Miércoles 11 de enero de 2017
A la Comunidad Universitaria y Nacional
Una nota de “La Rectoría informa”, que recibimos por correo electrónico, fechada el 4 de enero de 2017 y titulada “UCR realizó de forma correcta proceso de corta de árboles en Finca 3”, afirma que el informe de la Escuela de Biología sobre biodiversidad en Finca 3 presenta “una serie de inexactitudes”. En los próximos párrafos se demuestra de manera clara y contundente que no existen tales inexactitudes. Hicimos inventarios de plantas, mamíferos y aves, como un aporte a un grupo de vecinos de la finca, que nos solicitaron esa información. En octubre de 2016 se entregó un informe a las autoridades universitarias, en el cual cuantificamos y evaluamos objetivamente la biodiversidad del terreno donde se planea construir el edificio de la Facultad de Odontología.
1) El segundo párrafo de la nota de la Rectoría señala que el estudio de la Escuela de Biología no pudo haber utilizado el certificado de origen (No. UCR 001-16), que es necesario para poder talar los árboles, como se menciona en una nota periodística al respecto. Efectivamente, en nuestro informe no mencionamos tal certificado, ya que nunca tuvimos acceso a tal documento, sino hasta el lunes 9 de enero de 2017. El Informe de la Escuela de Biología, en su sección referida al impacto de la corta de árboles, se basó en el documento «Planta de conjunto de árboles, Zona 2», facilitado por la Oficina Ejecutora del Programa de Inversiones, para valorar las especies y el impacto de la corta.
2) El tercer párrafo indica que el informe de Biología difiere de las conclusiones de la Comisión Foresta en relación a la necesidad de talar y las medidas de mitigación. No obstante, uno de los miembros de esta Comisión, profesor e investigador de la Escuela de Biología, colaboró activamente en el inventario de plantas de Finca 3 y estuvo de acuerdo con el informe final de esta Escuela. Así, resulta paradójico que la Comisión Foresta Universitaria, cuyas decisiones no son consideradas vinculantes por las autoridades universitarias, y que no es consultada realmente para decidir sobre construcciones y cortas masivas de árboles, sea ahora utilizada por la Rectoría para respaldar las decisiones tomadas en diciembre de 2016.
En este párrafo también se asegura que, según un levantamiento realizado, alrededor de 20% de árboles creciendo en el área del futuro edificio “requerían ser cortados” [sic]. Sin embargo, ese levantamiento se hizo para toda la finca, no solo para el área del edificio, donde predominaban árboles completamente sanos, según nuestras propias observaciones en octubre de 2016. Está claro que los árboles sanos y vigorosos son seres vivos que quieren y merecen vivir; es decir, no “requieren ser cortados” en ningún país civilizado, y mucho menos con la prisa y la falta de transparencia con que se hizo en diciembre.
3) El quinto párrafo indica que por cada árbol cortado en la UCR se siembran tres más; pero esta reposición no se hace casi nunca en los alrededores de los árboles talados, que debería ser el espíritu de la compensación que se propone y que las autoridades de la UCR utilizan para justificar la corta de los árboles. El impacto biológico de esta pérdida de árboles es muy grande, porque entre otros aspectos se libera carbono de inmediato, se pierden fuentes de alimento y hábitat para numerosas especies animales y vegetales, se erosiona el suelo y se reduce el área verde. Además, esas plantas y el suelo alrededor sostienen comunidades de invertebrados, que son fuentes de alimento para otros organismos o fungen como polinizadores. Los árboles plantados normalmente tendrán una tasa de mortalidad alta y transcurre un tiempo considerable (generalmente varias décadas) hasta que recuperan y sustituyen las funciones ambientales de los árboles talados, mientras las especies que los utilizaban, si pueden, migran a otros sitios o, en caso contrario, se extinguen localmente.
4) El sexto párrafo asegura que “se está terminando el informe sobre los árboles enfermos y que necesitan ser cortados [sic] en Finca 3”, pero en el tercer párrafo se indica que hay un levantamiento hecho. Es paradójico también que se hiciera una tala antes de concluir un informe que determinara cuáles árboles estaban en buen estado o podían ser trasplantados. Además, la Rectoría no debería utilizar argumentos de seguridad de los visitantes y de las instalaciones deportivas para justificar esta tala, sin contar con un informe completo y exacto.
Con respecto al trasplante de árboles sanos afirman que la UCR ya lo ha hecho de forma exitosa. Esa práctica se ha hecho solo recientemente, de forma experimental y con un número reducido de árboles y especies. Para evaluar el éxito que se menciona es necesario que transcurra suficiente tiempo, por lo general más de dos años y un ciclo reproductivo del árbol trasplantado, de modo que se demuestre con datos reales que hubo crecimiento en altura y diámetro. No entendemos cómo pueden argumentar que esta práctica es exitosa, cuando se desconocen los resultados incluso a corto plazo. Los botánicos de la Escuela de Biología tienen mucha experiencia en trasplante de árboles, pero en la etapa de plántulas; sabemos que incluso en esta etapa la tasa de mortalidad en algunas especies es mayor a 80%, por lo que se espera que en árboles adultos o de cierto tamaño, como los que se han trasplantado, sea aún mayor.
5) En el octavo párrafo, de modo preocupante el regente ambiental [sic, forestal] comenta que “otro error presente en la nota es catalogar el árbol de balsa como de bálsamo, cuando en realidad se trata de un ceibo”. En la lista de árboles para talar, que tuvimos a la vista cuando hicimos el inventario de plantas en octubre de 2016, estaba identificado como “balsa” un árbol que fácilmente ubicamos en el plano y en el campo; se trataba de un bálsamo o chirraca (Myroxylon balsamum, Fabaceae), especie vedada según el Decreto Ejecutivo 25700-MINAE (16-01-1997) tal como se dejó claro en la página 6 del informe de Biología. Además, tenemos que aclarar que en el área para construir no había ninguna ceiba (Ceiba pentandra, Malvaceae), pero fuera de esa área, en las cercanías había un árbol de ceibo barrigón (Pseudobombax septenatum, Malvaceae).
Con lo expuesto anteriormente, el señor regente forestal parece subestimar la capacidad de los botánicos de la Escuela de Biología para reconocer e identificar correctamente los árboles de Finca 3. Peor aún, parece que la UCR pone la opinión del regente forestal por encima del conocimiento científico de los expertos en taxonomía de plantas de la propia Institución. Paradójicamente, la lista de 75 árboles a talar incluye varios nombres científicos de especies que nunca se han visto naturales ni cultivadas en esta región del Valle Central [Ficus obtusifolia, Jacaranda copaia, Juglans nigra, Persea “schelideana” (más adelante en la lista aparece “scheideana”, cuando lo correcto es Persea schiedeana) y Schefflera morototoni] y varios de los nombres científicos restantes tienen lamentables errores ortográficos o son nombres en desuso, según las normas del Código Internacional de Nomenclatura Botánica.
En resumen, tanto el certificado de origen como la tala iniciada en diciembre de 2016 se hicieron con base en información parcialmente errónea y falsa. ¿Quién es el responsable de esto? ¿Dónde está la exactitud técnica y científica que siempre debería ser el modus operandi de la Universidad de Costa Rica?
6) El sotobosque es la vegetación baja, herbácea, arbustiva y de árboles en regeneración, que crece bajo árboles maduros. En el párrafo noveno de la nota de la Rectoría se indica que es “equívoco señalar… que en ese terreno exista un sotobosque”. Sin embargo, es clara la presencia de un sotobosque y de muchas plantas en regeneración bajo la línea de árboles de ciprés y de otras especies localizadas en los límites noroeste y norte del área de corta, según el plano de la OEPI. En la lista del inventario del Informe de Biología se incluyen las especies de hierbas, bejucos, arbustos y árboles en regeneración que crecían en este sotobosque. También aportamos en el informe fotografías que demuestran la existencia de un sotobosque. En realidad, nos cuesta creer que algunos funcionarios administrativos pretendan enseñar a los biólogos qué es y qué no es un sotobosque.
7) En el párrafo 10 se menciona que el informe de Biología establece que «realizar obras en Finca 3 tendría un impacto muy negativo sobre el área verde “que ya de por sí es muy reducida”. No obstante, en ningún momento señala qué considera esta unidad académica como “reducida”, para tener claridad y respaldar ese argumento”. En la sección 2 del informe de Biología se cuantifica la extensión del área con cobertura vegetal arbórea de las fincas 3 y 4, que corresponde a 35-40% de una extensión total de 32 has. Es un área claramente reducida, donde cada fragmento perdido tiene un efecto muy significativo sobre la biodiversidad remanente. Como aporte adicional, podemos citar datos del artículo científico de Biamonte et al. (2011), donde se informa que las áreas de bosque alrededor de la UCR han pasado de 90,30 ha en 1973 (que incluía cafetales con sombra, bosque secundario y áreas abiertas -jardines) a 51,47 ha en 2006. Esto representa una reducción del 43% del área verde original. Además, entre 2006 y 2016 se ha dado un aumento significativo de construcciones en el campus Rodrigo Facio de la Universidad de Costa Rica, lo que reduce todavía más esa área en la actualidad. Como si fuera poco, el área verde en una zona de 2886 ha, que incluye este campus, se ha reducido de 1973 a 2006 en un 64.44%. Lo anterior deja claramente demostrado que el área verde dentro de la Universidad de Costa Rica y en terrenos circundantes es muy reducida y su constante reducción va a tener un efecto negativo sobre todas las especies que habitan en esos remanentes [Cuadros 1 y 2 de Biamonte et al. 2011. Effect of urbanization on the avifauna in a tropical metropolitan area. Landscape Ecology 26: 183-194].
8) El onceavo párrafo pretende justificar la tala de árboles antes de las fiestas de fin de año indicando que la certificación de origen fue recibida la semana antes de Navidad y que la UCR no había recibido ninguna notificación oficial por parte de la Sala Constitucional, en la que se señalaran medidas cautelares, mientras se evaluaba un recurso de amparo interpuesto por vecinos de la Finca 3. Sin embargo, dos oficios contradicen lo anterior:
- A) El martes 13 de diciembre de 2016, en oficio CFU-83-2016 la Comisión Foresta Universitaria informa al Dr. Carlos Araya Leandro, coordinador de la Comisión Institucional de Planta Física y Vicerrector de Administración, lo siguiente:
“El día de hoy en sesión ordinaria de la Comisión Foresta Universitaria el Arq. Kevin Cotter Murillo, Director de la Oficina Ejecutora del Programa de Inversiones (OEPI) nos ha informado que en pocos días darán inicio las obras urbanísticas del nuevo edificio de la Facultad de Odontología en Finca 3, obras que incluyen la corta de los árboles ubicados en la huella del inmueble, parqueos y accesos.
Al respecto, todos los integrantes de la Comisión, excepto los dos representantes de la OEPI, le solicitamos respetuosamente reconsiderar el tema de la corta de los árboles mientras la Sala Constitucional no haya resuelto el recurso contra el proyecto”. [El resaltado es nuestro].
- B) El viernes 16 de diciembre de 2016, en oficio EB-1540-2016 el Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta, Director de la Escuela de Biología, se dirige al Dr. Carlos Araya Leandro respecto al oficio referido CFU-83-2016:
“…con todo respeto, le solicito, al igual que lo hizo la mayoría de los miembros de CFU, que no se proceda con la corta de dichos árboles hasta tanto la Sala Constitucional no resuelva el recurso presentado en contra del proyecto.
Por otro lado, como es de su conocimiento, el pasado 20 de setiembre le envié un correo al señor Cotter que dice textualmente “En un CTA hace unos meses, Gayner indicó que la UCR no debe tramitar permisos para la corta de los árboles en Finca 3, donde se construiría el edificio de Odontología. En esa oportunidad, Bernal [Rodríguez, Director de la RAP] y yo manifestamos no estar seguros que eso fuera así. Para evitarle problemas innecesarios a la UCR, con todo respeto les recomiendo que consulten con el SINAC al respecto, antes de proceder con la corta de esos árboles. Por lo que representa la corta de 75 árboles, me parece justificable tener ese criterio del SINAC por escrito”. El señor Cotter me respondió de inmediato que “el día de hoy vimos ese tema en la Comisión de Planta Física y acordamos que OEPI hará la consulta formal al SINAC para recibir así una respuesta por escrito con el criterio”. [El subrayado es nuestro].
Desconozco si esta consulta se hizo. Mucho le agradecería informarme al respecto y de tener la respuesta por escrito del SINAC, una copia de la resolución”. [Hasta aquí la cita del Director Gutiérrez Espeleta].
Ambos oficios son elocuentes y demuestran que la Administración actuó precipitadamente al ordenar el inicio de la tala de árboles a finales de diciembre, mientras la comunidad universitaria se hallaba en vacaciones. ¿Acaso no pudo la UCR haber pospuesto los trámites hasta enero, después del receso? ¿Qué tipo de receso institucional es este, que suspende la importantísima comunicación con el Poder Judicial, hasta tal punto que no se reciben medidas cautelares de la Sala IV, pero permite la realización de un procedimiento extenso de corta de árboles, con trabajo de funcionarios, posible contratación de empresas externas, entre otros? ¿No estaba la Universidad obligada a tener un canal de comunicación y una dirección física para recepción de decisiones sobre el recurso de amparo presentado ante la Sala IV, especialmente durante un período de receso? ¿No existe otra forma de comunicar a la UCR medidas cautelares en su contra, durante un período de receso, que enviar un correo electrónico al Rector?
9) En el décimo noveno párrafo de la nota de la Rectoría nos recuerdan que “el aporte en áreas protegidas y dedicadas a la investigación que posee la universidad, es información abierta y de acceso público” [sic]. Al respecto, los mejores argumentos sobre el papel de la Universidad de Costa Rica en este conflicto, sus objetivos de crecimiento y el papel último de estas fincas en su desarrollo futuro, son los siguientes cuatro párrafos incluidos en la carta de la Dirección de la Escuela de Biología, que acompañó el informe sobre Finca 3 dirigido a la Rectoría y a los miembros del Consejo Universitario:
«No omito manifestarles que los objetivos iniciales que impulsaron a la Universidad de Costa Rica a adquirir las fincas 3 y 4 no son más viables y deben reconsiderarse en función de los deberes que la Universidad tiene con el ambiente y las comunidades. La Universidad es poseedora de un tesoro verde (ambas fincas), que en su conjunto representan la única área de tamaño considerable no urbanizada en el centro y sector este de San José y eso significa mucho más que la eventual apertura de nuevas facilidades para la enseñanza de algunas carreras universitarias.
Esta necesidad podría ser solventada con proyectos diferentes basados en la construcción vertical o en el aprovechamiento de espacio en los centros regionales. San Pedro y Sabanilla son áreas colapsadas por el tránsito y el crecimiento urbano y es difícil imaginar cómo podrían movilizarse profesores, estudiantes y usuarios de la Facultad de Odontología sin causar más caos en las vías de acceso a estas fincas y severos impactos permanentes en la cobertura vegetal y pérdida de hábitat de un grupo considerado de organismos. El tránsito se verá aún más colapsado con el movimiento de tierras, así como el ingreso de vehículos de carga pesada (vagonetas, tractores, camiones de carga, grúas, etc.) en dicha área.
Por otro lado, un proyecto como el propuesto implica una impermeabilización de suelos y a la vez un aumento de volumen de aguas pluviales que llegarán al río colindante con el consecuente aumento del caudal, principalmente en época lluviosa, que podría estar generando posibles inundaciones en sectores aguas abajo de estos afluentes. Aún no hay claridad hacia dónde están dirigidas las aguas residuales de la planta de tratamiento o de las aguas servidas.
En síntesis, después de tener la oportunidad de valorar la riqueza biológica y la importancia de las fincas 3 y 4 para nuestro entorno urbano, sin dejar de considerar su importancia adicional como área de recreación de los estudiantes y funcionarios universitarios y de los vecinos de Montes de Oca, es incomprensible que se mantengan los proyectos de edificación de grandes edificios en esta área”.
Finalmente, queremos dejar claro que esta no es la universidad que queremos, donde unos funcionarios de la Administración descalifican y subestiman el conocimiento de los profesionales en ciencias biológicas de la propia Institución, quienes a lo largo de los años han demostrado con investigaciones y divulgación de las ciencias su calidad y profesionalismo, tanto a nivel nacional como internacional. La Escuela de Biología protesta enérgicamente por el modo como se ha rebajado y subestimado su trabajo y exige de parte de las Autoridades Universitarias respeto para sus profesionales. Sin la competencia de los profesionales en ciencias biológicas, la UCR nunca podrá sostener en el futuro inmediato que tala correctamente o, en general, que hace un manejo apropiado y sostenible de las áreas naturales y verdes de sus fincas. Estas áreas no son solamente de la comunidad universitaria, sino también de todos los ciudadanos presentes y futuros, y de todas las demás especies con las que compartimos este planeta, que igual que nosotros merecen respeto y una buena calidad de vida.
Dr. Gustavo A. Gutiérrez Espeleta
Director
Escuela de Biología
Universidad de Costa Rica
Compartido con SURCOS por Luis Muñoz Varela, Isabel Ducca Durán y Óscar Vargas V.
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