Salvar a la CCSS

José Luis Pacheco Murillo

La Caja Costarricense de Seguro Social fue una maravillosa decisión de personas que pensaron en el futuro de la salud de todo el pueblo. La decisión de constituirla evidenció un interés social y de ayuda para todos, independientemente de su condición económica. El sistema de fortalecimiento también fue un acierto. Tres partes aportando para bien de todos: patronos, empleados y gobierno.

Pese a ser tan excelente institución, desde el principio tuvo opositores. Los patronos no estuvieron muy contentos con tener que aportar e incluso algunos trabajadores, desinformados, también vieron con molestia que les rebajaran un pequeño porcentaje de su salario para aportarlo a la CCSS.

Pero a partir de la década de los 80s se desató una cacería para debilitar y casi que acabar con la obra social más importante.

Han pasado muchas cosas que ha tenido que soportar la institución gracias a su fortaleza, y las peores han venido de adentro. El golpe tan duro que se le dio a la institución en el gobierno de Arias Sánchez y con Doryan en la presidencia ejecutiva ha constituido el más duro de todos esos golpes y hay que decirlo, aún no se recupera de tan grosera agresión. Ampliar la planilla en 10 mil funcionarios en solo momento fue una decisión lamentable que aún hoy sigue causando daño. La CCSS se debilitó y a Dorian lo premiaron con trasladarlo al ICE para ver cuánto daño hacía en esa otra simbólica institución.

Hasta el hijo del fundador de tan prestigiosa institución, Calderón Fournier y estando adentro trató de debilitarla, con decisiones y especialmente con omisiones de su Junta Directiva.

El aporte estatal se ha venido disminuyendo, las pésimas decisiones en cuanto a gastos y la incontable cantidad de actos de corrupción, muchos de ellos cometidos durante la pandemia, tienen hoy a nuestra institución insignia en el aporte social a punto de sucumbir.

Aún estamos a tiempo de salvarla y robustecerla, pero esa decisión debe venir especialmente del Gobierno y de su Junta Directiva, de los funcionarios que laboran en ella y del pueblo en general. Vale la pena luchar por una institución que presta tanto bien a nuestra sociedad.

Dios quiera que se tome esa decisión de salvar a la CCSS y que todos la apoyemos.