antepasados, su memoria y su legado, sobre todo a esta generación. A través del amor al trabajo, de ser solidarios, honrados, agradecidos y dejarnos guiar por la razón y el estudio. Ambas, nunca serán malas compañeras de viaje.

Por ello, ejercer la función pública, sobre todo desde la máxima magistratura, implica tener agallas para enfrentar los retos que desentraña el futuro. Revestidos de fe, determinación, humildad y sabiduría, se asume una mejor posición para combatir las amenazas y los desafíos.

Tras doscientos años de recorrido democrático y civilista, el ejercicio del poder, como tal, no puede convertirse en un fin en sí mismo. Y Costa Rica en eso, no puede ni debe parecerse a otros países. Hay un mandato popular, y allí es el pueblo, el soberano, de manera que en las elecciones, se delega en un grupo de costarricenses y el proyecto político que nos han propuesto. Aquí la política no puede ser escenario para despropósitos, transformándola en vehículo para vanos y pérfidos proyectos personales, con infames y espurias motivaciones; para los demócratas el Estado debe ser concebido como medio para el cambio y transformación social, no como medio para instaurar prácticas insanas de acumulación de riqueza ni como escenario para expresar aquellas formas, sobran todas las formas feas, histriónicas y deprimentes, de cómo mostrar y ostentar el poder, en forma innecesaria e injustificada.

Desde la esfera política, entiéndase en el ejercicio del poder, algunos intentan hacer prevalecer por cualquier medio, sus intenciones; sin importar el atropello a la institucionalidad y de esa manera convertir a la mentira, la demagogia y el cinismo, en filosas espadas capaces de decapitar la verdad y a todo aquel que se interponga.

Siempre, siempre deben ser la unión y la concordia las que nos convoquen para construir, edificar y mirar hacia adelante. Sólo así podremos combatir la pobreza, la desigualdad y emprender la búsqueda del Bien Común.

La obsesión de poder y de perseguir inconfesables intereses económicos, son tan dañinos y mortales como el enquistamiento de parásitos hematófagos, en el organismo humano.

La infamia y la mentira revestidas de lindas palabras encontraron terreno fértil en aquellos sedientos de poder, que para nada comprendían la Política Con “P” mayúscula, como la ruta apropiada para la consolidación de un régimen democrático y republicano que descanse en las ideas y la ley, y no en la fuerza y la difamación; sobre todo cuando van dirigidas contra aquellos que osen pensar diferente.

Ocupamos acciones vigorosas, donde el presidente inspire, lidere; para poder sacar de la opacidad las riquezas amasadas por muy pocos, de manera que el manejo de cuentas, depósitos, ahorros y fondos, bien pudieran dinamizar nuestra economía, allí se ocupa arrojo, determinación y valentía. Persisten esas prácticas nada transparentes donde algunos mantienen fondos en dudosos y cuestionables paraísos fiscales, evaden impuestos, y exigen que el Estado cobre a pequeños empresarios y productores, a asalariados y a empleados públicos, pero no a ellos. Más aún la colusión de políticos y empresarios, pareciera ser saludada por la actual administración cuando se aplican y reforman leyes que permiten que muchas empresas costarricenses, sin recibir inversión extranjera pueden trasladarse del régimen tributario ordinario, al régimen de zonas francas y desde allí disfrutar de beneficios fiscales, diseñados y pensados para otros fines. Ahí encuentra el señor presidente un gran espacio para actuar, corregir y mejorar y dejarse de piruetas y gritos. El tiempo corre y el país demanda mayores acciones. Este grupo de malos costarricenses, son los mismos cuyo concepto de Patria se reduce a saludar la bandera y cantar el himno cuando gana la selección de futbol, si acaso; pero poco o nada quieren saber de justicia fiscal redistributiva y de dar a los que menos tienen, a través de los impuestos. Debo agregar además que el mundo fue testigo semanas atrás como un grupo de costarricenses –víctimas de la desesperanza- se suma también a las caravanas de migrantes centroamericanos en búsqueda de oportunidades hacia el norte. Oportunidades que desgraciadamente su propio país, la tierra que les vio nacer, no ha sido capaz de brindarlas en forma oportuna y decente. Es el tipo de preocupaciones que debe ocupar a un gobernante y mostrar sagacidad y estrategia

Debe de tener muy claro el Poder Ejecutivo y el Legislativo, que no hay cabida ni derecho a traicionar las formas democráticas para resolver nuestras diferencias.

Nunca aprobaremos una práctica parlamentaria y un ejercio del poder, distanciados de los más altos valores del civismo costarricense, la decencia, el decoro y la ética. Nunca estaremos en desacuerdo con aquellas formas de crear riqueza en forma legal, prosperidad y que generan empleo de calidad. La política debe de servir para eso. No debe ser para dar cabida al inmovilismo y evitar que el Estado y futura legislación se meta con aquellos y aquellas que protegen y promueven negocios turbios; a espaldas de las formas usuales, honestas y honradas, como hemos entendido, el fraguar riqueza habitualmente.

Como pueblo, debemos acometer con valentía los retos de la época, con gallardía y patriotismo. Nadie, nadie absolutamente está por encima de la nación.

Exabruptos presidenciales de estos días sólo son semejantes a la ignominia de un exministro de educación, de ingrata memoria, que cuando se le preguntó, no supo explicar en qué consistía la Anexión del Partido de Nicoya.

Ni la chabacanería ni la mediocridad son buenas consejeras.

El talante y fuste de quien ocupe la presidencia de la República, requiere de muchos atributos; por eso me permito humildemente aconsejar al presidente Chaves una serena y reposada lectura de El Gobernante y el Hombre, que data desde hace 80 años, extraordinaria obra que debe inspirar a todos quienes ocupen la primera magistratura. La niñez y juventud costarricenses se lo agradecerán.

“Deseo que el estado sea feliz por la paz,
 fuerte por la unión
 y que sus hijos corten cada día una espiga más
 y lloren una lagrima menos”.
 Juan Mora Fernández

 

Imagen ilustrativa, UCR.

¡Ya basta de monarquías!

Mag. José A. Amesty Rivera

Quedamos estupefactos, indignados, alarmados y sin creer, cuando por televisión, era transmitida a nivel mundial, la coronación del rey Carlos III en Londres.

Recordemos que, este increíble acto oficial británico obedece a la llamada Commonwealth, que es la organización, fundada en 1931, y creada por el Reino Unido, para tratar de dar continuidad territorial y política a aquellos territorios y países que habían tenido relación con el Imperio británico, pero sobre los que ya no tenían tanto poder.

Algunos países, conocidos como los reinos de la Commonwealth son actualmente: Antigua y Barbuda, Australia, las Bahamas, Belice, Canadá, Granada, Jamaica, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, las Islas Salomón, Tuvalu, el Reino Unido y, hasta hace poco, Barbados.

A su vez, quien lidera la Commonwealth, es el rey Carlos III del Reino Unido, cabeza de la organización, según los principios de la Mancomunidad, «símbolo de la libre asociación de sus miembros«.

Resulta igualmente asombroso que, según el profesor costarricense Juan Félix Montero Aguilar en su artículo: «Algún día el mundo quedará libre de monarquías«, señala que las «monarquías han dejado una estela de opresión en sus pueblos y súbditos y en particular de explotación, esclavitud, saqueo, masacres, genocidio en sus colonias y excolonias, con lo cual han alimentado su lujo y derroche».

Cuando observamos la coronación, nos indignamos ante tanto lujo y derroche como lo señala el profesor Montero Aguilar, y es lo que pretende este artículo, mostrar tanta riqueza, ante tanta necesidad en el mundo.

En la ceremonia suntuosa, por decir un mínimo adjetivo, por ejemplo, el carruaje donde fue paseado el coronado rey, según la BBC News Mundo, llamada «Carruaje del Jubileo de Diamante, la majestuosa carroza es de apariencia antigua, pero con comodidades modernas como calefacción, aire acondicionado, ventanillas eléctricas, suspensión hidráulica«.  

La Corona de San Eduardo, fue la colocada al rey durante la ceremonia, la estructura es de oro macizo, incrustada de rubíes, amatistas, zafiros, granates, topacios y gemas de turmalina.

La Silla de la Coronación es un trono, llamado El Trono de San Eduardo, con decoraciones bañadas en oro.

El primado de la Iglesia de Inglaterra, le puso a la reina Camila (esposa del rey Carlos III), la Corona de la reina María que fue hecha en 1911, para la abuela de la reina Isabel II. La Corona es de plata, cubierta por 2.200 diamantes, tres diamantes de estos, llamados de Cullinan fueron extraídos del diamante más grande del mundo.

Otro Carruaje de Estado de Oro, hecho en madera y bañado en oro.

Para no hacer tan extenso los privilegios, fortuna y otros, de la familia real británica, resumimos según el semanario The Sunday Times, incluyó a la reina Isabel II en su lista de las personas más ricas de Reino Unido con US$430 millones, mientras que la revista Forbes estimó su riqueza en US$500 millones.

También es difícil de calcular cuánto le cuesta la familia real al contribuyente inglés, la seguridad de la familia real, de la que normalmente se encarga la Policía Metropolitana.

David McClure, experto en la realeza y autor del libro «The Queen’s True Worth» (El verdadero valor de la reina), ha estimado que el costo del gobierno para proteger a la familia supera los US$100 millones anuales.

Sin embargo, otras organizaciones como Republic, que aboga por el republicanismo, estima que el costo total de la monarquía, tomando en cuenta los costos de seguridad, es de alrededor de 345 millones de libras esterlinas (casi US$400 millones).

Lo anterior es un derroche y una desfachatez de solo una familia monárquica, que se pavonea a nivel mundial por tv.

Mientras tanto, migrantes de varios países, no importa ahora de que país y de que huyen, con niñas y niños, pululan en las fronteras de varios países de América Latina y el mundo, con hambre, semi desnudos, sucios y sin ninguna garantía de poder salir adelante en otra nación.  

Datos más macroeconómicos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO, «entre 702 y 828 millones de personas enfrentaron hambre en 2021«.

Según la Fundación Acción contra el Hambre, cada día 24.000 personas mueren de hambre en el mundo. De ellas, 18.000 son niños y niñas de entre uno y cuatro años. Es decir, ocho de cada diez personas que pierden la vida por culpa del hambre son niños muy pequeños. Esta tragedia afecta especialmente a aquellos lugares que no tienen acceso a alimentos, agua potable, atención sanitaria y todos aquellos servicios básicos para una vida digna.

Así mismo, la escasez de alimentos es una de las principales causas del hambre en el mundo. La Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que entre 720 y 811 millones de personas sufrieron hambre en el año 2020.

Además, la ONU ofrece datos de cómo está repartido el hambre y la desnutrición en el mundo. Unos 282 millones de personas viven en África, 418 millones viven en Asia y 60 millones viven en América Latina y el Caribe.

Los datos son abrumadores y extensos, así como los datos del derroche de las monarquias. Por ello es indignante ver como se le da cobertura a nivel mundial a un acto tan cursi, tan vano y tan inverosímil, ante tanta necesidad en el mundo.

Es momento que desaparezca la monarquía, porque es imposible mantener este tipo de gobierno que se caracteriza por: ser un sistema político basado en el gobierno de una sola persona, es decir, que tiene poder absoluto. Tener un rey o reina que solo puede acceder al cargo de manera hereditaria. Tener un monarca que es símbolo de continuidad. Ser una única organización político-administrativa. Estar constituida por normas y mandatos retrógrados. Ser un reinado vitalicio, es decir, que gobierna el mismo linaje real de por vida, excepto que el sistema evolucione o sea derrocado.

Finalmente, se agrega a esta trama perversa, inhumana y sin sentido, lo que acertadamente señala el profesor Montero Aguilar, esta monarquía inglesa y las otras son toleradas por el capitalismo, «con tal que sean monarquías capitalistas«.

Porque el capitalismo, se basa en el máximo beneficio económico sin plantearse ningún límite. Y eso, en un mundo limitado, no es compatible. Cuando el fin es la rentabilidad económica, el bienestar social queda en segundo lugar. No hay capitalismo bueno o malo, siempre es malo en sentido objetivo, no moral, porque genera enfermedad y muerte.

En una sociedad capitalista, como la que vivimos, se centraliza en el desarrollo per se del individuo, defiende la propiedad privada, acumula riqueza y poder, desarrolla la tecnología y explota los recursos naturales. La proposición fundamental del capitalismo es, “vamos a hacer dinero”.

 

Imagen: https://letraslibres.com/

Un modelo excluyente y agotado. Parte II

Marco Soto Umaña

Es una verdad de Perogrullo que el modelo económico impuesto durante las últimas tres décadas es un modelo agotado y obsoleto, que únicamente ha tenido como función, concentrar aún más la dinámica económica en unas cuantas empresas, profundizando la apropiación y acumulación de la riqueza en pocas manos.

En dicho modelo económico, la participación de las micro, pequeñas y medianas empresas, así como la producción de pequeños agricultores, campesinos, es marginal, hemos sido excluidos de dicho modelo, algunos solamente somos sobrevivientes y a duras penas.

Representamos el 90% en el mercado local, en la economía interna, y la participación en el sector exportador también con un peso importante, a pesar de eso, las micro y pequeñas empresas tienen una ínfima participación en el total de exportaciones.

Por otro lado, las políticas globalizadoras, reducción de aranceles, etc., vía discurso de las “ventajas comparativas”, han priorizado los bienes importados, marginando la producción local de alimentos, destruyendo nuestra capacidad de producción básica, ejemplo, totalmente la producción de maíz, parcialmente la de frijol, para beneficio de intereses de sectores importadores

Nos han vendido un cuento, una estafa, achacándole al Estado los problemas de nuestra sobrevivencia, que la tramitología, que las mal llamadas cargas sociales, que la burocracia, que el tamaño del Estado, etc., siendo como se mencionó, que es en la esencia misma del modelo económico excluyente el origen de nuestros problemas y de nuestras posibilidades de existencia.

Ya en la pasada crisis, muchos micro, pequeños y medianos empresarios desaparecieron, otros perdimos nuestros más valiosos activos, pequeños agricultores y campesinos, perdieron su más valioso recurso de vida, su tierra y, en general, para otros, a pesar de haber sobrevivido, fuimos golpeados y muy duramente, todavía hoy cargamos con la resaca de esa crisis.

Hoy, nos enfrentamos a otra nueva crisis que, como se proyecta, es de carácter global, y pone en entre dicho, toda esa estafa ideológica, un modelo privatizador, globalizante y concentrador de la riqueza, una crisis aún más profunda que la vivida hace unos años, una crisis que por sus características, definitivamente terminará de hundir en el desempleo y la pobreza a miles de costarricenses, con la desaparición de cientos de micro, pequeños,  medianos empresarios, campesinos y pequeños productores en el agro.

Desde la respuesta gubernamental la cosa no pinta mejor, todo apunta a que los que históricamente han gobernado, los intereses de las grandes corporaciones, financieros y transnacionales, buscan, a través del Ejecutivo y el Legislativo, aprovecharse de la crisis, cargar sobre las espaldas del pueblo trabajador, privado y público, manteniendo intocables sus propios intereses, sus cuentas en paraísos fiscales, sus ganancias, y, profundizando aún más ese injusto y antidemocrático modelo privatizador.

Seamos claros, la sociedad y la economía como parte de esta,  dependen total y absolutamente de la capacidad adquisitiva de la población, es por eso verdaderamente lamentable, cómo sectores trabajadores, micro, pequeños y medianos empresarios se pliegan al discurso, aplaudiendo el ataque frontal y oportunista contra el sector público trabajador, pretendiendo que este se equipare a las lamentables y precarias condiciones del sector privado, como si llevar a todos a la pobreza, implicaría una mejora a nuestra propia existencia como empresarios, viviendo la falsa ilusión de que empobreciendo al país, vía discurso del “déficit”, “tamaño del Estado”, etc., podría venir a mejorar nuestra propia calidad de vida.

En suma, como empresarios debemos tomar conciencia de que No somos parte de la élite empresarial, cuyo modelo económico atenta contra nuestra propia existencia, que como sector económico debemos tomar una posición más clara, aunar esfuerzos por construir un sistema económico que NOS INCLUYA a todos y todas, empresarios, campesinos y trabajadores, debemos hacernos oír, porque todos somos parte de un conglomerado social, interdependientes unos de otros, debemos EXIGIR un cambio de modelo, ampliar y profundizar nuestra DEMOCRACIA en el sentido amplio de la palabra, nuestra economía es urgente, es indispensable que para que podamos sobrellevar la crisis, sea DEMOCRATIZADA.

Ver la Parte I en el siguiente enlace: https://wp.me/p6rfbZ-bjP