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El racionamiento eléctrico anunciado

Por Javier Orozco Canossa*
Ex director de Planificación Eléctrica del ICE

El racionamiento eléctrico anunciado o incluso su amenaza inminente golpeará seriamente a la sociedad costarricense.

Se hace obligatorio revisar las causas que nos llevaron a esta situación y las siguientes apreciaciones pretenden contribuir a esa discusión.

Conviene iniciar con unas definiciones y aclaraciones. Estamos hablamos de un racionamiento por falta de capacidad instalada suficiente para atender la demanda, que es distinto a un apagón por la salida inesperada de algún elemento del sistema. Los racionamientos se pueden prever con tiempo y pueden durar muchos días e incluso meses. Como es previsible, con tiempo y en forma ordenada la empresa eléctrica puede tomar acciones, involucrando a la sociedad, para mitigar en parte sus devastadores efectos. Otro aspecto básico de tener en cuenta es que los sistemas de generación basados casi exclusivamente en fuentes renovables variables (agua, viento y sol) por su propia naturaleza son susceptibles a fallar. Para reducir a un mínimo aceptable esa probabilidad, se hacen estudios de largo plazo con todas las posibles condiciones climáticas creíbles y con escenarios de demanda bajos, medios y altos, para recomendar la oportuna adición de nuevas plantas, al menor costo posible. Para esto, son indispensables las plantas térmicas, que normalmente estarán apagadas pero que son vitales en los períodos críticos. El costo de las plantas térmicas es la prima de seguro para evitar costos mayores y no es un gasto superfluo.

A finales de la década pasada hubo una desaceleración importante del crecimiento de la demanda al tiempo que una gran cantidad de plantas programadas con mucha antelación completaron su construcción o contratación. A esto se sumó la crisis del COVID que contrajo la demanda de forma abrupta. Se sabía que la demanda volvería a crecer, pero que la capacidad instalada estaba holgada para atender las necesidades del 2018-2023. Incluso temporalmente no se renovaron algunos contratos de generación privada porque en el corto plazo esa energía sobraba y no se podía colocar en Costa Rica ni en Centroamérica.

Los estudios de planificación, sintetizados en el documento llamado Plan de Expansión de la Generación Eléctrica, disponible en la página web del ICE, indicaron que en el 2024 era indispensable agregar una gran cantidad de capacidad para atender la demanda prevista a esa fecha.

Desafortunadamente la memoria de las personas es corta, y donde se acostumbran a tener holguras dejan de pensar en el crecimiento futuro. A pesar de tener estudios detallados que indicaban la urgencia de tener nuevas plantas en el 2024, las autoridades prefirieron no hacer nada. En particular las autoridades estaban interesadas en mostrar números financieros positivos y no querían gastar o invertir para no afectar su imagen y la del gobierno. A eso se le suma el gravísimo error de concepto que evidenció el actual presidente ejecutivo del ICE, que llevó a la administración superior a cerrar unidades térmicas indispensables dentro de esta tónica equivocada de ahorro, y pretendía cerrar incluso centros de generación completos, que sólo se pudieron salvar por la firme oposición técnica de los profesionales del ICE, que con tiempo advirtieron la posibilidad de un racionamiento si no se adicionaba más capacidad.

Por otra parte, la aportación de los ríos y el viento ha sido sumamente baja desde el 2023, año en que el sistema resistió como estaba previsto.

Sin embargo, la desdichada combinación de la negligencia de las autoridades y la continuidad de un período extremadamente crítico llevaron al sistema al borde del colapso.

El crecimiento de la demanda también está afectando, aunque se está ubicando cerca del escenario de demanda alta ya previsto por los técnicos (si se hubieran hecho las adiciones de capacidad según los estudios de planificación probablemente aún con la demanda alta no habríamos tenido problemas).

Ahora la discusión nacional está enturbiada por los intereses de diferentes grupos, unos para echarle la culpa a otros de su propia incompetencia, otros para impulsar leyes de apertura del mercado eléctrico, otros contra la generación privada y otros que no terminan de conocer las complejidades de un sistema basado en renovables.

Por último, comento lo que se ha dicho en la prensa acerca de la sobreexplotación de Arenal. No me consta, pero es fácil sospechar que la actual administración forzó la venta de energía almacenada en Arenal a Centroamérica para mostrar números financieros positivos en el 2022 y luego no trató de recuperar los niveles adecuados porque habría tenido que usar térmico intensivamente incluso en invierno, algo que sin duda mancharía la imagen del ICE y del gobierno de la República. De ser ciertas estas dudas que se han publicado en los medios de comunicación, se trataría de una decisión irresponsable que ahora está agravando aún más la fragilidad de nuestro sistema eléctrico.

*Compartido con SURCOS por el autor.

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