Alcanzar las alturas por la escalera de la humildad…
La bondad como legado y la humildad como métrica. Pero, ¿dispuestos a medirnos?
Caryl Alonso Jiménez
Al parecer los acontecimientos de la realidad tienen esa extraña manera de suceder… la rapidez de los tiempos no deja espacio… minuto a minuto van ocurriendo circunstancias que concitan emociones. “Hoy el mundo será un poco menos humano, sin Francisco y sin Pepe, pero quedan sus ideas y su ejemplo”, dijo Oscar Picardo (13.05.2025), en una emotiva columna biográfica.
Los hechos transcurren con la misma intensidad en extremos de tristeza, confianza, temor y ansias, que pareciera que algo modula las emociones colectivas, (Orwell, 1949). ¡Y vaya si no están modulando las emociones colectivas…!
En escenarios de la región, Francisco deja un legado profundo en la juventud, les hizo leer la realidad con nuevo entusiasmo… y ahora entienden que las cosas no están bien y ellos pueden incidir en etapas futuras… y sabrán como hacerlo…
En política y sobre todo en el reparto de intereses, cuando las posturas colisionan, intensifican los ánimos y se inunda la temperatura emocional… principalmente para aquellos colectivos que no entienden, pero tampoco son ajenos y es bien seguro que reaccionarán… es una especie de oxímoron social.
Justamente, hace apenas unos días los extremos de la pérdida del hombre más cercano al oído de Dios, partió a su morada final. Su Santidad Francisco quien impuso la teología de la vida en un contexto contemporáneo simple, quien exclamó desde el altar divino, que las distorsiones y las huellas que deja el sistema no van a tono con la aspiración y plenitud del Creador…
Su partida dejó ese sentimiento de orfandad, en el que por momentos parecía que quedábamos sin el abrigo emocional, que expandía desde su ventana dominical, aquel sentido de esperanza e ideal hacia un mundo de paz y tolerancia…
Pero la mañana del jueves 8 de mayo la historia contemporánea y eclesiástica puso en perspectiva una nueva etapa al mundo. Más allá de un acontecimiento extraordinario, parecía en un primer plano la entrega del palio papal a un nuevo liderazgo universal de la fe, para dar y extender las razones y motivaciones que justifican la existencia humana en la historia de todos los tiempos.
Contrario a las coyunturas y crisis de incertidumbre que colisionan con la paz global, el momento cumbre alcanzó un nuevo cenit con la llegada a la Santidad por las escaleras de la humildad… ¡Vaya lección a quienes se sostienen ataviados de soberbia!
El Cardenal Robert Prevost, a partir de ahora Papa León XIV, no es solamente el portador del Palio Papal. Es el mensajero que en los tiempos contemporáneos y sin mayor complejidad, se convierte en la respuesta más contundente a un mundo acelerado por las motivaciones de la acumulación, la geopolítica comercial y la expansión del poder y dónde algunos nos hacen creer que están demás… desde los que hablan y escriben con la verdad hasta los que solamente buscan el sueño de vivir…
Es indudable, las coincidencias y extraños pináculos del acontecimiento producen pensamiento fuera de los códigos convencionales, ¿Es León XIV la voz de la esperanza con el tono suficiente para reclamar más sentido de humanidad?
Pero, ¿Cómo construir los puentes que tracen el camino hacia el lado de la vida y la paz? No me cabe duda, solo se alcanza con el ejemplo y testimonio diario. Esa suma de actitudes que van contabilizando el sentido más elevado del comportamiento social: la bondad que resulta ser el rostro que define el carácter de Dios. Por eso tenía sentido la otredad de Octavio Paz (1914-1998).
Encender las bengalas a las alturas elevadas de la esperanza en momentos de duda e incertidumbre, puede parecer una tentativa a contra corriente… pero ese es el mandato: iluminar la era de incertidumbre con esperanza…
Esa es justamente la virtud en un mundo donde las defensas más simples hasta las más complejas comienzan y terminan en la vida: “No a la guerra, el camino es la paz”, dijo León XIV en tono de trazar la estrategia que dominará la agenda de la fe universal.
“Construir puentes y no muros…” fue el primer mensaje en claro desafío a todo aquello que limite el libre tránsito y la libertad de vivir donde la realización abra las puertas al porvenir…
Se podrá asumir posturas de cambio contemporáneo para ir a tono con los tiempos… pero, qué sentirán los mariscales de campo, aquellos que dirigieron la estrategia y táctica para mantener la defensa de la libertad y la democracia en la segunda década del siglo XX en esta subregión.
Es verdad, no es el fin de los tiempos y tampoco estamos a las puertas de revelaciones escatológicas… sería ingenuo, y hasta absurdo creerlo, más cuando el Telescopio Espacial James Webb (2021), confirma que somos parte de la historia cósmica, y que el firmamento seguirá hasta los confines infinitos del tiempo…Pero la vida es un soplo, dice Gardel (1890-1935) ¡Vaya soberbia, el poder los hace creerse eternos…!
El tiempo es hoy y la región demanda decisiones y vocaciones que obligan a revisar esos hilos del mensaje que se extiende a nivel global, “la esperanza…” y “No tener miedo…”.
El Papa Luis XIV enseñó aquella noche del 8 de mayo que las escaleras a la cima no son de soberbia, sino de humildad…que comienza con ver al otro, y por ello reclama, “Quien ama a Dios y odia a su hermano es un mentiroso” (1 Juan 4.20). De verdad, ¿Qué tan dispuestos estamos a la métrica de la humildad…?