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Etiqueta: estadios de futbol

La persistencia del horror

Por Memo Acuña. (Sociólogo y escritor costarricense)

Una y otra vez desde esta columna hemos abordado el tema del racismo en la vida cotidiana, particularmente las manifestaciones que se vierten en los estadios de fútbol. Esta problemática no es exclusiva del contexto costarricense y a nivel global los ejemplos de cánticos e insultos racistas en los campos de juego son una constante.

Un error común sobre este hecho es catalogarlo como indidental, resultado tal vez de la furia y odio que en el momento haga actuar de esa manera a quien profiere los insultos. Resulta que la trama racista es histórica, como producto de la matriz de poder que se ha instalado como premisa en las distintas formaciones sociales y culturales.

Hemos comentado en este espacio, por ejemplo, como en la lacónica Costa Rica de los años ochenta cuando al viejo estadio nacional venían equipos de fútbol Centroamericano, los sonidos provenientes desde las graderías parecidos a los que por entonces caracterizaban las películas norteamericanas sobre los conflictos entre indígenas y vaqueros daban a entender una supuesta superioridad racial del costarricense frente a los otros países de la región.

Insistimos en señalar el carácter histórico de racismo como forma de discriminacion y de poder de unos sobre los otros.  El último episodio ocurrido con el futbolista costarricense Joel Campbell confirma cuán persistente se encuentra el horror racista en los campos deportivos del país.

Esto no se terminará al corto plazo. Se requiere, como también hemos dicho, reconocer la matriz histórica que produce que una persona, una sola persona, se sienta con el poder de ver en el otro condiciones corporales y culturales de inferioridad.

Y luego de esto, trabajar muy fuertemente en el desarrollo de nuevos procesos de convivencia basados en la horizontalidad  como mecanismo de interacción.  Al horror se le combate con estrategias de reconocimiento de la diferencia. Es hora ya de ponerlas en práctica.

La reiterada debilidad del racista y el xenófobo

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Le han gritado “mono” desde la gradería. Se ha encarado con el aficionado o los aficionados que lo han insultado. En apariencia le han lanzado algo parecido a un plátano según medios de prensa. Ya La Liga investiga el caso para sentar precedentes.

Sucedió durante el clásico del fútbol español desarrollado este sábado 28 de octubre. El jugador que ha sufrido los ataques ha vuelto a ser el madridista Vinicius, quien ya había sido discriminado de la misma forma durante un juego en Sevilla. En ese juego se aplicó un protocolo inmediato: se detuvo por instantes y el aficionado, identificado haciendo ademanes de “simio”, fue sacado de las gradas y expulsado de los estadios como medida punitiva.

Bien por La Liga.

Hace unos días en un mismo partido, esta vez por el campeonato centroamericano que enfrentaba a equipos costarricenses, dos jugadores también serían insultados desde las gradas.

Orlando Galo regresaba esa noche luego de un castigo de un año por un caso de dopaje tipificado en los reglamentos. A un grupo de fanáticos (más no aficionados) se les ocurrió como buen chiste, gritarle “positivo, positivo”, hasta que tanto el entrenador contrario como su colega Joel Campbell increparon a las gradas y las exhortaron para que detuvieran los gritos.

Juan Luis Pérez, nacido en Costa Rica y de padre nicaragüense decidió representar a la selección de ese país por motivos familiares. La misma noche de los insultos a Galo, otro grupo de anónimos insultadores le increpaba desde la más rancia xenofobia: “nica muerto de hambre”, le gritaron reiteradamente. Días antes otro jugador nicaragüense había recibido improperios entre los que le recordaban que Costa Rica había elevado a la categoría de héroes a dos perros Rotwailer que habían acabado con la vida del nicaragüense Natividad Canda en años pasados.

La crisis económica, el desempleo, la violencia, el ahogo post pandémico nos está pasando factura. No son justificantes, pero si detonantes de este mal endémico que es el odio. De las redes sociales a los estadios, hemos transitado a una fractura sin retorno de eso que hemos defendido desde este espacio comunicativo como un valor colectivo: la convivencia.

El racista, el xenófobo, el que insulta, parten todos del mismo principio: su reiterada debilidad al mostrar esa supuesta superioridad.

Es débil porque se escuda en el anonimato de la masa. Debiéramos preguntarnos, como en la imagen del emperador desnudo, si mantendría la misma actitud al encontrarse solo en la gradería. Imaginémoslo entonces en esa situación: aislémoslo, dejémoslo en soledad, construyamos nosotros esa convivencia que tanto necesitamos para seguir adelante.