¿Por qué se inundan cada vez nuestras ciudades?
Paulina Mata Monge
Cada año son más las noticias de inundaciones urbanas. Es cierto que éstas empeoran cuando los residuos sólidos bloquean los alcantarillados pluviales, pero no es la razón principal. Pueden estar limpios los acueductos pluviales, que igual habrá inundaciones. Es cierto que empeoran las inundaciones urbanas porque el calentamiento global hace estragos en el régimen de lluvias, pero no es la razón principal tampoco.
La principal razón por la que se inundan cada vez más nuestras ciudades, es la eliminación acelerada de la cobertura verde natural del suelo, “aguas-arriba” de donde se dan las inundaciones, en la propia cuenca hidrográfica de la inundación.
Evidentemente, no es una razón que se divulga, tanto por desconocimiento, como porque la solución requeriría de un alto compromiso con la naturaleza, y no con la industria immobiliaria o los desarrolladores urbanísticos. No solo es asunto de que se eliminan estas áreas verdes, sino que son reemplazadas por superficies 100% impermeables que no absorben agua, que aumentan la escorrentía superficial y por ende las inundaciones urbanas.
¿Qué son superficies impermeables? Ejemplos más abundantes en las zonas urbanas: superficies de concreto (asfalto o cemento de calles, aceras, explanadas en plazas y parques, techos de azoteas de edificaciones), y superficies metálicas (de techos de edificaciones y casas).
¿Qué es escorrentía superficial? Es el agua que corre sobre las superficies impermeables, aguas abajo, por efecto de la gravedad, sin infiltrarse al suelo y sub-suelo. ¿Cómo se suman estos factores para causar inundaciones? Toda esta escorrentía superficial aumenta aceleradamente en segundos, y hace que la lluvia llegue cada vez más rápido y en mayores cantidades, directo a los alcantarillados pluviales y a los ríos (alcantarillados pluviales son las tuberías subterráneas que llevan las aguas de lluvia de estas superficies impermeables, hasta los ríos o quebradas). El nivel de agua en estos alcantarillados pluviales y ríos, crece aceleradamente gracias a la escorrentía superficial cada vez mayor, colapsándolos y desbordándolos.
Y el fenómeno es cada vez mayor, porque cada vez son más las áreas urbanizadas, que continúan quitando espacio a las áreas verdes naturales. Caso contrario ocurre cuando hay superficies boscosas, arboladas, o al menos con zacate, donde el agua de lluvia es mitigada o atrapada, y luego conducida, por dicha cobertura verde, hacia el subsuelo, frenándola, en lugar de que se “desboque” hacia los alcantarillados pluviales y ríos.
Es decir, cada gota de lluvia es amortiguada y/o conducida al suelo por hojas, ramas, troncos, plantas, parches de zacate, hasta llegar a las raíces que son parte de un suelo de estructura porosa, que logra absorber gran cantidad de esta agua. Y mucha logra llegar incluso hasta mantos acuíferos subterráneos profundos y almacenarse en las reservas de agua potable del futuro. Y el agua que no es retenida por el subsuelo, llegará a los alcantarillados y ríos también, pero dosificada en el tiempo, con un letargo o retraso, de manera que no aporta a las “crecidas” súbitas de los ríos ni al desbordamiento de los alcantarillados.
Todos estos son conceptos básicos que desgraciadamente no enseñan en muchos países en la educación primaria, ni secundaria, ni en los estudios generales de las universidades.
No sólo es importante conservar los bosques y áreas verdes que aún quedan, sino que hay que recuperar áreas ya impermeabilizadas, volverlas a convertir a superficies permeables naturales. Y cada ciudadana/o puede empezar a aportar en ese sentido, desde sus casas y sitios de trabajo y zonas públicas, empezando por restaurar el zacate del cordón verde de acera (pedacitos de zacate acera y calle), al igual que recuperar jardines y antejardines, que curiosamente tantas personas en Costa Rica, los han reemplazado por cemento. Luchar por la cobertura natural de nuestros parques y zonas públicas, participar en la gestión municipal y nacional para controlar los desarrollos urbanísticos en las zonas verdes aún remanentes en nuestros cantones urbanos, limitar el crecimiento de la “mancha” urbana. Y los distritos y cantones “aguas-abajo” tienen todo el derecho de exigir a los que están “aguas-arriba”, a que manejen responsablemente la escorrentía superficial que les está causando sus inundaciones. También se puede incentivar económicamente a quienes conservan áreas verdes, y en especial bosques, en vez de castigarlos con altísimos impuestos.
Enviado a SURCOS Digital por la autora.
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