El Mariposario de la UCR lidera la investigación científica para la academia y la industria
Un frágil aleteo por la vida planetaria
Por Eduardo Muñoz, Periodista
Las mariposas son termómetros de la salud de los ecosistemas y la polinización
Sólo hay que caminar unos pocos pasos para alejarse del bullicio de la ciudad y adentrarse a un mundo donde el colorido y la fragilidad de las mariposas rodean a los visitantes. Así es: la Universidad de Costa Rica (UCR) alberga dentro de su campus Rodrigo Facio, en San Pedro de Montes de Oca, un mariposario que se ha convertido en un referente para la educación ambiental y el conocimiento científico para estudiantes de todas las edades e investigadores que llegan al Centro de Acción Social e Investigación en Mariposas (Casiem), más conocido como Mariposario de la UCR.
Este proyecto de acción social de la Escuela de Biología fue una iniciativa de la profesora Noemi Canet, en el año 2009, quien propuso crear un espacio dentro de la Reserva Leonelo Oviedo. En el 2010 abrió oficialmente sus puertas al público y, desde entonces, cada año lo visitan personas amantes de la naturaleza y casi un millar de estudiantes de primaria y secundaria. Con el paso del tiempo se ha convertido en un laboratorio natural para universitarios que realizan las prácticas de sus cursos y el desarrollo de investigaciones.
Pero, además de disfrutar de esta experiencia sensorial, en el lugar tiene la sede del Laboratorio de Investigación en Cría de Mariposas, una instancia única en América Latina. Para su operación, cuenta con el apoyo de estudiantes voluntarios que son los guías de los recorridos, los cuales incluyen a la Reserva Leonelo Oviedo.
Una de las voluntarias es Mery Jane Sauter Leiva, quien cursa el segundo año de la carrera de Estadística. Ella relató que vio “un anuncio y pensé que solo era para estudiantes de Biología; aún así lo intenté y luego me llegó el correo de que me aceptaron. Lo que más me gusta de todo esto es la cría de las larvas, verlas evolucionar, cuando mudan, cómo pasan de pupa y salen libres volando. También, las personas que vienen aquí siempre son muy amables y tienen muchas preguntas, uno ya sabe qué decirles, y salen con un conocimiento amplio. Lo más chiva es que aquí hacemos investigación y, si pudiera, en un futuro, hacer este tipo de cosas, lo haría sin dudarlo”, aseguró.
Al servicio de la ciencia
El citado laboratorio es un aliado del sector empresarial: se les brinda capacitación y material didáctico para el fortalecimiento de los emprendimientos ecoturísticos y los exportadores se benefician de la tecnificación en la reproducción comercial.
Las poblaciones de estos seres se han visto mermadas debido al cambio climático que afecta sus hábitats, y la deforestación y la urbanización han reducido sensiblemente las cantidades de plantas hospederas, que son las favoritas para poner los huevos, sirven de alimento a las orugas y les brindan protección. Las mariposas tienen un rol importante en la polinización de los bosques, por lo que su presencia mantiene saludables los ecosistemas.
“Esta es mi primera vez en un mariposario, aprendí mucho sobre ellas y las etapas que pasan antes de eclosionar, así como sobre las plantas específicas de las que se alimentan. Todo fue muy bonito. Hoy aprendí que son muy vulnerables y que es importante conservarlas porque son polinizadoras”, comentó Adeysher Arroyo Espinoza, quien el mes pasado visitó el lugar en compañía de sus amigos.
Actualmente, en el Mariposario de la UCR se reproducen entre 15 y 20 especies, algunas de ellas son la búho, la morpho, la liguista o de alas largas, colipato amarilla, la juno o de motas de algodón. Durante el año 2023, fue visitado por 2500 personas.
Una industria única
A pesar de su pequeño territorio, proporcionalmente Costa Rica tiene la mayor biodiversidad de mariposas en el mundo, aunque otras naciones registran más especies debido a su gran extensión territorial. En el país, se calcula que existen unas 1600 diurnas y unas 14000 nocturnas. La mayoría de estas no tienen nombre común y menos de una decena tienen alguno, entre ellas, la más conocidas son: la monarca, la búho y la morpho, esta última muy apreciada por sus coloridas alas azules.
Según la bióloga Carmen Rojas Ugalde, coordinadora del mariposario, el país es uno de los más importantes exportadores, aunque otros que se han sumado a esta industria son Ecuador, Perú y Colombia, agregó. En la actualidad operan unos diez exportadores que comercializan entre 80 y 100 especies. Esta industria beneficia a más de 400 pequeños productores y más de 1000 familias dependen de esta actividad económica.
Antes de la pandemia del COVID-19 la industria generaba una suma cercana a los $2.5 millones. De acuerdo con datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), el país exporta pupas, artesanías, joyería y colecciones entomológicas.
No obstante, tras la recuperación de los procesos de reproducción luego de la pandemia, ahora el mariposario enfrenta una importante merma debido a la plaga de la hormiga loca que se alimenta de los huevos, las larvas y pupas, explicó la Lic. Rojas.
Cuidado con las mariposas
La Lic. Rojas dijo que el mariposario ofrece un espacio relajante a las personas, se ha constituido en un apoyo a la educación ambiental y brinda conocimientos para el sector productivo e insumos para el diseño de políticas públicas sobre conservación ambiental.
No obstante, desde cada hogar se puede hacer algo. La bióloga recomendó cultivar más plantas en los jardines públicos y privados. “Tenemos que volver a reconocer el valor de las plantas ticas, ya que estas las atraen, no así aquellas exóticas extranjeras que, aunque son muy bellas, no son parte de nuestros ecosistemas”, subrayó.
Finalmente, hizo un llamado para reducir el uso de insecticidas y de químicos, porque “vivimos en un país netamente tropical, pero no queremos a los bichitos”.
Para agendar una visita se debe solicitar al correo electrónico relo.mariposario@ucr.ac.cr, o llamar al teléfono 2511-4036, la entrada tiene un costo de ₡1000 por persona.