Que Los Muertos Descansen El Sueño Eterno

Macv Chávez

Hace unos días leía un artículo sobre Freud, donde pude ver que sin el menor reparo lo endiosaban, a tal punto que recordé a los creyentes con sus dioses, profetas y demás personajes de ciencia ficción, con la diferencia de que Freud tocó temas netamente humanos, importantes para el desarrollo y comprensión del hombre. Pero, a pesar de sus grandes aportes, creo que debemos dejar de endiosarlo, como también de endiosar a los sinfines de “grandes” personajes de la historia que por suerte conocemos, porque no todos los grandes tuvieron la misma oportunidad, debido a un sinfín de razones que no vienen al caso, porque lo que sí viene al caso es que es tiempo de que bajemos de los altares a los dioses e ídolos y los pongamos a nuestra diestra -o cualquier otro lado- para que con sus ideas empiecen a forjar nuestro ahora.

En lo particular yo tengo como ejemplos a personajes como Sócrates, Ortega, Marañón, Unamuno, Sartre, Heraud, Sabines, entre otros muertos de los que he podido extraer grandes enseñanzas para ponerlas en práctica durante la búsqueda de mi ser trascendental. También de algunos vivos como Antonio López Vega, un gran amigo que un día me dio la lección de mi vida, esa misma que vengo a compartir aquí, porque es la que me lleva a decir que es tiempo de que dejemos descansar a los muertos el sueño eterno y que los vivos forjemos nuestra propia historia, para poder dejar de seguir repitiendo los patrones de vida, donde la humanidad solo vive sobreviviendo, porque lastimosamente venimos arrastrando la idea de la revolución, del salvador, del intelectual que cambia la historia y todas esas cosas que han contribuido lentamente al desarrollo de la humanidad, aunque con ciertos horrores, porque lastimosamente con el paso del tiempo el hombre se ha ido deshumanizando, a tal punto de que en la actualidad solo vive en su burbuja, en la propia miseria de su ausencia.

Recuerdo que una vez le bromeaba a Antonio con un “te voy a robar la frase de tu último día de clases con los alumnos de derecho, para que sea parte del título de un libro que quiero escribir: <<1987: “porque de toda historia siempre es mejor hoy”>> y él me respondió con un “no hay problema. Puedes hacerlo, eres libre. Porque lo que he aprendido es que al final de nuestras vidas habremos inventado cuatro o cinco cosas, puesto que todo lo demás está dicho por alguien”, cosa que es evidente, porque son miles de millones a lo largo de la historia que han podido alcanzar reflexionar, meditar, contemplar, analizar y más, actos que nos conducen a la búsqueda de la verdad como a su encuentro.

Evidentemente, con esto no quiero desmerecer el gran aporte que realizaron estos personajes a la historia y al desarrollo de la humanidad, porque fueron muy importantes para avanzar un poco en nuestra evolución humana, pero no como para endiosarlos, porque al endiosarlos estamos quitándoles valor a sus grandes aportes, porque fue su gran preocupación humana la que los llevó a buscar, contemplar, analizar, pensar y replantear todo lo que nos pudieron dejar en el legado de sus pensamientos inmortalizados en todos esos apuntes o libros que hoy podemos utilizar para mejorar nuestra sociedad, buscando comprender al hombre como hombre (varón y mujer) hasta profundizar en el ser y hacer de la humanidad, aunque todavía con ciertos defectos, razón por la cual no logramos evolucionar del todo.

Pienso que este endiosamiento también se debe a que es eso lo que uno aprende en las universidades, sobre todo en nuestros tiempos, donde pasa a ser la casa del adiestramiento en vez del saber, porque se necesita promover las máquinas o herramientas de trabajo, personajes que salgan a cumplir con una función determinada y no a cambiar las cosas, porque eso nos permite continuar y avanzar con el desarrollo sistemático de la supervivencia, implantado a lo largo y ancho de la historia, porque como diría Bukowski: “La esclavitud nunca fue abolida, sólo se amplió para incluir todos los colores”, razón por la cual vivimos en tiempos de lucha de poderes, como antiguamente se hacía, solo que ahora no por la defensa de la dignidad del hombre, como deberíamos estar haciéndolo después de tantos años de evolución, de liberación, sino para alcanzar egoístamente una vida digna, según las normas o estándares de vida que nos presenta el sistema.

Y por esta razón pienso que debemos dejar descansar en paz a los muertos, es decir, que no debemos continuar mal usando sus sacrificios para ensuciar su nombre con las desviaciones de su preocupación humana, porque no debemos ni podemos manchar ni denigrar sus ideas, aportes y sacrificios; porque Sócrates no bebió la cicuta para que ahora andemos de pendejos huyendo de nosotros mismos y, por ende, de la conciencia social; porque Giordano Bruno no se convirtió en cenizas para que ahora no tengas pensamiento propio y andes apreciando las estrellas como fuente de vida; porque no se tomó La Bastilla para que los derechos del hombre y del ciudadano sigan siendo estropajos de “los dueños del poder”; porque no por las puras lucharon incansablemente Francisco José de Jaca y Epifanio de Moirans, entre otros, como en Perú Ramón Castilla para liberal a los esclavos; porque no por las puras lucharon todos los que lucharon para que hoy el hombre goce de tanto haciendo tan poco al ser libres, libres, dueños de su propia vida y existencia, sin llegar a comprender que hoy es real la frase que pirateo a Antonio López Vega: “porque de toda historia siempre es mejor hoy”, porque es hoy que contamos con libertad, propiedad privada, derechos, deberes, entre otras cosas que nos permiten tener autonomía, saberes, libertad del pensamiento y acción, conciencia, tanto que puedo decir que nos hemos disparado o elevado como ciegos o tontos, porque nos creernos racionales solo por tener vida humana, endiosándonos como sabelotodo, sin darnos cuenta que hemos caído en el profundo abismo de la estupidez o lo absurdo, que hoy está de moda, una moda que no cae en la cuenta que ofende y denigra a las personas que realmente sufren o padecen de ciertas dificultades biológicas para expresarse con la misma libertad que lo pueden hacer los fieles de lo absurdo y estúpido, esos que hoy son como los oráculos del templo de la modernidad.

Por esta razón considero importante dejar descansar en paz a los muertos, porque es tiempo de replantearnos la vida desde sus aportes para transformar nuestra realidad, y eso es necesario porque ellos fueron hombres que vieron el tema de su tiempo, no de nuestro tiempo, por más que nuestros tiempos se parezcan, debido a que todavía seguimos viviendo en las mismas deficiencias humanas, solo que ahora se dibujan con ciertos modernismos, esos que indican desarrollo y que no son más que la muestra fiel de cómo el hombre sigue siendo masa, mayoría que no deja de escapar de sí mismo, razón por la cual es incapaz de comprender que “un solo hombre (varón o mujer) vale más que toda la humanidad, aunque de nada sirve que toda la humanidad sacrifique a un solo hombre, salvo que todos se sacrifiquen a sí mismo”, tal y cual lo diría Miguel de Unamuno en “Del Sentimiento Trágico de la Vida”, libro que me dejaría la gran enseñanza de que no hay “nada más universal que lo individual”, razón por la cual “un solo hombre vale más que toda la humanidad”; y por eso está bastante difícil de que dejemos de vivir en la miseria, porque la humanidad aún es trágica, incapaz de comprender que su ser social y su yo universal, ese que es al mismo tiempo de sí y de todos.

Finalmente, es importante dejar descansar a los muertos en paz porque las revoluciones o grandes cambios sociales no se hacen con ellos, sino con los vivos; y lastimosamente todavía seguimos viviendo en realidades socioculturales que nos dicen que todavía necesitamos de revoluciones sociales para hacer de esta una vida más digna.

 

Enviado por el autor.

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