Skip to main content

Etiqueta: Día Mundial del Corazón

Día Mundial del Corazón – Rehabilitación Cardíaca

Dra. Sofía Chaverri Flores
Especialista en Medicina Física y Rehabilitación
Invitada de ACANAMED

La enfermedad cardiovascular, en especial la cardiopatía isquémica, constituye la principal causa de mortalidad a nivel mundial, así como a nivel nacional. De igual manera, estas patologías presentan un alto índice de morbilidad que pueden llevar a las personas a una situación de discapacidad, con alteraciones en su capacidad funcional y en su calidad de vida.

Es por ello, que es indispensable crear programas de prevención secundaria, como lo son los Programa de Rehabilitación Cardíaca, con el fin de brindar una atención integral y especializada por parte de un equipo interdisciplinario de trabajo, para optimizar el estado funcional del usuario cardiópata, atacando los factores de riesgo cardiovascular y así, disminuir la incidencia de nuevos eventos coronarios, lo cual puede conllevar a reinternamientos y reintervenciones quirúrgicas.

La Organización Mundial de la Salud, ha definido a las Unidades de Rehabilitación Cardíaca como el conjunto de medidas que persiguen la recuperación y readaptación del individuo que padece o ha padecido alguna enfermedad cardíaca, hasta conseguir los niveles óptimos en los aspectos físico, psicológico, social y laboral. Por lo tanto, estos programas tienen como objetivo fundamental ayudar a los pacientes a recuperar su forma de vida, dándole herramientas necesarias para alcanzar un nivel de independencia que le permita reintegrarse como miembro productivo a la comunidad, así como promover medidas que busquen prevenir la discapacidad o, adaptarse a las limitaciones impuestas por su enfermedad.

La Rehabilitación Cardíaca se considera una intervención costo-efectiva, ya que mejora el pronóstico al reducir el número de hospitalizaciones sucesivas y los gastos sanitarios, a la vez que prolonga la vida. Abarca múltiples componentes como lo son la prescripción del ejercicio físico, el optimizar los niveles de actividad física diaria y prevenir el comportamiento sedentario. Así mismo, también se basa en otros pilares fundamentales para gozar de una buena salud: el control de factores de riesgo, el cese del tabaquismo, una alimentación saludable, un descanso reparador, el control del estrés y una gestión adecuada de las emociones, así como el ámbito social y laboral del individuo.

El Programa de Rehabilitación Cardíaca se divide en III fases, comenzando con la fase I durante la hospitalización. Inicia a las 24 a 48 horas del después del evento, procedimiento o cirugía cardíaca, ya sea en la Unidad de Cuidados Intensivos o en el salón. Su objetivo es prevenir los efectos de la inmovilización sobre el sistema cardiovascular y muscular, trabajando con ejercicios de baja intensidad. Además, sirve para monitorizar al paciente mientras realiza el ejercicio físico, para así asegurar un egreso seguro a casa. Como en todas las fases, esta fase tiene un fuerte componente educativo y su duración es variable, en general tiene una duración de tres a doce días y depende de la condición médica, del riesgo residual, de la capacidad funcional y de los progresos obtenidos del paciente. La fase II es ambulatoria, pero debe de ser supervisada y tiene una duración de 8 a 12 semanas. Por último, la fase III o fase de mantenimiento, se desarrolla en la comunidad y es supervisada ya sea por profesionales de la salud fuera del ámbito hospitalario o con grupos organizados. El objetivo principal de esta etapa es estimular la continuidad en la realización del ejercicio físico y sus nuevos hábitos de vida.

Día Mundial del Corazón – 29 de septiembre

Todos a cuidar nuestros corazones

Dr. Oswaldo Gutiérrez Sotelo
Especialista en Cardiología y Electrofisiología
Miembro de Número de ACANAMED

Las enfermedades del corazón todavía siguen siendo, en la mayoría de los países, la principal causa de muerte en el mundo; además, significan un costo económico para los sistemas de salud que cada sociedad tiene que asumir, incluyendo la ausencia laboral y la discapacidad resultante.

En la mayoría de las personas afectadas por cardiopatías, subyacen “factores de riesgo”, tales como la hipertensión, la diabetes, el colesterol elevado, el hábito de fumar y la obesidad, los cuales tienen un substrato genético sobre el que se agregan factores ambientales, que determinan la edad de aparición clínica de estas condiciones, así como su evolución.

Desde la aparición y uso a gran escala de los betabloqueadores (años 50s), las unidades de cuidados coronarios (60s), las estatinas (80s), los inhibidores de la angiotensina (90s) y las intervenciones con catéter en las arterias coronarias (90s), el tratamiento efectivo de estos factores de riesgo y de las obstrucciones coronarias ha experimentado una reducción espectacular de la mortalidad relacionada a estas condiciones; a tal punto que, en algunos países desarrollados, pasaron a ser la segunda causa de muerte, después del cáncer.

A pesar de que estas terapias e intervenciones han pasado el tamiz de la evidencia clínica contundente, así como el de su seguridad, estas enfermedades son cada vez más frecuentes y afectan a grupos de edad cada vez menor. ¿A qué se debe este incremento, a pesar de que existan todas estas terapias y adelantos científicos? Hoy adolecemos de situaciones que no existían en décadas pasadas: el sedentarismo, la comida rápida, el estrés -laboral, económico o familiar-, el uso de sustancias ilícitas y la contaminación ambiental.

En tal sentido, es menester implementar medidas preventivas, tanto a nivel familiar como social. Es imprescindible fomentar, desde temprana edad, una nutrición balanceada y saludable, realizar ejercicio físico en forma regular, de acuerdo a la edad y a enfermedades subyacentes; evitar el sedentarismo, en especial, en los jóvenes, muy dados a navegar con el teléfono inteligente o a jugar en línea por períodos prolongados; y, en especial, aprender a lidiar con el estrés, manifestado en formas tan distintas como el matonismo escolar, la malas relaciones interpersonales a nivel familiar o laboral, la sobrecarga de trabajo o el sobreendeudamiento. Es necesario implementar programas educativos en los que se incluya conocimientos prácticos nutricionales, acerca de actividad física sana y de los riesgos relacionados al sobrepeso o al uso recreativo de humo de tabaco -incluyendo el “vapeo”- y de sustancias ilícitas psicotrópicas.

Las proyecciones de crecimiento de la industria farmacéutica y de dispositivos cardiacos implantables (tales como los stents coronarios, los marcapasos y muchos otros) para la siguientes décadas es exponencial; debemos tomar consciencia de esta realidad y poner manos a la obra. Nuestros corazones agradecerán las acciones preventivas que tomemos para fomentar su cuidado y bienestar.

Día Mundial del Corazón – Todos a cuidar nuestros corazones

Dr. Oswaldo Gutiérrez Sotelo
Especialista en Cardiología y Electrofisiología
Miembro de Número de ACANAMED

Las enfermedades del corazón todavía siguen siendo, en la mayoría de los países, la principal causa de muerte en el mundo; además, significan un costo económico para los sistemas de salud que cada sociedad tiene que asumir, incluyendo la ausencia laboral y la discapacidad resultante.

En la mayoría de las personas afectadas por cardiopatías, subyacen “factores de riesgo”, tales como la hipertensión, la diabetes, el colesterol elevado, el hábito de fumar y la obesidad, los cuales tienen un substrato genético sobre el que se agregan factores ambientales, que determinan la edad de aparición clínica de estas condiciones, así como su evolución.

Desde la aparición y uso a gran escala de los betabloqueadores (años 50s), las unidades de cuidados coronarios (60s), las estatinas (80s), los inhibidores de la angiotensina (90s) y las intervenciones con catéter en las arterias coronarias (90s), el tratamiento efectivo de estos factores de riesgo y de las obstrucciones coronarias ha experimentado una reducción espectacular de la mortalidad relacionada a estas condiciones; a tal punto que, en algunos países desarrollados, pasaron a ser la segunda causa de muerte, después del cáncer.

A pesar de que estas terapias e intervenciones han pasado el tamiz de la evidencia clínica contundente, así como el de su seguridad, estas enfermedades son cada vez más frecuentes y afectan a grupos de edad cada vez menor. ¿A qué se debe este incremento, a pesar de que existan todas estas terapias y adelantos científicos? Hoy adolecemos de situaciones que no existían en décadas pasadas: el sedentarismo, la comida rápida, el estrés -laboral, económico o familiar-, el uso de sustancias ilícitas y la contaminación ambiental.

En tal sentido, es menester implementar medidas preventivas, tanto a nivel familiar como social. Es imprescindible fomentar, desde temprana edad, una nutrición balanceada y saludable, realizar ejercicio físico en forma regular, de acuerdo a la edad y a enfermedades subyacentes; evitar el sedentarismo, en especial, en los jóvenes, muy dados a navegar con el teléfono inteligente o a jugar en línea por períodos prolongados; y, en especial, aprender a lidiar con el estrés, manifestado en formas tan distintas como el matonismo escolar, la malas relaciones interpersonales a nivel familiar o laboral, la sobrecarga de trabajo o el sobreendeudamiento. Es necesario implementar programas educativos en los que se incluya conocimientos prácticos nutricionales, acerca de actividad física sana y de los riesgos relacionados al sobrepeso o al uso recreativo de humo de tabaco -incluyendo el “vapeo”- y de sustancias ilícitas psicotrópicas.

Las proyecciones de crecimiento de la industria farmacéutica y de dispositivos cardiacos implantables (tales como los stents coronarios, los marcapasos y muchos otros) para las siguientes décadas es exponencial; debemos tomar consciencia de esta realidad y poner manos a la obra. Nuestros corazones agradecerán las acciones preventivas que tomemos para fomentar su cuidado y bienestar.

Ejercicio

Dieta saludable

Evitar el sedentarismo

Evitar vicios

Día Mundial del Corazón – Rehabilitación Cardíaca

Dra. Sofía Chaverri Flores
Especialista en Medicina Física y Rehabilitación
Invitada de ACANAMED

La enfermedad cardiovascular, en especial la cardiopatía isquémica, constituye la principal causa de mortalidad a nivel mundial, así como a nivel nacional. De igual manera, estas patologías presentan un alto índice de morbilidad que pueden llevar a las personas a una situación de discapacidad, con alteraciones en su capacidad funcional y en su calidad de vida.

Es por ello, que es indispensable crear programas de prevención secundaria, como lo son los Programa de Rehabilitación Cardiaca, con el fin de brindar una atención integral y especializada por parte de un equipo interdisciplinario de trabajo, para optimizar el estado funcional del usuario cardiópata, atacando los factores de riesgo cardiovascular y así, disminuir la incidencia de nuevos eventos coronarios, lo cual puede conllevar a reinternamientos y reintervenciones quirúrgicas.

La Organización Mundial de la Salud, ha definido a las Unidades de Rehabilitación Cardiaca como el conjunto de medidas que persiguen la recuperación y readaptación del individuo que padece o ha padecido alguna enfermedad cardiaca, hasta conseguir los niveles óptimos en los aspectos físico, psicológico, social y laboral. Por lo tanto, estos programas tienen como objetivo fundamental ayudar a los pacientes a recuperar su forma de vida, dándole herramientas necesarias para alcanzar un nivel de independencia que le permita reintegrarse como miembro productivo a la comunidad, así como promover medidas que busquen prevenir la discapacidad o, adaptarse a las limitaciones impuestas por su enfermedad.

La Rehabilitación Cardiaca se considera una intervención costo-efectiva, ya que mejora el pronóstico al reducir el número de hospitalizaciones sucesivas y los gastos sanitarios, a la vez que prolonga la vida. Abarca múltiples componentes como lo son la prescripción del ejercicio físico, el optimizar los niveles de actividad física diaria y prevenir el comportamiento sedentario. Así mismo, también se basa en otros pilares fundamentales para gozar de una buena salud: el control de factores de riesgo, el cese del tabaquismo, una alimentación saludable, un descanso reparador, el control del estrés y una gestión adecuada de las emociones, así como el ámbito social y laboral del individuo.

El Programa de Rehabilitación Cardiaca se divide en III fases, comenzando con la fase I durante la hospitalización. Inicia a las 24 a 48 horas del después del evento, procedimiento o cirugía cardiaca, ya sea en la Unidad de Cuidados Intensivos o en el salón. Su objetivo es prevenir los efectos de la inmovilización sobre el sistema cardiovascular y muscular, trabajando con ejercicios de baja intensidad. Además, sirve para monitorizar al paciente mientras realiza el ejercicio físico, para así asegurar un egreso seguro a casa. Como en todas las fases, esta fase tiene un fuerte componente educativo y su duración es variable, en general tiene una duración de tres a doce días y depende de la condición médica, del riesgo residual, de la capacidad funcional y de los progresos obtenidos del paciente.  La fase II es ambulatoria, pero debe de ser supervisada y tiene una duración de 8 a 12 semanas. Por último, la fase III o fase de mantenimiento, se desarrolla en la comunidad y es supervisada ya sea por profesionales de la salud fuera del ámbito hospitalario o con grupos organizados. El objetivo principal de esta etapa es estimular la continuidad en la realización del ejercicio físico y sus nuevos hábitos de vida.

Día Mundial del Corazón. Rehabilitación Cardíaca

Dra. Sofía Chaverri Flores
Especialista en Medicina Física y Rehabilitación
Invitada de ACANAMED

La enfermedad cardiovascular, en especial la cardiopatía isquémica, constituye la principal causa de mortalidad a nivel mundial, así como a nivel nacional. De igual manera, estas patologías presentan un alto índice de morbilidad que pueden llevar a las personas a una situación de discapacidad, con alteraciones en su capacidad funcional y en su calidad de vida.

Es por ello, que es indispensable crear programas de prevención secundaria, como lo son los Programa de Rehabilitación Cardiaca, con el fin de brindar una atención integral y especializada por parte de un equipo interdisciplinario de trabajo, para optimizar el estado funcional del usuario cardiópata, atacando los factores de riesgo cardiovascular y así, disminuir la incidencia de nuevos eventos coronarios, lo cual puede conllevar a reinternamientos y reintervenciones quirúrgicas.

La Organización Mundial de la Salud, ha definido a las Unidades de Rehabilitación Cardiaca como el conjunto de medidas que persiguen la recuperación y readaptación del individuo que padece o ha padecido alguna enfermedad cardiaca, hasta conseguir los niveles óptimos en los aspectos físico, psicológico, social y laboral. Por lo tanto, estos programas tienen como objetivo fundamental ayudar a los pacientes a recuperar su forma de vida, dándole herramientas necesarias para alcanzar un nivel de independencia que le permita reintegrarse como miembro productivo a la comunidad, así como promover medidas que busquen prevenir la discapacidad o, adaptarse a las limitaciones impuestas por su enfermedad.

La Rehabilitación Cardiaca se considera una intervención costo-efectiva, ya que mejora el pronóstico al reducir el número de hospitalizaciones sucesivas y los gastos sanitarios, a la vez que prolonga la vida. Abarca múltiples componentes como lo son la prescripción del ejercicio físico, el optimizar los niveles de actividad física diaria y prevenir el comportamiento sedentario. Así mismo, también se basa en otros pilares fundamentales para gozar de una buena salud: el control de factores de riesgo, el cese del tabaquismo, una alimentación saludable, un descanso reparador, el control del estrés y una gestión adecuada de las emociones, así como el ámbito social y laboral del individuo.

El Programa de Rehabilitación Cardiaca se divide en III fases, comenzando con la fase I durante la hospitalización. Inicia a las 24 a 48 horas del después del evento, procedimiento o cirugía cardiaca, ya sea en la Unidad de Cuidados Intensivos o en el salón. Su objetivo es prevenir los efectos de la inmovilización sobre el sistema cardiovascular y muscular, trabajando con ejercicios de baja intensidad. Además, sirve para monitorizar al paciente mientras realiza el ejercicio físico, para así asegurar un egreso seguro a casa. Como en todas las fases, esta fase tiene un fuerte componente educativo y su duración es variable, en general tiene una duración de tres a doce días y depende de la condición médica, del riesgo residual, de la capacidad funcional y de los progresos obtenidos del paciente.  La fase II es ambulatoria, pero debe de ser supervisada y tiene una duración de 8 a 12 semanas. Por último, la fase III o fase de mantenimiento, se desarrolla en la comunidad y es supervisada ya sea por profesionales de la salud fuera del ámbito hospitalario o con grupos organizados. El objetivo principal de esta etapa es estimular la continuidad en la realización del ejercicio físico y sus nuevos hábitos de vida.

Todos a cuidar nuestros corazones

Día Mundial del Corazón

Dr. Oswaldo Gutiérrez Sotelo
Especialista en Cardiología y Electrofisiología
Miembro de Número de ACANAMED

Las enfermedades del corazón todavía siguen siendo, en la mayoría de los países, la principal causa de muerte en el mundo; además, significan un costo económico para los sistemas de salud que cada sociedad tiene que asumir, incluyendo la ausencia laboral y la discapacidad resultante.

En la mayoría de las personas afectadas por cardiopatías, subyacen “factores de riesgo”, tales como la hipertensión, la diabetes, el colesterol elevado, el hábito de fumar y la obesidad, los cuales tienen un substrato genético sobre el que se agregan factores ambientales, que determinan la edad de aparición clínica de estas condiciones, así como su evolución.

Desde la aparición y uso a gran escala de los betabloqueadores (años 50s), las unidades de cuidados coronarios (60s), las estatinas (80s), los inhibidores de la angiotensina (90s) y las intervenciones con catéter en las arterias coronarias (90s), el tratamiento efectivo de estos factores de riesgo y de las obstrucciones coronarias ha experimentado una reducción espectacular de la mortalidad relacionada a estas condiciones; a tal punto que, en algunos países desarrollados, pasaron a ser la segunda causa de muerte, después del cáncer.

A pesar de que estas terapias e intervenciones han pasado el tamiz de la evidencia clínica contundente, así como el de su seguridad, estas enfermedades son cada vez más frecuentes y afectan a grupos de edad cada vez menor. ¿A qué se debe este incremento, a pesar de que existan todas estas terapias y adelantos científicos? Hoy adolecemos de situaciones que no existían en décadas pasadas: el sedentarismo, la comida rápida, el estrés -laboral, económico o familiar-, el uso de sustancias ilícitas y la contaminación ambiental.

En tal sentido, es menester implementar medidas preventivas, tanto a nivel familiar como social. Es imprescindible fomentar, desde temprana edad, una nutrición balanceada y saludable, realizar ejercicio físico en forma regular, de acuerdo a la edad y a enfermedades subyacentes; evitar el sedentarismo, en especial, en los jóvenes, muy dados a navegar con el teléfono inteligente o a jugar en línea por períodos prolongados; y, en especial, aprender a lidiar con el estrés, manifestado en formas tan distintas como el matonismo escolar, la malas relaciones interpersonales a nivel familiar o laboral, la sobrecarga de trabajo o el sobreendeudamiento. Es necesario implementar programas educativos en los que se incluya conocimientos prácticos nutricionales, acerca de actividad física sana y de los riesgos relacionados al sobrepeso o al uso recreativo de humo de tabaco -incluyendo el “vapeo”- y de sustancias ilícitas psicotrópicas.

Las proyecciones de crecimiento de la industria farmacéutica y de dispositivos cardiacos implantables (tales como los stents coronarios, los marcapasos y muchos otros) para las siguientes décadas es exponencial; debemos tomar consciencia de esta realidad y poner manos a la obra. Nuestros corazones agradecerán las acciones preventivas que tomemos para fomentar su cuidado y bienestar.