El libro ¡Ale che buglere tadege!(¡Aprendamos buglere!), que permitirá a niños indígenas buglés aprender su lengua materna en la escuela, será entregado oficialmente por los autores, lingüistas de la UNA, hoy viernes 13 de marzo, en el Centro Educativo Indígena Ngobegue en La Casona, San Vito de Coto Brus
Niños de la población indígena buglé, asentada en el sur del país, aprenderán su lengua materna, el buglere –que está en declive- gracias a la publicación del libro ¡Ale che buglere tadege! (¡Aprendamos buglere!), de los lingüistas Juan Diego Quesada e Isabel Cristina Bolaños, del Programa de Lingüística Centroamericana (Prolinca) de la Universidad Nacional (UNA).
La entrega oficial del texto a la población meta se realiza hoy viernes 13 de marzo en el Centro Educativo Indígena Ngobegue en La Casona, San Vito de Coto Brus, donde participarán el equipo de Prolinca, niños y padres de familia de la población buglé, el director de la escuela y el maestro.
Este libro es el primero de una colección de tres volúmenes que elabora el área de lingüística aplicada del Programa de Lingüística Centroamericana (PROLINCA) de la Escuela de Literatura y Ciencias del Lenguaje de la UNA, con miras a contribuir a la revitalización y rescate de la lengua chibcha de Costa Rica, el buglere.
La publicación será utilizada tanto por niños que han aprendido la lengua en el hogar, como por aquellos provenientes de hogares en los que la lengua ha sido desplazada o está en proceso de serlo.
Por esta razón, el texto inicia desde un nivel muy elemental, pues el fin último consiste en posibilitar el proceso de alfabetización en y de esa lengua.
Preparado en coordinación con el Departamento de Educación Indígena del Ministerio de Educación Pública (MEP), el texto está diseñado para aplicarse en primer grado; consta de tres unidades, una por trimestre, correspondientes al programa del MEP.
El texto está estructurado en tres partes principales: presentación de vocabulario y estructura, prácticas para las cuatro habilidades del manejo de lengua, así como producción y evaluación de cada unidad.
Además, incluye ilustraciones y diagramación tematizada según la población meta; es decir, los dibujos representan al pueblo buglere (fenotipo) y sus tradiciones (indumentaria, paisaje, etc.).
El texto se utilizará en el Centro Educativo Indígena Ngobegue en La Casona, en San Vito de Coto Brus, donde hay 47 niños bugles, distribuidos entre primero y sexto grado de primaria. Además, en la Escuela Betania y en el centro educativo Kiabdo. Los tres centros educativos se encuentran esos caseríos en el territorio gnobe-buglé.
Los buglés viven en el territorio indígena gnobe-buglé, ubicado en el sur del país, junto con los guaymies. Los bugles hablan buglere, lengua que se estima tiene unos 400 hablantes.
Los autores Quesada y Bolaños destacan que esta colección tiene un significativo impacto social ya que envía un mensaje a la población buglé: su lengua tiene valor y merece estudiarse y cultivarse; está al mismo nivel de cualquier otra lengua.
A nivel académico, el libro representa un aporte más de PROLINCA al rescate del patrimonio lingüístico centroamericano, en tanto que –ya en su etapa de revitalización- “traduce” sus hallazgos científicos en vehículos de rescate lingüístico; es decir, sale de la academia para dirigirse a la sociedad, haciendo asequible el conocimiento técnico-científico generado mediante procesos de investigación.
*Mayores detalles con los lingüistas Juan Diego Quesada 8318-1606 e Isabel Cristina Bolaños 8373-9235, o en la Oficina de Comunicación 2277-3067.
La cooperación interinstitucional entre el MEP y la Escuela de Arquitectura dio paso al diseño de módulos educativos desarmables y amigables con el ambiente
En el 2015, surgió en Costa Rica un nuevo modelo dentro de la Red Nacional de Cuido y Desarrollo Infantil, con el objetivo de reconocer y garantizar los derechos de las niñas y niños de familias migrantes de Ngäbe-Buglé. El Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), como impulsor de este sistema de atención, creó las Casas de la Alegría de naturaleza público-privada.
Estos centros se instalan dentro de fincas y son construidos por sus propietarios o con fondos de cooperación internacional o donaciones. El Estado se encarga de financiar el costo de la atención diaria y servicios médicos a través de subsidios. Asimismo, le da un seguimiento periódico a la condición de las casas, capacita a las personas cuidadoras y cocineras, se encarga de los permisos de habilitación, entre otras acciones.
El año pasado se atendió a 629 menores en las 16 Casas de la Alegría habilitadas enlos siguientescuatro distritos de Coto Brus: Pittier, Gutiérrez Brown, San Vito y Sabalito. La función de estos centros consiste, principalmente, en brindar un cuido integral a los niños y niñas; sin embargo, no suplen el derecho fundamental de acceso a la educación.
A raíz de esta necesidad, surge una relación interinstitucional entre el Departamento de Interculturalidad del Ministerio de Educación Pública (MEP) y la Escuela de Arquitectura (EA)de la UCR, con el fin de crear espacios para brindar educación básica no formal a esta población, durante la época que permanecen en nuestro país y como complemento al cuido que reciben en las Casas de la Alegría.
Ana María Lizano Zelaya y José Eduardo Barrantes Romero, estudiantes de la EA, habían desarrollado en el último año de carrera un proyecto académico que consistía en diseñar una vivienda desmontable.
“Un tiempo después me contacta el MEP para pedirme apoyo con el diseño de lo que llamaban un ‘aula móvil’ para la población de Ngäbe-Buglé. Lo relacioné con este proyecto (el de la pareja de estudiantes) y, como ya estaban en proceso de formular su tesis, me pareció que podría ser un buen momento”, mencionó el profesor y director de la tesis, Arq. Manuel Morales Alpízar.
La población indígena de Ngäbe-Buglé migró por primera vez hacia Costa Rica a mediados del siglo XX y provenían de la comarca que lleva su mismo nombre, en Panamá. En la actualidad generalmente ingresan a nuestro país a partir de octubre para el periodo de la recolecta de café, la cual se extiende hasta marzo del año siguiente. Por tratarse de habitantes no permanentes en nuestro territorio, enfrentan un difícil acceso a servicios básicos de salud y educación.
Cooperación interinstitucional
De esta manera, la iniciativa de los módulos educativos complementarios a las Casas de la Alegría ideada por el MEP se llegó a convertir, para los estudiantes Ana María Lizano y José Barrantes, en su proyecto de tesis de Licenciaturay pasó aadquirireltítulode Provisionales y portátiles, espacios educativos para la niñez Ngäbe-Buglé en Coto Brus.
“El proyecto se trata de un espacio dividido en dos tipologías, una para preescolar y otra para primaria. Esto debido a que el MEP planteó el proyecto de esta manera tanto por didácticas lectivas, necesidades específicas de las diferentes edades de 0-6 años y de 7-12, y también porque quieren implementar una estimulación temprana para los menores y para losmásgrandesotros temas diferentes”, explicó Ana María Lizano.
Se le denomina “educación básica no formal” debido a que esta no sigue el esquema básico planteado parael nivel deprimaria de cualquier escuela pública del país, sino que se trata de una pedagogía más adecuada a la cultura indígena de Ngäbe-Buglé.
“La investigación se basó en tres ejes: educativo-legal, fisicoambiental, y sociocultural. Lo principal de la investigación está enfocado en lo fisicoambiental y lo sociocultural, tema por lo cual se hicieron dos giras de campo más que todo para tener un contacto con la población”, detalló José Barrantes.
“Con base en esto y en que las fincas tienen ciertas condicionantes de temas altitudinales, de climas, y zonas de vida, hubo que detallar un poco la investigación en cada finca y cada distrito; no solo considerar el proyecto en sí para ubicarlo en un lugar, sino adecuarlo a las necesidades de ese lugar”, agregó Barrantes.
Los estudiantes visitaron zonas en Coto Brus donde es común que se asiente esta población indígena y, para entonces, había 14 Casas de la Alegría activas. Realizaron actividades con los niños y niñas que involucraron dibujos y pinturas a partir de las cuales los estudiantes pudieron delimitar las pautas de diseño de los módulos, para que estos fueran compatibles con la cultura desde el punto de vista infraestructural.
La mayoría de las personas con las que los estudiantes tuvieron contacto provienen de Kankintú, Panamá y el tiempo de traslado para llegar a Costa Rica les toma una o dos semanas. “Se hizo un mapeo de todos los centros educativos en esos distritos y ellos rondan distancias de hasta 5 km desde donde está la Casa de la Alegría. Es muy difícil para los papás pues tienen que empezar a trabajar temprano e ir a dejar a los niños a la escuela”, indicó Barrantes.
Módulos amigables con el ambiente
Según relató Barrantes, gran parte delos espacios tienen techos bajos y cuentan con materiales muy viejos, en mal estado o cerramientos de concreto prefabricado. No poseen controles de sus ventanas, por lo que si el cielo está abierto a la intemperie, es posible que la sensación térmica sea de mucho calor o frío.
Además los espacios son conjuntos, lo que ocasiona que el aroma de la comida se mezcle con otros olores y que los niños que duermen tengan que estar al lado de los que juegan; cualquier animal puede ingresar, así como el polvo yelhumo delasquemas que hay en los alrededores.
“Actualmente, las Casas de la Alegría no son aptas desde el punto de vista arquitectónicoydesdenuestroscriterios para una habitabilidad correcta, porque anteriormente eran utilizadas para barracas, bodegas y distintas construcciones en la finca. El dueño lo que hizo fue adaptarlo con sus recursos”, comentó Barrantes.
De acuerdo con el profesor Arq. Manuel Morales, uno de los objetivos consistió en que los módulos no superaran el costo típico de las Casas de la Alegría, las cuales no reúnen los parámetros adecuados para un uso de este tipo.
El objetivo, aseveró Morales, era que dichos módulos tuvieran un costo equivalente a las Casas de la Alegría, el cual se podría reducir por su producción en masa. Estos centros cuentan con mejores condiciones de flexibilidad, adaptación al clima y versatilidad, inclusive podrían funcionar eventualmente como albergues para situaciones de emergencia.
“Han aparecido algunas otras entidades públicas interesadas en el proyecto por sus múltiples posibilidades, por ser armable y desarmable. El manual técnico, por ejemplo, fue diseñado para ser comprendido independientemente del nivel de alfabetización de las personas. Incluye cómo debe de ser el proceso de almacenamiento para que los materiales se conserven bien, cómo se puede transportar de un lugar a otro a través de un contenedor o un camión, cómoes el desembalaje, y cómo armarlo enelsitio”, añadió Morales.
De acuerdo con los estudiantes, en los distritos que visitaron (Sabalito, San Vito y Pittier) hay un rango de la menor altitud a 862 metros sobre el nivel del mar y la mayor casi a 1 400 metros, lo que ocasiona que haya temperaturas de ambiente diferentes. Por este motivo, los módulos fueron diseñados a partir de pautas de arquitectura bioclimática,es decir, son estructuras capaces de adecuarse a los distintos factores que la rodean, tales como los cambios de temperatura.
Para efectos del proyecto de tesis, los estudiantes diseñaron dos módulos, uno más grande que el otro, los cuales tienen un mobiliario que se puede adaptar a distintos usos. Asimismo, cuentan con una capacidad de albergar entre 20 y 30 personas. Estos están pensados para acoplarse unos con otros, de manera que se puedan configurar radialmente, o bien, alinearlos en forma de C o L.
“Una de las cosas que se persiguió y logró con el diseño es que tuviera una huellaambientalmínima. Después de que se arma y tras varios meses, cuando se desarma, el impacto que deja en el terreno es prácticamente nulo. Los módulos están hechos para que se posen sobre el sitio sin interrumpir las correntías o que haya que hacer movimiento de suelo. Los estudiantes aspiraron a altos estándares de calidad y seguridad al diseñarlos”, explicó Morales.
“La Escuela de Arquitectura está en un momento crucial, próximamente cumplimos 50 años de creación y eso amerita conmemorarse, pero más que eso lo vemos como un momento que nos invita a hacer una reflexión profunda sobre lo que ha sido durante este periodo, cuáles han sido sus aportes al país, al desarrollo social y territorial. Estamos en un contexto muy distinto y que la arquitectura ya no es lo que era cuando se creó esta Escuela y que el planeta tampoco lo es, pero cabe un análisis de nuestro quehacer”, reflexionó finalmente Morales Alpízar.
Bianca Alina Villalobos Solis
Asistente de Prensa, Oficina de Divulgación e Información
Voceras y voceros de la comunidad Ngäbe-Buglé dialogarán por el reconocimiento de su ciudadanía
Los derechos humanos del pueblo indígena Ngabe-Buglé son violentados día a día, debido a su restricción de acceso a ciudadanía, lo cual les impide acceder a becas, servicios de salud especializados, espacios de representación política y respuesta jurídica efectiva. El proyecto de ley 20.554 en la Asamblea Legislativa busca regularizar su ciudadanía, dotándoles de todos los derechos y deberes que les devienen.
El martes 5 de junio a las 3:30 p.m. realizaremos un foro con los voceros y voceras de la comunidad, discutiendo sobre su actual condición migratoria. Dicho foro se realizará en Salón de Beneméritos de la Asamblea Legislativa, en el cual se le exigirá al Gobierno de Costa Rica soluciones inmediatas y sostenidas a la problemáticas que viven todas estas familias, quienes son extranjeras en su propia tierra.
Las actividades se realizaron el pasado 12 de octubre en Casa Presidencial y en Asamblea Legislativa y contó con actos culturales y conferencia de prensa
Presentaron proyecto de ley que busca agilizar, abaratar y humanizar el proceso de regulación migratoria para las y los indígenas Ngäbe Buglë
Visita se enmarcó en la conmemoración del 12 de Octubre, como una forma de reconocimiento de su identidad como pueblo originario
Bajo la bandera “No somos extraños, somos un pueblo originario” la comunidad de indígenas Ngäbe Buglë proveniente de Sixaola movilizó a más de 60 personas a San José este pasado jueves 12 de octubre.
Las actividades dieron inicio a las 10 de la mañana en Casa Presidencial, donde la comunidad se reunió con autoridades del Gobierno, para luego trasladarse a la Asamblea Legislativa a la 1:30 p.m., donde presentó un acto de baile Jeegvi, tradicional de su cultura, y una conferencia de prensa.
En dicha conferencia se anunció el proyecto de ley “Ley de Protección del Derecho a la Nacionalidad de la Persona Indígena y garantía de integración de la Persona Indígena Transfronteriza”, el cual les permitirá obtener un documento de identidad, indispensable para acceder a atención médica, ayuda social para la educación de sus hijos y el reconocimiento de sus garantías laborales.
“Las fronteras que nos puso la gente blanca no nos permiten tener participación política o derecho a la salud, educación o trabajo digno, queremos que se reconozcan nuestros derechos como población indígena originaria” reclama la comunidad.
La comunidad Ngäbe Buglë que habita en Sixaola tiene tres características que la hacen especialmente vulnerable: es indígena sin territorio, es transfronteriza y vive en extrema pobreza.
Las actividades y el proyecto de ley surgen de un trabajo de acompañamiento que la Escuela de Comunicación de la Universidad de Costa Rica ha realizado desde enero del 2016 con esta comunidad, en vista de las violaciones sistemáticas a sus derechos humanos.
Enviado por Allan Monge, Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva, UCR.