CONVERSACIONES CON HOWARD ZINN
Trino Barrantes Araya
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Tel.: 00 (506) 8990 30 37
Lunes 13 de agosto de 2018
Breve introducción:
Lo que presento para su lectura, es un simple ejercicio para ficcionalizar el hecho histórico. Me interesa, sobre manera, motivar la lectura de esta portentosa obra de la historia de los Estados Unidos, vista desde la voz de los vencidos.
Historiador marxista, especialista en historia social de los Estados Unidos. Fue muy amplio en su análisis. Aunque tiene un sesgo que lo aproxima al materialismo histórico, no tuvo tampoco reparo en incorporar los aportes socialistas y anarquistas, siempre y cuando los mismo sustentaran la historia desde las clases populares, desde las voces alternativas, de resistencia y lucha.
Dese los años sesenta, se convierte en un verdadero referente en favor de los Derechos Humanos, forma parte de la militancia activa en los movimientos antibélicos.
Howard Zinn, hace sus estudios de historia y ciencias políticas en el Spelman College de Atlanta y su doctorado en la Universidad de Boston, donde le correspondió ser profesor emérito.
Zinn murió el 27 de enero de 2010, aparentemente de un ataque cardiaco cuando realizaba un ciclo de conferencias con destino a Santa Mónica, California.
ENTREVISTA
TB.: ¿Quién es Howard Zinn? Su texto: “La otra historia de los Estados Unidos (A People’s History of the United States, publicado en 1980, constituye un verdadero boom en la historiografía de los Estados Unidos. ¿A qué atribuye el éxito de este texto?
HZ.: La otra historia de los Estados Unidos (A People’s History of the United States, yo me permití escribirla dándole el lugar a los actores sociales, desde su papel histórico y desde su conciencia de clase. Es ver la historia de mi país, al trasluz de los ojos de los pueblos originarios, las mujeres, las o los obreros, la clase trabajadora, las y los negros, las y los extranjeros; en fin esa gran masa invisibilizada de la que, ya nos llama la atención Bertold Brech, en aquel magnifico poema: «Preguntas de un obrero ante un libro». Busco así, romper con la historiografía tradicional de los Estados Unidos, la cual deposita en el acontecimiento militar, religioso o político, la razón de ser de su objeto de Estudio
Yo me atrevo a apostar que “La otra historia”, es una historia desde la izquierda, desde la teoría marxista. Tal vez por esa misma razón, me permití, posteriormente escribir otro texto con el nombre de: “Voces de la otra historia de Estados Unidos “(Voices of a People’s History of the United States), Era urgente darle voz a los que se le había negado esa posibilidad.
TB.: ¿Cómo sintetizaría usted esa portentosa obra, le lectura obligatoria para todo aquel que ejerza la enseñanza de los Estudios Sociales y más específicamente la historia como ciencia?
HZ.: Muy sugerente su pregunta señor Barrantes. Sin muchos adornos. ¿La otra historia de los Estados Unidos? Es un texto que vio la luz en 1980. Para el año 2003, se había convertido en todo un éxito de librería. Las clases populares y mucho(as) académicos se encontraron en la narrativa del libro. Vieron sus rostros dibujados en esos personajes que tienen como consigna la resistencia, la recuperación de la memoria histórica, la resiliencia y la trasformación de la sociedad capitalista. En los actores de la lucha de clases.
Por eso en algún momento me permití señalar que esta obra, es una historia desde la izquierda. El sesgo es ubicar en su verdadera dimensión personajes como Cristóbal Colón, George Washington y más contemporáneamente un Bill Clinton. desmitificar y poner en su justa dimensión la política guerrerista e injerencista de los Estados Unidos. Por eso, en las primeras páginas de mi texto procuro que el lector(a), comprenda la urgente necesidad de romper con el mito de la “objetividad del historiador”. No estaba buscando escribir una historia objetiva, ni mucho menos enciclopédica. Solo fijaba un punto de partida diferente; escribir la historia confrontando la historia tradicional con la cual nos han enseñado la historia de este país.
Si se quiere en esta suerte intelectual, usted puede situar mi texto en el marco de la historia social. Es decir, aquella rama científica de la historia que toma como objeto y por tanto define el sujeto de la historia desde las clases subalternas, desde las clases populares en contraposición al aparato hegemónico y la burguesía.
Pretendo, pues, dar voz a todas aquellas personas que conforman la historia de este país y que han sido invisibilizadas en el discurso tradicional y la historiografía intelectualizada. Los médicos de Nueva York, la masa de inmigrantes, la xenofobia, el papel de los cuerpos represivos, las agresiones sistemáticas contra la clase obrera y trabajadora, el sufrimiento de los explotados en una nueva narrativa, dan a mi obra el corpus que la hace diferente.
Lo invito a que vea en el texto la página 187. En la construcción del ferrocarril -cifras oficiales- los archivos señalan que, como resultado de esa obra, hubo entre muertos y heridos, más de veinte y dos mil trabajadores (22 mil). No es una cifra nada despreciable. En los rieles de la burguesía industrial viajó plácidamente la muerte.
TB.: ¿Sería muy atrevido de mi parte indicar entonces que el texto en referencia, es una narrativa directa, sin maquillaje, ni desviaciones? ¿Es la historia oculta de los Estados Unidos?
HZ.: Como todo texto histórico es posible que este también tenga algunas falencias. Algunos colegas me han señalado que no existe una correspondencia correcta entre los datos de Cristóbal Colón que ofrezco y los antropólogos me llaman la atención de no usar el concepto de “indio”.
La estructura genética del texto está formada por 23 capítulos, en los cuales procuro darle un hilo conductor a la historia narrada de los Estados Unidos, sin perder el papel fundamental, desde las clases populares: Colonización, independencia, auge industrial, políticas bélicas, migraciones, van tejiendo y a la vez desnudando la verdadera historia de este país imperialista.
Mi énfasis, para resumir esta pregunta, descansa exclusivamente en la tarea de hacer una historia no desde los vencedores, los ganadores, los héroes, sino, por el contrario, escribir desde la lógica de los vencidos. Déjeme decirle con una palabra sencilla, mi tarea es aquí contar o narrar una historia distinta a la narrativa oficial. Pero la reacción contra lo oficial, contra la historia tradicional, me obliga también a darle un cuerpo científico a mis hechos históricos; de lo contrario sería mera especulación narrativa.
Cuando yo hago el estudio de las conexiones de la burguesía local con la burguesía extranjera y analizo también las formas particulares que asume el Estado y consecuentemente la lucha de clases, debo significar cada hecho al cual abordo. La historia como ciencia, lo que menos puede apostar es a la especulación del dato histórico.
Si Usted, por ejemplo, hace una lectura cuidadosa del Capítulo V, para mencionar alguno. Yo llego a la conclusión de que los colonos poseían tanto el conocimiento como las herramientas necesarias, para contribuir con el proceso de una revolución de independencia, pero, obviamente, las élites del poder encontrarán las razones suficientes para no romper, en ese momento, con el control político, religioso y económico que ejercía Inglaterra sobre los Estados Unidos. Hubo que dejar madurar las condiciones objetivas y aún poniendo en juego las relaciones comerciales entre ambas naciones, una dirigencia ilustrada decidió por la independencia. A la par de este proceso se sanciona una Constitución a la medida de las clases dominantes y en donde quedan salvaguardados sus intereses clasistas.
Busco, asimismo, que mis títulos en cada capítulo sean lo suficientemente atrayentes para cautivar no solo la mirada de los lectores, sino el examen crítico de lo que expongo: Capítulo VII: Mientras crezca la hierba y corra el agua”; IX: Esclavitud sin sumisión, emancipación sin libertad.
Claro está, y así puede constatarlo cualquier lector, en cada pasaje voy articulando los mecanismos que dan lugar y tienen su propio encuadre para dar origen al sistema capitalista en los Estados Unidos; la brecha cada vez más profunda entre las clases sociales, la contradicción irresuelta entre libertad y democracia, entre riqueza y pobreza, entre piel blanca contra la piel negra; la exclusión y sumisión a que queda históricamente reducida la mujer, son parte del tejido de mi texto.
Pero si es bueno hacer énfasis en lo que hemos indicado desde el inicio. Mi texto transgrede el discurso oficial y la narrativa oficial de la historia. Debemos seguir hurgando en esa historia oculta de los Estados Unidos, otorgar voz y el papel que corresponde históricamente a los actores sociales de las clases populares. Por ahora, creo que dejo un pequeño aporte, para seguir jalonando la historia y haciendo un esfuerzo correcto, por donde deben situarse las luchas desde lo alternativo y lo subalterno.
Muchas gracias.
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