Skip to main content

Etiqueta: rendición de William Walker

El botánico que atestiguó la rendición de William Walker

Parque Central de Heredia, en 1909. Foto: Fernando Zamora Salinas

Publicado originalmente en la revista digital europea MEER

Luko Hilje (luko@ice.co.cr)

Con el advenimiento del siglo XX, las necesidades inherentes del desarrollo de la sociedad en todos sus planos, indujeron altos niveles de especialización en las disciplinas propiamente científicas, así como en las tecnologías derivadas de ellas. En el campo de la biología, por ejemplo, surgieron dos grandes ramas, la botánica y la zoología, las cuales a su vez tienen subdivisiones, tales como la anatomía o morfología, la taxonomía y la sistemática, la fisiología, la etología o comportamiento, la genética y la ecología, además del portentoso auge de la biología celular y molecular. Es decir, algo nunca antes atestiguado, y ni siquiera imaginado por los pioneros de la biología, a los que se les denominaba “naturalistas”, y que hoy son una estirpe casi extinta, debido justamente a las crecientes y complejas necesidades de la sociedad actual.

Al respecto, para la escritura del libro Trópico agreste debí investigar acerca de decenas de naturalistas asociados con el muy rico y diverso trópico americano. Y, sin lugar a dudas, la figura cimera fue el alemán Alexander von Humboldt (1769-1859), quien realizó incontables y originales aportes en los campos de la botánica, la zoología, la geología, la vulcanología y la meteorología, al punto de que el célebre naturalista inglés Charles Darwin (1809-1882) lo calificó como el mayor explorador científico de todos los tiempos. Inspirados casi todos por su magna e irrepetible labor, varios naturalistas europeos arribaron a Costa Rica en la segunda mitad del siglo XIX, entre los que sobresalieron el danés Anders S. Oersted, los alemanes Karl Hoffmann y Alexander von Frantzius, y los suizos Henri Pittier, Paul Biolley y Adolphe Tonduz; de hecho, algunos de ellos incluso lo trataron de cerca.

Hago este recuento para patentizar que no era cualquiera el que tenía los rasgos de un naturalista. Ignoro si existe algún libro referido a la caracterología del naturalista. No obstante, de manera general, en él se conjugan la acuciosidad, la obsesión, la dedicación, la compulsión y la perseverancia, así como la disposición al sacrificio, a veces arriesgando su propia vida.

Al respecto, para contextualizar las azarosas y extenuantes faenas de campo de un naturalista, en mi libro acoto lo siguiente: «Cuando uno evoca a los descubridores, exploradores y aventureros, de inmediato acude a la mente la imagen de hombres atrevidos, valientes, corajudos e intrépidos que, respondiendo a algún recóndito impulso interno, no temen enfrentarse a lo desconocido y, más bien, hasta sienten desenfado y placer en adentrarse en mundos colmados de riesgos y peligros, tanto por su agreste naturaleza como por los insólitos hábitos y costumbres de sus pobladores. En el fondo, los envidiamos, pues expresan con sus actos un gesto de independencia pura, quizás atávico, de cuando, como cazador o recolector, el hombre primitivo incursionaba en sitios desconocidos e inseguros con tal de conseguir los alimentos para quienes lo rodeaban». Claro que, en este caso, en vez del sustento para sobrevivir, el impulso corresponde a la sed por el conocimiento, el tenaz y hasta obstinado interés por desentrañar los misterios del mundo natural.

El curioso periplo de Hermann Wendland

Ahora bien, si en la naturaleza los riesgos y los peligros ya de por sí están omnipresentes, ¿para qué exponerse a situaciones conflictivas provocadas por humanos, como las guerras?

Esta fue una pregunta que me hice cuando me enteré de que el botánico alemán Hermann Wendland (1825-1903) hizo herborizaciones entre fines de 1856 e inicios de 1857 en Centroamérica, cuando la guerra contra el poderoso ejército filibustero liderado por William Walker estaba en su apogeo. En efecto, como encargado de los aspectos botánicos de los Jardines Reales de Herrenhausen, el rey Jorge V de Hannover financió una expedición de casi ocho meses para que recolectara plantas en Guatemala, El Salvador y Costa Rica.

Cabe acotar que, por fortuna, él escribió un diario de su periplo, el cual, por iniciativa del botánico australiano John Leslie Dowe, y junto con sus colegas alemanes Marc Appelhans, Christian Bräuchler y Boris Schlumpberger, publicamos en 2022, con el título The botanical expedition of Hermann Wendland in Central America: a nomenclatural study and travel report (revista Boissiera, 73). Posteriormente, por sugerencia de John, lo traduje al español, y juntos publicamos los aspectos de carácter propiamente históricos, en dos entregas, con el título común de Las exploraciones botánicas de Hermann Wendland en Centroamérica (1856-1857); el subtítulo de la primera fue De Guatemala al Valle Central de Costa Rica, y En la región de Sarapiquí, Costa Rica el de la segunda (Revista Comunicación, 32 y 33).

Aunque él no lo dice de manera explícita, es de suponer que efectuó su viaje —iniciado a mediados de noviembre de 1856—, porque en esa época se estaba en invierno en Alemania, cuando la nieve impide el desarrollo de la vegetación, por lo que no había mucho trabajo al aire libre en los Jardines Reales. Además, como uno de sus objetivos era recolectar plantas vivas para dichos predios, retornaría justamente en el verano, en la estación ideal para trasplantarlas o para sembrar sus semillas o partes vegetativas, reproducirlas, etc. Es decir, dar prioridad a las épocas adecuadas para sus planes obvió sus preocupaciones por una guerra sobre la cual posiblemente no se sabía mucho en Alemania. Asimismo, aunque antes pudo haber recabado información con algún alemán residente en Centroamérica, tal vez no le dio importancia o, si lo hizo, ignoró lo que le dijeron y se vino a herborizar.

En realidad, como en los territorios de Guatemala y El Salvador no hubo conflictos bélicos, aunque esos países enviaron tropas a Nicaragua para combatir a Walker, eso no afectó sus labores de recolección allá. De hecho, la única mención al respecto —mientras estaba en El Salvador—, es que «actualmente, debido a la guerra en Nicaragua, cada extraño es confundido con un estadounidense y es honrado con la designación de “yanqui”; este término también es proferido hacia algunos extranjeros de vez en cuando». Algo similar relataría una vez llegado a Costa Rica, al expresar que «por supuesto, los lugareños de inmediato detectan que eres un extraño. Y, como el país está indirectamente en guerra con la civilización y en lucha directa contra las hordas de filibusteros de Walker, en cada extraño ven a un filibustero o a un yanqui —filibustero y yanqui son sinónimos ante los ojos de la multitud—, por lo que nos consideran como tales, y hasta expresan ese término cada vez que nos aproximamos a ellos».

Conviene indicar que él arribó a Costa Rica por Puntarenas el 9 de marzo de 1857. Para entonces se libraban importantes batallas contra el ejército filibustero en el río San Juan, de parte del ejército costarricense, mientras que en tierra los ejércitos centroamericanos aliados combatían a los filibusteros en ciudades como San Jorge, Granada y Rivas. Por tanto, emprender herborizaciones en la región norteña de Costa Rica era muy riesgoso, y sobre todo en Sarapiquí, pues el río homónimo era el que permitía llegar hasta el San Juan.

Una vez en San José, hizo los contactos pertinentes con varios alemanes, incluido el naturalista Hoffmann, y después visitó a von Frantzius, quien residía en Alajuela. Asimismo, aunque efectuó herborizaciones en los alrededores de San José, al igual que en Cartago, el volcán Irazú y Turrialba, anhelaba hacerlo en Sarapiquí, pues tenía muy buenas referencias de la insólita riqueza de orquídeas, palmeras y aroideas —parientes de la muy conocida “mano de tigre”—, que eran los grupos de su mayor interés. Pero, además, tenía una obsesión. En efecto, el botánico polaco Josef von Warszewicz, quien estuvo de paso por Costa Rica en 1848, le había recomendado que buscara en San Miguel —en la ruta de Sarapiquí— la muy hermosa planta que el reputado taxónomo Johan Friedrich Klotzch había bautizado como Warszewiczia pulcherrima, en honor suyo. Así que, ¡cómo no ir a Sarapiquí!

En la región de Sarapiquí

Cuando Wendland empezó a indagar acerca de Sarapiquí con varias personas, todo cuanto recibió fueron comentarios negativos. Se le percibía como una especie de tierra inhóspita, por la absoluta soledad de esos parajes silvestres, las incesantes y torrenciales lluvias, los lodazales, lo intransitable de la única tocha de montaña que había —incluso para las recuas de mulas—, los profundos precipicios en numerosas porciones de la ruta, la abundancia de víboras, jaguares y pumas, así como de furiosos chanchos de monte, que atacan en manada.

Además, ya para sus fines, algún interlocutor mejor informado le advirtió que «encontrarás hermosa vegetación allí. Pero primero debes saber cuán difícil es secar una planta ahí. Tan solo espera, y le darás gracias a Dios de regresar. ¡Esa lluvia! ¡No tienes idea, pues ahí llueve 366 días al año, y los caminos son verdaderos hoyos de barro!». Es decir, resultaba absurdo recolectar abundante y novedoso material vegetal, para que, al fin de cuentas, los especímenes recolectados resultaran imposibles de secar y preservar de manera correcta.

Pero…, ¿y el riesgo de la guerra que ocurría en el río San Juan? Al parecer, nadie le habló de eso, pero no por ignorancia, sino porque los días de Walker estaban contados. En efecto, para entonces —en la segunda mitad de abril—, el ejército costarricense tenía en su poder los cuatro puntos estratégicos del río (San Juan del Norte, La Trinidad, Castillo Viejo y el fuerte de San Carlos), en tanto que los ejércitos centroamericanos aliados con el de Costa Rica habían logrado importantes batallas en tierra firme y pronto cercarían a Walker en Rivas.

Fue así como, al mediodía del 7 de mayo, con muy buenas condiciones climáticas, Wendland partió de la capital a lomo de mula y con dos bestias de carga, con sus enseres personales, así como su equipo y materiales para recolectar plantas. A él se sumaron Gerhard Jäger Balle —un joven alemán que lo había acompañado en varias giras—, y un baquiano, quienes viajaban a pie, lo cual obviamente reducía los costos de la expedición, pero era una verdadera crueldad.

En realidad, contra todos los pronósticos adversos de sus pesimistas informantes, las labores de herborización fueron muy fructíferas, al punto de que tuvo la fortuna de hallar la planta que von Warszewicz le había recomendado buscar. En sus propias palabras: «Poco antes de La Virgen, cuando salí del bosque hacia un prado, en el costado opuesto al bosque pude observar una de las plantas más bellas que he visto, y en espléndida floración. Tan pronto como recolecté suficiente material, caí en cuenta de que se trataba de Warszewiczia pulcherrima, descubierta por el infatigable recolector von Warszewicz, pero yo nunca la había observado en vivo, sino que tan solo había leído su descripción». ¡Qué más pedir!

La vida de Wendland en riesgo

Ahora bien, aunque los episodios peligrosos durante las tres semanas que duró la expedición fueron de menor cuantía, hubo uno en el que la vida de Wendland estuvo en riesgo. Sin embargo, irónicamente, no fue en una temida selva, sino en el puro centro de la ciudad de Heredia, como se relata en detalle en el primero de los artículos que publicamos en español.

De manera resumida, ese jueves 7 de mayo de 1857 fue memorable en la historia patria. En efecto, el jefe filibustero Walker se rindió el viernes 1° de mayo, y el anuncio oficial se hizo al día siguiente, pero la noticia no llegó a la capital sino hasta el jueves por la mañana. ¡Cómo no difundirla! Por tanto, para comunicar la buena nueva a la población, a partir del mediodía hubo abundantes cañonazos, que Wendland y Jäger pudieron escuchar desde Heredia; esto fue así porque la distancia entre ambas ciudades es de apenas 8,4 km en línea recta, además de que en aquella época no había ruidos que pudieran interferir con el sonido de tan estridentes detonaciones.

Como, por disposición del dueño de las mulas, era menester pernoctar en Heredia antes de penetrar en los densos boscajes de Sarapiquí, debieron estacionarse en dicha ciudad por esa noche. Sin embargo, como les fastidiaba estar recluidos en un rancho tosco y maloliente, se fueron a dar un paseo por la ciudad. Empero, pronto ese recreo se convirtió en una tortura.

Efectivamente, para entonces, en medio de una gran algarabía, habían empezado las celebraciones por la rendición de Walker, con el tañido de campanas en las iglesias, una misa solemne en la parroquia, música, juegos pirotécnicos y un desfile por la ciudad. Éste se inició poco después de que una banda musical tocó frente a la casa del alcalde”, que posiblemente estaba al lado del ayuntamiento, localizado en la esquina donde hoy está el fortín —según lo consigna el historiador Carlos Meléndez Chaverri en su libro Añoranzas de Heredia —, es decir, diagonal a la parroquia de la Inmaculada Concepción. ¡Quién le hubiera dicho a Wendland, al salir de Alemania, que sería testigo presencial del día en que el pueblo costarricense se enteró de la muy ansiada rendición de William Walker, que tanta muerte y dolor provocó, en su intento de implantar la esclavitud en nuestra región! Pero no solo fue testigo, sino que a la vez nos legó una descripción bastante minuciosa de esa festiva noche en Heredia, y que no se conocía hasta hace poco tiempo, cuando tradujimos su diario.

No obstante, como sucede a menudo en la vida, todo lo positivo tiene un precio y, en este caso, su providencial presencia esa noche lo tuvo para él.

En efecto, en cierto momento, cuando con Jäger avanzó entre la multitud congregada en el actual Parque Central, al percatarse de su aspecto, algunos lugareños los miraban de manera sospechosa. Para entonces, tras recorrer algunos cuadrantes, el desfile ya retornaba al parque, por su costado sur. Poco después, narra él que «junto con mi compañero, recostados en una columna que había debajo de la terraza de una casa esquinera, diagonal a la iglesia, nos paramos a contemplar el desfile, colmado de los rostros más honorables del mundo. Nos detectaron allí. Un tipo llamó la atención a otro susurrando quedamente la palabra “yanqui”, y poco a poco nos vimos rodeados por un grupo que nos miraba con extrañeza. Tras pensarlo mucho, un joven bien vestido se armó de valor y me abordó, en inglés».

Cabe indicar que el lugar corresponde a la esquina diagonal a la parroquia, por ese sector, donde por muchos años estuvo el restaurante La Floresta, de gratos recuerdos. En realidad, por momentos el interrogatorio se convirtió en acoso, pero al final el grupo de muchachos se alejó en buenos términos, no sin antes cerciorarse su cabecilla del motivo que los había traído hasta Heredia.

Perturbados por lo acontecido, Wendland y Jäger decidieron que era mejor retornar a la covacha que los esperaba —sucia pero segura—, y ya estaban a punto de partir, cuando apareció de nuevo el líder del grupo. Esta vez se comportó de manera gentil, pues les regaló unos pequeños puros —quizás los muy aromáticos chircagres, elaborados con tabaco de San Rafael de Oreamuno, en Cartago—, y los invitó a dar un paseo por el Parque Central.

Sin embargo, lo lamentable estaba por venir, pues mientras ellos departían de manera amistosa, de súbito apareció el profesor de inglés del citado joven, que era un viejo irlandés que había trabajado para la Compañía Accesoria del Tránsito en los tiempos en que esta empresa pertenecía al magnate neoyorquino Cornelius Vanderbilt. Como Walker le había incautado la compañía, para disponer así de sus vapores durante la guerra, el irlandés aborrecía a Walker y a todo lo que se asociara con éste. Al percibir a Wendland y Jäger como filibusteros, narra Wendland que «me hizo las mismas preguntas que su alumno, y pareció tomar mis respuestas de manera tan incrédula como él. Sin embargo, al final me fastidié tanto con su ir y venir de preguntas, que le respondí que no me importaba si creía o no mis respuestas, pero que por favor no insistiera más». Ante esta actitud, el irlandés le espetó: «Si supiera que perteneces a los de Walker, te apuñalaría».

Wendland relata que «fingí no haber escuchado o entendido sus palabras», y le solicitó al joven tico que le abriera espacio entre los curiosos que se habían congregado alrededor, tras lo cual el joven le aclaró a la multitud que ellos no eran filibusteros. Logrado esto, Wendland y Jäger pasearon un rato por la plaza y después se marcharon, tal vez respirando profundo una y otra vez, por haberse librado de morir en manos del airado irlándés.

Después de tan infausto episodio, de seguro que esperaban dormir a placer, ilusionados por empezar a explorar al día siguiente la región de Sarapiquí —ahora quizás menos temible que el enardecido irlandés—, pues esa era la más preciada meta de Wendland desde que partió de Alemania. ¡Y lo lograría con creces, para beneficio de la ciencia!

¿Qué origina el feriado del día Primero de Mayo?

Vladimir de la Cruz

El Primero de mayo, como día feriado en Costa Rica, está justificado, y así declarado, desde 1857, cuando el Presidente y Benemérito de la Patria, Juan Rafael Mora, gran conductor político y estratega militar de la Campaña Nacional, en la Guerra Nacional, y centroamericana, contra los filibusteros norteamericanos, estableció que debía celebrarse a perpetuidad, para recordar la derrota y, especialmente, la rendición de William Walker, el jefe filibustero, y su expulsión por ese motivo de Centroamérica.

La Guerra Nacional centroamericana contra los filibusteros tuvo dos fases, o dos etapas. La primera, que se conoce como la Primera Campaña, es la que se produce con la iniciativa de Costa Rica, desde finales de 1855, con la convocatoria del presidente Mora a la población costarricense, para prepararse y estar listos para ir a combatir, en defensa del territorio nacional, e ir a Nicaragua para sacar a los filibusteros de ese país, hasta el triunfo de la Batalla de Rivas, el 11 de abril de 1856, pasando por los combates de Santa Rosa, el 20 de marzo y de Sardinal, el 10 de abril.

La peste cólera, desatada después de la Batalla de Rivas, obligó a partir del 25 de abril, que el Ejército Nacional se desmovilizara de la persecución que se tenía contra Walker, se replegara a Costa Rica, con el impacto negativo que eso tuvo, de afectar alrededor de 10.000 costarricenses que fallecieron por esa peste.

Recuperados de esta situación, volvimos al escenario de guerra en Nicaragua, donde en ese segundo semestre de 1856, se habían incorporado los ejércitos de Honduras, El Salvador y Guatemala en esta lucha. También se había logrado una unión de los grupos políticos de liberales y conservadores en Nicaragua, que los involucró en esta lucha contra Walker, que se había declarado, por un breve período presidente de Nicaragua y había establecido la esclavitud.

El retorno a la guerra, contra los filibusteros, da origen a lo que se ha denominado la Segunda Campaña, con amplia participación de los ejércitos centroamericanos. El Estado Mayor Militar fue conjunto en ese segundo semestre de 1856. A partir de enero de 1857, el General José Joaquín Mora Porras, pasó a ser el jefe principal de todas las fuerzas militares centroamericanas.

Importantes batallas y enfrentamientos militares se dan contra los filibusteros en esta Segunda Campaña. Desde la estrategia militar de Costa Rica, el objetivo se centraba en ejercer el dominio de la llamada ruta del Tránsito, que era el control del río San Juan, para que los filibusteros no recibieran ningún tipo de ayuda por esa vía, la que se llegó a controlar.

Walker se había atrincherado en la ciudad de Rivas. Desde marzo hasta el 1 de mayo de 1857 las luchas se habían intensificado. Los ejércitos centroamericanos intensificaron sus ataques. Filibusteros desertaban huyendo. Walker se debilitaba. Cuarenta días de intensos combates llevaron a Walker a aceptar la rendición, que negoció el comandante Davis, de la corbeta de guerra norteamericana “Santa María” con el General José Joaquín Mora Porras, motivo por el cual su rendición le dio amparo para salir de Nicaragua, bajo la protección del Capital Davis, y no haber sido capturado por las tropas centroamericanas, que inevitablemente le hubieran llevado al fusilamiento.

El documento de rendición, del primero de mayo, contenía las siguientes cláusulas:

«Por medio del presente documento se celebra un convenio entre el general William Walker, por una parte, y el comandante H. Davis de la Marina de los Estados Unidos, por la otra, cuyas estipulaciones son las siguientes:

«Primero: El general William Walker y dieciséis oficiales de su Estado Mayor saldrán de Rivas con sus armas al cinto, pistolas, cabalgaduras y efectos personales, bajo la garantía de dicho capitán Davis de la Marina de los Estados Unidos, de que no serán molestados por el enemigo y se les permitirá embarcarse a bordo del barco de guerra norteamericano St. Mary en el puerto de San Juan del Sur, comprometiéndose dicho capitán Davis a transportarlos a salvo, en el St. Mary, hasta Panamá.

«Segundo: Los oficiales del ejército del general Walker saldrán de Rivas con sus armas al cinto, bajo la garantía y protección del capitán Davis, quien se compromete a vigilar que sean transportados a salvo hasta Panamá, a cargo de un oficial de los Estados Unidos.

«Tercero: Todos, las clases y soldados rasos, los civiles y empleados de diversas dependencias, heridos o sanos, se entregarán con sus armas al capitán Davis o a uno de sus oficiales, poniéndose bajo su protección y control. El capitán Davis se compromete a hacer que los transporten a salvo hasta Panamá, a cargo de un oficial de los Estados Unidos, en embarcaciones diferentes a las utilizadas por los desertores y sin entrar en contacto con ellos.

«Cuarto: El capitán Davis se compromete a obtener garantías, y por este medio garantiza, que a todos los naturales de Nicaragua o de Centroamérica, actualmente en Rivas, que se rindan a la protección del capitán Davis, se les permitirá residir en Nicaragua y se protegerán sus bienes y sus vidas.

«Quinto: Queda convenido, que a los oficiales que tengan sus esposas y familias en San Juan del Sur, se les permitirá permanecer allí bajo la protección del cónsul de los Estados Unidos, mientras se les presenta la oportunidad de embarcarse para San Francisco o Panamá.

«El general Walker y el capitán Davis se comprometen mutuamente a que este convenio se cumpla de buena fe».

El parte de guerra redactado por el General José Joaquín Mora Porras, como comandante en jefe de los Ejércitos Aliados de Centro América, dirigido al Ministro de la Guerra del Supremo Gobierno provisorio de la Republica de Nicaragua y al Cuartel General, instalado en Rivas, de fecha 1 de mayo de 1857, dice:

“Después de cuarenta días de asedio puesto a Walker y a los suyos, cuando a consecuencia de la mucha deserción había quedado este malvado caudillo con una pequeña fuerza, y cuando más sufría las penalidades del hambre y de la miseria, el muy honorable capitán don Charles Henry Davis, comandante de la corbeta de guerra norteamericana «Santa María», se presentó a mi campo lleno de los más humanos sentimientos, ofreciendo interponer sus oficios a fin de que Walker entregase por capitulación la plaza de esta ciudad con los elementos de guerra que existen en su poder, y demandando de mí garantías para aquel desgraciado, y para todos los que han tenido la deshonra de acompañarle. Fui deferente y acepté con agrado tal mediación, y desde entonces los trabajos del Honorable señor capitán Davis, fueron incesantes hasta obtener la rendición del enemigo.

He dado, pues, término a la guerra que los gobiernos de Centro América me hicieron la honra de encomendarme, y tengo la satisfacción de manifestar a U. S., señor ministro, que en este fausto suceso han tenido una parte muy activa la ilustración, el noble carácter y el empeño decidido del señor Capitán Davis.

Centro América, que hace algún tiempo que se ve agitada, y con arma en mano, por la injusta e inaudita usurpación que Walker intentaba hacer de su independencia y libertades públicas, deberá apreciar, tanto como merecen, los trabajos del honorable señor capitán Davis, y escribir en las páginas de su historia el nombre ilustre de este ciudadano noble de la Unión Americana, por haber hecho cesar el ruido de las armas y por el humano sentimiento de que no se derrame más sangre en nuevos y más encarnizados combates.

Haciendo, pues, la más alta recomendación a S. E., el señor presidente provisorio de la República, de la conducta política, humana e ilustrada del honorable señor capitán Davis, por el Honroso ministerio de U. S., y reservándome para después dar un parte circunstanciado de la capitulación referida, tengo la complacencia de firmarme con las consideraciones de aprecio y respeto que me merece, muy atento servidor.”

El Capitán Davis había logrado, desde el 24 de abril, que las mujeres y niños, abandonaran la ciudad de Rivas, frente a un inminente ataque final, que pondría en peligro sus vidas.

La negociación que desarrolló Davis con Walker en nada mencionó a los Ejércitos centroamericanos, ni al General José Joaquín Mora Porras, quien deseaba terminar la guerra, por lo que aceptó la mediación del Capitán Davis. Incluso, Walker no fue obligado a deponer sus armas personales, como tampoco se obligó a sus oficiales a dejar las armas.

Para mí, su rendición, ante Davis, fue una manifestación tácita de los intereses norteamericanos que se movían a favor de Walker, que trataban de salvarle la vida, como sucedió en ese momento. Incluso, porque, en el documento de su rendición, se presenta a las tropas centroamericanas como el “enemigo” de Walker, de quienes se le protegía. De igual manera, por el trato de militar que se le da a Walker, casi de militar “triunfante”, todos saliendo con “sus armas al cinto”, es decir, dispuestas para el combate.

La noticia de la rendición, y su salida de Centroamérica, fue recibida con júbilo, con gran alegría.

El 26 de octubre de 1857, por el Decreto XXXV, el presidente Juan Rafael Mora Porras, declaró en su Artículo VIII, lo siguiente:

“En recuerdo del triunfo completo de las armas de Centro América y de la rendición y expulsión de las fuerzas filibusteras, el día primero de mayo será feriado, y se celebrará en toda la República con la solemnidad posible, saludándose el pabellón en la aurora de dicho día con veintiún cañonazos”.

No sé si hoy, Primero de mayo, en los cuarteles o establecimientos policiales, y en el edificio del Ministerio de Seguridad Pública, se hace alguna ceremonia de esta naturaleza, al amanecer de este día, con los veintiún cañonazos, o con una salva de disparos, en ceremonia especial, como debe hacerse. O, en Alajuela, con el concurso del Museo Juan Santamaría, se hace una ceremonia similar.

Es obvio, porque así se da también, que en los discursos oficiales que se hacen en esta fecha, por motivos políticos, no se hace referencia a esta gloriosa fecha del Primero de Mayo, como la rendición de William Walker, ni alrededor de ello se levantan ánimos nacionales ni patrióticos.

Así desde 1858, el primero de mayo, es un día feriado, en todo el territorio nacional, que nos recuerda la rendición de William Walker.

Walker fue recibido como un héroe en Estados Unidos. Walker no desistió de sus intenciones de volver a Centroamérica con el mismo propósito de dominio territorial y de sometimiento de su población a la esclavitud.

A fines de 1857, en noviembre y diciembre, lo intentó fracasando en su llegada que le fue obstaculizada. En agosto de 1860 volvió a Centroamérica, ingresando por Honduras, por el puerto de Trujillo. En Honduras estaban afincados los intereses británicos, que tenían bajo control la costa caribeña de Honduras y Nicaragua, bajo la forma de protectorados, motivo por el cual Walker fue detenido por el Capitán Salmón, de la marina británica, quien lo entregó a las autoridades hondureñas, que tomaron la decisión de fusilarlo el 12 de setiembre de 1860, donde sigue enterrado, en el Puerto de Trujillo.

Al lema colonialista e imperialista de Walker, de someter a las cinco repúblicas centroamericanas, o ninguna, como él mismo decía, el resultado de la guerra centroamericana fue el grito unísono de las repúblicas de “¡Ninguna!”

La gloriosa fecha de la rendición de Walker produjo que en 1888, se hiciera el Himno al Primero de Mayo, con letra de don Juan Fernández Ferraz y con música de don José Campabadal, que tristemente ya no se enseña ni se canta en las escuelas, ni se fomenta como parte de la cultura nacional.

La Letra del Himno al Primero de Mayo dice:

Celebremos las épicas memorias
que brillo insigne a nuestra Patria dan;
cantemos sí, las ínclitas victorias
de Santa Rosa, Rivas y San Juan.

Nuestras playas audaces en son de guerra
bucanero traidor hollar osó,
más en los nobles hijos de esta tierra
invencibles guerreros encontró.

Nuestros padres vencieron al infame
que invadió nuestro hogar, torpe y cruel;
sus claros nombres la nación proclame
dignos de gloria y de inmortal laurel.

En su ejemplo nosotros aprendemos
del amor a la patria la virtud,
jamás, jamás, jamás consentiremos
el yugo odioso de la esclavitud.

Gloria eterna a los héroes legendarios
de Santa Rosa, Rivas y San Juan;
de su memoria eterna, relicarios
nuestros pechos indómitos serán.

Compartido con SURCOS por el autor.

¿Qué se negocia para el Primero de Mayo?

Vladimir de la Cruz

El Primero de Mayo, como fecha, tiene varias relevancias. La primera es el día feriado que se origina por la rendición de William Walker, el 1 de mayo de 1857.

El 30 de abril de 1857 el Capitán Charles H. Davis, de la marina estadounidense, se ofreció para mediar y lograr la rendición de Walker. El General, en ese momento jefe de los ejércitos centroamericanos, José Joaquín Mora aceptó la intervención del Capitán Charles H. Davis de la marina estadounidense, rendición que se materializó el 1 de mayo en la goleta St. Marys. El 6 de mayo de 1857 llegó a San José la noticia de la rendición de Walker lo que se celebró intensamente.

William Walker salió con 16 oficiales de su Estado Mayor hacia San Juan del Sur, acompañados del capitán Charles H. Davis (EEUU) y del general Víctor Zavala (Guatemala). Su rendición no le impidió intentar de nuevo regresar a Centroamérica. En noviembre lo intentó con 150 filibusteros que fueron detenidos en San Juan del Norte, de Nicaragua, por el comodoro Hiram Paulding, de la fragata estadounidense “Wabash”, y enviado de regreso a Estados Unidos. En diciembre un grupo de filibusteros de nuevo llegó a Honduras, donde naufragaron. Desde entonces hasta 1860 volvieron varias veces a Honduras, desde donde los obligaron de nuevo a retirarse, hasta que en setiembre se rindió ante el capitán inglés Norvell Salmon que pone a William Walker ante las autoridades hondureñas en el puerto de Trujillo, donde fue fusilado.

Su rendición en esa fecha provocó que el presidente Juan Rafael Mora declarara esa fecha como feriado nacional, obligatorio.

A esta fecha se le montan, la opacan y la invisibilizan, la celebración del Día Internacional de los Trabajadores, el Informe Presidencial a la Asamblea Legislativa y la elección del Directorio Legislativo y de la integración de los directorios municipales.

La celebración del día internacional de los trabajadores se origina en la lucha internacional de los trabajadores, en el siglo XIX, por el establecimiento de la jornada de trabajo de 8 horas, que se logró imponer en Chicago en las huelgas de 1886, que culminaron con los sucesos de represión política y de triunfo de la huelga ese 1 de mayo. De nuevo, en 1888 y 1890 se reanudaron las huelgas presionando por la misma jornada allí donde no se había obtenido, y desde 1890, por iniciativa de los trabajadores franceses empezó a celebrarse a escala internacional el 1 de mayo, como un día de balance de luchas, de las que se habían realizado en el año transcurrido y en una plataforma de lucha para el año venidero. En Costa Rica desde 1913 empezó a celebrarse prácticamente de manera ininterrumpida. La ONU lo incorporó como parte de su calendario internacional de conmemoraciones y su celebración se amplió a todos los países que forman parte de esta organización mundial.

Al primero de mayo corresponde constitucionalmente la rendición de cuentas, que sobre su gestión anual debe realizar el presidente de la República, ante el pueblo costarricense representado en sus diputados. Este acto ha tenido la sonoridad y relevancia publicitaria del caso, y de la mayor atención pública. Dicho informe o mensaje presidencial se somete por una semana, en una discusión reglada, por parte de las diferentes fracciones legislativas.

También están obligados los ministros a entregar antes del 15 de mayo, a la Asamblea Legislativa, un informe sobre su gestión realizada hasta esa fecha. Los informes de los ministros no son objeto de análisis de los diputados. Deberían serlo también. Muchos de esos informes se elaboraban casi como un catálogo de fotos, como álbumes, de la gestión ministerial sin hacer balance real de sus trabajos.

El punto culminante del Primero de Mayo se enfatizaba también en la elección del Directorio Legislativo, para el siguiente período o Legislatura, que va desde el 1 de mayo al 30 de abril siguiente. La elección del Directorio tiene su destacada importancia porque elige al Presidente de la Asamblea Legislativa, que es el funcionario que por jerarquía constitucional puede sustituir al Presidente de la República, en su ausencia ocasional, o permanente, cuando sus vicepresidentes, por alguna situación particular no ejercen, como sucedió en la cuarta Legislatura del Presidente Oscar Arias, en el 2009-2010, carente de esas vicepresidencias, por lo cual el Presidente Legislativo Francisco Antonio Pacheco le sustituyó varias veces por salidas del país. Permanente, en caso de muerte.

Además, el presidente Legislativo tiene la potestad de integrar las comisiones de trabajo parlamentarias, que generalmente lo hace de acuerdo a las distintas fracciones de diputados.

El presidente Legislativo no necesariamente tiene que ser del mismo partido del presidente de la República. Cuando el Gobierno no tiene mayoría parlamentaria, en su primera legislatura, se ha estilado, que se nombra presidente de la Asamblea, por un acto casi de cortesía política, a un diputado del partido gobernante. Pero, esto no es obligatorio. No sucedió con este gobierno el 1 de mayo del 2022. Tampoco sucedió en el 2023. Y para el próximo primero de mayo, no hay nadie a la vista de los diputados de gobierno al que se le podría dar esta cortesía política, que supondría una mejor relación del Poder ejecutivo con el Poder Legislativo, lo cual no sucede porque exista esa presidencia en manos de un diputado de gobierno. La agenda parlamentaria tiene su propia vida, excepto en las llamadas sesiones extraordinarias legislativas que dependen de los proyectos de ley que proponga el Poder Ejecutivo, lo que es funcional y válido para la labor parlamentaria, independientemente de quien dirija al Poder Legislativo.

Bien podría considerarse que en el resultado electoral el pueblo le dio poder a Rodrigo Chaves para dirigir el país desde el Poder ejecutivo y sus instituciones, pero le dio un poder de control político sobre el presidente, al Poder Legislativo, dándole más diputados a los partidos que no son del gobierno. Esta es la realidad política.

El próximo primero de mayo hay que elegir el presidente legislativo, que representa al pueblo, en sus fracciones parlamentarias, que representan el control ciudadano que debe haber sobre la gestión política nacional. Entre los candidatos posibles figura quien ha ejercido la presidencia en estos dos años, el diputado Rodrigo Arias Sánchez, como aspirante a continuar en esa importante representación institucional, frente al Poder Ejecutivo. En mi opinión la ha ejercido bien, con dignidad, con respeto, con distancia cuando debe tenerla y con cercanía cuando corresponde. Le ha puesto las banderillas si ha sido necesario al presidente de la República, destacando y defendiendo la independencia de poderes. Que Rodrigo Arias sea diputado del Partido Liberación nacional no tiene que ver. Tiene a su ventaja que ese partido tiene una mayoría importante de diputados, casi el doble de las fracciones mayoritarias que tiene la Asamblea.

Dentro de la fracción de Liberación Nacional le salió una pulga a Rodrigo Arias, y a última hora una diputada que también considera su posibilidad presidenciable del Poder Legislativo. Estas posibles candidaturas dentro de Liberación Nacional muestran que ese partido es cada vez más un partido político debilitado internamente, y que sus diputados casi pueden ser representantes de un archipiélago político de diferentes grupos a su interior, sin que tengan el empaque de partido sólido, como lo era en el pasado. Esa fisura solo augura mayores fracciones hacia las elecciones del 2026.

La pulga que le salió a Rodrigo Arias fue casi una jugada del presidente de la República, quien sí se está moviendo en crear caos parlamentario en torno a esta elección del presidente Legislativo, promoviendo otras candidaturas, como la del Partido Unidad Social Cristiana, PUSC.

La pulga de Liberación Nacional y el candidato del PUSC pujan por ver quien de ellos se acerca más al presidente de la República, como alfombras de la casa presidencial y como felpudos del presidente. Esa es la imagen que proyectan.

Es claro que el PUSC tiene una gran identificación programática con las posturas del gobierno, especialmente en su actitud de vender el país, de vender las instituciones públicas importantes, de privatizar al máximo la institucionalidad. Uno de sus diputados claramente ha declarado estar al servicio del presidente.

Las reuniones que el presidente realice, con su jefa parlamentaria y representantes de otros partidos son válidas. Es parte de la vida política del país. Lo que circula en redes y en información, no oficial, es que la agenda de esas reuniones es para buscar a quien apoyan hacia la Presidencia del Poder Legislativa, como en una subasta, para valorar quién se ofrece de mejor postor en la agenda de ventas, que tiene el Poder Ejecutivo, de las instituciones del más ricas y estratégicas del país, posiblemente diseñadas esas ventas al margen de la Contraloría General de la República y de los órganos que velan por la transparencia de esos negocios, ventas que se proyectan a inversionistas extranjeros, porque se ha dicho claramente que, en esas subastas, no se permitirá la participación de inversionistas o sectores nacionales.

En el mercado de Zapote los agentes comerciales parlamentarios estarán discutiendo quien es más felpudo y alfombra, que puede recibir el apoyo para facilitar que en la agenda legislativa se coloquen las ventas de las instituciones nacionales. Como partidos políticos, quienes allí asisten, están en el furgón de cola del tren presidencial. Incluso se ven impulsando una coalición política, que tienen que diseñar y aprobar en los próximos meses, para ver cómo se reúnen estos partidos con la agenda de venta del país.

Hay que reconocer que el presidente Rodrigo Chaves ha aprendido bastante del ejercicio del poder. Especialmente, sin dejar de intimidar, asustar, maltratar a sus opositores, ha sabido como crearles contradicciones, como dividirlos, como estimular a los diputados débiles, que bien los conoce, con sus aspiraciones, cómo estimularles sus egos y aspiraciones, y de cómo crear incertidumbre ante la elección del próximo primero de mayo, del presidente legislativo. Es también un mensaje a Liberación Nacional para tratar de someterlo a la agenda presidencial de ventas. En Liberación no están al margen de esas ventas. Ahí hay también presiones en ese sentido. Pero, todavía pesa algo, en este partido, de su histórica participación en el desarrollo institucional de la Segunda República. La discusión que deben tener es si se quiere mantener esa Segunda República renovada, fortalecida, acorde al siglo XXI, o si se quiere tener y desarrollar una República de Segunda, que es hacia donde marcha la carroza fúnebre zapoteña, la de sus aliados políticos, económicos y parlamentarios.

Lo que más interesa al país, más allá de las críticas internas que los diputados puedan tener sobre la presidencia de Rodrigo Arias, es valorar lo que más le interesa al país al frente de la Asamblea Legislativa. Para este momento político me parece que lo que le conviene a la institucionalidad democrática, a la democracia nacional y al ejercicio independiente de los Poderes Públicos, es que el diputado Rodrigo Arias Sánchez continúe al frente del Poder Legislativo. No es un asunto personal lo que se discute. Es un tema de responsabilidad política nacional.

Compartido con SURCOS por el autor.