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Etiqueta: Encuesta Nacional Agropecuaria

Algunos cambios en la Encuesta Nacional Agropecuaria 2023 que, aunque no son nuevos, deberían preocuparnos

German Masís Morales

La reciente Encuesta Nacional Agropecuaria elaborada por el INEC para el año 2023, tiene entre sus principales revelaciones un descenso significativo en el área sembrada de los cultivos anuales con respecto al año 2022 y un descenso menor en los cultivos permanentes entre los dos años. Son en total, más de 27 mil hectáreas (27.556), 21.454 has en cultivos anuales y 6.102 has, de área dedicada a la producción agrícola, que debiera generar preocupación en los sectores y organizaciones vinculados a la actividad agrícola, en las autoridades del sector y en general en la población que depende de esas actividades.

El descenso en el área dedicada a los cultivos anuales es provocado principalmente por el descenso en el área de producción de arroz y en menor medida en las áreas de maíz y papá en el último año, En cuanto a los cultivos permanentes, el descenso en el área se dio sobre todo en las áreas de producción café, banano, caña y plátano.

Los cambios en el área y producción de arroz entre el año 2022 y 2023, son realmente agudos y determinantes, ya que el área pasó de 33.586 has en el primer año a 13.770 has y una producción de 145.302 Toneladas a 63.518 ton.

En el caso del maíz, la variación fue un área de 7.175 has a 5.149 has entre los años, mientras que la producción tuvo más bien un repunte de 10.246 ton. A 11.157 ton. En papa, la variación es importante en el área, pasando de 2.912 has en 2022 a 1.686 en el 2023 y también en lo que respecta a la producción, pasando de 48.171 ton a 37.528 ton.

En otros cultivos anuales, como el frijol, hubo un aumento del área y de la producción entre los dos años, pasando de 8.653 has a 9.074 has y de 10.246 ton a 11.157 ton., la yuca que pasó de 7.084 has a 7693 ton y la producción de 78.275 ton a 86.354 ton, también hay una variación en el cultivo de ñampí de 596 has a 1162 has y en la producción de 8.047 ton a 11.139 ton. Entre el 2022 y el 2023.

En los cultivos permanentes, el café tuvo una variación importante entre el 2022 y 2023, pasando de un área de 77.352 has a 74.000 has y en producción de 436.473 ton a 416.215 ton, mientras que en banano el área pasó de 48.369 has a 47.766 has y en la producción si tuvo un ligero repunte de 2,397.933 ton a 2,439.825 ton, por su parte la caña de azúcar tuvo una reducción en el área pasando de 57.006 has a 56.619 has y en la producción una reducción de 3,366 ton a 3,191.449 ton, también en la producción de plátano hubo una reducción en el área pasando de 10.697 has a 8.774 has, aunque la producción fue similar en los dos años, con 72.083 ton y 72.877 ton en ambos años.

En el mango y la naranja, también ocurrió un descenso del área entre el 2022 y el 2023, pasando de 6.217 has a 5.637 has el primero y de13.220 has a 12.847 has el segundo, en tanto en la producción la variación fue significativa, pasando de 30.187 ton a 24.583 ton el mango y de 289.564 ton a 174.626 ton la naranja. El palmito fue otro cultivo que se redujo un poco el área y la producción, pasando de 3.231 has a 3.200 has y de 3.203 ton a 2.883 ton entre los dos años.

Sólo los cultivos de palma aceitera y de chayote tuvieron un aumento en el área y la producción, el primero más en el área, pasando de 68.288 has a 69.398 has que en la producción que fue similar de 1,1040.239 ton a 1,109.441 ton, y de 407 has a 444 has el área y de 28.990 ton a 39.785 ton el segundo.

Lo dijimos el año anterior, con respecto al análisis comparativo de la Encuesta Nacional Agrícola de 2022 y del 2020 y lo reiteramos ahora con relación al análisis de la ENA del 2023 con relación al 2022, con diferencias en el área sembrada y en la producción de las actividades analizadas, de 19.816 has y de 81.764 toneladas en arroz, de 2.026 has en maíz, de 1.226 has en yuca en los cultivos anuales y de 3.352 has y 20.258 toneladas en café, de 603 has en banano y de 1.933 has en plátano y de 387 has en caña, estas variaciones en la producción agrícola, debiera llamar la atención de las autoridades del sector agropecuario, de las organizaciones y de los consumidores.

Esta reducción en el área y en algunos casos también en la producción de las actividades agrícolas, tiene implicaciones sobre el uso de las tierras y su utilización en otras actividades en algunas regiones periféricas del país, sobre el empleo agrícola y la salida de productores de la actividad y sobre la disponibilidad de alimentos y la seguridad y soberanía alimentaria del país, ya que en algunas de ellas podríamos estar llegando al límite mínimo(piso) de producción nacional de ciertos alimentos y un descenso mayor en ellos, podría llevar al desabastecimiento y al aumento de la importación(como ha ocurrido con el arroz, el maíz y el frijol) o al aumento en el ingreso ilegal de productos(como ha ocurrido con la cebolla y la papa).

Las razones de la reducción de las áreas sembradas en el 2022 eran atribuidas a los fenómenos de la pandemia y el aumento de los precios de los insumos agrícolas, como se mencionó en un artículo anterior (Alterdes.com,2022), pero la tendencia actual hacia la reducción de las áreas y la producción puede deberse al deterioro estructural de la actividad agrícola, que se viene reflejando constantemente en las ediciones de la Encuesta agropecuaria.

Si se compararan las cifras de áreas sembradas del 2023, igual que en el 2022 y el 2020, con las del censo agropecuario del 2012, se podría confirmar la tendencia de mediano plazo en la reducción de las áreas en la mayoría de las actividades, poniendo en evidencia que la producción agroalimentaria, en especial para el mercado interno, presenta un deterioro irreversible, por la dedicación de las áreas a otras actividades económicas(turismo, inmobiliario) en algunas zonas del país y por la baja inversión en las actividades agropecuarias y/o la disminución de la asistencia tecnológica hacia ellas.

Dijimos hace un año que, abandonar más la producción agroalimentaria nacional no es posible, y constatar la ausencia de políticas adecuadas para el fortalecimiento del sector es un ejercicio sencillo, pero ¿qué estamos haciendo para rescatar la producción agrícola?

Imagen: INEC

Los resultados de la Encuesta Nacional Agropecuaria 2023, menos área productiva y menos producción en la mayoría de las actividades como tendencia

German Masís

Se revelaron los resultados de la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) realizada por el INEC en el año 2023, con datos correspondientes al ciclo productivo 2022, los cuales, para el lector poco interesado, puede que tengan poca relevancia. No obstante, para el ciudadano interesado en la situación actual y en el futuro de la actividad agropecuaria, debe revelar al menos una tendencia, que es hacia la reducción del área sembrada para casi todas las actividades y en algunas de ellas también en la producción obtenida en comparación con el año 2020, es decir en sólo 2 años.

En la ENA 2022, se establece que los granos básicos representan el 78.3% de los cultivos anuales de Costa Rica y que, si bien el café fue el cultivo permanente con la mayor extensión sembrada y cosechada, su producción no fue de las mayores de los cultivos permanentes, que corresponde a la caña de azúcar, al banano y la palma aceitera que en su conjunto alcanzaron el 88.6% de la producción de estos cultivos en el país, (INEC, Comunicado de prensa,2023). Entre los cultivos permanentes se encuentra también el cultivo de la piña, pero esta actividad no se incluye en la encuesta nacional.

Según la ENA, el año pasado se sembró de arroz 33.586.4 has, que es el 53.2% de los ochos cultivos anuales estudiados y se obtuvo una producción de 145.302,5 toneladas métricas (TM). Estas cifras reflejan que el arroz tuvo la mayor extensión sembrada, cosechada y la producción más alta de los cultivos anuales.

Sin embargo, comparando el área y la producción de arroz del año 2020 (encuesta nacional 2021), que fue de 38.112,7 hectáreas, hubo una reducción de casi 4 mil hectáreas entre el 2022 y el 2020, aunque en la producción que fue de 137.503,5 toneladas métricas en el 2020, si hubo un aumento de más de 7 mil TM. en el año 2022. Un dato importante es que en el 2020 se destinaba el 98,8 % de la producción a la industria y en el 2022 se destina el 83% de la producción nacional, como resultado del aumento progresivo del producto importado, situación que se va a profundizar con la Ruta del arroz, y la salida de una cantidad importante de productores de la actividad.

Con respecto al cultivo de frijol, el área sembrada en el 2022 fue de 8.653,3 has sembradas y una producción de 6.000,2 TM. Mientras que, en el año 2020, el área sembrada fue de 9.452,3 hectáreas, 800 has más que en el último año y la producción obtenida fue de 5 308,4 toneladas métricas, un poco menor que la del 2022.

En cuanto al maíz, en el 2022 se sembraron 7.175,9 ha sembradas y se tuvo una producción de 10.246,1 TM., en tanto el área sembrada en 2020, fue de 8.376,2 hectáreas, es decir 1.200 has más que el 2022 y una a producción obtenida este año de 14.180,6 toneladas métricas, es decir cerca de 4 mil toneladas más en el 2020, resultado al parecer de un mayor rendimiento por hectárea.

Dentro de las raíces y tubérculos, destaca la yuca con un área sembrada de 7.084,4 ha y una producción de 78.275,6 TM. en el 2022, frente a un área de 11.161,1 hectáreas y una producción de 97.201,0 toneladas métricas en el 2020; que marca una diferencia de más de 4 mil has sembradas y de 18 mil toneladas de producto entre aquel año y el 2022.

En el caso de la papa se reportó para el 2022 un área de 2.912,4 ha, y una producción de 48.171,6 TM. para el 2022, en tanto para el 2020, el área sembrada fue de 2.816,3 hectáreas, y la producción obtenida fue de 47.619,3 toneladas métricas; con escasas diferencias entre un año y otro tanto en área como en producción.

Por su parte para la cebolla, la Encuesta Nacional Agropecuaria 2022 reveló una extensión sembrada de 1.422,8 ha y una producción de 32.184,4 TM., mientras que, en el año 2020, el área sembrada fue de 1.884,9 hectáreas y la producción obtenida fue de 36 546,3 toneladas métricas; con diferencias de más de 400 has y más de 4 mil TM entre uno y otro año.

Entre los cultivos permanentes, según los principales resultados de la ENA 2022, la caña tuvo un área sembrada 57.006,2 ha sembradas y una producción de 3,366.915,7, en tanto en 2020, el área sembrada fue de 60.750,0 hectáreas y la producción obtenida fue de 4, 194.596,7 toneladas métricas, con una diferencia que de más de 3.700 has sembradas.

Seguidamente, el banano con un área sembrada de 48.369,2 ha sembradas y la producción obtenida de 2.307 933,3 TM, cifras que eran mayores en el 2020, con el área sembrada de 54.783,6 hectáreas y la producción obtenida de 2,528.720,8 toneladas métricas. Es muy significativa la diferencia en el área sembrada entre uno y otro año, de más de 6 mil hectáreas.

Para el café, el área sembrada en 2022, según la ENA fue de 77.352,5 ha sembradas y una producción de 436.473,3 TM de producción, mientras que, en el 2020, el área sembrada fue de 80.210,3 hectáreas y la producción obtenida fue de 400.042,1 toneladas métricas, con una diferencia de más de 2.800 has sembradas en el 2020, aunque la producción es mayor en el 2022, probablemente por una mayor productividad de las plantaciones.

En cuanto a la palma aceitera, el área sembrada fue de 68.288,5 ha sembradas con una producción 1,040.239,3 TM en el 2022, frente al área sembrada de 72.898,1 hectáreas y una producción obtenida de 1,138.886,8 toneladas métricas en el 2020, cuya comparación revela un área sembrada mayor en este año de más de 2.600 has, con respecto al 2022.

El caso de la naranja, el área sembrada fue de 13.220,7 ha y la producción obtenida de 289.564,5 TM. el 2022, mientras en el 2020 el área sembrada de 13.354,1 hectáreas y la producción estimada fue de 258.234,3 toneladas métricas, con áreas y producciones muy similares en los dos años, así como en el volumen que se vende en el mercado interno que es entre un 27 y un 30%.

Respecto al mango, el área sembrada es de 6.217,4 ha área sembrada, y una producción 30.187,4 tm de producción para el 2022, en tanto para el 2020 el área sembrada fue de 7. 482,5 hectáreas y una producción obtenida fue de 23.812,1 toneladas métricas, registrando una diferencia de más de 1,200 has sembradas ese año, aunque se tuvo una producción menor en 2020, probablemente por un mayor rendimiento por hectárea.

Por su parte, el plátano presentó en el 2022, un área sembrada de 10.697,3 y una producción de 72.083,3 TM de producción, frente a un área sembrada de 10.860,3 hectáreas y una la producción obtenida de 84.412,8 toneladas métricas en el 2020, evidenciando áreas similares en ambos años, pero una producción mucho mayor en el 2020, de más de 12 mil TM.

Siguiendo el palmito, el área sembrada fue de 3.231,9 ha de sembradas y una producción de 3.203,3 TM de producción en el 2022, mientras que el área sembrada fue de 3.866,3 hectáreas y la producción fue de 3.218,6 toneladas métricas en el 2020, con una diferencia de más de 600 has sembradas, pero un volumen de producción similar, en el palmito también una parte pequeña se destina al mercado nacional.

Finalmente, el área sembrada de chayote fue 407,0 ha y la producción de 28.990,7 TM. en el 2022, en tanto en el 2020, el área sembrada fue de 493,6 hectáreas y la producción obtenida fue de 31.284,7 toneladas métricas, con una diferencia de más de 85 has sembradas y más de 2.200 TM. producidas en el 2020. (INEC, ENA,2022).

Las diferencias en el área sembrada y en menor medida en la producción de las actividades analizadas en la ENA, revelan con excepción de la papa y el plátano, descensos en el área sembrada, entre 6 mil has en el banano y 4 mil en el arroz, hasta 85 has en chayote y 800 en frijol, que debieran llamar la atención de las autoridades del sector agropecuario, de las organizaciones y de los consumidores.

Esta reducción en el área y en algunos casos en la producción de las actividades agrícolas, tiene implicaciones sobre la seguridad y la soberanía alimentaria del país, ya que en algunas de ellas podrían estar llegando al límite mínimo(piso) de producción nacional de ciertos productos alimentarios y un descenso mayor en éstas, llevaría al desabastecimiento y al aumento de la importación(como está ocurriendo con el arroz) o al ingreso ilegal de productos(como ha ocurrido algunos años con la cebolla).

Las razones de la reducción de las áreas sembradas en el 2022 podrían atribuirse a los fenómenos de la pandemia y el aumento de los precios de los insumos agrícolas, como se mencionó en un artículo anterior (Alterdes.com,2022), pero la tendencia hacia la reducción de las áreas ya se había reflejado en las anteriores ediciones de la encuesta agropecuaria

Si se compararan las cifras de áreas sembradas y cosechadas del 2020 y el 2022 con las del censo agropecuario del 2012, se podría confirmar la tendencia de mediano plazo en la reducción de las áreas en la mayoría de las actividades, poniendo en evidencia que la producción agroalimentaria, en especial para el mercado interno, presenta un deterioro irreversible, por la dedicación de las áreas a otras actividades económicas(turismo, inmobiliario) en algunas zonas del país y por la baja inversión en las actividades agropecuarias y/o la disminución de la asistencia tecnológica hacia ellas.

Por la tendencia comprobada, la seguridad y la soberanía alimentaria del país está seriamente amenazada y no sólo porque se produce menos de los alimentos que los agricultores del país pueden producir, sino también porque en algunos productos se dedica y se consume una proporción menor en el mercado interno, porque se vende la totalidad de la producción al exterior y tiene que cubrirse el consumo nacional con producto importado.

Abandonar más la producción agroalimentaria nacional es difícil, pero que se formulen políticas adecuadas para el fortalecimiento del sector, a veces parece imposible.

 

Imagen ilustrativa, UCR.