La historieta «David y Goliat» de Olman Bolaños Vargas presenta una alegoría moderna del conflicto entre Israel y Palestina. En esta versión, David es un palestino llamado Dawud que enfrenta a un Goliat representado por un soldado israelí. La narrativa se desarrolla en un escenario de ocupación y destrucción, donde Dawud reclama su derecho a la tierra y a la dignidad.
La trama se centra en el diálogo entre Dawud y el soldado, quien le informa que su barrio ha sido destruido y que debe abandonar la zona. Dawud argumenta que los palestinos han sido despojados de sus tierras y que él no tiene a dónde ir. El soldado insiste en que la tierra pertenece a Israel, respaldado por la interpretación de las Escrituras judías.
Dawud, sin embargo, señala que tanto árabes como judíos son semitas y comparten raíces culturales y religiosas. La historieta resalta las contradicciones y la hipocresía del soldado, quien usa la religión para justificar la ocupación y la violencia, mientras Dawud invoca los mismos textos para defender la justicia y la paz.
El conflicto se intensifica cuando Dawud menciona la Shoá (Holocausto) y cómo los palestinos también enfrentan un genocidio a manos de los sionistas. La narrativa destaca el sufrimiento de los palestinos, con estadísticas sobre las muertes y destrucción causadas por la invasión israelí.
Finalmente, Dawud reafirma su determinación de reconstruir su hogar y su vida, simbolizando la resistencia palestina. La historieta concluye con un mensaje sobre la dignidad humana, la valentía y la lucha por la justicia, más allá de la violencia y la opresión. La historieta es una poderosa crítica a la ocupación israelí y un llamado a la resistencia pacífica y la dignidad del pueblo palestino.
Según datos de Las Naciones Unidas, a menos de un año de la invasión militar Israelí a la Franja de Gaza han sido asesinadas más de 30 mil personas palestinas, la gran mayoría civiles: alrededor de 15.000 niñas y niños y 10.000 mujeres. A estos datos se suman más de 85 mil personas heridas y se calculan unas 10.000 desaparecidas bajo los escombros de edificios. También han sido asesinadas alrededor de 300 personas entre periodistas y voluntarias de ayuda humanitaria. El ejército israelí ha sufrido unas 1.200 bajas. El genocidio de Gaza es parte del proceso de colonización realizado por los grupos sionistas que viene desde el siglo XX y se ha convertido en asedio constante hasta el día de hoy.
Abraham Lincoln, habiendo sido elegido presidente de los Estados Unidos, pero iniciándose en su periodo una guerra civil, entre los estados del norte y del sur (esclavista), decía:
Nosotros rezamos al Señor para que sea nuestra la victoria, porque creemos tener la razón. Pero los del bando contrario le rezan también pidiéndole la victoria, porque creen estar en lo justo. ¡Qué pensará el Señor de nosotros!
La guerra en la sociedad es la más cruel de las violencias, ya que no respeta edad, sexo, discapacidad, religión, ideología, trabajo y, además, destruye la infraestructura de los pueblos o países, y, sobre todo, lesiona la identidad que se estaban forjando los niños; figuras inocentes dentro del juego de la maldad de destrucción político militar de los hombres.
Desde la antigüedad remota al presente el hombre se dio cuenta de que, mediante la agresión que poseía como carácter innato para defenderse, si esta la ejercía en forma violenta, ya sea individual o en grupo, contra otros seres humanos podría obtener cosas como: alimentos, tierras, riquezas, esclavos, espacios naturales para usufructuarlos, etc. Esa actitud de violencia llevó a los humanos a atacar a otros humanos, conquistando así lo anterior, pero destruyendo y matando sin una verdadera necesidad y solo por el provecho que obtenía con esa conducta violenta.
Primero fabricaron armas con piedras y lanzas usando palos de los árboles, luego arcos y flechas, posteriormente hachas y mazos con los que lograban matar con mayor eficacia a los oponentes. Al aparecer los sumerios, en la Mesopotamia hace unos 6,000 años y en otros lugares, se agruparon en poblados y luego en ciudades, y, para proteger sus cultivos de las hordas nómadas que se los querían robar, organizaron grupos de personas para cuidarlos y defenderse de ellos. Con el tiempo a esos grupos se les llamó policías, y luego tropas o ejércitos.
Pero, al tener un ejército protector, surgió la tentación de conquistar otros pueblos o ciudades-estados y, desde entonces esto ya no nunca paró. Las herramientas para uso individual mediante la fuerza física pasaron a segundo plano al inventarse la pólvora, los rifles, los cañones y las bombas y entonces cada pueblo (si podía) y para no estar indefenso se dedicó a buscar cómo obtener las mismas y, armarse hasta los dientes para defenderse según se decía.
Fue así como comenzó desde hace siglos una carrera armamentista que persiste en la actualidad y que eufemísticamente las autoridades civiles y militares de cada país señalan es solamente para obtener el respeto y el temor a una represalia de un «probable agresor o enemigo». Pero, lamentablemente, el marco de la lucha violenta se fue ampliando hasta llegar a la Primera y Segunda Guerras Mundiales de inicio en los años de 1914 y 1939, donde los cultos y cristianos pueblos de Europa se enfrentaron destructivamente, extendiendo la guerra al Asia y haciéndola general. Lo peor es que los pueblos de Alemania e Italia y Japón fueron inducidos mediante el engaño a ir a la guerra sin una justificación adecuada.
No se entiende como los gobiernos de Europa cuando Hitler se anexó Austria, y luego Checoslovaquia, continuaron creyendo en sus cantos de paz, si, este megalómano dictador nazi había escrito lo siguiente:
La naturaleza no ha reservado el suelo europeo para su posesión para ninguna nación en particular, por el contrario, este suelo existe para el pueblo que tenga la fuerza para expropiarlo (Mein Kampf).
Después de un inicio triunfal del grupo nazi-japonés, los llamados «aliados», los Estados Unidos, Canadá, Rusia, e Inglaterra, y otras naciones devolvieron con sus armas la destrucción creada por los otros, dejando devastada la infraestructura de los invasores y devolviéndoles así todo el daño que habían provocado y dejándolos en ruinas con una pérdida de vidas humanas estimada en 60 millones de personas, quedando al final Europa y Japón destruidos.
Quedaron vencedores en 1945, dos grupos antagónicos ideológicamente hablando. Por el área del liberalismo, el capital y la democracia, los Estados Unidos, Canadá y los países del centro de Europa. Y la Unión Soviética y los países europeos adyacentes, así como China, Vietnam, y otros con ideología comunista. De todos es conocido cómo la Unión Soviética, con el ascenso en 1985 de Mijaíl Gorbachov, con el tiempo se fragmentó en Rusia y diversos países, quedando Rusia muy debilitada militarmente en cuanto a la división clásica de marina, ejército de tierra y aire, si se compara con la época recién pasada, pero infinitamente superior militarmente por ser una de las tres grandes potencias nucleares, junto con los Estados Unidos y China. Entre los tres pueden destruir varias veces a la humanidad.
Debemos apuntar que quien recurre a la guerra, se justifica aduciendo que lo hace por un motivo justo y señala que fue provocado por el contrario que traicionó su confianza de alguna manera. Para ello poseen sistemas de propaganda con expertos para convencer a las masas de su país de apoyar su decisión de hacer una guerra (mediante la violencia armada), y usualmente logrando que su pueblo se entere de lo sucedido, únicamente mediante sus medios de prensa.
Siempre existe un país agresor y uno agredido, al agresor no le agrada que lo señalen así. Al final solo los vencedores son los que pueden justificar su manera de actuar.
Debemos subrayar que ni Rusia ni los Estados Unidos son santos para confesarse con ellos, pues ambos representan a naciones que en diplomacia se dice que «no tienen amigos, solo intereses» y para demostrar eso voy a señalar los prolegómenos de esta guerra de Rusia contra Ucrania, cuyos antecedentes se remontan a antes de la Primera Guerra Mundial. En esa época Ucrania era un país independiente, pero, al formarse la Unión Soviética, esta la absorbió, pese a no desearlo ella, ya que, era el granero de Europa y Stalin les quitaba sus cultivos y aterrorizó y masacró esa nación por años.
Al desintegrarse la Unión Soviética en 1989 quedó como Rusia y una serie de países que conformaban la Federación Rusa, quedando Ucrania independiente, pero supuestamente bajo el amparo de Rusia y con presidentes prosoviéticos. Sin embargo, en el 2014 el pueblo derrocó al último de esos presidentes (según Putin, con ayuda de EE.UU.) y fue elegido en su lugar un «comediante» llamado Volodimir Zelenski (durante esta guerra ha demostrado ser todo un valiente señor) quien, escuchando el clamor de democracia de su pueblo, estaba tratando de lograr que su país entrara a la organización militar europea y de Estados Unidos, la OTAN. Putin no acepta el expansionismo de la OTAN, pues se acercaba a su país, y por ello esta invasión, que de todos modos era esperada, ya que en el 2014 se había anexado la península de Crimea aduciendo que el 60% era una etnia rusa que hablaba dicha lengua, además de estar una base naval de Rusia. Por otra parte, una Ucrania democrática era un mal ejemplo para Rusia.
De última hora y debido a la tremenda destrucción de su nación, hoy 15 de marzo, Zelensky dice a la prensa que él promete que Ucrania no entrará a la OTAN.
Esta guerra entre Rusia y Ucrania es la última guerra preventiva en pleno siglo XXI; lamentablemente, según la prensa, se está cometiendo un genocidio con el pueblo de Ucrania, ya que hay un exterminio sistemático no solo de la infraestructura, sino de vidas en las ciudades de Mariúpol y Kiev. Ahora todo depende de la capacidad para infligir daño al ejército ruso de parte de los militares ucranianos, y de la resistencia del pueblo.
Antes de hablar de la otra injusta guerra preventiva en este siglo, pero, en este caso, provocada por los Estados Unidos y otros países contra Irak, paso a señalar lo siguiente.
De 1979 a 1992 existió una guerra entre la Unión Soviética —luego Rusia— en contra Afganistán, donde el ejército soviético apoyó a la fracción socialista gobernante de ese país, que estaba enfrentado a los muyahidines, un grupo de guerrilleros afganos islámicos que pretendían el poder. Estos pudieron resistir a los rusos, debido a que los Estados Unidos, Inglaterra, Arabia Saudita e Irán (increíble la asociación) apoyaron con armas y dinero por años a esos guerrilleros de Afganistán. Rusia abandonó esa guerra después de 9 años de lucha y se retiró en 1992. Y Afganistán paso a ser un estado islámico.
Al desintegrarse la Unión Soviética, se formó la República de Chechenia por grupos de separatistas chechenos que declararon la independencia dejando de lado a los políticos prorrusos, por lo que, en 1994 el ejército ruso trató de recuperar esa República peleando (la primera guerra) sin lograrlo hasta el año 1996, fecha en que el ejército ruso dejó ese país. Sin embargo, las luchas entre facciones socialistas y de partidarios del islam, creaban gran inestabilidad, por la que Rusia amenazaba con invadir. Por esos tiempos un grupo de separatistas terroristas del islam provocaron atentados con muertes de ciudadanos soviéticos en varias ciudades rusas. Aunado a eso un grupo checheno proislamita y separatista invadió a su vecino Daguestán prorruso, y, entonces en 1999 Vladimir Putin ordenó un nueva la invasión rusa a Chechenia (la segunda guerra) para debilitar sus defensas. Después de un asedio feroz de varios meses de su capital Grozni, fueron vencidos. He señalado lo anterior para que no espere el pueblo de Ucrania una paz con Rusia, lamentablemente, van a ser masacrados por el ejército de esta nación quienes están ya bombardeando sin piedad a las ciudades de Mariúpol y Kiev, bajo la estrategia del terror acostumbrada ya por Putin en Chechenia, y ahora los habitantes de Ucrania viven bajo sus escombros, sin agua, luz, calefacción y alimentos y sus calles llenas de muertos, provocado todo ello para que se den por vencidos.
No olvidamos también que, después de la disolución de la Unión Soviética en el año 1991, Georgia había conseguido la independencia de Rusia (Moscú), pero, en el 2018 Rusia le hizo la guerra a Georgia al apoyar a dos separatistas y autoproclamadas Republicas, Osetia al sur y Abjasia (ambas siempre habían sido prorrusas, aunque pertenecían a Georgia). El ejército ruso aplastó al de Georgia y esta perdió la guerra y las regiones.
En septiembre del 2001 el pueblo de los Estados Unidos vio con horror cómo su país, el más fuerte del mundo militarmente hablando, fue atacado en su propia tierra por un grupo de terroristas islamista que destruyeron dos edificios de Nueva York, llamados las Torres Gemelas, asesinando a tres mil personas. La respuesta fue un justo y contundente ataque contra Afganistán (país al que habían ayudado a combatir contra Rusia), y gobernado por los talibanes que albergaba al grupo terrorista de Al Queda cuyo cerebro era Osama bin Laden, un rico terrateniente de Arabia Saudita. Muy rápidamente los estadounidenses derrotaron a los talibanes y los exilaron. Después de 20 años de ocupación y habiendo fracasado en democratizar esa nación, salieron a toda velocidad en septiembre del 2021.
En el presente siglo XXI la otra guerra «preventiva» injusta ha sido la Invasión de Irak en el 2003, por los Estados Unidos y otros países, aduciendo que Sadam Husein, su presidente, tenía armas de destrucción masiva, pese a que, las Naciones Unidas (ONU) había señalado que no era cierto, lo que en realidad se deseaba era el control de su petróleo y tener un país supuestamente democratizado en el Medio Oriente. Nunca se demostró la existencia de esas armas; al final los norteamericanos dejaron Irak varios años después en el 2011. Esta guerra tuvo un gigantesco costo en dinero y vidas, que, como siempre, lo pagó el pueblo norteamericano, dejando a Irak muy destruido, con un gobierno poco popular y lleno de terrorismo entre las facciones chitas y sunitas de ese país.
Recordemos también que, para el pueblo de los Estados Unidos, el abandono de Afganistán significó no solo una derrota militar, sino sobre todo una sangría económica, ya que mantener una guerra como esa por 20 años, tuvo un costo de $2.3 billones. Pero, sí hubo ganadores, ya que fue un gran negocio para la industria de guerra de ese país donde varias empresas privadas se llenaron los bolsillos con miles de millones de dólares gracias a contratos con el Pentágono.
Lo que es difícil de entender, es, cómo es posible que la «inteligencia militar» de los Estados Unidos haya podido creer que Afganistán e Irak, pueblos cuya religión es el islam puedan ser adoctrinados ideológicamente tratando de hacerlos democráticos, ya que para eso deberían dejar su religión donde el Corán rige todas las actividades de la vida de los pueblos. Por cierto, ni siquiera Alejandro Magno, que conquistó Persia (que incluía a Irak) y el resto del mundo conocido, quiso conquistar Afganistán ya que consideraba esas inhóspitas montañas y a sus guerreros, difíciles de dominar.
Sigmund Freud, escribió a propósito de la guerra:
La evolución no hace más dóciles y humanas las técnicas bélicas, sino que las convierte en más crueles e insoportables… Nos sentimos confundidos al no poder reconocer la diferencia entre el extranjero y el enemigo, se descubre que la rivalidad y la enemistad están dentro de nosotros mismos… Esto se deriva del hecho de que ser hombre no equivale para nada a tener humanidad; además, la guerra marca el final del sueño de una existencia pacífica.
Se ha señalado que para evitar las guerras tiene valor la frase si vis pacem para bellum: «si quieres la paz, prepara la guerra», como una primicia preventiva para evitar un conflicto, supuestamente del famoso general y filosofo chino Sun Tzu, quién en el año 544 a. C., señaló que lo anterior puede dar resultados. Sin embargo, hay muchos ejemplos a través de los siglos que contradicen esto, ya que en la antigüedad al armarse un país con el correr del tiempo atacaba a otros.
Ejemplo de esto, las constantes guerras entre las ciudades/Estados de las civilizaciones sumerias, acadias, babilonias, asirias, Persia contra los griegos, Esparta vs Atenas, esta contra Tebas, Macedonia contra todas las griegas, Alejandro conquistando Persia, los romanos conquistando el mundo, y peleando entre sí y por las provincias y mucho antes, las luchas de los cananeos contra los israelitas y estos contra los filisteos y luego contra los palestinos; los mongoles descendientes de Gengis Khan invadiendo China y luego el Oriente Medio y hasta Europa y lo mismo los hunos de Atila; el profeta Mahoma después de apoderarse de Medina y la Meca, sus seguidores los musulmanes conquistando tierras en el Medio Oriente y hasta España y la actual Turquía.
La guerra de los Estados Unidos contra España por Cuba y Filipinas. La invasión del ejército norteamericano contra México, perdiendo este parte de su territorio. Las luchas entre la India y Pakistán por Cachemira. La invasión de japón a China. La guerra entre las dos Coreas. Las innumerables guerras entre los pueblos africanos. Las guerras ya descritas de Afganistán, Chechenia y Irak, y para no llenar páginas y páginas de las guerras habidas entre otros pueblos y países, finalmente llegamos a la invasión y guerra de Rusia contra Ucrania del momento actual. Lo raro es pues que el mundo tenga momentos de paz duraderos, hasta hoy el «hombre ha sido el lobo del hombre» como señalaba el filósofo Hobbes.
Por cierto, la sentencia latina citada antes y achacada a Sun Tzu, al parecer, en realidad pertenece al escritor romano de temas militares del siglo IV, Flavio Vegecio. Y subrayamos que a fin de cuentas no parecía estar equivocado, si un país se prepara para la guerra, evita esta. Pues desde 1948 al 2021, aunque ha habido muchas guerras y enfrentamientos entre países, sin embargo, no se ha presentado otra guerra mundial, debido al carácter disuasorio de las armas nucleares en posesión especialmente de los Estados Unidos, Rusia, China, la India y Pakistán e incluso Israel; esto ha evitado que los países árabes y musulmanes veinte veces más numerosos y que lo rodean, no la hayan vuelto a atacar.
La razón para evitar una guerra entre naciones con armas atómicas que podría dar como resultado la aniquilación total de los países enfrentados es precisamente ese elemento disuasivo. Ahora bien, en este momento hay el gran peligro de si Rusia continúa avanzando más allá de Ucrania hacia los países de la OTAN, o si esta y los Estados Unidos deciden, debido al genocidio a que Rusia está sometiendo a Ucrania, darle protección aérea o militar por tierra, la Tercera Guerra Mundial puede estallar.
El general prusiano Karl von Clausewitz decía que la guerra era la continuación de la política por otros medios y que usualmente los contendientes recurrían a esta cuando se estimaba que las ganancias superarían a las perdidas potenciales. Según él, este era el elemento racional de una guerra; los otros eran el odio, la enemistad y la violencia primitiva. Maquiavelo señalaba que, las causas que impedían la unificación entre las ciudades-estados de Italia eran diversas y complejas y generaban odios y pasiones entre facciones, pero había que llegar a un acuerdo al inicio buscando comprender las causas del enfrentamiento, y hacerles saber las consecuencias de una guerra con pérdida de vida y bienes materiales para disuadirlos de una guerra, ya que una vez que esta se inicia es casi imposible detenerla.
Albert Einstein, después de ver como su fórmula matemática E=mc2 había dado lugar a la bomba atómica, se volvió un pacifista fanático y luchó toda su vida para tratar de crear una institución supranacional más poderosa que la ONU, con el fin de que esta impusiera la paz y prohibiera la creación y uso de armas atómicas. Algo que no se ha logrado aún. Él decía «si surge una tercera guerra mundial, los pocos hombres que quedarán, harían una cuarta guerra solamente con piedras, pues serían las únicas armas que conseguirían».
Finalmente, a propósito del empleo de armas atómicas, voy a dar a ustedes un resumen de un discurso que Gabriel García Márquez envió para ser leído al inaugurarse la Universidad de la Paz en Costa Rica.
Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo. Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados alterará el curso de los océanos y los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes y los pájaros no encontrarán el cielo, las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sáhara, la vasta Amazonia desaparecerá de la faz del planeta… Los pocos seres humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio de un refugio… solo habrán salvado la vida para morir después por el horror de sus recuerdos. La Creación habrá terminado. En el caos final de la humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas.
El Congreso de la República, antes de 1948, y La Asamblea Legislativa, desde 1949, hicieron y hacen reconocimientos públicos a ciudadanos que se destacan en Costa Rica, en distintos campos del quehacer humano científico, político cultural, histórico, artístico, literario, de las Letras Patrias, de la Enseñanza así como a quienes de una u otra forma, extranjeros especialmente, han contribuido, de acuerdo a esas valoraciones que hacen los diputados, con nuestro país, nuestro desarrollo institucional o democrático. También se ha hecho este reconocimiento del Benemeritazgo a Instituciones nacionales.
Así se crearon los distintos rangos de Benemeritazgos, Ciudadanos de Honor, Defensores de la Libertad, que el Poder Legislativo realiza, en atributo de sus potestades y facultades constitucionales. Por ello muchos Presidentes del país han recibido ese Honor de declarárseles Beneméritos, algunos de ellos en vida recibieron esa distinción.
En el campo de los Héroes y Heroínas hay reconocimientos en esta categoría sin que existan formalmente establecidos estos títulos. Se les reconoce y menciona como héroes en función del conocimiento que tenemos de su participación en ciertos hechos históricos nacionales que les distinguen, como son los asociados a la Guerra Nacional contra los filibusteros norteamericanos.
Incluso se llega a establecer un rango de Héroes nacionales del período republicano, y de la época colonial, cuando se han distinguido en este campo a los indígenas Pablo Presbere y a Garabito, sin que en la narración histórica oficial y general se haga énfasis en el carácter violento del régimen colonial, ni en el significado brutal que tuvo de exterminio poblacional, ni en la justificación de los levantamientos indígenas contra las formas de opresión desde la conquista y la colonia que sufrieron. No tienen estos personajes una relevancia especial, más allá de tenerlos como “héroes”, sin que sus historias de lucha se estudien, se profundicen y se fortalezcan en la conciencia ciudadana actual, ni porque el estudio de la conquista y la colonia, con todos sus significados y consecuencias se entienda como un sistema de opresión que se impuso y que llega hasta nuestros días en sus elementos estructurales. Así no se estudia la Historia Nacional todavía.
Un caso único de doble Benemeritazgo lo recibió la escritora y activista comunista Carmen Lyra.
El lunes pasado la Asamblea Legislativa, en primer debate, aprobó la designación de Héroe de la Paz para José Figueres Ferrer, don Pepe, como cariñosa y popularmente se le llama, a quien fuera el Presidente del Gobierno de Facto, 1948-1949, que asumió por la fuerza de las armas, violentando por casi dos años la Presidencia legítima que se le reconocía a Otilio Ulate Blanco, en cuyo desconocimiento de su triunfo electoral se hizo la Guerra de marzo y de abril de 1948, y más tarde fue don Pepe dos veces Presidente constitucional del país.
Hoy la Asamblea Legislativa realizará su segundo debate de este Proyecto de Ley, que sin ninguna duda le dará el título de Héroe de la Paz a don Pepe.
Con ello se crea fácticamente una nueva categoría de reconocimientos oficiales en el país, el de los Héroes y Heroínas de la Paz.
Las razones fundamentales para este reconocimiento a don Pepe son que tenemos más de 150 años de no reconocer costarricenses que hayan hecho alguna proeza que merezca esta distinción, equiparable al calificativo de Héroe Nacional y de Heroísmo, que no se sustente en eventos bélicos, y que esa posibilidad es cada vez más remota porque carecemos de Ejército, y de guerras en que este Ejército participe, que nos produzca estos héroes surgidos de esos eventos o batallas, conflictos bélicos, de “acuerdo con los criterios convencionales”, que se tienen para estas designaciones.
La segunda razón es la existencia de Costa Rica como país sin Ejército, por lo que no podemos esperar tener héroes o heroínas surgidos de luchas militares, por lo que, sin decirlo el Proyecto de Ley, que propone a Figueres para Héroe de la Paz, es más bien una postura Antihéroe belicoso. Es ser Héroe por no surgir, como tal, de la Guerra, por acabar con la posibilidad de desarrollar guerras por parte de nuestro país, o nuestros gobiernos. Pero, Figueres surgió de la Guerra Civil de 1948, de la que él hizo, él desarrolló y con la que logró derrotar al Ejército Nacional, y a los combatientes comunistas, el aliado principal del Ejercito Nacional en esa lucha, y quienes pusieron los muertos de todo el conflicto.
De esa Guerra Figueres obtuvo el reconocimiento de General, sin tener carrera militar. Otros Presidentes del país obtuvieron del Congreso de la República, especialmente en el siglo XIX, el título militar de General, cuando eran civiles en su formación profesional o ciudadana.
La tercera razón es que la abolición del Ejército, que realizó Figueres, que no se dice así tan tácitamente en el Proyecto de Ley, hizo cambiar a una nueva dimensión las categorías de Héroe, Heroína y Heroísmo, para trazar una ruta nacional a favor de la Paz y no de la Guerra. De esta manera la Asamblea Legislativa quiere “poder lucir” a Costa Rica, y “presentar el primer “héroe de la paz” al mundo”.
La cuarta razón es que Costa Rica, “ha entrado en una de las crisis más profundas de su historia, porque la turbulencia que enfrenta nuestro país, en otras circunstancias, probablemente, hubiera provocado la intervención del ejército si lo hubiéramos tenido. O sea, el coctel cuyos principales ingredientes son la enorme angustia, frustración y desesperanza que suelen empujar a los ciudadanos a la rebelión podría tentar a un ejército, muy al estilo latinoamericano, a entrar en acción.”
Así la Asamblea Legislativa hace una Acción de Gracias declarándolo “Héroe de la Paz”, dándole “gracias a Dios” por “la extraordinaria visión y/o acierto de nuestro “héroe de la paz”, José Figueres Ferrer”, por la que “Costa Rica no tiene un ejército”.
La esencia de la Abolición del Ejército de Figueres es que ya era una petición que se venía haciendo, ya había voces en el Congreso, desde 1946, en ese sentido. Históricamente desde 1869 se había venido debilitando el Ejército. Hubo voces en la Junta de Gobierno y en la Asamblea Nacional Constituyente de 1949 pidiendo su abolición.
Ciertamente Figueres impulsó su abolición, tuvo su apoyo. Abolió el Ejército Nacional y disolvió su Ejército particular, con el que hizo la guerra de 1948, el Ejército de Liberación Nacional, como se le llamó. Con sus actos eliminó la presencia del Ejército de la Legión Caribe, con el que se le sumaron, con sus huestes militares, bajo el compromiso de Figueres con los Legionarios de continuar su Guerra contra las dictaduras de Centroamérica y el Caribe, que era parte de esos compromisos con los miembros de la Legión Caribe, por lo que los hizo salir del país.
Cuando Figueres abole el Ejército Nacional elimina el instrumento de guerra que podía emplear, en esas batallas, contra las dictaduras de acuerdo a lo pactado. De esta forma Figueres abole el Ejército, el nacional y el propio, saca la Legión Caribe y renuncia al camino de la guerra aún para ir a acabar con esas dictaduras. Este es el camino de la paz que trazó Figueres. Quizá esta fue la mayor razón de Figueres de la Abolición, no ir a hacer la guerra a otras tierras, porque ya no tenía ejército, y porque en 1948 se había creado un Ejército continental, con base al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, (TIAR) con posibilidad de usarlo, para alguna situación que lo ameritara, y porque la invocación del TIAR y de los acuerdos de la OEA en ese sentido los puso en marcha a finales de 1948 y a principios de 1955, cuando desde Nicaragua se intentó movilizar hombres armados contra sus gobiernos.
Esas pueden ser las razones para este reconocimiento a don Pepe. Merecido lo tiene. Nueva Categoría de reconocimiento nacional para quienes contribuyan en la lucha por la Paz.
Sin mezquindad alguna debiera continuarse, en ese reconocimiento, en esa misma categoría de “Héroe de la Paz”, al Presidente Oscar Arias Sánchez, por la contribución, ya reconocida, de carácter mundial, Premio Nobel de la Paz, por sus gestiones, luchas y logros, por acabar con los conflictos de guerra en Centroamérica, y tratar de abolir ejércitos en la región, y de luchar internacionalmente contra el armamentismo mundial y la no proliferación de armas, que logró materializar en un Tratado Internacional de la ONU.
Sin mezquindad, en este reconocimiento, con don Pepe y con don Oscar, los dos costarricenses, ambos con dos gobiernos constitucionales.
Esta es la mejor forma de distinguir hazañas extraordinarias, donde se necesita valor.
Ambos son los personajes principales de esta ruta de paz de nuestro país, desde 1949, avalada por la Sala Constitucional, de la Corte Suprema de Justicia, cuando señaló que ese camino de la paz obliga a cualquier gobernante a no participar en eventos bélicos internacionales ni siquiera como firmantes de agresiones a otros países, ni formando parte de coaliciones militares de esa naturaleza. La Sala Constitucional, institucionalmente, podría recibir este reconocimiento como se hace con los Benemeritazgos institucionales.
La Revolución Bolivariana, inicia el 2 de febrero de 1999, por lo que en este año se celebran 21 años de Revolución. La actual escalada de asedio continuo, en múltiples áreas de la vida de la Nación venezolana, lleva al menos dos décadas por parte del imperialismo norteamericano, cuyos objetivos son: imponer un Golpe de Estado que ponga fin al Chavismo, y cerrarle las puertas a la posibilidad de una nueva y/o continua opción revolucionaria y socialista en América Latina, que se suponía muerta y enterrada.
Este cerco inmisericorde, es inevitablemente parte de la lógica revolucionaria, ya que cuando se trata de la creación de una sociedad nueva, de un hombre nuevo y una mujer nueva, hay que estar preparado para luchar toda la vida. La revolución es una trinchera sin fin. La revolución es permanente o no es revolución. Y este es el camino optado por Venezuela.
En este sentido, en este año nuevo y los siguientes, Venezuela debe corregir, enrumbar, replantear, redefinir algunos elementos importantes para su subsistencia revolucionaria y caminar hacia el horizonte pensado por su líder Hugo Chávez Frías. Así, mostramos algunas líneas-notas en torno al porvenir de la Venezuela Revolucionaria, si es que deseamos proseguir por ese camino.
Venezuela revolucionaria
No hay revolución sin brega revolucionaria. Toda revolución supone irremediablemente cambios, a veces dolorosos, de opciones y actitudes renuentes a los cambios.
En este sentido, a Venezuela revolucionaria, se le impone la necesidad de enrumbar el modelo socialista existente, lo que replantea echar mano a lo que, de una manera general, se deriva de los ideales socialistas revolucionarios; ahora con una visión más amplia de lo que fue desde sus inicios, al nutrirse en la actualidad de elementos pertenecientes a otros pueblos, culturas y grupos sociales. Más todavía cuando estos mismos pueblos, culturas y grupos sociales mantienen una lucha de resistencia prolongada, en contra de la exclusión, la explotación, la desigualdad y la miseria a que han sido condenados desde siempre, por el sistema capitalista, no importa cuál sea el rostro con que éste pretenda presentarse.
Así mismo, Venezuela debe corregir, lo que históricamente han sido las revoluciones: ninguna ha iniciado su proceso por los oprimidos, las masas como sujeto protagónico, independientemente de su apertura hacia ellos. Para que ésos sujetos, produzcan el colapso del régimen existente y para la toma del poder.
En otras palabras, se debe romper totalmente con la autoridad del Estado capitalista, que en algunos casos se encuentra intacta, y se debe desmoronar.
Hay que buscar que el pueblo venezolano, se sienta verdaderamente protagonista de su emancipación, se ha avanzado en este sentido, pero hay que profundizar aún más.
Ideología revolucionaria
No hay revolución sin ideología revolucionaria. La ideología como sistema de valores, creencias y principios que nos permite legitimar el orden social revolucionario, se sustenta en los factores emocionales del ser humano, el modelo de la revolución bolivariana se edifica sobre el sustento de la espiritualidad emocional que conduce a la conciencia.
Los pilares ideológicos de la revolución bolivariana, se deben preservar, a saber:
Su fuente de inspiración: como punto de partida y emblema del nacionalismo, patria, soberanía y emancipación continental lo constituye el ideario de Simón Bolívar, fuente primaria que se complementa con el pensamiento de Simón Rodríguez y se refuerza con los postulados liberadores de Ezequiel Zamora. La fuente de inspiración es, también, el pensamiento rector de las masas populares de Hugo Chávez. Resalta en él, su apego al rescate de los valores patrios, la difusión constante de la historia nacional, su posición irreductible antiimperialista y la continuación de la obra de Bolívar orientada a la unidad latinoamericana.
Los principios políticos: la concepción del poder popular y los cambios estructurales a nivel de las relaciones de poder, sociales y de producción. Como premisa, sobresale el postulado que señala que el gobierno revolucionario se transforma en instrumento del pueblo. Esto elimina el sistema cupular de la reforma representativa, sustituyéndolo por la democracia directa. Es decir, la participación del pueblo organizado en todos los procesos de la toma de decisiones para definir su propio destino.
La base espiritual: se produce con base en el precepto derivado del cristianismo primitivo como lo es el bien común: la satisfacción de las expectativas más elevadas en lo moral, lo espiritual y lo material del ser humano, soportado en el amor al prójimo y la buena voluntad. Amor es el pregón de Cristo, primer revolucionario del mundo. El amor también era el motivo que hacía la fortaleza del Ché Guevara. La lucha revolucionaria sólo se justifica si se alcanza el amor fraterno entre los semejantes. La revolución para el Ché es amor. Y de amor entre los revolucionarios se fundamenta la palabra orientadora de Chávez.
También se debe beber de la ideología del Comandante Fidel Castro, cuando señala: “La lucha debe venir primero y la conciencia revolucionaria vendrá inevitablemente detrás con un ímpetu cada vez mayor”. El líder revolucionario consideraba un error alterar el orden de los términos, pues entendía la lucha de clases como “un vasto proceso de aprendizaje, una escuela irreemplazable”.
Señala además que, “sin propaganda no hay movimiento de masas, y sin movimiento de masas no hay revolución posible”. En este sentido, no se trata sólo de potenciar la agitación y la propaganda, hay otros elementos que cultivar, por ejemplo, la paciencia. “El gran secreto del éxito es saber esperar”, aprendió Fidel Castro de José Martí. El Comandante tenía claro que la lucha revolucionaria depende de la correlación de fuerzas, y que el objetivo es avanzar por etapas “sin quemarlas”. Sin generarse enemigos de modo inútil, ni enfrentarse contra todos a un tiempo. “Mucha mano izquierda y sonrisa con todo el mundo”, otra lección martiniana.
En síntesis, en la lucha revolucionaria, la ideología desempeña un rol importante.
Ejército revolucionario
No hay revolución sin ejército revolucionario. En el caso venezolano, no deben ser unas fuerzas armadas conservadoras, sino una milicia enteramente radical en lucha contra un imperio capitalista, esto lo han comprendido los altos mandos venezolanos, el problema está en los mandos medios y bajos, cuando se enfrentan en la lucha diaria a la inclemente posibilidad de ceder a la corrupción. Aquí hay que reforzar la formación sociopolítica y blindar una ética revolucionaria poderosa, como diría el Presidente obrero Nicolás Maduro.
Lo que sí hay que mantener es la premisa fundamental del líder Hugo Chávez: el pueblo hecho ejército. Hoy “el pueblo venezolano cuenta de nuevo con su ejército revolucionario, con su Ejército Libertador, el mismo de Bolívar, el mismo de Carabobo, impulsando junto al pueblo la revolución de Bolívar, porque la revolución nuestra es la de Bolívar, por Bolívar y para Bolívar”.
Recordando a Andrés Eloy Blanco, dice Chávez que “la democracia es como una nube: el agua es el pueblo, pero tiene por dentro un rayo, y ese rayo es el ejército, que cuando no ha de herir alumbra, y cuando alumbra con luz propia se une al agua”.
“Pueblo y ejército son como agua y luz, la fórmula del arco iris, camino rumbo al socialismo, la fórmula de la revolución”.
Como lo señala también el líder Diosdado Cabello, hay que ir conformando otros ejércitos, a la par del oficial como: los jóvenes que apoyan la revolución bolivariana, y que la mayoría se está preparando para su defensa ante cualquier ataque de la derecha capitalista. “Lo que ustedes están haciendo sobre tener su propia vocería es, quizás, el mayor avance de la revolución”, ese ejército de jóvenes dispuestos a defender la patria, de manera espontánea, esa Venezuela joven que no se arrodilla, que se niega a ser una patria indigna arrastrada a los gringos.
En síntesis, es la preparación de todo el pueblo para la guerra. Esta corresponde a una tradición y recoge una amplia experiencia histórica. Refleja la práctica militar revolucionaria y popular de muchos años. Es un paradigma que se nutre de la sabiduría militar popular acumulada en las guerras y los conflictos bélicos en que las masas explotadas debieron recurrir a la violencia y a las armas para contrarrestar estructuras de dominación política arbitrarias y sistemas económicos de extorsión que dan sustento a privilegios de minorías sociales y ocasionan la miseria de multitudes humanas.
A saber, procesos como: 1) La lucha guerrillera española contra la invasión napoleónica; 2) Las campañas militares lideradas por Simón Bolívar para romper la dominación colonial española y europea; 3) La revolución francesa; 4) la guerra de independencia americana, 5) las formulaciones y análisis de Karl Marx, F. Engels y V. Lenin; 7) las experiencias de la segunda guerra mundial; 8)La obra y la práctica de Mao Tse Tung, del partido Comunista Chino y de la revolución popular China; 9) Los aportes teóricos y estratégicos del general vietnamita Vo Nguyen Giap; 10) la experiencia de la revolución cubana, de su comandante Fidel Castro y de las Fuerzas Armadas de Cuba; 11) La lucha del movimiento guerrillero colombiano representado en las FARC, el ELN y los otros movimientos armados; 12) Los procesos de lucha armada revolucionaria en Nicaragua, El Salvador, Malasia y Filipinas, entre muchos otros.
Ética revolucionaria
No hay sociedad nueva sin Hombre y Mujer Nuevo. Las experiencias socialistas que se dieron a lo largo del siglo XX, intentaron poner en marcha un nuevo ideario, una nueva ética superadora de viejos vicios. Sucede, sin embargo, que más allá de extraordinarios logros en el campo socio-económico que obtuvieron estos proyectos (se terminó con la miseria crónica, con el hambre, con la marginación, se redujo considerablemente o se abolieron distintas formas de explotación, se redujeron tasas de morbi-mortalidad, la noche oscura de la postración y la ignorancia secular se iluminó), más allá de todo ello, la construcción del “Hombre y la Mujer nuevos” siguió siendo una agenda pendiente. ¿Por qué?
Porque la ética (es decir: la tabla de valores que rige la vida, la normativa social, la moral dominante en un momento histórico determinado) no se puede fijar por decreto, no cambia por un acto de voluntad. Es decir: no se puede ser “buena” o “mala” gente por decisión simplemente porque…. no hay “buena” o “mala” gente.
La realidad en las revoluciones es que, cuando efectivamente mejoran las condiciones objetivas de las grandes mayorías (también se construyen grupos privilegiados, burocracias con prebendas, a veces insultantes para el pueblo), llegándose a excesos increíbles como lo sucedido en algunos movimientos guerrilleros latinoamericanos donde problemas entre “comandantes” se dirimían a balazos: ¿quién es el más revolucionario?, mandándose a matar al “menos” revolucionario.
En Venezuela es una tarea inconclusa, que hay que abordar con toda la seriedad necesaria en este caso.
Cultura revolucionaria
No hay revolución sin cultura revolucionaria. Entre algunos de los problemas que debilitan la cultura revolucionaria están, según el líder Fidel Castro: las penurias materiales o las dificultades económicas, que sin dudas son extremadamente influyentes. Es cierto que ese debilitamiento puede ocurrir por un grupo de factores combinados, que van desde la influencia de la cultura globalizada y capitalista a través de sus infinitos canales de diseminación, la pérdida de los referentes, valores y paradigmas revolucionarios, erosionados por los errores y carencias propias, por la fiera batalla de ideas con el enemigo, y también, precisamente, como reflejo en la superestructura de problemas en la base económica no debidamente resueltos, o no suficientemente atendidos a tiempo, y que van ahondando paulatinamente la brecha entre la realidad y el discurso.
Cuando Fidel insiste, hasta la saciedad, en que hay que hacer que cada ciudadano del país adquiera una cultura general integral, está apostando por el desarrollo de las ideas y la conciencia como antídotos contra las asechanzas del enemigo y lo pernicioso de nuestros propios errores y nuestra propia soberbia. Un pueblo culto, ya se sabe, tienen conciencia de su libertad y es inconquistable. Un destacado papel en este campo juega, y han de jugar, los artistas e intelectuales revolucionarios, en cierta medida, la vanguardia de estos procesos culturales. Y podrán cumplir mejor sus misiones, en la medida en que ellos mismos, desde su arte, demuestren que poseen una elevada cultura general integral, de la que son piedras angulares la cultura histórica, la cultura política y el más profundo humanismo. “Las probabilidades de que surjan artistas excepcionales (profetizaba el Che, en 1965, en su luminoso ensayo “El socialismo y el hombre en Cuba” (serán tanto mayores cuanto más se haya ensanchado el campo de la cultura y la posibilidad de expresión”.
Sin duda alguna, la cultura revolucionaria venezolana, buscando al hombre y la mujer nuevas, debe constituir un elemento esencial para que perdure en el tiempo el modelo socialista. Debe buscarse una cultura general histórica, política al alcance de todos, propiciando el internacionalismo, el patriotismo, la defensa de nuestros principios, la solidaridad, la capacidad de sacrificio, la cohesión social, el optimismo colectivo, los momentos más brillantes y creativos de la propia política revolucionaria y socialista. De esta cultura depende, en grado sumo, la continuación de la Revolución.
Praxis revolucionaria
La praxis revolucionaria en Venezuela, está asociada directamente al fortalecimiento de la participación popular aunque, esencialmente, en su forma tradicional, o para decirlo de otra forma, a través de los limitados canales de la democracia representativa, y también, a través de un conjunto de organizaciones sociales y políticas propias que van encontrando nuevos espacios y van rompiendo viejos mitos y hábitos de los “viejos” tiempos de clandestinidad y de hostigamientos de los aparatos de represión y vigilancia de la anterior oligarquía dominante.
En este sentido, se ha avanzado mucho y se debe seguir avanzando para consolidar el Poder Popular, y a su vez, en otros ámbitos como el militar, político, tecnológico y económico, para producir otra variación cualitativa en el nivel de la formación ideológica.
Internacionalismo revolucionario
La solidaridad internacional es inseparable del quehacer revolucionario y de su vocación internacionalista. Durante decenios la izquierda latinoamericana ha mostrado una gran sensibilidad solidaria con proyectos revolucionarios y progresistas sometidos a la injerencia agresiva de Estados Unidos. Hoy la izquierda no puede vivir de espaldas a los movimientos reivindicativos populares, no importa cuáles formas adopten.
En este aspecto, la revolución bolivariana, debería avanzar mucho más de lo que ha hecho. Por supuesto, esta práctica solidaria, depende mucho en lo que avancemos en el campo de la ética, la cultura y la conciencia revolucionaria.
No obstante, debemos recordar que los sujetos de la práctica internacionalista son: las grandes masas excluidas, los sectores medio arruinados, los defensores de la vida y la naturaleza, las mujeres patriarcalmente y socialmente oprimidas, las etnias y nacionalidades oprimidas, discriminadas y marginadas, las comunidades abandonadas, las poblaciones bombardeadas o desplazadas, todos los sujetos dominados y oprimidos, todos los actores de las luchas contra la globalización neoliberal, y contra las diversas modalidades de expresión.
Más específicamente, las fuerzas del trabajo explotado, a sus dos géneros (masculino y femenino) sometidos con intensidad diferenciada por el capitalismo neoliberalizado, las fuerzas del trabajo expulsadas de la esclavitud asalariada, excluidas del sistema económico, lanzadas al desempleo, a la incertidumbre y al desamparo, la juventud que llega a la edad laboral y no encuentra fuente de trabajo remunerado, las mujeres ligadas al trabajo doméstico no remunerado, las mujeres súper-oprimidas por un capitalismo neoliberal y patriarcal, la diversidad social que integra el mundo de la llamada economía informal, los campesinos sin tierra y sin medios de producción, los pequeños y medianos propietarios o empresarios urbanos y rurales en proceso de ruina, los empresarios que producen para el mercado interno y han sido golpeados por la apertura y el impacto de las mal llamadas “áreas de libre comercio”, las etnias oprimidas y discriminadas y los pueblos originarios excluidos y maltratados, las naciones en proceso de recolonización, especialmente sus fuerzas sociales y políticas excluidas de las decisiones del poder dominante, la niñez abandonada y maltratada, los / as adultos mayores despreciados / as y abandonados / as, el llamado Tercer y Cuarto Mundo, excluidas sus elites privilegiadas, los y las protagonistas de las diversas corrientes culturales, artísticas, creativas afectados / as por la uniformidad cultural que se nos quiere imponer y por el totalitarismo ideológico en desarrollo, la gran parte de la humanidad afectada por la desertificación, la contaminación, el calentamiento de la Tierra, la depredación de su flora y de su fauna, y todo el deterioro ecológico en marcha, las diversas fuerzas sociales y políticas que reclaman participación poder de decisión, y cese del autoritarismo y de la exclusión política, entre otros.
Ya que, una estrategia imperial obliga a una estrategia revolucionaria continental y mundial, sin desmedro de la diversidad y las particularidades nacionales. Por lo que hay que coordinar, sincronizar, más las luchas. Hay que articular y darle más simultaneidad a los procesos liberadores en todo el continente y en todo el mundo. Hay que construir nuevos espacios para un internacionalismo revolucionario innovador, para una orientación común de la diversidad revolucionaria.
El internacionalismo de las cúpulas capitalistas del mundo, exige de un nuevo y revitalizado internacionalismo de todos / as los / as oprimidos / as y afectados / as. Si más global es el dominio del gran capital, más global deberá ser la respuesta necesaria para liberarnos de él.
Venezuela, escenario de una nueva ola transformadora, con sus procesos sumamente originales y esperanzados, pasan a ser blancos fundamentales del poder imperialista estadounidense asociado, por lo que necesita atender a las arriba notas modestas que hemos planteado, que son los enunciados principales del artículo de Luis Britto García “Son y sentido cubano”.
Finalmente, como señala Narciso Isa Conde, Venezolanos: no debemos tener miedo a ser felices, ni escatimar esfuerzos y sacrificios para conquistar el pan y la alegría, y merecernos el cielo prometido aquí en esta tierra, donde las oligarquías capitalistas se proponen seguir construyendo un paraíso para ellas, y un infierno para la inmensa mayoría de sus habitantes.
Montes verdes rodean mi casa. No distingo, desde las ventanas, si el sonido es un disparo, un ruido de pirotecnia, o un carro que no esquivó el hueco de la carretera. En mi tierra no hay ejército. Ciertamente, lo celebro y aplaudo.
El cielo de fiesta tricolor se me oscurece. La nación desarmada deviene en mito. Se desmiente en la esquizofrenia de una formación militar, intensificada.
El delegado policial, que otrora me cuidaba, hoy represivo, en la manifestación callejera me persigue y me calla, apalea a las personas transgénero y desatiende la demanda de la población originaria. Así, la enmascarada militarización, criminaliza la protesta ciudadana.
Sí, yo me enorgullezco de que en mi país no circulen tanques. Pero en tela de juicio se mece mi alarde.
Viví muchos años con ideas románticas. Por no tener ejército, florecían las escuelas. Nuestra fuerza era un gran número de docentes, sus cuarteles, las aulas. Yo lo creía. ¡Vaya que se ha hecho bien el trabajo!
El despertar me enoja: Costa Rica, país centroamericano sin ejército, es de los que más gastan en seguridad. Se recortan presupuestos a programas sociales. La cultura y la educación se ponen a mendigar.
¿Quedó en el limbo nuestra tradición pacífica? ¿Qué fue de nuestro espíritu civilista?
La mampara de la violencia institucional se rompe. Se desnuda un circo, sale a la luz un ejército escondido. La vieja institución castrense persiste, con otros ropajes.
Yo, posiblemente ilusa, apelo a una policía formada en escuelas policiacas que no contradigan su función civilista y antimilitar. A una policía que, nutrida por los derechos humanos, evite la violencia, las malas praxis y el abuso de autoridad.
Llamo, desde esta tierra gentil. Urgida, convoco, desde el límpido azul de mi cielo, a una policía, inscrita, en un proyecto de justicia y paz.
Marta Rojas, a propósito del mito de un país sin ejército…
Se requiere una reflexión oportuna y necesaria sobre el 71 aniversario de la abolición del ejército.
¿Cómo es que Costa Rica ha podido sobrevivir, sin ejército, como nación independiente en una región del mundo estratégica? No existe un solo factor que lo explique, algunos son de orden interno producto de la cultura y del ordenamiento político, pero quizás el más importante ha sido que, siguiendo una vieja tradición desde la independencia, hemos apostado más, que, por las armas, por las alianzas regionales y el derecho internacional.
La guerra contra los filibusteros esclavistas de los Estados Unidos, en 1856, que nos permitió detenerlos, primero de Nicaragua y posteriormente, conjuntamente con los otros países centroamericanos, expulsarlos de la región, se dio gracias a las alianzas, respaldo latinoamericano, y venta de los fusiles más modernos de entonces por parte de Inglaterra, entonces potencia dominante, que veía con preocupación la expansión norteamericana en la región.
La educación gratuita y obligatoria 1869 fortaleció la construcción de un proyecto nacional alrededor del café y el ferrocarril al Caribe, estimulando en el último tercio del siglo XIX el crecimiento nacional más allá que el de los mismos Estados Unidos.
Mientras la educación crecía, se disminuía paulatinamente la importancia del ejército y aumentaba el peso de la organización de los educadores. En 1919 la huelga de los maestros desencadena un movimiento que termina tumbando la cruel dictadura de los Tinoco, asentada sobre el poder militar. En 1948 después de la guerra civil, se decreta constitucionalmente su abolición.
Los recursos que antes se gastaban en el ejército pasan a engrosar la educación y un nuevo proyecto nacional de diversificación agrícola, crédito rural, electrificación e industrialización.
En las décadas posteriores las amenazas para el país, de las dictaduras regionales, son sorteadas a través de una diplomacia de alianzas y el derecho internacional. El momento más peligroso lo afrontamos en la década de los 80s del siglo XX, con la posibilidad de una intervención norteamericana para involucrarnos en la guerra que se libraba entonces en Centro América. De nuevo la diplomacia, impulsada por Figueres Ferrer y Manuel Mora ante las potencias y sus aliados, que supo aprovechar el presidente Arias, para impulsar el Plan de Paz regional, lograron lo que el mejor de los ejércitos de un país pequeño podría haber hecho.
Hoy en día la región afronta un nuevo peligro derivado de su posición estratégica ubicada entre Colombia y México, por donde fluye el tráfico terrestre de drogas especialmente en las pobres regiones costeras y fronterizas.
Centro América y nuestro país, se encuentran bajo el embate de una fuerza económica, organizativa y criminal, de grandes proporciones, que está tomando y consolidando paulatinamente pero continuamente, posiciones, que amenazan la estabilidad de la región. No es casualidad que al triángulo del norte de Centroamérica se le llame estados fallidos y que anualmente más de medio millón de su población, escape masivamente del terror y la desesperanza.
Ante este panorama nos encontramos en un momento de crisis acumulada, con amplios sectores excluidos y lo que es peor sin un proyecto nacional que tense el arco creativo y sea capaz de integrar el haz de voluntades nacional y regional, como lo hicimos en el pasado. Aunque disponemos de un gran capital humano y empresarios innovadores en los campos y en la nueva tecnología, nuestra clase política se encuentra capturada por un capitalismo de amiguetes y nuestro estado manejado por administradores sin visión ni proyecto. Ambos grupos que se pueden definir como patrimonialistas ven solo el beneficio propio y conducen nuestro estado hacia un precipicio.
Nuestra diplomacia debe recuperar la visión geopolítica. Dejar de cohonestar en los organismos internacionales golpes de estado como los de Honduras y Paraguay y peor aún haber propiciado el golpe de estado en Bolivia en 2019. Nuestra seguridad depende de la solidez del derecho internacional, su erosión nos debilita.
Es fundamental colocar a Costa Rica primero y aprovechar para nuestro beneficio, el proyecto chino para construir una zona económica especial en Limón, San Carlos y Puntarenas, regiones en deterioro y creciente violencia. Este proyecto que debería haberse iniciado en 2015 se ha dejado en el congelador para satisfacer los temores de Mike Pompeo y Trump.
Debemos aprovechar nuestra posición geopolítica ahora que los chinos tienen interés en construir la ruta de la seda hacia el norte del continente y un liderazgo activo comprometido con la autonomía de los pueblos en escala internacional.
Nuestro país no necesita un ejército, pero sí una policía muy profesional y sobre todo una nueva institucionalidad, orientada por un proyecto país que promueva la inclusión social y frene la erosión del tejido social. En ese deterioro radica el peligro.
SURCOS comparte el pronunciamiento de la Asociación Costarricense de Derechos Humanos:
Alto a la criminalización de la protesta social
La Asociación Costarricense de Derechos Humanos (ACODEHU) se pronuncia, a nivel nacional e internacional, contra la violencia y criminalización de la Fuerza Pública a la ciudadanía costarricense que ejerce el legítimo derecho a la protesta social, cuyos responsables son el Ministerio de Seguridad y la Fuerza Pública.
El pasado 14 de octubre balearon por la espalda al señor Dennis Cortés Arce, de 48 años de edad, en Upala, provincia de Alajuela, quien es un humilde trabajador que participaba en los movimientos de protesta contra impuestos y los nuevos préstamos del Fondo Monetario Internacional. Él sufrió heridas graves y hoy se encuentra con profundas secuelas en su salud, hecho que se suma a innumerables atropellos a los Derechos Humanos en el marco del movimiento social y popular convocado por el Movimiento Rescate Nacional (MRN).
Ayer 21 de noviembre a las 8 pm balearon al joven indígena Jimmy Martínez Tercero, en Buenos Aires de Puntarenas, quien participaba en una manifestación y hoy se encuentra en el hospital de dicha región. Aparentemente la OIJ está tratando de recabar datos para realizar su respectivo informe. Además, nos informan que vapulearon a tres jóvenes al extremo de que los dejaron tumbados y malheridos en el suelo.
Se supone que en Costa Rica no tenemos ejército, el próximo 2 de diciembre se celebrará un año más de la abolición del ejército; de esta institución que en la mayoría de los países lo único que hace es daño e impulsa la violencia contra su propio pueblo.
Denunciamos que esta práctica sistemática tan violenta y plagada de abuso de autoridad por parte de la Fuerza Pública contra la ciudadanía de este país es relativamente nueva en este país, por lo que el pueblo de Costa Rica está muy preocupado.
La ACODEHU hacemos un llamado a la Defensoría de los Habitantes, a las diputadas y a los diputados de nuestra República, a organizaciones de Derechos Humanos nacionales e internacionales, al movimiento social y sindical para que denunciemos e impugnemos estas prácticas nefastas, propias de otros Estados donde existen ejércitos.
Reiteramos que en Costa Rica no existe ejército. La protesta social es un derecho
¡Defender los Derechos Humanos, es ampliar la democracia!
Ana Cecilia Jiménez Arce Presidenta Óscar Leiva Cerrato Vicepresidente
Ante la celebración del bicentenario de la Independencia, que se realizará el próximo año, la Academia Morista Costarricense, que recoge en su actividad la memoria viva relacionada con la Campaña Nacional de 1856-1857, contra la presencia filibustera norteamericana, en Costa Rica y en Centroamérica, y especialmente la memoria y reivindicación histórica del Benemérito de la Patria Juan Rafael Mora Porras, tiene programada una intensa actividad para el año venidero. En parte de esa actividad está todo lo relacionado con la Semana Morista que se lleva a cabo en la última semana del mes de setiembre, que recuerda el 30 de setiembre, cuando fue injustamente fusilado el Presidente Benemérito Juan Rafael Mora Porras, a quien aún no se le ha hecho un Funeral de Estado, como he señalado en un artículo anterior.
Estamos en una situación nacional que cuesta pensar en gastos, con motivo de la Pandemia, pero aun así no se pueden evitar los actos conmemorativos relacionados con la fecha del Bicentenario. Y dentro de ellos hay que pensar en eventos y actividades que deben promoverse, con posibilidad de realizarse.
Durante la lucha por la Independencia en Centroamérica son destacadas las notas y noticias relacionadas con las mujeres guatemaltecas movilizándose hacia el Palacio de los Capitanes Generales, para presionar y apoyar a quienes allí estaban dirigiendo la lucha política en favor de la la Independencia del Reino de Guatemala, o de la Capitanía General de Guatemala, de la que formábamos parte junto con el resto de las Provincias de Centroamérica, o Partidos, como también se les llamó después de las Reformas Borbónicas, movimiento que dio origen al Acta de Independencia del 15 de Setiembre de 1821, con la que Guatemala declaró su Independencia, y giró instrucciones para que así se comunicara al resto de las Provincias, convirtiéndose dicha Acta en el detonante de la Independencia que declararían en los siguientes días El Salvador, el 21 de setiembre, Nicaragua y Honduras, el 28 de setiembre, luego Nicaragua rectificó el Acta del 28 de setiembre, y reafirmó su Independencia, y finalmente Costa Rica, y el Partido de Nicoya, el 29 de octubre de 1821, con lo que se cerró el ciclo de pronunciamientos que conduciría luego a la constitución de la República Federal de Centroamérica.
Los años siguientes, para todos los países centroamericanos que recién iniciaban su vida independiente, fueron muy parecidos en cuanto a su construcción constitucional y estatal, por más intensas que fueran, las luchas políticas internas, de los diferentes grupos económicos, sociales y políticos que se iban formando.
El marco de la Republica Federal no impidió al interior de cada uno de estos países las luchas internas, y las diferentes constituciones políticas que los fueron modelando, del mismo modo que desde nuestra perspectiva, con Braulio Carrillo, optamos por abandonar la Federación porque no nos deparaba beneficio alguno, situación que contribuyó para que otros países centroamericanos tomaran, poco a poco, posición similar a la nuestra, hasta que la Federación finalmente se acabó.
La presencia de Francisco Morazán, en 1842, en el gobierno de Costa Rica, no logró asentar a Costa Rica de nuevo en la ruta federal. Derrocado Morazán, en setiembre de 1842, se reafirmó el camino de la separación hasta que el Dr. José María Castro Madriz, en 1848, le dio la estocada final a este proceso, declarando el 31 de agosto la República de Costa Rica. A partir de este momento iniciamos nuestra vida independiente con más fuerza y más reconocimiento internacional.
La Guerra de 1856 y 1857 puso en peligro esta Independencia, no solo la nuestra sino también la de Centroamérica. Por ello la Guerra Nacional fue una defensa y afirmación de la Independencia Nacional. Por ello la celebración del Bicentenario de la Independencia de 1821 une ambos acontecimientos.
William Walker venía con la intención de esclavizar estas repúblicas y anexarlas a los Estados sureños de los Estados Unidos. En este cometido estableció, gobernando Nicaragua brevemente, la esclavitud, en Nicaragua, en 1855. La amenaza sobre Costa Rica era más grande. Walker envió emisarios al país, con propósito similar, que fueron rechazados, y desde diciembre de 1855 el presidente Juan Rafal Mora Porras empezó a preparar a la población para la tarea militar que se avecinaba. El recién nombrado Obispo, Anselmo Llorente y la Fuente, le apoyó y se sumó a la Iglesia Católica Costarricense, con sacerdotes, acompañando a las tropas costarricenses, en sus diferentes columnas de combate.
Los hombres de Costa Rica, en un 20% de su totalidad, el 10 % de la población nacional, fue movilizado a la Guerra Nacional. Salieron esos combatientes de los campos de trabajo, de labranza en general, de la agricultura del café en expansión en esos años, de las haciendas ganaderas y de las plantaciones de caña del Valle Central. A ellos se iban sumando hombres del interior del país, y luego de la Pampa guanacasteca, la caballería de esa zona, también dejando sus campos de trabajo…pero, no dejando sus campos de trabajo al garete. Aquí empezaron a jugar un papel muy importante las mujeres costarricenses.
Las mujeres costarricenses, abuelas, suegras, esposas de los combatientes, madres, de ellos e hijas, asumieron sus papeles productivos. Se incorporaron más decididamente a la producción nacional en todos los campos que fue necesario. El país no podía dejar de producir. Había que mantener la economía de guerra que la Campaña Nacional demandada, y había que producir alimentos para los soldados, la tropa que alcanzó alrededor de los 10.000 movilizados al combate. Este trabajo estuvo en manos, principalmente, de las mujeres costarricenses, anónimas todas ellas, pero que no le zafaron el bulto a la demanda patriótica que se exigía.
Algunas mujeres se integraron al Ejército como como cocineras, vivanderas como Francisca “Pancha” Carrasco, que lo fue del Estado Mayor, como lavanderas, como enfermeras o ayudantes en los Hospitales de Campaña que se llevaron al combate, y en otras tareas que les fueron demandadas. Pocas mujeres fueron combatientes. No era la época para que las mujeres participaran de las actividades militares como soldados activos, lo que no impidió que mujeres como Pancha Carrasco asumiera tareas militares cuando fue necesario y se distinguiera en ellas, y con buena puntería.
En el Reconocimiento Nacional, que se la ha dado a Pancha Carrasco, como la mujer destacada de esa Guerra Nacional, en la Galería de Héroes Nacionales, allí se le ha hecho un reconocimiento a todas las mujeres, que anónimamente participaron en esos eventos y que con su trabajo contribuyeron a sostener a las tropas en sus combates.
Los actos conmemorativos a la celebración de la Independencia Patria, del próximo año, debería contemplar la posibilidad de realizar un Gran Monumento a la Mujer Costarricense, a la mujer en general, a la mujer anónima que participó de estas gestas políticas y patrióticas, desde la Independencia, y la de la Campaña Nacional, reconociéndoles en este Monumento su participación, su colaboración, reconociéndoles su viudez a las que perdieron sus maridos en la Guerra, a las madres que perdieron sus hijos, a las mujeres que con motivo de sus esposos e hijos caídos se convirtieron en cabezas de familia sosteniendo sus hogares y sacando adelante a sus familias, reconociendo a las que tuvieron que atender la epidemia del cólera y sus consecuencias, que provocó la muerte de 10.000 costarricenses más de los ya caídos, en los campos de guerra, y luchando con sus atenciones a los enfermos para que la peste no se propagara más, logrando que la tropa en corto plazo, de nuevo, se integrara a los campos de batallas, con nuevas movilizaciones de soldados hasta Nicaragua, en lo que se ha llamado la Segunda Campaña Nacional.
La mujer educadora, la Maestra en el Hogar y en la Escuela, cuando aún no se había desarrollado un potente sistema educativo, fue el baluarte de la formación de valores humanos, cívicos, familiares y patrióticos, desde el Hogar. La Madre Maestra, la que se extendió a la “Niña” escolar, que desempeñaba ese importante papel, fue pilar también de la formación democrática nacional desde la Escuela pública costarricense, desde el siglo XIX hasta hoy, en todo el sistema educativo nacional. Las Maestras siguen siendo en cierta forma parte de ese ejército de mujeres anónimas…
Las madres jugaban un papel muy importante. No podemos olvidar a Juan Santamaría cuando al asumir voluntariamente su responsabilidad de ir a quemar el Mesón de Guerra, donde estaban los filibusteros en Rivas, su último pensamiento fue para su Madre, al pedir, ante la inminente posibilidad de muerte, que “cuidaran de su Madre”, lo que el Estado y el Gobierno costarricense hicieron y reconocieron otorgándole una pensión, la cual, después, le fue incluso ajustada económicamente.
Las mujeres anónimas siguen estando presentes en la vida de cada uno de nuestros hogares y familias. Hoy cerca de 700.000 mujeres están incorporadas al proceso productivo, como asalariadas. De ellas más de 300.000 son cabeza de familias, lo que significa que son el principal ingreso económico de sus hogares aun cuando tienen esposo o compañero. Son el soporte de los casi 300.000 desocupados que alcanza hoy el país, por el impacto de la pandemia, por los que han reducido sus jornadas de trabajo y con ellos sus salarios, o han sido suspendidos o despedidos de sus trabajos, dejando de percibir ingresos, y en este sentido son estas mujeres el principal “colchón” de “amortiguamiento” de que en el país no haya luchas sociales más intensas de trabajadores, y de los desocupados, y por esas mismas razones sociales económicas, del mismo modo, por la situación crítica como la que vivimos, y se vivirá por varios meses, intensificándose, puedan llegar a ser también el principal motor de lucha social o el detonante de luchas sociales que aún no hemos visto.
La Mujer Costarricense, en su anonimato, es la mujer que todos tenemos en nuestros hogares, que hemos tenido en nuestras familias, con nuestras madres, abuelas, bisabuelas, con nuestras esposas, hermanas e hijas, que muchas veces se desdibujan al ser las esposas de fulano, las madres de sutano o las hijas de mengano.
Es hora de que reconozcamos el papel de la Mujer Costarricense. Los festejos de la Independencia deben hacernos meditar sobre el papel de la mujer en la sociedad costarricense.
Hacer un Gran Monumento a la Mujer Costarricense como elemento esencial en la forja y el desarrollo de la sociedad y la democracia costarricense es una deuda que tenemos como sociedad.
Allí, en otros países, donde las mujeres se han destacado en guerras, en las luchas nacionales, sociales y populares, se les ha reconocido su papel, también de manera anónima, como por ejemplo, “Las Soldaderas” de la Revolución Mexicana, que son un ejemplo de ellas. En la antigua Unión Soviética había monumentos a esas mujeres que de distinta manera destacaron en la historia de esa gran nación, en sus distintos momentos históricos, y se les reconocía su papel.
Igual ha sido con los soldados caídos que anónimamente se les recuerda con tumbas, o monumentos alusivos, a los “soldados desconocidos”. Don Pepe Figueres, en su gobierno de 1970-1974, exaltó a los caídos de los dos bandos de la guerra, aludiendo al recuerdo de la Guerra Civil de 1948 cuando hizo el Monumento en Dota, y otros eventos donde distinguió anónimamente a los caídos en esa guerra, valorando en cada uno de ellos sus objetivos y sacrificios por los cuales dieron sus vidas.
En Costa Rica nos debemos también, en los Cementerios Nacionales o municipales, a construir la Tumba de los Caídos en la Guerra de 1856. Esta lista ya existe. Es una obligación moral de todas las municipalidades, con apoyo del gobierno, de impulsar estos monumentos en los cementerios que bien podrían servir también para que cada 20 de marzo, 11 de abril, u otras fechas patrias relacionadas, allí se les rinda culto y recuerdo a los que cayeron dando su vida por la Patria. También se podrían hacer murales en los parques centrales de cada Cantón con la lista de los caídos, de cada Cantón, en la Guerra Nacional de 1856-1857.
Lo inmediato por ahora es luchar porque se haga un Gran Monumento a la Mujer Costarricense, con motivo de la celebración del Bicentenario de la Independencia Patria, y Centroamericana, que en él se reconozca, de esa manera, a todas las mujeres del país, que desde sus distintos trabajos, ocupaciones, en el hogar o en la producción en general, tienen, y con ellas exalte a todas las madres costarricenses, como los árboles de la vida nacional, que han producido a los hijos del país, como recuerda la canción patriótica.
El modelo neoliberal implantado, ejemplarmente, a sangre y fuego, por el dictador Augusto Pinochet, en 1973, finalmente ha muerto, después de una larga agonía. Heroicamente, el pueblo chileno lo ha enterrado en las calles de Santiago y en todas las esquinas del país, bajo un oleaje incesante de protestas, propuestas, danzas y canciones. Una chispa estudiantil, simbólica, tierna y solidaria, encendió la pradera de las cacerolas vacías. Allá se ha izado la bandera de una vida digna.
Hasta el último momento, ese modelo fue sostenido por el ejército, el cual actúa ilegalmente, contra la misma Constitución, cada vez que lo requiere el «orden público»; o más bien, su lealtad a los que más riqueza acumulan. ¡Cuánta indignación provoca un militar que dispara contra el pueblo que ha jurado defender! Así como los que se disfrazan de civiles para provocar el caos que después, uniformados, vienen a ordenar, cuando el presidente llama a la guerra. ¿A la guerra contra quién? Con las manos de Víctor Jara los señalaremos eternamente por sus abominables actos represivos. Los que traicionan a su pueblo son traidores de su patria. ¿Para qué otra cosa han servido los ejércitos en América Latina? Después de tantos años, los pueblos latinoamericanos deberían haber aprendido la lección de la pequeña Costa Rica. Una constituyente en Chile debería abolir a ese ejército cobarde.
Habrá que reconocer que el modelo neoliberal fue altamente exitoso en su único objetivo: hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Ese experimento social vino a romper los pactos históricos con el fin de aumentar al máximo la explotación del prójimo. Operó como un patrón que provoca una crisis en su empresa para imponer una rebaja de salarios, solo que a escala macroeconómica. Para eso se propuso desarmar el estado social de derecho y asaltar las instituciones públicas, después de desprestigiarlas, con el fin de ponerlas al servicio de los intereses privatizadores del gran capital y sus voraces necesidades de acumulación. Toda su racionalidad cabe en una frase que acuñamos en los años 80, en pleno auge del «ajuste estructural»: socializar las pérdidas y privatizar las ganancias. En eso fue eficiente y eficaz.
En lo demás fue un rotundo desastre. Quienes gobernaron bajo su sombra fueron, en su mayoría, políticos corruptos. Sus programas fallidos, basados en teorías de caricatura, innumerables veces rebatidas, dieron lugar a políticas fracasadas. Tanto que sus gobiernos solo se han sostenido por un masivo endeudamiento cuyo dinero ha sido extraído a las mismas economías asesoradas por los neoliberales. Ese modelo de política económica pasará a la historia por sus rasgos autoritarios y usureros, tanto como por sus consecuencias genocidas. Se recordará como el «nuevo» liberalismo que defendió con violencia, real y simbólica, la libertad del 1% de la población, mientras condenaba a los demás a un salario decreciente que les encadenaba, cual esclavos, a los intereses usureros del sector financiero. El «neo» desnudó así al liberalismo, tanto como el sector financiero dejó al descubierto la naturaleza depredadora del capitalismo. En el colmo del cinismo, esa ideología barata pretendió convencer a la gente de que el enriquecimiento acelerado de unos pocos no solo era resultado neutral de una «mano invisible», de un mecanismo ciego que premia el mérito, sino que era el mejor de los mundos posibles, para el desarrollo, para la patria y para los que menos tienen. Los más ingenuos se quedaron esperando el «goteo» del bienestar prometido y que llovieran los empleos en el campo y la ciudad.
Ese modelo ha sido apoyado por las fuerzas más retrógradas y egoístas del continente. Recientemente, verbigracia, por el señor Luis Leonardo Almagro, Secretario General de la OEA, que no tardó en «comunicar» que lo que pasa en Chile es una «estrategia» desestabilizadora financiada por Cuba y Venezuela. Cero fidelidad a los hechos históricos, cero escucha, cero empatía con las demandas de todo un pueblo. Estos son los «demócratas» que no dudan en desprestigiar la democracia cuando no se acomoda a sus intereses. América Latina entera debiera pedirle la renuncia, de pie e ipso facto.
No obstante, ahora que el barco se está hundiendo, más de uno entiende que ha llegado la hora de tirarse al agua. En adelante, encontrar un neoliberal será como encontrar una aguja en un pajar. Hace unos días se escuchó al presidente Carlos Alvarado, por ejemplo, referirse al periodo «llamado neoliberal» como algo del pasado, como si nada tuviera que ver con su gobierno; como si su «plan fiscal» remendón, deslegitimado por amnistías corruptas y amplias exoneraciones a los privilegiados de siempre; así como el actual ataque a los sindicatos y a los pensionados, no fueran signos incontrovertibles de un neoliberalismo anacrónico contra el cual ha votado este pueblo, una y otra vez, y contra el cual toda América Latina se viene levantando. Siguen creyendo que pueden apagar el fuego con gasolina. Pero, cuidado, de ahora en adelante, decirle neoliberal a alguien será un insulto; porque, señoras y señores, ¡el mercado va desnudo!
Ya el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) vienen preparando, como lo han hecho cada diez años, las correcciones del caso. Siempre impunemente, pero esta vez debieran irse todos, por recetar un ajuste que debieron haber aplicado, de acuerdo con sus propias argumentaciones, a la economía más endeudada del planeta y la que más desperdicia los escasos recursos en espantosas máquinas de guerra. Pero, probablemente todo cambiará de nuevo para que nada cambie: los marcos conceptuales, los discursos, los instrumentos e indicadores. Sin que se pierda la brújula: el firme propósito de que los más ricos se sigan enriqueciendo hasta el final de los tiempos. Aunque quizá, ahora, a una tasa menos acelerada.
La fórmula será, en lo que sigue, mercado + estado. La fórmula con la que los países del sudeste asiático desobedecieron a los neoliberales fundamentalistas para forjar su gran éxito económico. Total que ambos pueden servir para lo mismo. ¡Alianzas público-privadas será la nueva moda! Y así, por lo siglos de los siglos amén, hasta que los recursos materiales del planeta se hayan agotado y el capitalismo patriarcal y depredador termine de destruir las dos fuentes de toda riqueza: trabajo y naturaleza. Para entonces todo el dinero se habrá concentrado en unas cuantas cuentas bancarias y no servirá para nada; ni para invertir, ni para gastar, ni para quemar en sus hornos atómicos y automáticos.
A no ser que, junto con los chilenos, los ecuatorianos, los bolivianos, los argentinos, también los centroamericanos y todos los demás pueblos oprimidos, despierten de una buena vez y hagan valer, ante los «genios» de la economía, que la desigualdad causa ineficiencia, tanto como crisis, y que la injusticia es intolerable e insostenible en un marco verdaderamente democrático, cuente o no con la fuerza bruta a su favor. El capitalismo «salvaje» es un tren sin frenos y el neoliberalismo ha sido su acelerador, solo la fuerza democrática de los pueblos podrá evitar que lleve a los sobrevivientes hasta su previsible e insensato «paraíso» infernal, ese que promete el dios dinero a sus pocos elegidos. ¡Democracia participativa o barbarie! ¡Viva Chile insurrecto!
Por haber tomado parte directa e integrado la Dirección Nacional histórica del FSLN que condujo a nuestro pueblo al derrocamiento de la dictadura somocista, te dirijo esta nota expresándote con preocupación lo siguiente:
El decreto que reformó el INSS por su contenido y forma fue un grave error político, técnico y legal del gobierno.
Se afectaron los derechos económicos adquiridos y los ahorros de un millón de cabezas de familia, sin dar solución práctica a la grave situación financiera del INSS.
A causa de ello una importante mayoría de la población al frente de la cual están los estudiantes universitarios y hasta hijos de altos dirigentes del ejército, la policía y del FSLN, se han movilizado a expresar su legítima protesta.
La reacción de las autoridades ha sido desproporcionada con empleo de armas de fuego por la Policía y grupos de choque que han causado decenas de muertos y centenares de heridos entre nuestra población.
Como compañero histórico de luchas te pido buscar de inmediato un diálogo con el liderazgo económico, estudiantil, religioso y social conducente a soluciones prontas y efectivas que pongan fin al estado de violencia que está golpeando a la nación.
Considero que como demostración de voluntad y de altura ciudadana el gobierno debe dar pasos que disipen la desconfianza, tomando las siguientes medidas que sugiero positivas:
Derogar el decreto que reformó el INSS.
Retirar a sus cuarteles a la Policía y El Ejército.
Liberar a los estudiantes y demás ciudadanos prisioneros.
Llamar a los estudiantes y todos los civiles a retornar a la normalidad de su vida cotidiana.