Skip to main content

Etiqueta: EDECA-UNA

Cambios al pago por servicios ambientales perjudica a mayoría de personas beneficiarias en el país 

Propuesta elimina la figura del regente forestal y amplía funciones de los profesionales del sector, lo cual traería el aumento de sus honorarios a costa del productor. Asimismo, la disminución en el incentivo provocaría que la ganadería y producción extensiva sean más atractivas para las familias que producen en pequeña escala, lo que pone en peligro la conservación de los bosques. El Colegio de Agrónomos y Forestales afirma que los cambios son inconstitucionales.

Recientemente, el Gobierno de la República planteó una reforma a los artículos 38, 39, 40, 47 y 63 y adición del Capítulo Décimo Noveno del Reglamento a la Ley Forestal, Decreto Ejecutivo N° 25721-MINAE y sus reformas del 17 de octubre de 1996, publicado en el Diario Oficial La Gaceta N° 16 del 23 de enero de 1997”. ¿Benefician estos cambios a la conservación de los bosques?

El pasado 6 de junio, el Instituto de Investigación y Servicios Forestales (Inisefor-UNA), la Escuela de Ciencias Ambientales (Edeca-UNA) y la Asociación de Ingenieros Forestales Pro-Manejo de los Recursos Naturales (Ucifor) organizaron un foro en la Universidad Nacional para analizar los cambios propuestos por el Gobierno al Programa de Pago por Servicios Ambientales (PPSA).

Xinia Brenes, presidenta de la Asociación de Ingenieros Forestales Pro-Manejo de los Recursos Naturales (Ucifor), indicó que eliminar la figura de regente forestal dentro del Programa de Pagos por Servicios Ambientales (PPSA) impide una certificación adecuada de la permanencia del bosque. “No es lo mismo una comprobación satelital versus la comprobación, al menos anual, que se realiza directamente en el campo”.

Asimismo, Brenes afirmó que el artículo 122, aumenta las labores que realiza el profesional forestal, lo que conlleva a un aumento de sus honorarios y por ende a los costos del productor, al mismo tiempo que el Estado reduce el monto pagado por hectárea por los servicios ambientales que brindan los bosques.

Además, explicó que la propuesta pretende aumentar el tamaño mínimo de las fincas de 300 a 500 ha, “algo cuestionable considerando que las estadísticas de Fonafifo estiman que alrededor del 70% de las fincas que actualmente están adscritas al programa, tienen 40 o menos hectáreas”.

También indicó que los pagos conjuntos adicionales por los conceptos de “biodiversidad plus” y por “importancia para el recurso hídrico”, estarían limitados a menos del 5% de las posibles personas beneficiarias, lo que significa un pago de 21.000 colones por hectárea para alrededor del 80% de ellas, un monto no solo menor al actual, sino que insuficiente para competir con la presión que generan otras actividades productivas que compiten con la protección del recurso forestal.

Michael Garro, fiscal del Colegio de Agrónomos y Forestales, reiteró que la regencia forestal, “está más que comprobada como mecanismo para asegurar la permanencia del bosque, un elemento clave en el reconocido éxito internacional del PPSA. En los últimos años, el 72% de los contratos por conservación lo gestionan los regentes, quienes no solamente tienen fe pública para certificar tanto el buen uso de los fondos estatales y la permanencia del bosque, sino además son asesores que permiten a familias en zonas rurales tomar mejores decisiones sobre el uso sostenible de los recursos naturales”.

El fiscal añadió que en años recientes el programa registró en promedio 70 000 hectáreas bajo protección y duda que Fonafifo sea capaz de gestionar adecuadamente un aumento a 182 000 hectáreas el presente año según pretende el cambio de normativa. Finalmente, agregó que el Colegio —en su análisis legal— llegó a la conclusión que dichas modificaciones a la normativa riñen con la legislación vigente porque intenta modificar un reglamento que es competencia profesional del Colegio, transgrede principios ya establecidos en tratados internacionales, y además sería inconstitucional al violentar el principio de no regresión en material ambiental.

Protagonistas

El alcalde y dirigente comunal de Puerto Jiménez, Enrique Segnini, fue vehemente en decir que los verdaderos protectores del bosque son los miles de campesinos que trabajan la tierra en condiciones limitadas pero que protegen el bosque. “Ellos serían los perdedores con estos cambios”.

Mario Piedra, director ejecutivo de la Fundación para el Desarrollo de la Cordillera Volcánica Central (Fundecor), fue enfático en indicar que las personas productoras a pequeña escala —que son la mayoría de quienes se benefician con los pagos por servicios ambientales— son los guardianes del bosque, y mostrando datos desarrollados recientemente desde el Conare, argumentó que esta modificación al PPSA lo que hace es exacerbar la matriz de riesgo del recurso forestal ya que le resta valor al bosque, haciéndolo menos competitivo en comparación con usos alternativos de la tierra como la ganadería o la piña, actividades que añaden presión al bosque.

Para Piedra, la regencia forestal da la seguridad jurídica necesaria para poder comercializar internacionalmente servicios ambientales o ecosistémicos, algo esencial a futuro considerando las restricciones presupuestarias que tendrá el programa al depender mayoritariamente del impuesto a los hidrocarburos.

Los empresarios forestales manifestaron su preocupación ante la posibilidad de que los cambios a la normativa generen mayores cuellos de botella en trámites que deberían ser simplificados. “Con frecuencia se crea normativa, pero poco se evalúa su efectividad. Estamos en un momento histórico para revisar lo que realizamos en las últimas décadas en el sector forestal y proponer conjuntamente cómo mejorarlo”, sostiene Natalia Chacón, directora ejecutiva de la Cámara Forestal, Madera e Industria, quien además coincidió, en que la regencia es más que solo una verificación, sino que además es una necesaria asesoría al productor.

En este punto también concordó Jiri Spendlingwimmer, presidente de la Federación Costarricense para la Conservación (Fecon), quien compartió la experiencia de cómo por medio de la asesoría de un regente forestal, en la zona de Osa, una comunidad de 800 personas logró crear el Refugio de Vida Silvestre Longo Mai, utilizando los impuestos verdes pagados por la sociedad para el aseguramiento de la provisión de servicios ambientales provenientes del bosque.

Para ellos, de acuerdo con Spendlingwimmer, está claro que, si no hay pagos, el bosque pierde valor y la amenaza de deforestación es inminente. Señaló al actual Gobierno por querer seguir al pie de la letra la receta de entes financieros internacionales que se enfocan en modelos de mercado y descuidan la inversión social en salud, educación y ambiente.

Voz estudiantil

Representantes estudiantiles de la Universidad Nacional y el Instituto Tecnológico de Costa Rica, mostraron su preocupación por los cambios propuestos. La limitación a opciones de empleo si se elimina la figura de regente, el insuficiente pago propuesto, el cual dejaría de ser un incentivo a la conservación del bosque, y la duda ante la capacidad del Estado para fiscalizar por sí mismo los contratos, fueron algunas de las menciones realizadas por Hillary Jara.

Por su parte, Kendall Gamboa indicó que “para conservar el bosque no es solo decir Costa Rica pura vida”, sino que se requiere de verdaderos incentivos. Compartió cómo él mismo —proveniente de una familia campesina que se beneficia de pagos por servicios ambientales— decidió estudiar ingeniería forestal porque el regente le transmitió con su ejemplo, lo necesario que es la regencia y la fe pública para la protección de su propio bosque.

Tanto los expositores como los asistentes a este encuentro solicitan a Rodrigo Chaves, presidente de la República, que publique lo antes posible la normativa para la asignación de los pagos por servicios ambientales 2024 en los mismos términos de cómo se hizo en el 2023, para así no tener más retrasos y garantizar el uso del presupuesto durante este año en la colocación de áreas de bosque bajo protección y con esto no perjudicar a las personas productoras. Igualmente, solicitan que se inicie un proceso participativo de consulta para la construcción del decreto que asignará el uso de los fondos en el 2025.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Personas expertas analizaron futuro ambiental de Costa Rica

Con el objetivo de celebrar el Día del Ambiente, el pasado 4 de junio la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional (Edeca-UNA), organizó con el apoyo de la Vicerrectoría de Extensión, el foro: Ambiente y Desarrollo en Costa Rica. En la actividad participaron Leonardo Merino Trejos, politólogo y especialista del programa Estado de la Nación; Alberto López Chaves, gerente general del Instituto Costarricense de Turismo; Heidy Vega García, académica del Centro de Estudios Generales Sergio Molina Murillo, académico de la Escuela de Ciencias Ambientales, ambos de la Universidad Nacional (UNA).

“El desarrollo sostenible implica integralmente distintos ámbitos de acción no solo la naturaleza, si no el desarrollo económico, social e incluso los cambios culturales y la dimensión política”, dijo Martín Parada, vicerrector de la UNA.

Merino Trejos explicó que entre los años 50 y 90 se creía que el ambiente se relacionaba solo con conservar los ecosistemas y la biodiversidad, y que el país tomó algunas decisiones tempranas para conservar gran parte de su territorio bajo el esquema de áreas protegidas.

En los últimos años, el equilibrio ambiental se refiere a lo que hace un país en todo su territorio, tanto en el uso del suelo como en el uso de recursos. De acuerdo con el experto Costa Rica aparece en el puesto 16 de América Latina y el Caribe y en el 68 a nivel mundial, esto debido a que se toman en cuenta nuevos elementos como el manejo de las aguas residuales, uso de agroquímicos y transporte público entre otros.

Para Merino, es urgente proteger y profundizar los esfuerzos en conservación y recuperación forestal, principalmente en la zona norte; contener y reducir los impactos y riesgos del uso urbano del suelo, donde no ha habido planificación en transporte, red vial y desarrollo territorial; abordar la problemática del acceso al agua potable y fortalecer la gestión y las capacidades institucionales.

Mirada académica

Vega García habló sobre el trabajo que se realiza desde la academia, donde afirma que hay una educación y sensibilización eco ciudadana por medio de los docentes, programas y proyectos de investigación con la vinculación con la comunidad y el voluntariado, y por medio de la producción intelectual que se realiza por en diversos foro y publicaciones en libros y revistas, entre otros.

La académica enfatizó en que la sostenibilidad ambiental y turística debe ponerse en una balanza, por ejemplo: el deterioro y la restauración; generación presente y generación futura; huella ecológica individual y huella ecológica colectiva, entre otros.

Entre los desafíos ambientales y de desarrollo, mencionó la extensión de monocultivos, uso de plaguicidas y fertilizantes, mitigación y adaptación al cambio climático, y la regulación del turismo en las áreas protegidas, entre otras.

Vega aseguró que la academia crece y consolida su aporte a la sostenibilidad en el territorio nacional, al generar alternativas económicas de desarrollo, salud y bienestar.

López Chaves hizo un llamado ante la falta de preocupación de las generaciones actuales sobre el cambio climático, pues es un concepto que ya “no asusta a nadie” y que debe cambiarse por emergencia climática, y se puedan tomar acciones consecuentes a la emergencia.

Dentro de los instrumentos o programas que generan resiliencia que menciona López están:

  1. Plan Nacional de la descarbonización de la economía 2050: Costa Rica ha logrado completar el 61% de las metas planteadas para la primera etapa del PND en el periodo 2018-2022. El 22% de las metas estaban en marcha al año 2021 y un 17% se categoriza con riesgo de incumplirse.
  2. Propuestas de grupos multilaterales para subir el tono de cambio climático a emergencia climática: el ICT trabaja por medio de la Comisión Interinstitucional del Turismo (CITUR), donde se coordinan grupos de trabajo de sostenibilidad y ambiente. También por medio de la ONU Turismo, donde se trabaja con agenda prioritaria con temas como: emergencia climática, biodiversidad y resiliencia y el tema de agua y manejo de plásticos en océanos.
  3. Pago por servicios ambientales: es un convenio firmado en el 2020 con el objetivo de facilitar la captación de recursos financieros para el pago de servicios ambientales del programa y seguir posicionando a Costa Rica como un destino turístico sostenible.
  4. Programa Bandera Azul Ecológico. Galardón o distintivo que se otorga anualmente, el cual premia el esfuerzo y el trabajo voluntario en la búsqueda de conservación y el desarrollo, en concordancia con la protección, de los recursos naturales, la implementación de acciones para enfrentar la emergencia climática.
  5. Certificación de Sostenibilidad Turística: ICT otorga desde hace tres décadas y es un trabajo entre el sector privado y público y el objetivo es integrar en la política de sostenibilidad y plan de acción, acciones climáticas que potencien oportunidades de reducción, mitigación, adaptación y gestión de riesgo.

Sergio Molina hizo énfasis en la extracción de recursos, donde mencionó que todo lo que es intensivo es contaminante y desigual, por lo que se deben ver alternativas más participativas, de bajo impacto ambiental y con beneficios compartidos.

Lo que se busca, de acuerdo con Molina, es una alternativa circular, renovable y ecoeficiente, donde se produzca más con menos contaminación y energía.

Para Molina, la protección ambiental se ve como una restricción a las necesidades y un costo innecesario, cuando debería verse como una forma de resguardar valor e invertir.

El objetivo de este foro fue analizar temas de interés que afecten a la población costarricense, y forma parte de un ciclo de debates, análisis, reflexión y discusión para la comprensión de las implicaciones en el ámbito social, ambiental, económico y cultural en la institucionalidad del país, que organiza la Edeca-UNA para este mes.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Estudios dan claves para conservación de saínos en el país

Investigaciones realizadas en la Estación Biológica La Selva revelan pistas para la conservación del pecarí de collar, destacando su dieta y preferencia por áreas antropizadas como refugio. Se destaca la importancia de la protección de su hábitat y la necesidad de monitoreo continuo.

Recientemente, los investigadores Marco Osorto Núñez quien cursó la maestría en el Instituto Internacional de Conservaciòn y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (Icomvis-UNA) y Luis Diego Alfaro, académico tutor de Escuela de Ciencias Ambientales (EDECA-UNA) publican investigaciones sobre la dieta del pecarí de collar (Dicotyles tajacu) conocido como saíno y el uso de espacios naturales en la Estación Biológica La Selva (EBLS)

El primer estudio recolectó datos entre julio y diciembre de 2021 en recorridos de 30 kilómetros mensuales por los senderos de la Estación. Mediante el método de observación directa se realizó un listado de especies de plantas y frutos colectados.

“Se determinó que la dieta estuvo conformada por 38 especies, pertenecientes a 18 familias. Las especies de la familia Arecaceae fueron las de mayor consumo, seguidas de Socratea exorrhiza, Ficus colubrinae, Dussia macroprophyllata, Sacoglottis trichogyna, Iriartea deltoidea y Dipteryx panamensis. El componente de mayor importancia fueron los frutos”.

El estudio recomienda que las acciones de conservación deben considerar la protección de los bosques primarios como fuentes de alimento para el pecarí de collar, además de proyectos de restauración de ecosistemas tropicales para promover especies de árboles que proporcionan frutos atractivos para los pecaríes.

También se destaca que el 53% de las especies de plantas consumidas por los pecaríes no tienen información sobre su estado de conservación en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, por lo que se sugiere la necesidad de investigaciones adicionales para evaluar el estado de conservación de estas especies.

Por otra parte también se estudió el uso de los espacios naturales y antropizados por parte del pecarí de collar para comprender la relación entre la distribución y la abundancia de sus poblaciones. “El estudio realizado en la Estación Biológica La Selva encontró que los pecaríes utilizan en proporción más alta las áreas con mayor densidad de infraestructura e intensidad de uso público, con respecto a otras categorías”.

Además, explica Osorto, “estas áreas constituyen zonas de alimentación y descanso para esta especie, debido a que la administración de la estación modifica el paisaje incorporando áreas de pastos y privilegiando especies de árboles con frutos apreciados por la fauna silvestre. Además, los pecaríes encuentran refugio ante la amenaza por predadores y cacería, en comparación con espacios naturales como el bosque primario de la EBLS. Por lo tanto, se puede inferir que la intensidad de uso público en las áreas de alimentación, refugio y descanso puede afectar positivamente el comportamiento de los pecaríes al proporcionarles un ambiente más seguro y con mayores recursos alimenticios”.

La investigación recomienda establecer una estrategia de monitoreo para el estudio de la dinámica poblacional del pecarí de collar; registrar indicios de cacería en la estación que documenten la distribución espacial, frecuencia y efectos en el comportamiento de los pecaríes; promover acciones de control y protección en las áreas aledañas a la EBLS con el objetivo de disminuir los delitos ambientales como cacería o tala ilegal, que afectan de manera directa o indirecta a los pecaríes y sus hábitats naturales.

Sitio de estudio

La EBLS es un área protegida que funciona como corredor biológico que conecta diferentes fragmentos de bosque, lo que es importante para la conservación de la biodiversidad en la región. Este sitio de investigación ha permitido el aumento en la abundancia de pecaríes de collar desde la década de los 80, ya que disminuye las posibilidades de depredación o cacería.

El artículo Aportes al conocimiento sobre la dieta del pecarí de collar en la Estación Biológica La Selva, se publicó en la revista científica THERYA NOTES, volumen 4, mientras que el uso de espacios naturales y antropizados lo puede encontrar en la Revista Mexicana de Mastozoología volumen 13.

Para más información:
Oficina de Comunicación

Universidad Nacional, Costa Rica