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Etiqueta: Gerardo Iglesias

A 15 años de la masacre de Changuinola. La violencia continúa

Masacre en Changuinola 2010 | Foto: Gerardo Iglesias (archivo Rel UITA)

Gerardo Iglesias

El 8 de julio de 2010 el aparato represor del gobierno del expresidente Ricardo Martinelli −condenado por corrupción y asilado hoy en Colombia− reprimió con saña al pueblo trabajador de la zona bananera de la provincia de Bocas del Toro.

En aquel entonces, José Raúl Mulino −hoy Presidente de la República− era ministro de Interior, por lo tanto, responsable directo de la feroz cacería de ciudadanos indefensos en el feudo de Chiquita Brands.

José Raúl Mulino sufre del trastorno de acumulación de odio contra los trabajadores bananeros y los indígenas. Aquella salvajada −por la cual debería estar preso− dejó un saldo de dos muertos, 78 lisiados de por vida y 700 heridos de bala y perdigones.
La entonces ministra de Trabajo, Alma Cortés, se dignó ir a la zona bananera donde el Sindicato (SITRAIBANA) había convocado a una huelga en todas las fincas.

En la propia sede del Sindicato, la copetuda ministra mostró también su fobia antiindígena: “Ustedes son unos indios borrachos, ignorantes, analfabetos”, les dijo. “Dejen de hacerle el juego a los dirigentes sindicales, que lo único que quieren es seguir viviendo de las cuotas”, añadió.

Aquella señora copetuda fue condenada en mayo del actual a 32 meses de prisión al no justificar gastos de viáticos por 49 mil dólares en reuniones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, Suiza. La muy instruida señorona resultó una vulgar ladrona.

Hace algunas semanas el presidente Mulino ordenó una nueva cacería en Bocas del Toro. El despliegue de las fuerzas de seguridad llevó por nombre “Operación Omega”. El número de muertos crece a diario, junto a las denuncias de torturas y flagrantes violaciones a los derechos humanos.
Ni siquiera la impunidad es eterna. El que las hace las paga. ¡Prohibido olvidar!

Masacre en Changuinola 2010 | Foto: Gerardo Iglesias (archivo Rel UITA)

Empapado en veneno

No hay límite a las prácticas despreciables de Chiquita Brands

En octubre y noviembre de 2024, varios trabajadores de plantaciones propiedad de Chiquita Brands Costa Rica SRL denunciaron que los cultivos de banano que cultivaban estaban siendo fumigados por avionetas mientras trabajaban en los campos. Cinco meses después, la situación es mucho peor.

“Un grupo de trabajadores de la plantación Cañaveral me acaba de llamar para informarme que nuevamente han sido rociados por una avioneta que estaba fumigando los cultivos con sustancias químicas”, dijo Carlos Quiroz , secretario general del Sitrachiri¹.

La plantación Cañaveral, ubicada en el municipio de Talamanca, pertenece a la Compañía de Tierras Chiriquí, subsidiaria de Chiquita Brands Costa Rica (Chiquita Brands Int) .

Se trata de una situación muy similar a la que reportan los trabajadores de la plantación Superamigos, en Sixaola, municipio que, al igual que Talamanca, está en la frontera con Panamá.

En ambas plantaciones, la gran mayoría de los trabajadores son ciudadanos panameños de la etnia Ngöbe-Buglé.

El total desprecio por la dignidad humana exhibido reiteradamente por Chiquita Brands ha sido denunciado en el país e internacionalmente por Sitrachiri, Fentragh y UAS², así como por Rel UITA.

“Lamentablemente esta práctica se está haciendo muy habitual en las fincas de Chiquita. Con la salud de los trabajadores no se juega. Esto es muy serio, muy grave y debemos seguir denunciando”, manifestó Quiroz.

Una costumbre muy vergonzosa

Maikol Hernández , secretario general de Fentragh, declaró a La Rel que este tipo de abuso se está convirtiendo en un hábito muy peligroso para Chiquita. Además, la empresa parece gozar de total impunidad.

En Fentragh hemos denunciado constantemente estas prácticas vergonzosas. Es un asunto prioritario para nosotros —enfatizó Hernández— .

“Ya estamos trabajando con varias organizaciones para documentar y denunciar todos los casos que podamos.

“Desgraciadamente, parece que las propias autoridades están permitiendo que todo esto ocurra ”, concluyó.

¹ Sindicato de Trabajadores de la Compañía de Tierras de Chiriquí
² Federación Nacional de Trabajadores Agrícolas, Alimentarios, Hoteleros y Afines (Fentragh); Unidad en Acción Laboral (UAS)

Información de Rel UITA compartida con SURCOS. Texto de Giorgio Trucchi. Foto de Gerardo Iglesias.

Hoy, como hace 80 años – El infierno de las bananeras

No es la primera vez que ocurren accidentes laborales en las bananeras, tampoco son casos aislados en las plantaciones de Chiquita Brands en Costa Rica.

Gerardo Iglesias – Gerardo Castillo

Imagen: Mamita Yuani (Blog Carlos B. Gil)

En las fincas propiedad de esta transnacional −que el consorcio brasileño de jugos Cutrale-Safra adquirió en 2014− todo parece indicar que es política de la compañía exprimir al máximo a sus trabajadores (mujeres y hombres), aun cuando se encuentren convalecientes de enfermedades.

El miércoles 20 Javier Espinoza, recientemente operado de la rodilla, fue obligado a efectuar labores de embolsado de banano.

Como era de suponer, Espinoza cayó de la escalera y Chiquita lo mantuvo tirado en el piso frío de la administración hasta que, por acción de dirigentes sindicales, fue trasladado en ambulancia a una clínica de la seguridad social.

Exactamente a una semana de este penoso episodio, Walter Reinoza, de nacionalidad nicaragüense, de 30 años, sufrió un colapso por sobrecarga física.

Reinoza informó al mediodía no sentirse bien. ¿Cuál fue la respuesta de Chiquita? Exigió que continuara trabajando hasta que a las 15 horas se desmayó. ¿Qué hizo Chiquita? Lo llevó a la casa y ahí lo dejó.

El escritor costarricense Carlos Luis Falla “Calufa” publicó en 1941 la novela Mamita YunaiEl infierno de las bananeras, donde denuncia los abusos que sufren quienes trabajan en las plantaciones de banano y la miseria en que habitan.

Han pasado 82 años. La situación descripta por “Calufa” en poco o nada ha cambiado. Los salarios no alcanzan, las jornadas son arbitrarias, la precariedad laboral se tornó permanente. Tampoco se permite a los representantes sindicales entrar a las plantaciones y se irrespeta la dignidad del trabajador.

El infierno arde con fuerza.