El calor llegó para quedarse, formándose un domo en el Valle de Sula, Honduras

Por Marlin Oscar Ávila

¿Acaso no hemos aprendido que en el Valle de Sula, Honduras, deberíamos tener ya un protocolo para saber qué hacer al tener encima los varios huracanes anunciados que vienen a partir de junio? Por ahora, estamos bajo un domo, que evita las precipitaciones atmosféricas.

Nuestro controversial alcalde de San Pedro Sula debería tener un equipo de personas expertas para atender las emergencias que están a la vuelta de la esquina. Si no lo hace él, que lo haga el vicealcalde, pero que en lugar de estar en riña de gallos (o pollos), se pongan a trabajar, que por eso están allí, no para hacerse millonarios.

Tenemos un domo de muy altas temperaturas que parece haber llegado para quedarse. Nuestra población está sufriendo las consecuencias en su salud y ya hay adultos mayores fallecidos. Niños y ancianos son la población más vulnerables, pero no las únicas.

Los agricultores se quedarán con las semillas en la mano sin poder sembrarla, porque las tierras están muy secas, con su estructura casi petrificada. Los árboles qué no lograron profundizar sus raíces más de dos pies, están secos o a punto de morir. Nuestros alimentos básicos se van a escasear pronto. Ya estamos importando granos desde Nicaragua. Importamos mayores cantidades de verduras y otros alimentos desde Guatemala y El Salvador.

Si las tormentas y ciclones, previstos nos siguen azotando, ¿adónde nos refugiaremos, señor alcalde y vicealcalde?

Desde luego, sabemos que la población de La Lima se va a los bordos de los ríos y lagunas. Pero esas familias resisten plagas, enfermedades y hambre, hasta que pueden regresar a sacar el lodo de sus viviendas al dejar de llover. Mientras las autoridades, por no prevenir, se quedan con los brazos cruzados, confiados en la pasividad ciudadana y en sus propias fortunas mal habidas aguardan en paraísos fiscales.

Esperemos que no lleguen a azotarnos las inundaciones, ciclones y enfermedades, propias de esas temporadas. Sin embargo, la hipótesis de que las altas temperaturas no van a regresar al curso «normal» o anterior, donde se llegue a definir con claridad, adónde inicia y termina el invierno (lluvias) y el verano (periodo seco), ya no volverá y, que el calor seguirá siendo elevado, es preocupante.