El programa elaborado por Colectivo Reflexión-Acción: Alternativas le invita a sintonizar: 15 de septiembre 1821:2023. Construyamos un mundo donde la cooperación sustituya la sumisión.
Este viernes 15 de septiembre del 2023 EN VIVO a las 18:00 horas (-6 UTC)
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El mes de la Patria se le ha llamado generalmente a este mes de Setiembre, asociada esa denominación a la celebración que se ha hecho tradicionalmente del 15 de setiembre, cuando en Guatemala en 1821, se declaró la Independencia de esa Provincia, que era a la vez parte y capital de la Capitanía General de Centroamérica, que estaba constituida por las provincias de Chiapas, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y el Partido de Nicoya.
Los sucesos de Guatemala, de acuerdo al Acta misma de ese día, provocan la declaración de la Independencia de Guatemala, en la que dispone comunicar al resto de las provincias de la Capitanía General de Guatemala, lo que se hace, para que resuelva cada región lo que estime a su conveniencia.
Hecho es que, si la cabecera de la región resolvía independizarse, la Capitanía en sentido estricto se desintegraba, y dejaba libremente al resto de las provincias para que tomaran sus respectivas decisiones.
Chiapas lo había hecho con anterioridad al 15 de setiembre. A finales de agosto y a principios de setiembre de 1821 los pueblos de Chiapas habían declarado su Independencia, agregándose al Imperio mexicano de Agustín de Iturbide. El 28 de agosto el Cabildo de Comitán así se había pronunciado; el 3 de setiembre lo hizo el ayuntamiento de Ciudad Real, hoy San Cristóbal; el 5 de setiembre lo hizo el Ayuntamiento de Tuxtla, y el 8 de setiembre, la Provincia de Chiapas, como un todo, se pronunció por la Independencia.
Comunicadas estas decisiones de las comunidades de Chiapas a Guatemala, contribuyeron, para que en los días 13, 14 y 15 de setiembre, bajo la presión popular del pueblo guatemalteco, se tomara la decisión de declarar la Independencia, que desde agosto, por un enviado de Agustín de Iturbide, se presionaba también para declarar la Independencia y su anexión a México.
En Guatemala, desde el 4 de setiembre se recogían firmas para presionar por la declaratoria de la Independencia, lo que se discutía en el Ayuntamiento de Guatemala. En El Salvador sucedía lo mismo por iniciativa del padre José Matías Delgado.
El Acta de Independencia de Guatemala se hace circular al resto de las provincias. El 21 de setiembre se conoció en El Salvador, en que, ese mismo día, se pronunció por Independencia, en los mismos términos que lo había hecho Guatemala. El 28 de setiembre la noticia de la Independencia de Guatemala llegó a Honduras, a la ciudad de Comayagua, y a la Villa de Tegucigalpa, con copia también del Acta de Ciudad Real de Chiapas, pronunciándose Comayagua y Tegucigalpa por la Independencia, integrándose a México.
En Nicaragua el 23 de setiembre el Jefe Político Miguel González Saravia, enemigo de la Independencia, envió a Guatemala, un documento declarando la fidelidad a la monarquía española. El 27 de setiembre les llegó la noticia de la Independencia de Guatemala lo que obligó a que se convocara a las autoridades para definir su situación, reunión que se hizo el 28 de setiembre, que se pronunció dubitativamente sobre la Independencia, declarando acordarla hasta que “se aclararan los nublados del día”, situación que se mantuvo hasta mediados de octubre cuando rectificaron esa acta declarando su Independencia.
En Costa Rica, el 13 de octubre se conoció la noticia de lo sucedido en Guatemala, el 15 de setiembre; y, en León de Nicaragua el 28 de setiembre. A partir de ese momento se alteró el ambiente nacional entre los principales pueblos del Valle Central, Cartago, San José, Heredia, Alajuela, Escazú, Barva y Ujarraz.
Desde el 14 de octubre San José se pronunció por integrar una Junta, que tuvo su primera reunión el 25 de octubre. El día siguiente se volvieron a reunir momento en que se propuso integrar una Junta Superior Gubernativa de carácter provisional, lo que impulsó a reunirse urgentemente en Cartago, donde descansaba la capital de la Provincia de Costa Rica, el 29 de octubre, para resolver en definitiva la situación.
El 28 de octubre se conoció en San José la decisión de Nicaragua de octubre que declaraba en definitiva la Independencia, lo que sumó al entusiasmo por declarar la Independencia absoluta del imperio y del gobierno español.
Así, el 29 de octubre, en Cartago, reunidos los representantes de los pueblos que se habían convocado tomaron la decisión de declarar la Independencia de Costa Rica. De esta manera, la fecha del 29 de octubre 1821 se impuso como la fecha de la Independencia nacional, la que debe celebrarse este día.
Sin embargo, por la decisión del Acta de Independencia de Guatemala, en la cual se convocaba a la integración de un Congreso, con representantes, diputados, de los pueblos para definir en forma absoluta la Independencia y en caso de que así se hiciera, formar un Gobierno y establecer una Ley, una Constitución, que lo sustentara.
El Congreso, Asamblea Nacional Constituyente, se constituyó hasta julio de 1823. Así empezó a funcionar las Provincias Unidas de Centro América y la República Federal de Centroamérica, que al integrarnos constituimos, como experiencia histórica institucional, el Estado de Costa Rica, como parte de esta organización centroamericana.
En la Asamblea Constituyente del primero de julio de 1823 se volvió a afirmar la Declaratoria de Independencia absoluta de España y de México, como de cualquier “otra potencia del mundo nuevo y antiguo”.
La Asamblea Nacional Constituyente de las Provincias Unidas de Centroamérica recordó memorar el 15 de setiembre de 1821 “en que el pueblo de Guatemala proclamó su independencia del gobierno español”, de manera que “se celebre con todas las demostraciones”, y se “declare feriado en esta capital”, Guatemala.
Igualmente, acordó “celebrar la Memoria en que todos los pueblos de las Provincias Unidas de Centroamérica, el día en que cada uno proclamó su Independencia del gobierno español”.
De esta manera, celebramos el 15 de setiembre el día que Guatemala declaró su Independencia, detonante de las declaraciones de Independencia del resto de las provincias centroamericanas. Pero, en el caso costarricense nos corresponde celebrar la Independencia de Costa Rica el 29 de octubre del 1821 próximo, así también decretado por la Asamblea Nacional Constituyente de las Provincias Unidas de Centroamérica.
Al tenor de la celebración del CC1 aniversario de la Independencia de Costa Rica, las autoridades nacionales nos han propuesto conmemorar, con nuestra mente puesta en la frase: El fuego de la Patria nos invita a ser luz.
¡Y qué mejor oportunidad reviste la ocasión para rememorar a una gran educadora ramonense, de esas que destacan para bien en la historia costarricense; que penosamente el olvido y la indiferencia de varias generaciones de intelectuales, académicos, educadores y políticos han mantenido en el ostracismo patrio! Ostracismo patrio donde con gran ingratitud, para conveniencia de algunos pocos, hemos enviado a algunos costarricenses a una especie de limbo o purgatorio. Me refiero a la gran e ilustre educadora ramonense Corina Rodríguez López, cuyo momento de reivindicación histórica ha llegado. Tan insigne y señera ha sido su figura, que merece estar al lado de Carmen Lyra, Emma Gamboa y otras egregias figuras patrias de la educación y de las letras. Al lado de Carmen Lyra por su sensibilidad social, capacidad de lucha, de denuncia, de propuesta y ser flamante llama de luz eterna, que ilumina, guía y orienta; que no consume nunca su propia energía. Y al lado de Emma Gamboa por su ternura, amor a la educación, amor a los niños, a las letras y a la naturaleza.
Corina Rodríguez participó en el desfile del 15 de setiembre de 1922 –hace 100 años- ante el Monumento Nacional, en el Parque Nacional, y de ello nos deja constancia de lo que vivió y sintió en aquel entonces. En una Costa Rica rural, agrícola, de pocos núcleos urbanos, donde campeaba muchas veces la injusticia social, a pesar del sudoroso esfuerzo de miles de costarricense que con su trabajo tenaz desde siempre, tratan de sacar avante a su familia y obtener el pan con dignidad. Para ella –Corina- “decir niño es sinónimo de ternura, esperanza y amor”. Pues su alma se compungía al mirar infantes desnutridos, en muchos lugares del país; sí, maltratados y olvidados por sus progenitores, como si estas pobres e indefensas criaturas fueran las culpables de penas y angustias de hombres y mujeres insensatos. Para estos últimos, los niños son un obstáculo, un tropiezo, un estorbo.
Desde esas décadas, años veinte y treinta; en nuestra patria, empiezan a incubarse las grandes trasformaciones que nos harían un país diferente; la preocupación por la niñez, sobre todo la niñez desvalida y desamparada, fue una constante en esta valerosa mujer, que a pesar de sufrir persecuciones, humillaciones e incomprensión, siempre se mantuvo altiva luchando por la creación de lugares para niños abandonados, que tuvieran atención médica oportuna, y de esa manera robárselos a la muerte, producto de parásitos y enfermedades contagiosas; y fue además beligerante luchadora contra el alcoholismo que desde ese entonces como hoy en día, carcome a la sociedad costarricense. Sabía que esos niños requerían ternura, techo, un pedazo de pan, abrigo y escuela para ser felices. Ya hace 100 años nos hablaba de la insana presencia de niños en tabernas y arrastrados injustamente a la cárcel; muchos de ellos harapientos vendedores de periódicos, limpiabotas y otros menesteres en nuestras pocas ciudades y ambos puertos existentes.
Desde que poseo memoria siempre he escuchado en diversos discursos de autoridades y políticos, que “los niños son el futuro de la patria”. ¿Pero qué es lo que verdaderamente debemos entender como patria y niñez y no caer en vanos eufemismos? Doña Corina nos lo muestra con gran claridad desde hace 100 años.
Hoy por hoy, hay en el país 960 mil niños (0-12); son poco más del 18% de la población. De esa cantidad el 41% son pobres. Miles de niños y de niñas que nacen en uno de los 10 países más desiguales del mundo. ¡Esto a todos debería de preocuparnos!
Ante el dolor y sufrimiento de miles de niños costarricenses, no hay adulto alguno que escape a su responsabilidad de no contribuir a hacer del país un lugar más seguro, bonito multicolor y alegre para ellos. Así como necesitan alimentos, también requieren de cuentos y aventuras. Por eso, coincidimos con Corina que no es suficiente acordarnos de ellos sólo el 15 de setiembre.
Todos, absolutamente todos, estamos llamados a servir a los niños, como lo hizo ella. Luchó por la niñez y su patriótico aporte, al lado de otros grandes costarricenses, contribuyó de manera significativa a la creación del PANI, el 15 de agosto de 1930.
Cierro mi participación, con el pensamiento y palabras de Corina proclamadas hace 100 años: “la independencia será un mito mientras haya hombres esclavos de los vicios. La independencia no existirá jamás, mientras haya ebrios, enfermos y mendigos… mientras haya juventudes sin ideales y sin aspiraciones”.
Hoy es un momento oportuno para encender la llama del patriotismo en nuestros corazones y empujar fuerte hacia las transformaciones que necesita el país, para que este sea más justo, más solidario y la niñez ocupe un lugar especial. Así las marchas, desfiles y entonación de himnos patrios cobran un mayor sentido y honraremos mejor de esa manera, a tan grandes costarricenses y particularmente ramonenses como Corina Rodríguez López, que ya no resultará más una extraña, para las generaciones de ramonenses por venir.
El Grito de Dolores es el acto que se considera detonador de la Independencia de México, el que da inicio a la guerra de Independencia en el Virreinato de Nueva España. La fecha de este llamado Grito, que fue el llamado, o la incitación a la rebelión armada antiespañolista, que hiciera el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, junto con los patriotas mexicanos Ignacio Allende y Miguel Aldama, en la noche del 15 y la madrugada del 16 de setiembre de 1810.
Con ese motivo se dice que tocaron las campanas de la Parroquia del pueblo de Dolores, en Guanajuato. Esto sucedió porque las autoridades españolas descubrieron una conspiración que se hacía en la ciudad de Querétaro.
Esta fecha del 15 de setiembre se usa para celebrar la Independencia de México cuando realmente la Independencia se proclamó el 28 de setiembre de 1821, cuando el entonces imperio mexicano así la declaró en el Acta de esa fecha. Sin embargo, los mexicanos la celebran el 15 de setiembre.
Fue el Padre José María Morelos, en el documento que se conoce como “Sentimientos de la Nación”, del 14 de setiembre de 1813, quien propuso que se conmemorara todos los años, desde ese día, como la fecha en que se llamó a luchar por la Independencia y la Libertad de los mexicanos.
Las Embajadas de México, en los países donde están acreditadas, celebran el 15 de setiembre su Independencia. Esta celebración se hace invitando a todo el Cuerpo diplomático a una recepción especial con este motivo. Este tipo de recepciones se coordina, para los efectos de que no choquen en día, unas con otras, con la Cancillería de cada país.
A modo de anécdota, cuando fui Embajador en la República Bolivariana de Venezuela, en el 2008, los Embajadores de Centroamérica nos pusimos de acuerdo para celebrar la Independencia de nuestros países el 15 de setiembre, de manera unitaria. Nos preparamos, distribuimos tareas e hicimos las gestiones ante la Cancillería para la reservación del 15 de setiembre para nuestra actividad conmemorativa, y recibimos de respuesta que ya estaba reservada esa fecha para la Embajada de México que celebraba su Independencia en esa fecha. Por mi formación de Historiador me molesté que nos hubieran quitado la fecha, y tuvimos que hacer nuestra recepción conmemorativa centroamericana el 16 de setiembre.
Para mí las efemérides patrias tienen que celebrarse en la fecha que les corresponde. Todavía no se había establecido el correr la celebración de las fechas patrias con fines turísticos, que no hubiera y no tiene por qué afectar las celebraciones de las fechas patrias, por las Embajadas de Costa Rica, en el extranjero, si así sucede por esta norma de traslado de efemérides nacionales.
En el año 2009, como teníamos esa experiencia, con tiempo empezamos a preparar la celebración de la Independencia, y anticipadamente solicitamos a la Cancillería, dirigida por Nicolás Maduro, el actual Presidente de Venezuela, la reservación de la fecha del 15 de setiembre de 2009 para nuestra Fiesta centroamericana de la Independencia. La Cancillería nos asignó y reservó la fecha, que en ese año molestó al Embajador de México que nos hizo saber su molestia, y la sangre no corrió a río…
Estamos en el mes de setiembre, que tradicionalmente, desde hace bastantes años se le llama el Mes de la Independencia, por estar aquí el 15 de setiembre, cuando Guatemala proclamó su Independencia, siendo la capital o la cabecera de la Capitanía General o del Reino de Guatemala, como también se le llamó a la región que abarcaba los territorios de Chiapas, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y el Partido de Nicoya, cuya fecha de Independencia tradicionalmente se ha celebrado el 15 de setiembre.
La Lucha por la Independencia en el Virreinato de Nueva España o de México, que comprendía a la Capitanía General de Guatemala, podemos remontarla a 1808, cuando en Guatemala, el ciudadano Pablo Alvarado, estudiante costarricense, oriundo de Cartago, se encontraba estudiando en la Facultad de Medicina de la Universidad de Guatemala, que era una Escuela que tenía brillantes profesores de ideas republicanas, antimonárquicas e independentistas, que prendieron en Pablo Alvarado, quien el 15 de setiembre de 1808 levantó su voz en favor de la causa de la Independencia, lo que llevó a las autoridades guatemaltecas a detenerlo, apresarlo y hasta intentar deportarlo a Costa Rica, a lo que se opuso el gobernador provincial, permaneciendo Pablo Alvarado en Guatemala entre el estudio, la represión y la lucha por la Independencia.
El mismo Pablo Alvarado consideraba que su grito había sido el primer grito de Independencia en toda la Capitanía, y en cierta forma en el Virreinato, por “la libertad de América”.
Los días y años siguientes acrecentó el sentimiento anti españolista e independentista, no solo en México sino en los territorios de la propia Capitanía, donde hubo luchas incluso algunas armadas.
En el año de 1821 había una intensa actividad anticolonial en todo el Virreinato, desde México hasta Costa Rica. En México especialmente por el papel que empezó a asumir Agustín de Iturbide, que ilusionó a centroamericanos, con sus poses independentistas e imperialistas, de ruptura con la dominación española, especialmente con su Plan de Iguala, que declaraba a Nueva España como país soberano e independiente y, luego, con el Tratado de Córdoba, que confirmó con el nuevo Virrey, el Plan de Iguala.
Los días siguientes, desde agosto hasta octubre de 1821, fueron de acelerado proceso independentista, especialmente en Chiapas cuando el 28 de agosto la Ciudad de Comitán, se independiza, el 1 de setiembre fue Oaxaca, el 3 de setiembre siguió Ciudad Real (actual San Cristóbal), el 4 de setiembre el Ayuntamiento de Guatemala conoce de los movimientos en Chiapas y el patriota Mariano Aycinema propone imitar a Oaxaca, y el Jefe Político Gaínza propone unir Guatemala al Imperio de Iturbide. El 5 de setiembre la Ciudad de Tuxtla se independiza, el 8 de setiembre toda la Provincia de Chiapas se declaró independiente y anexó a México, el 13 de setiembre se conoce en Guatemala lo sucedido en Chiapas, y el 15 de setiembre de 1821 Guatemala declara su Independencia, que la comunica al resto de las provincias provocando que el 21 de setiembre lo haga San Salvador, el 28 de setiembre se pronuncien León, en Nicaragua, y la Ciudad de Comayagua, en Honduras.
El 28 de setiembre de 1821 el Imperio Mexicano declara su Independencia. De nuevo el 11 de octubre lo hace Ciudad de León, Nicaragua, corrigiendo el Acta del 28 de setiembre, eliminando su duda de los “nublados del día”, que se les habían aclarado.
El 13 de octubre de 1821 llegan a Costa Rica las Actas de León de 28 de setiembre y la del 15 de setiembre de Guatemala. Por este motivo, el Gobernador Juan Manuel de Cañas convoca a Cabildo abierto para conocer las copias de las Actas, y otros documentos llegados, entre ellos una Carta de Pablo Alvarado de 22 de setiembre instando a jurar a Independencia.
El 15 de octubre se reúne el Cabildo se acuerda no comprometerse con León ni con Guatemala. Se envían notas a los pueblos. Aparecen tendencias anexionistas a Colombia y a México.
El 15 de octubre Heredia declara seguir asociado a León y, el 16 de octubre, San José propone nombrar una Junta Provisional de Gobierno desconociendo la autoridad colonial con el apoyo de Alajuela y Escazú que aceptan la propuesta de San José.
El 25 de octubre se reúne en Cartago la Junta que dispone crear una Junta Gubernativa Superior Provisional. Participan Cartago, San José, Escazú, la villa de Heredia, Alajuela, Barva, Ujarrás. Ausentes estuvieron en ese momento Bagaces, Esparza y los Pueblos de indios.
El 26 de octubre se propone la creación de una Junta Superior Gubernativa para gobernar neutralmente al país hasta que se decida la Independencia. El 26 de octubre el Partido de Nicoya declara la Independencia.
El 28 de octubre llega la noticia de León rectificando el Acta del 28 de setiembre, y el 29 de octubre en la Ciudad de Cartago se acuerda la Independencia de Costa Rica, y se jura la Independencia.
El 30 de octubre San José jura la Independencia y el 10 de noviembre de 1821 se Jura la Absoluta Independencia del Gobierno español.
El 12 de noviembre se instala la Junta de Legados que se llamó Junta Superior Gubernativa Interina, que se puede considerar el primer Gobierno de la Provincia de Costa Rica, que elabora y aprueba la primera Constitución, en época independiente, del 1 de diciembre de 1821, la del Pacto Social Interino de Costa Rica o Pacto de Concordia.
El 21 de noviembre desde Guatemala se comunica la destitución del último Gobernador Juan Manuel de Cañas. El 25 de noviembre Alajuela jura la Independencia y el 1 de diciembre de 1821 se aprueba la Constitución del Pacto Social Fundamental Interino de Costa Rica, sellando en esos días el proceso de la Independencia, que se había iniciado el 15 de setiembre de 1808, con el Grito por la Libertad de América que había lanzado Pablo Alvarado.
El 15 de setiembre de 1821 Guatemala proclamó su Independencia, que actuó como detonador para pronunciar la del resto de las provincias, como la de Costa Rica el 29 de octubre de 1821.
Innegables e históricos son el Grito de Independencia de Pablo Alvarado el 15 de setiembre de 1808, como lo es el Grito de Dolores del 15 de setiembre de 1810 para México, que llega a declarar su Independencia hasta el 28 de setiembre de 1821, como conta en el Acta de Independencia de México de esa fecha.
Así, debemos celebrar el 15 de setiembre el Grito de Independencia de Pablo Alvarado, rememorar en esta misma fecha la gesta de Guatemala, como lo dispuso el 1 de setiembre de 1823 el Supremo Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Centro de América, por acuerdo de la Asamblea Nacional Constituyente, que estableció que el 15 de setiembre, como día feriado, de ese año, para rememorar el día 15 de setiembre de 1821 “en que Guatemala proclamó SU Independencia, y se dispone, a la vez, que en todos los pueblos de las Provincias Unidas se celebre la Memoria del día en que cada uno proclamó SU Independencia de Gobierno español”, reservando así y estableciendo, de esa manera, la fecha del 29 de octubre para celebrar la Proclamación de la Independencia de Costa Rica.
A propósito de la ocurrente discusión legislativa alrededor del feriado equivocado (parece que es lo único que les interesa) del 15 de setiembre como parte de un final de semana largo para ayudar al turismo local, cabe recordar a los señores diputados un par de cositas que habrían de tomar en cuenta en el debate que se ha propuesto.
Lo que se firmó el 15 de setiembre de 1821 fue la declaratoria de independencia de la Capitanía General de América Central, que desconocía la autoridad colonial de España. Los costarricenses no solo no se enteraron, sino que poco les importaba lo que se había decidido allá lejos en Guatemala, pues lo sucedido ese día estaba lejos de hacernos un país independiente, aunque se reconoce que fue un paso adelante hacia el ejercicio de nuestra plena soberanía.
Al conocerse la noticia, que algunos consideraron positiva mientras otros la desdeñaban por irrelevante, sucedió un hecho de gran trascendencia histórica. Resulta que a poco más de un mes de los hechos en Guatemala y en la Diputación provincial de León, exactamente el 29 de octubre «se firmó y juró en la ciudad de Cartago, con la participación del pueblo y de las autoridades de la provincia, nuestra ABSOLUTA INDEPENDENCIA del Gobierno Español».
Hecho trascendental expresado, sin ambigüedades mezquinas, por el expresidente Daniel Oduber en su Decreto Ejecutivo N°5303-E del 23 de octubre de 1975, mediante el cual se pretende (¡porque no ha sido derogado!) recuperar la fecha del 29 de octubre como la que ha de reunirnos en la gran celebración nacional de nuestra independencia patria.
Don Daniel lo hizo, escribió, porque «la fecha del 29 de octubre de 1821 debe ser consagrada en las páginas de nuestra historia como el INSTANTE TRASCENDENTALMENTE SUBLIME en que el pueblo costarricense juró y consagró su destino a la causa de la libertad, la democracia y de los más altos ideales de justicia y de igualdad entre los hombres».
Y es que como escribe el historiador Miguel Rojas, el acta del 29 de octubre es la que registra el nacimiento de Costa Rica como país, y expresa su ligamen tierra-cosmos y su presencia internacional para siempre fuera del yugo español. Lo demás es un producto de una costumbre que no necesariamente es correcta.
Con una prosa sencilla pero apasionada y contundente, el historiador y dramaturgo Miguel Rojas Jiménez, nos invita a participar en el debate de la historiografía nacional acerca de la génesis de nuestra independencia y su proceso histórico. Específicamente sobre la delimitación del día en que la naciente república costarricense se independizó de los dominios de España.
Por supuesto, el autor desde el principio nos deja ver muy clara su posición con un epígrafe tomado de la Comunicación del Congreso Provincial de Costa Rica que ratifica el 29 de octubre de 1821 como la fecha de Independencia de Costa Rica, firmado por José María Peralta, Diputado Presidente y Rafael Osejo Diputado Secretario, el 19 de marzo de ese año en Cartago (fuente: Archivo Nacional de Costa Rica).
El alegato de Rojas Jiménez es arduo y parte de una cronología de estudios y fuentes de información como referentes del 29 de octubre de 1821. Luego echa un vistazo a los antecedentes de la independencia y su complejo proceso de correos, cabildos y hechos militares, para comprender el año de 1821, pasando por el estado en que se encontraba la Provincia de Costa Rica (“tierras altas” y Partido de Nicoya). Luego pasa por los hechos políticos y militares que se suceden en Chiapas, México, Guatemala, Honduras y El Salvador, básicamente.
Y al final remata con un apéndice, donde, punto por punto responde a sus detractores ante un proyecto de ley presentado a la Asamblea Legislativa para cambiar la fecha de la celebración de nuestra independencia. Así, en una exhaustiva y puntual réplica, señala los supuestos desaciertos del Ministerio de Educación, la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica y el Archivo Nacional, según consulta de la Asamblea Legislativa.
El texto cuenta con un anexo importante que va desde cantos para celebrar la Independencia el 29 de octubre, pasando por el Plan de Iguala con la proclama de Iturbide, la Sala 29 de Octubre que existía en el antiguo edificio del Archivo Nacional y la celebración de esa fecha en el mismo archivo en 1979, hasta los datos de la Independencia de Comitán, Ciudad Real y Tuxtla el 3 y 5 de setiembre de 1821, el Acta de Independencia de la ciudad de Guatemala del 15 de setiembre de 1821 (léase bien “ciudad de Guatemala”, ni siquiera de la provincia/país de Guatemala e, incluso, con visos de nulidad dado que no estuvieron presentes todos los delegados), el bando de la Diputación de León del 11 de octubre de 1821, el Acta de Independencia de Costa Rica del 29 de octubre de 1821 y el Acta del pronunciamiento de independencia del Ayuntamiento del Partido de Nicoya el 26 de octubre de 1821.
Antes de ello hemos conocido el hecho importantísimo de la declaratoria del 29 de octubre “como fecha destinada a la conmemoración de la firma y jura de nuestra Independencia Patria”, por parte del gobierno de Daniel Oduber (1974-1978) y firmado por su Ministra de Cultura; Juventud y Deportes y encargada del Despacho de Educación Pública, la recordada escritora Carmen Naranjo Coto, el 3 de octubre de 1975. Aunque este decreto tiene dos pifias, según el autor (habla de la Capitanía General de Guatemala que de hecho y derecho ya no existía y de la Diputación Provincial de León en su comunicado de setiembre de 1821 que no resolvió nada para Costa Rica), es un antecedente fundamental para aspirar a que los costarricenses en un futuro próximo celebremos la independencia de España los días 29 de octubre.
Las conclusiones no dejan duda alguna. Cito: “Concluimos el estudio presente con la certeza de que el 29 de octubre de 1821 es la fecha histórica y jurídica de la Independencia de Costa Rica, así como que es la que señala la soberanía histórica del país, ratificada en el contexto de la época en nuestra primera constitución política, conocida como Pacto de Concordia, el 1º de diciembre de 1821”. Lo anterior, como ya se dijo, basado en un riguroso análisis de documentos de la época y estudios y conclusiones de diversos historiadores e investigadores.
Vale la pena leer este alegato en favor del cambio de celebración de nuestra independencia para que la polémica baje de la élite académica y política a la discusión ciudadana. Así, personas que no somos especialistas, podríamos aportar a la recuperación de lo que Miguel Rojas llama la “soberanía histórica”, pues, al parecer, hemos venido celebrando una independencia errónea, por tanto falsa y artificial, es decir, de antorchas, faroles y desfiles escolares impostados en nuestras más profundas identidades.