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Etiqueta: Sistema Eléctrico Nacional

Privatización del sistema eléctrico nacional sería un error en materia de cambio climático

Comunicado de FECON

  • Organizaciones y expertos en cambio climático ven con preocupación avance en la Asamblea Legislativa del proyecto n°23414 “Armonización del Sistema Eléctrico Nacional”. Representantes de organizaciones ambientales de todo el país se dan cita para debatir en torno a las oportunidades y desafíos que tiene el país en materia de cambio climático y de transición justa. El Programa Estado de la Nación y la Federación Ecologista han organizado un evento este 15 de octubre, con el fin de analizar en conjunto el camino que debe de seguir Costa Rica en materia de energía y cambio climático para lograr una transición justa hacia modelos energéticos más sostenibles.

Una serie de expertos y representantes de comunidades dan contenido al encuentro denominado “Diálogo multisectorial: transición energía justa en Costa Rica”.

Entre los obstáculos y preocupaciones más importantes para logar la justicia energética y la transición justa se encuentra el proyecto de ley n°23414 “Armonización del Sistema Eléctrico Nacional” impulsado por el Ejecutivo. Osvaldo Durán integrante de la FECON señaló que: “vemos con entera preocupación el curso del proyecto en la Asamblea legislativa y el adverso contexto nacional en favor de la privatización del servicio público de electricidad y el desmantelamiento del ICE. Dialogamos sobre la alianza entre los sindicatos del ICE, diputados y diputadas del Frente Amplio y nuestras organizaciones sociales, con la urgencia de reforzar la organización, movilización y capacidad de propuesta política y técnica para la defensa de la electricidad pública, los ríos y los ecosistemas, ante las propuestas de privatización y desnacionalización.”

El proyecto de ley n°23414 propone debilitar la institucionalidad pública en la administración de la energía eléctrica a nivel nacional, dando paso a un nuevo proceso de privatización, donde empresas privadas, que ya participan de la generación de electricidad, tengan más poder y control sobre la energía de este país. Lo cual hace que el sistema eléctrico pase de ser uno basado en los principios de solidaridad, universalidad y de funcionamiento al costo, para pasar a ser un sistema basado en la especulación, el mercado, el lucro. La energía en Costa Rica dejaría de ser un bien del que goza la gran mayoría de la población, a ser un recurso acaparado por unos cuantos. «A nivel global, la mayoría de los países entienden el tema energético con una cuestión de seguridad nacional, y de un tiempo para acá, un tema de seguridad climática. Es claro que los sistemas públicos de producción y distribución de electricidad públicos son más eficientes y resilientes ante los embates del cambio climático. Sacarlo de la esfera pública es impensable en otras geografías, pero en Costa Rica esta propuesta está movida por el afán de enriquecimiento a costa de la seguridad energética nacional.

Enlace al panel.

¿Por qué el proyecto de “Armonización del Sector Eléctrico” que se discute en la Asamblea Legislativa es nocivo para el bien común?

Alianza por una Vida Digna

  • Actualmente se discute en la Asamblea Legislativa el proyecto 23.414, denominado proyecto de armonización del sector eléctrico. Este proyecto afecta aspectos esenciales del concepto de gestión pública de la energía eléctrica en el país y tendría amplias repercusiones negativas para el bien común.
  • El proyecto plantea el traslado de la planificación eléctrica del ICE a un nuevo ente denominado ECOSEN, el cual se ubicaría en el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE). Esto representa un cambio radical e inconveniente pues actualmente el ICE realiza esta planificación con una base técnica muy seria y profesional. En cambio, la junta directiva de ECOSEN estaría conformada por una representación más de tipo político, con fuerte presencia del sector privado. Esto traería graves consecuencias para la adecuada planificación de la energía eléctrica para el país.
  • El proyecto plantea la creación de un mercado eléctrico abierto, basado en subastas, en el cual los generadores eléctricos privados tendrían muchas ventajas, ya que podrían vender directamente la electricidad. Esta liberalización del mercado tendría múltiples efectos negativos para la población, ya que afectaría la seguridad energética del país y debilitaría la planificación a largo plazo, que actualmente realiza el ICE. Al ser desplazado el papel del ICE en el mercado eléctrico, esta institución pública disminuiría sus inversiones en zonas rurales donde el suministro eléctrico es poco rentable y actualmente se hace bajo la lógica de necesidades sociales y desarrollo solidario. Esta situación se ha vivido en diversos países en los que el mercado eléctrico se ha privatizado. En dichos países el suministro eléctrico a regiones rurales socialmente vulnerables se ha visto afectado.
  • El proyecto habilitaría a los generadores privados de electricidad a exportar directamente en el mercado regional. Actualmente dicha exportación es coordinada por el ICE. En este punto habría dos consecuencias negativas para el país: Por un lado, cuando el ICE exporta, ello resulta en una reducción de las tarifas a la población costarricense. Al dejar de tener ese control el ICE, este beneficio se perdería. Por otra parte, al abrirse la posibilidad de exportación directa por parte del sector privado, ello estimularía un boom de nuevos proyectos hidroeléctricos y de otro tipo, los cuales tendrían un fuerte impacto negativo a niveles ambiental y comunitario, como ha quedado en evidencia en comunidades donde se han creado enjambres de proyectos hidroeléctricos privados en el pasado. Entre otras cosas, la afectación sobre los ríos y las comunidades que los albergan sería enorme.
  • Es fundamental que la sociedad costarricense perciba las implicaciones que tendría la aprobación de este proyecto de ley, y que se desarrollen actividades de concientización y análisis a niveles comunitario e institucional que den lugar a procesos de participación social que cuestionen este proyecto.
  • Para más información sobre los alcances de este proyecto, se recomienda el video del foro que sobre este tema realizaron la Alianza por una Vida Digna y el Frente Nacional de Lucha el pasado 17 de abril, el cual se puede ver en el siguiente enlace de Facebook:

https://www.facebook.com/surcosdigital/videos/1232233241481217/?locale=es_LA

O bien en el canal de YouTube de la Alianza por una Vida Digna:

  • Para evacuar consultas y dudas sobre los alcances de este proyecto de ley, se puede contactar a las siguientes personas, quienes participaron en el foro:

Sofía Guillén Pérez: sofia.guillen@asamblea.go.cr

Sergio Ortiz Pérez: sergioortizperez@gmail.com

Osvaldo Durán Castro: osvaldodc@gmail.com

  • Así mismo, se comparte la presentación que ofreció en dicho foro Sergio Ortiz Pérez, de la Asociación Sindical Costarricense de Telecomunicaciones y Electricidad (ACOTEL).

Ley de Armonización Eléctrica y trabajo del ICE para democratizar internet

Información y fotos compartidas por Miguel Ureña Cascante

Las fotos que acompañan este texto fueron tomadas este 17 de julio por cuadrillas del ICE, en un campamento en Buenos Aires, Puntarenas, dónde se instalan las torres para llevar internet a asentamientos indígenas y sus escuelas.

El ICE por años ha asumido la inversión y costo de instalar los postes, torres y demás accesorios, para hacer mejor habitable y accesible servicios en áreas donde los inversionistas privados ni siquiera valoran construir infraestructura vial, pluvial o satelital, mientras el ICE; que es de todos los costarricenses, lo hace, aunque resulte más caro el costo que el beneficio, conforme al modelo solidario.

El proyecto de Modernización del Sector Eléctrico que administra el ICE que se ventila en la Asamblea Legislativa, tiene todo el tamiz de privatizar una vez más las joyas de la abuela.

¿Qué podemos hacer?, pues ingresen al Facebook Live de SURCOS colocado abajo y se informan con fundamento, para que formen su opinión al respecto, dirán quizás, solos no podemos, pero una comunidad informada, es una comunidad poco vulnerable.

Miguel Ureña Cascante: https://www.facebook.com/share/v/ZpRuoGXKp2vYHZ4a/?mibextid=oFDknk

Pronunciamiento sobre el Proyecto de Ley 23.414, “Armonización del Sector Eléctrico”

Movimiento Ríos Vivos – FECON. El Movimiento Ríos Vivos, somos un movimiento integrado por personas habitantes de diversas comunidades rurales y campesinas de la zona sur del país, quienes por más de diez años hemos defendido los ríos y el agua como bienes comunes e imprescindibles para el desarrollo de la vida. Así también, la Federación Costarricense para la Conservación del Ambiente (FECON), somos una federación de organizaciones ecologistas de todo el país, con más de 35 años trabajando por la defensa ambiental y la justicia social. Hoy nos pronunciamos con profunda indignación y total rechazo ante el Proyecto de Ley 23.414 “Armonización del Sector Eléctrico”, por las siguientes razones:

  1. Este proyecto propone un peligroso traspaso de funciones entre entidades, así como una gran concentración del poder, al querer trasladar la rectoría del sector eléctrico, del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), al Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE). El MINAE no cuenta con la experiencia ni las capacidades para desempeñar un papel de supervisión, planificación y administración del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), con la eficiencia y efectividad que el ICE tiene actualmente y tendría mucha dificultad para adquirirlas, en un contexto de aplicación de la regla fiscal y en donde se han venido haciendo recortes a los diferentes ministerios y proyectos sociales, en los presupuestos nacionales de los últimos años. Además, este traslado podría exponer la gestión del sistema eléctrico a decisiones basadas en consideraciones políticas, en lugar de criterios técnicos o científicos. Asimismo, podría crear conflictos de interés entre los objetivos ambientales y energéticos del país.
  2. Este proyecto busca favorecer la participación del sector privado en el Sistema Eléctrico Nacional, al eliminar los topes máximos de capacidad de generación de los proyectos eléctricos privados, al permitir la generación y venta de electricidad en el Mercado Eléctrico Nacional (MEN) y al permitir la exportación y venta de electricidad en el Mercado Eléctrico Regional (MER), sin restricciones, por parte de empresas privadas y cooperativas. Así también, promueve la participación de empresas de capital extranjero, en el Sistema Eléctrico Nacional.
  3. El enfoque de este proyecto está basado en una lógica mercantilista, desde la cual nuestros ríos se visualizan como fuentes de energía para la hidroelectricidad.  Sin embargo, tal y como lo hemos demostrado años atrás, los proyectos hidroeléctricos provocan crueles afectaciones ecosociales, como la destrucción de hábitats naturales, el desabastecimiento de agua para la población, la disminución del agua para usos agrícolas, el acaparamiento de los servicios ecosistémicos que generan los ríos por parte de grupos económicamente poderosos, entre otros. Así también, generan heridas a nuestra cultura y formas de recreación, como también disputas sociales y divisiones familiares. Este proyecto, lejos de “armonizar”, aumentaría la conflictividad social y ambiental a lo interno de nuestras comunidades y promovería la apropiación de recursos demaniales por parte de algunos sectores económicos, erosionando recursos patrimoniales que les pertenecen a todas y todos los costarricenses.
  4. Tomando como ejemplo el caso del Proyecto Hidroeléctrico San Rafael, en Pérez Zeledón, en ese caso fue posible observar como la megaempresa constructora H. Solís (conocida por el caso de corrupción La Cochinilla), obtuvo los permisos y concesiones de la Municipalidad de Pérez Zeledón, la Dirección de Aguas, la ARESEP, la Setena, así como la firma de contrato con el ICE, necesarios para construir ese proyecto, de una forma totalmente irregular. Esto además fue señalado múltiples veces por nuestras organizaciones y las comunidades que iban a ser afectadas directamente por ese proyecto, pero las instituciones ignoraron por completo esos señalamientos, así como la voz y las necesidades de esas comunidades que serían gravemente afectadas por la hidroeléctrica en cuestión. Afortunadamente, el proyecto no obtuvo la Declaratoria de Conveniencia Nacional por parte del ministro de Ambiente, pero resulta evidente lo peligroso de que se priorice el lucro de las empresas privadas, por sobre el bienestar de las comunidades y que se plantee un proyecto como el 23.414, que de aprobarse, vendría a promover eso.
  5. Este proyecto busca desmantelar al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), al buscar trasladar “…los activos, sistemas, bienes muebles e inmuebles y demás recursos con los que se opera el sistema y mercado del Instituto Costarricense de Electricidad…” a una nueva figura que nombran el Ente Coordinador del Sistema Eléctrico Nacional (ECOSEN). Así también, pretenden trasladar las funciones de supervisión, operación, planificación y administración del Sistema Eléctrico Nacional y del Mercado Eléctrico Nacional, que actualmente cumple el ICE, al ECOSEN. Debilitar al ICE sería un error, ya que esta institución ha sido un pilar vital para el desarrollo social y democrático de nuestro país, pues el acceso a energía eléctrica de forma continua y a precios solidarios, promueve la garantía de otros derechos humanos como la educación, la salud, el trabajo y la paz social, entre otros.
  6. No es cierto que una mayor participación privada en el sector eléctrico vendría a “garantizar el menor costo posible para los consumidores”, pues en Costa Rica ya gozamos del privilegio de contar con la electricidad más barata de la región. El informe de Global Petrol Prices de septiembre del 2022, coloca a Costa Rica como el país con el costo de producción eléctrica más bajo de Centroamérica (1). Esto se debe en gran parte a la eficiencia del ICE, quien genera el 65,5% dela electricidad nacional (2).

Con fundamento en lo anterior, reafirmamos nuestro rechazo total al Proyecto de Ley 23.414 e instamos a las comunidades, organizaciones socioambientales, integrantes de sindicatos y las personas costarricenses en general, a que tal y como lo hicimos en el 2000, defendamos al ICE y a un modelo de energía eléctrica donde, por encima de los intereses lucrativos y particulares, gane el respeto por la dignidad humana, la solidaridad, la accesibilidad y el bienestar común de todas las personas y de los ecosistemas.

#RíosParaLaVida #ElICEnosevende #ElICEsedefiende

Contactos:

-Maleza Barrantes 8583-0253

-Osvaldo Durán 8380-0955

Referencias:

  1. Dato tomado de la revista empresarial centroamericana Estrategia y Negocios:  https://www.revistaeyn.com/centroamericaymundo/que-paises-pagan-la-factura-de-energia-mas-alta-de-latinoamerica-FH13145000
  2. E. Rojas, Estadísticas del subsector eléctrico de los países del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), 2021, Ciudad de México, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 2022. (https://www.cepal.org/es/publicaciones/48602-estadisticas-subsector-electrico-paises-sistema-la-integracion-centroamericana)

¡Únase al foro ciudadano en defensa del modelo público del Sistema Eléctrico Nacional!

Comunicado: Nos complace invitarle a un evento fundamental para el futuro de nuestro país. En colaboración con expertos de la UCR y organizado junto con el despacho de la diputada Sofía Guillén, este foro es una oportunidad única para discutir y defender el modelo público de nuestro sistema eléctrico nacional, por medio del análisis del proyecto de ley expediente 23 414 de armonización del sistema eléctrico nacional.

Esta actividad se realizará el día jueves 11 de julio de 2024, a las 06:00 p.m. en la Asamblea Legislativa, específicamente en la sala de conferencias, piso 3.

Para inscribirse, pueden hacerlo accediendo al siguiente enlace. 

Formulario de Inscripción: https://forms.gle/tAmadtMYSWAbrjd96

Agro defiende el modelo eléctrico gestionado por el ICE, es labrar la tierra fértil de la patria: ¡No al proyecto de armonización del sistema eléctrico nacional!

Como organizaciones de productores agrícolas nacionales, sabemos que, como pueblo, venimos de un proyecto país solidario, con políticas públicas pensadas para el bienestar social y no para la concentración de la riqueza en pocas manos.

De la mano de ese estilo de desarrollo, muchos campesinos vimos graduarse de la educación pública a nuestras hijas e hijos, atestiguamos la vida de familiares salvada en quirófanos de la “Caja del Seguro”, presenciamos a vecinos orgullosos de poder dar techos a su familia con el INVU, impulsamos nuestras milpas a producir, con el apoyo de un Consejo Nacional de Producción, cosechando así seguridad alimentaria y fuentes de empleo agropecuarias.

De forma simultánea a todo esto: pudimos leer de noche en nuestras casas, porque de la mano del modelo eléctrico gestionado por el ICE, llegó la electricidad a nuestros pueblos lejanos, y con ella, gracias al Instituto, muchas veces también caminos vecinales, que permitieron sacar de las montañas, nuestros productos agrícolas.

Hoy ese modelo está siendo desmantelado, por quienes ven en el individualismo extremo, y en el fanatismo del mercado, la receta para seguir concentrando riqueza en pocas manos, a la vez que se condena al empobrecimiento, a cada vez una mayor cantidad de compatriotas.

Hoy quienes impulsan esa demolición del estado social, intentan socavar una columna clave para la calidad de vida de nuestro pueblo. Nos referimos al modelo eléctrico gestionado por el ICE, que tantas bondades ha traído a quienes habitamos estas tierras, sobre todo, en esa Costa Rica rural, que de no ser por la misión y visión solidaria del ICE, posiblemente aún tendría enormes deficiencias en acceso a la electricidad.

A través del mal llamado proyecto de ley de armonización del mercado eléctrico nacional, expediente 23.414, se pretende afectar gravemente al modelo eléctrico gestionado por el ICE.

Este proyecto de ley, de ser aprobado, despoja al Instituto del centro neurálgico para monitorear y operar el sistema eléctrico nacional, teniendo como consecuencia, que las decisiones del despacho de energía dejen de ser estrictamente técnicas y se sumerjan en criterios políticos y conflictos de intereses, al ser trasladadas al MINAE, y adscritas a un nuevo órgano con presencia de intereses privados.

Pero también, cambiarían las reglas del juego en la producción y venta de energía, creando las condiciones para arrebatarle al ICE paulatinamente, la parte más rentable de sus ingresos, sin la cual difícilmente pueda el Instituto con el paso de los años, seguir invirtiendo en mantenimiento y desarrollo de infraestructura clave para la electrificación rural.

En 1949, los gobernantes que trabajaron para desarrollar al país, crearon el Instituto Costarricense de Electricidad por razones de bienestar. Hoy setenta y cinco años después de su creación, este lleva energía a los hogares, negocios e industrias; de la mano de un modelo eléctrico nacional, que gestionado por el ICE, ha proporcionado bienestar al pueblo de Costa Rica sin distingo de procedencia social, sabiendo además dinamizar la economía a través de distintos encadenamientos productivos.

No faltará quiénes se pregunten: ¿por qué los productores agropecuarios hablan del ICE y del proyecto de armonización el sistema eléctrico nacional? La respuesta es una verdad a cielo abierto: nuestras familias han crecido con un modelo de desarrollo en el que el ICE ha sido piedra angular de progreso y bienestar. Desde su fundación en los orígenes de la Segunda República, el ICE ha sido motor de desarrollo económico y social, pero, además, dinamizador el sector productivo nacional. Es el ICE un bien estratégico del Estado Social, que quieren desmantelar, y del pueblo de Costa Rica, que quieren empobrecer aún más.

Nuestras organizaciones agrícolas, están además convencidas que este proyecto de ley, que no armoniza, sino que desmantela el modelo eléctrico nacional, hunde sus raíces, en causas similares, a las de las amenazas que se ciernen sobre la “Caja del Seguro”, la educación pública, y los productores agrícolas: la receta económica excluyente que han impulsado durante décadas, incluido este gobierno.

Por ello, urge articular y construir el entramado social que logre un contra peso democrático. Por ello desde nuestras parcelas hoy decimos a nuestro país: defender el modelo eléctrico gestionado por el ICE, es labrar la tierra fértil de la Patria.

Las organizaciones agrícolas decimos: ¡No al proyecto de armonización del sistema eléctrico nacional!

Aura Martínez Pérez. Presidente Corporación Hortícola Nacional. 

Guido Vargas Artavia. Secretario General UPA Nacional.

José Oviedo Chaves. Secretario General UNAG. 

Jaime Rojas Mena. Secretario General UPIAV. 

Guido Sibaja Fonseca. Productor Agropecuario. 

Las verdaderas causas de la alerta de racionamiento del ICE

Ing. Salvador López Alfaro
Exdirector del Centro Nacional de Energía, del ICE
Consultor en Mercados Eléctricos
Mayo 2024

Para empezar, diremos que dar una alerta de racionamiento en un país, es publicar la vulnerabilidad de un sistema eléctrico, a la variabilidad climática. Es una decisión muy delicada que compromete la económica del país y conmueve la confianza de los inversionistas en la solidez del Sistema Eléctrico Nacional.

Para entender las causas de porque llegamos a este punto, tenemos que entender que el ICE, como Institución técnica encargada de atender la demanda y la Operación del Sistema y Mercado Eléctrico, ha ido perdiendo gradualmente la autonomía, que fue la esencia de su éxito en décadas anteriores. Esto se ha dado por la intervención paulatina de los gobiernos, desde la creación de las presidencias ejecutivas en las instituciones autónomas en el año 1973. Esta legislación dio a los gobiernos de turno acceso a intervenir en la administración de las instituciones autónomas, cuya autonomía está establecida en la Constitución de la Republica.

Este proceso ha sido gradual y sostenido, pero que se ha agravado con la entrada de la Administración Chaves Robles, que además de destituir a todos los miembros de la Junta Directiva del ICE, para tener un control total, ha realizado un proceso de acelerado de intervención en las funciones técnicas nacionales, que como planificador y como operador del Sistema Eléctrico Nacional tenía que cumplir bajo los principios de independencia, neutralidad y transparencia.

Una de las acciones que lo demuestran fue la orden al ICE por el Gobierno, de rebajar las tarifas eléctricas, para cumplir promesas de campaña y desconociendo las necesidades y los procesos de la Institución.

Alineado con esta orden del Gobierno, la Administración Superior del ICE propone retirar plantas térmicas del Sistema, según declaraciones del presidente ejecutivo del ICE, en la Comisión de Energía de la Asamblea Legislativa, donde indicó que, con el fin de reducir tarifas eléctricas, se iban a retirar 226 MW de plantas térmicas, con el argumento que tenían tres años de no usarse. No se había comprendido que los tres años de usarlas muy poco, se debían a dos años de pandemia, traslapados con tres años del “fenómeno de la niña” o años con superávit de lluvia.

Otra medida aplicada, fue la solicitud a la ARESEP de no aplicar los aumentos de tarifas por los gastos de combustibles e importación de energía de la región, durante el año 2023. Esta es la tarifa que se denomina Costo Variable de Generación (CVG) y cuya aplicación se hace trimestralmente con aumentos anticipados por estimaciones hechas por el ICE y revisadas por la ARESEP. El ICE solicitó que se aplicara anualmente, hasta el año vencido, por lo cual la próxima correspondería hasta el año 2025, donde se aplicarán los gastos de CVG de los años 2023 y 2024, que hoy en día suman más 100.000 millones de colones.

Esta modificación de la normativa provoca que los gastos por combustibles e importación se recuperen dos años después de que se gastó y no cuando se está ejecutando el gasto, lo cual no da señales de precio real de la energía oportunamente.

Esto está teniendo un impacto muy fuerte en un año de El Niño, en el cual no tenemos señales de precios a la demanda para que se reduzca el consumo, lo cual contribuye a afrontar los periodos de mayor escasez de recursos de generación y estimular el consumo, cuando las tarifas son más bajas por la abundancia de recursos renovables en el invierno.

En estos momentos que enfrentamos una alerta de racionamiento, las tarifas deben ser mecanismos para desincentivar el consumo y no para estimularlo.

Todas estas señales que se dieron por parte del Ejecutivo y los Jerarcas de la Institución, que demostraban un desconocimiento de las competencias técnicas que tiene encargada la Institución, con el fin de atender la demanda y operar de manera segura el Sistema Eléctrico Nacional.

Estas decisiones mostraron finalmente, una subestimación del impacto del año de El Niño, del rol de la generación térmica de respaldo del SEN y de la importancia de las señales de precio a la demanda, para enfrentar un periodo del “fenómeno del niño” severo, pronosticado por el Instituto Meteorológico Nacional.

Esta subestimación de factores claves de la operación del Mercado Eléctrico Nacional, nos sirven para entender por qué se dio un tratamiento ordinario a las señales de déficit de desabastecimiento que advirtió el Planeamiento Operativo 2023 y 2024, también reflejaron la subestimación y desconocimiento de los efectos del “Fenómeno del Niño” y de la necesidad del respaldo de potencia térmica en el Sistema Eléctrico Nacional.

El Planeamiento Operativo identificó déficits de generación muy importantes para el año 2024, derivado de un incremento mucho más acelerado de lo esperado de la demanda, desde año 2023. Esto sumado al bajo nivel del embalse Arenal al final del año 2023, obligaba a medidas extraordinarias para cubrir los déficits encontrados para el año 2024 y evitar racionamientos.

Una de estas medidas extraordinarias, fue la recomendación de alquilar plantas térmicas para incrementar la potencia de respaldo para el año 2024.

Estas contrataciones se iniciaron en septiembre de 2023, pero se asumieron como una medida interna del ICE y no como una emergencia nacional, que permitiera garantizar la contratación oportuna de las plantas térmicas, para evitar un racionamiento. Esta requería de mecanismos agiles y seguros para contar con el respaldo para evitar el racionamiento, por las graves consecuencias que tiene para el país, no solo por el costo directo, sino por los costos en reputación y credibilidad en el Sistema Eléctrico Nacional, fundamentales en la atracción de inversiones.

El proceso ordinario empleado para el alquiler de plantas térmicas, del cual dependía evitar un racionamiento, creó condiciones para incumplimientos que se pueden considerar frecuentes en contrataciones ordinarias, como atrasos en tiempos de entrega, consecuencias que no se podían permitir en este caso.

Los retardos en la entrada de estas plantas de alquiler fueron los responsables del abatimiento anticipado de los embalses de seguridad de Cachi, Reventazón y Pirrís. Esto nos llevó muy cerca de perder la potencia de estas plantas para atender la demanda, al momento que se dio la alerta.

Finalmente, no son aceptables las justificaciones que da la Administración del ICE en el sentido de que el fenómeno del niño es responsable de estos racionamientos o el cambio climático. El ICE contaba con la información de un crecimiento mayor de la demanda y las informaciones de un niño severo para los años 2023 y 2024, por parte de los grupos de pronostico del ICE y las propias del instituto Meteorológico Nacional. El niño es un fenómeno recurrente, que se ha tenido en cuenta en operación del Sistema durante todos los años que lleva funcionando el Sistema Eléctrico Nacional y aun los escenarios más severos se consideran en el planeamiento operativo.

Esta es una actividad ordinaria del Operador del Sistema, la cual se cumplió correctamente, detectando los riesgos de déficit para el año 2024 y solicitando incrementar la capacidad térmica de respaldo. El no llegar a tiempo con estos recursos, fue el resultado de la mala gestión que hizo la Administración Superior del ICE de los procesos de alquiler de las plantas térmicas requeridas, al no darle el carácter de emergencia nacional a este riesgo de déficit de generación.

Todo lo señalado nos lleva a concluir que las causas de llegar a esta alerta de racionamiento se encuentran en el acelerado debilitamiento la autonomía de una institución de carácter técnico como es el ICE, en la presente Administración, que ha nombrado una Administración Superior inexperta, que ha impulsado acciones operativas erráticas y equivocadas, como: subestimar los efectos del “fenómeno del niño”, la falta de comprensión del rol de la generación térmica como respaldo del Sistema Eléctrico Nacional y finalmente esto ha llevado a no responder adecuadamente la señal clara de déficit de energía para el año 2024 del Planeamiento Operativo, que requería una declaratoria de emergencia nacional para el alquiler acelerado de plantas térmicas, para incrementar el respaldo necesario para la operación del Sistema Eléctrico Nacional.

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Combo 2: El proyecto de ley 23.414 no armoniza el sistema eléctrico nacional, lo destruye

Comunicado

El Partido Acción Ciudadana, desde su fundación, hace 24 años, se manifestó como defensor del modelo solidario de nuestro Sistema de Electricidad Nacional. Un modelo con 75 años de experiencia exitosa, sustentado en los artículos 50 y 74 constitucionales para ofrecer el servicio eléctrico basado en los principios de solidaridad, universalidad y al costo. Sin este modelo, nuestro país no habría alcanzado en paz y en democracia un desarrollo social y económico con mayor equidad y ser un ejemplo mundialmente reconocido de sostenibilidad ambiental.

En abril del 2000 el pueblo costarricense se enfrentó con argumentos sólidos y en las calles al Combo del ICE, proyecto estrella del bipartidismo. Una larga lucha que se extiende luego al referéndum del TLC y sus leyes de implementación hasta el presente por mantener el control del Estado sobre la planificación, la generación y la distribución eléctrica sustentada en fuentes energéticas limpias. Proceso que ejecuta con el apoyo de un grupo de empresas públicas y cooperativas, al igual que con una participación del sector privado que colabora en ese objetivo público nacional. Este objetivo estratégico es hoy más importante que nunca. La tendencia mundial de electrificación del transporte y de los procesos industriales, incluida la producción de vectores energéticos alternativos, así lo pone en evidencia.

Aunque podemos reconocer que el Sistema Eléctrico Nacional necesita ajustes para enfrentar adecuadamente los retos que se presentan, estos cambios no deben surgir al calor de una campaña que antagonice los sectores, como ha sucedido hasta ahora soterradamente en la Asamblea Legislativa, durante el trámite del Proyecto Nº23.414, sino, como resultado de un ejercicio ciudadano de diálogo transparente y constructivo pensando en el bienestar del mayor número.

El actual proyecto de ley, mal llamado “Armonización del Sistema Eléctrico Nacional”, se queda exclusivamente en otro intento de mercantilizar el servicio de suministro eléctrico y acabar con el modelo que defiende los intereses nacionales. Propone una apertura total de la generación y la comercialización de la energía, manteniendo la Red de Transmisión en manos del ICE sin clara garantía de que sus costos de operación e inversión serán cubiertos. Además, creará una nueva burocracia gubernamental, el Órgano Costarricense del Sistema Eléctrico Nacional, ECOCEN, que nace como una estructura politizada de control al fungir el ministro de Energía de turno, como el presidente de su Junta Directiva. Acompañan los representantes de los actores económicos interesados del lado de la generación y, del lado de los usuarios, la representación se otorga únicamente a los grandes consumidores que, de paso, son los únicos ganadores asegurados en el último texto que fue aprobado por la comisión legislativa.

Por otra parte, siguiendo con la propuesta del proyecto, sería sumamente grave que la planificación del ECOCEN no sea luego vinculante para los actores del mercado poniendo en riesgo la universalización del servicio eléctrico al costo, a la vez que la generación con combustibles fósiles no queda expresamente reservada por ley para las empresas públicas, con el fin único y exclusivo de proveer generación de respaldo al SEN, como último recurso, lo que generaría una explosión descontrolada de generación térmica que atentaría contra los objetivos nacionales.

Ante el incremento de las tensiones geopolíticas y los efectos del cambio climático, el país necesita mantener la capacidad de diseñar e implementar políticas de Estado para enfrentar la crisis energética global con alternativas limpias y sostenibles, determinantes en el proceso de descarbonización de la economía, al que el país y el mundo le han apostado.

En síntesis, un proyecto de ley que va en contraposición a la propuesta constitucional de autonomía del ICE, que le ha permitido a la institución sortear las ocurrencias politiqueras y las presiones de grandes intereses privados por controlar el mercado eléctrico para servirse sólo a sí mismos de energía barata, aún en detrimento de las necesidades del resto del país para garantizar un desarrollo nacional con equidad y sostenibilidad.

Hacemos un fuerte llamado a la ciudadanía, a las universidades públicas y a los movimientos sociales, a reaccionar con firmeza ante esta nueva amenaza de acabar con el modelo eléctrico solidario de nuestro país y con el ICE.

Atroz idea del Gobierno: privatizar y desnacionalizar la electricidad

(1 de 3) Por Osvaldo Durán-Castro, Sociólogo, profesor ITCR, ecologista FECON

Regresión de más de un siglo

¡Aberrante! Pocas veces esta palabra puede ser usada con tanta precisión, como en este caso para referirnos al “Proyecto de ley reforma al artículo 3 de la “Ley n° 7200 ley que autoriza la generación eléctrica autónoma o paralela”, expediente legislativo n° 22.601, que el Poder Ejecutivo presentó a la Asamblea Legislativa. Esta propuesta, encabezada por el Presidente de la República, remataría el modelo público de carácter social y solidario, y su institución rectora, el ICE, pues se orienta exactamente a favorecer la inversión privada de empresas generadoras tanto nacionales como externas. El proyecto además coloca al Gobierno de rodillas, como súbdito obediente, ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En este texto explicamos por qué el proyecto es un retroceso histórico de más de un siglo, y algunas de sus múltiples debilidades. Una revisión de algunos proyectos de privatización impulsados en anteriores administraciones y la complacencia del gobierno actual con la OECD, los revisamos en el artículo “Gobierno se somete a generadores privados de electricidad y a la OECD”, de próxima publicación.

La esencia del proyecto está explícita en el escrito del Gobierno: “El presente proyecto de ley se presenta ante la Asamblea Legislativa con el fin de eliminar la barrera a la participación extranjera en el sector eléctrico, al no existir una justificación ligada a esta restricción para la actividad económica atendida bajo la modalidad de servicio público”, y agrega que “la eliminación de esta restricción busca fomentar el comercio y la participación de la inversión extranjera en el país, así como las ventajas y efectos económicos, sociales y de desarrollo que de ellas derivan” (negrillas ODC).

Ese proyecto constituye un retroceso histórico inaudito que borraría uno de los avances sobresalientes de la sociedad costarricense, como fue la nacionalización de la electricidad y la posterior creación del ICE. De aprobarse, convertiría el mercado eléctrico nacional en un campo de competencia privada ya no sólo entre nacionales, y de éstos con el ICE, si no para favorecer directamente las inversiones transnacionales con plena igualdad de derechos al ICE, y obligando a la entidad estatal a comprar la electricidad que generen. Es decir, se perdería cualquier condición asociada a la nacionalización de la electricidad y su carácter de servicio social, para convertirla en un servicio público regido por la competencia privada, aunque el ICE siga presente como intermediario obligado entre los generadores y los consumidores finales, ya sea dentro del país o en el mercado regional, al que también los privados siguen presionando por incursionar.

Este tipo de apertura ilimitada es otro mecanismo o vía de privatización, prestación y venta de servicios públicos en favor del capital privado y desnacionalización, que se ha usado en paralelo a las concesiones de obra pública y las alianzas público-privadas. Todas conllevan el riesgo asociado de ampliar el tablero de corrupción, como ha ocurrido en muchísimos países del mundo, incluida Costa Rica. Con este proyecto el Gobierno abona directamente a la liberalización de la economía nacional entregando el servicio de electricidad al capital privado, lo cual será una pérdida para toda la sociedad costarricense.

Es una aberración que en Costa Rica el Gobierno acelere en reversa en tiempos en que urge proteger los beneficios colectivos y las economías nacionales, tal y como pide el Secretario General de la ONU, Antonio Gutiérrez. Aunque no nos detendremos en esa historia, vale decir que todos los componentes de los “modelos económicos fallidos” que vivimos hoy en el mundo, incluyeron, e incluyen, medidas de privatización y desnacionalización como las contenidas en el expediente n° 22.601 del Poder Ejecutivo. Debería el Gobierno recordar, o más bien conocer, lo que en el 2003 dijo Joseph Stiglitz, que fue jefe de economistas del Banco Mundial: “A todos aquellos que viven en México, Indonesia, Brasil, la India y otros mercados emergentes se les debería dar una consigna diferente: no luchen por la mítica economía de libre mercado, que nunca existió”. Lo que incomoda es que Stiglitz nunca lo expresara cuando él mismo impulsaba las políticas que empobrecieron y siguen llevando al hambre a millones de personas en todo el planeta.

“Ley Alvarado” para privatizar y desnacionalizar

El expediente n° 22.601 de la Administración Alvarado es mucho más intrépido que cualquiera de los intentos precedentes de privatización de la electricidad en Costa Rica. Suma un componente de desnacionalización que en aquellas propuestas no había sido expuesto de manera tan explícita con el objetivo de reafirmar los beneficios para el segmento de la élite nacional e inversionistas externos, que hasta ahora se han beneficiado con la generación privada de electricidad. La propuesta desconoce más de un siglo de avances sociales y colectivos en cuanto al servicio de electricidad frente a los intereses privados. Nos devuelve al año 1900 cuando la empresa The Costa Rica Electric Light & Traction Co., empezó a concentrar el servicio eléctrico de Costa Rica; aunque esta misma empresa fue desplazada por la American & Foreign Power Co., que concentró prácticamente todo el mercado. Esta propuesta de “ley Alvarado” desconoce la historia de luchas sociales para la nacionalización de la electricidad en Costa Rica, de fortalecimiento del servicio de electricidad con la creación de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz en 1941, pero sobre todo aniquila el Decreto Ley No. 449 del 08 de abril de 1949 que creó al ICE, del que cualquier gobernante, medianamente sensato, debería sentirse orgulloso y ser defensor.

Se podría decir incluso que la iniciativa pone en riesgo a las cooperativas y empresas de servicio público de electricidad, que contribuyeron, al menos en parte, a fortalecer el mercado eléctrico con sentido nacionalista y ampliando la cobertura a más regiones del país. (El principio de “solidaridad” en el caso de las empresas con formato cooperativo, habría que analizarlo a partir de los precios al consumidor final y del uso y reparto de sus excedentes). Digo que esas empresas reforzaron “en parte” el servicio público, pues hace años la Contraloría General de la República en un informe sobre “la eficacia y eficiencia en la asignación de fuentes de energía para la generación eléctrica”, advirtió “que los costos estimados de la energía de los proyectos de empresas distribuidoras públicas y cooperativas de electrificación rural, son en su mayoría superiores a los promedios determinados por la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA)” (CGR, 2016, p. 2). En esa misma línea, otro dato que debería revisarse con todo cuidado y seriedad es que, según explicó la Contraloría en el mismo documento sobre la eficiencia de proyectos: “no son competitivos Eólico Valle Central de la CNFL, S.A. y Los Santos de Coopesantos R.L, cuyos costos nivelados de la energía de 18,38 y 16,33 c$/kWh están muy por encima del rango utilizado de 7,09 y 12 c$/kWh. Ello, a pesar de que este tipo de generación es cada vez más competitiva y los mejores proyectos a nivel mundial alcanzan consistentemente los 5 c$/kWh sin financiamiento” (CGR, p.10).

Toda la argumentación del proyecto presentado por el Ejecutivo se subsume en un artículo que, aunque pareciera inofensivo, es la propuesta más regresiva que hayamos enfrentado desde 1990, cuando entró en vigencia la Ley 7.200 para favorecer a los generadores privados. Dice el “ARTICULO ÚNICO. – Refórmese el Artículo 3 de la Ley No. 7200, del 28 de setiembre de 1990, cuyo texto dirá: “Artículo 3.- Interés público. Se declara de interés público la compra de electricidad, por parte del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), a las cooperativas y a las empresas privadas, que establezcan centrales eléctricas de capacidad limitada para explotar el potencial hidráulico en pequeña escala y de fuentes de energía que no sean convencionales” (Negrillas ODC).

Las debilidades e imprecisiones de este proyecto en general (que revisaremos en un próximo texto), y particularmente del texto del nuevo artículo, hacen que no soporte el mínimo escrutinio técnico. Alguna de esas carencias las revisamos en seguida:

  1. Declarar de “interés público” la compra de electricidad generada por cualquier oferente privado, nacional o extranjero, colocaría al ICE en una condición peor que la que tiene hoy comprando y pagando electricidad de acuerdo con las obligaciones que le imponen las leyes 7.200 y 7.508 aunque no sea requerida por la sociedad costarricense. La determinación del interés público no debe reducirse a un antojo político y comercial. Debe responder a un proceso técnico para definir la necesidad para el país de cada proyecto en particular. Esto está asociado con la relación oferta-demanda, y es bien sabido que el país cuenta con una capacidad instalada y de generación que duplica y más la demanda nacional. Además, esa generalidad flexibiliza la rigurosidad para concluir sobre la viabilidad social y ecológica y la factibilidad económica, que debe establecerse científica y socialmente, también para cada uno de los proyectos.
  2. Esa idea general de “interés público” está copiada del proyecto “Ley General de Electricidad”, expediente No. 17.812, de los Gobiernos Arias Sánchez y Chinchilla Miranda, cuyo artículo 11 indicaba: “Se declaran de interés público y conveniencia nacional los proyectos de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica que desarrolle cualquier agente del mercado eléctrico nacional”. Para facilitar aún más la construcción de nuevas plantas generadoras, el proyecto proponía que “…los órganos e instancias del Estado y los gobiernos locales otorgarán trato prioritario sobre otros proyectos, a los trámites y gestiones necesarios para el desarrollo acelerado de estos proyectos. Los plazos serán reglamentados por el Poder Ejecutivo”. Ese proyecto de 2009 buscaba la igualdad de condiciones para la competencia entre el ICE y privados en el mercado eléctrico, y esta nueva iniciativa avanza sustancialmente promoviendo “eliminar la barrera a la participación extranjera en el sector eléctrico”.
  3. Declarar de “interés público la compra de electricidad” es otro mecanismo legal que obligará al ICE a adquirir la electricidad de cualquier competidor privado, aspecto que hace menos de un año se mostró espinoso cuando el ICE decidió no renovar algunos contratos de generadores privados por ser innecesarios para atender demanda nacional de electricidad. El pago a generadores privados llegó a 3.141 millones de dólares entre 1989 y 2021, según datos del ICE publicados por el Semanario Universidad. Aunque la amenaza de debilitamiento del ICE es el problema principal en este proceso, la misma institución ha tenido un papel destacado. De acuerdo con Mauricio Álvarez “El ICE viene actuando en esa dirección, pues ya convirtió a la transnacional española Unión Fenosa en la mayor productora de electricidad privada en nuestro país, con un total de 100 MW, al otorgarle un segundo proyecto (actualmente posee Torito, de 50 MW y La Joya, también de 50 MW)”.   Recordemos que los proyectos con la Ley 7.200 no pueden superar los 20.000 kW (20 MW) y los contratos bajo la Ley 7.508 tienen un tope de 50.000 kW (50 MW).  Entre ambas modalidades el tope de generación es el 30% de la capacidad del Sistema Eléctrico Nacional. Independientemente del uso que se le ha dado a esas leyes, establecen límites y cantidades claras.  Y este proyecto adolece del todo de esas precisiones elementales».
  4. Cualquiera que revise el proyecto y lea que el ICE deberá comprar la electricidad de “fuentes de energía que no sean convencionales”, lo primero que se pregunta es ¿Cuáles son esas fuentes? En el mercado eléctrico de Costa Rica podemos anotar como convencionales la hidroelectricidad, térmica, geotérmica, hasta la eólica y la generada con biomasa, si consideramos que ya tienen bastantes años de ser parte de la oferta nacional. ¿A qué se refieren con “no sean convencionales”?
  5. La misma finalidad del proyecto “eliminar la barrera a la participación extranjera en el sector eléctrico” es otra imprecisión inaceptable, pues no define condiciones para ejecutarla. Dada esa generalidad, el término “eliminar” permitiría eventualmente una apertura indiscriminada que sería imposible subsanar, corregir o definir por medio de un reglamento. De hecho, es común que muchos ajustes legales para favorecer la generación privada, hasta ahora, se hayan hecho por medio de decretos y directrices ministeriales, pero en este caso, es imposible determinar cómo se dará esa eliminación de barreras a la inversión privada, y sobre todo cuáles serán sus impactos en el mercado eléctrico y para la sociedad costarricense que finalmente deberá consumir esa electricidad a precios de mercado privado. Por eso el texto implica un conjunto de amenazas que ameritan su rechazo absoluto.

Forzar la Constitución para desnacionalizar

La otra línea de justificación, a la cual se le dedica la mayor parte del proyecto, es un conjunto rebuscado de argumentos para forzar la conclusión de que actualmente la inversión privada está poco menos que imposibilitada en Costa Rica. Estirando las ligas al extremo, el proyecto funde el argumento de la OECD -eliminar barreras de inversión privada- con una interpretación de la Constitución Política y de jurisprudencia constitucional de manera más que rebuscada. Dice el Gobierno que “eliminar la barrera a la participación extranjera en el sector eléctrico”, “Es una recomendación (de la OECD) que se relaciona con el principio constitucional de igualdad, en términos generales y de igualdad entre los nacionales y extranjeros, en términos específicos, y conlleva que no se discrimine entre unos y otros, salvo las excepciones y limitaciones que la Constitución y el ordenamiento establezcan. También se relaciona con la libertad constitucional de empresa o de ejercicio de la actividad comercial”.

Esa interpretación no sólo se usa para promover la privatización del servicio público de la generación, compra, distribución y consumo de electricidad, si no que busca desnacionalizarlo. Por eso hablamos de una regresión hasta antes del 8 de abril de 1949 e incluso hasta 1900 a tiempos del mercado eléctrico controlado desde el sector privado nacional y transnacional.

Este proyecto es un gesto de genuflexión ante el empresariado privado, y en el ámbito global, una reverencia neocolonial ante la OECD. Nadie antes, ni con los proyectos de ley de los partidos más antiguos y tradicionales como Liberación Nacional y la Unidad Socialcristiana, se llegó al extremo de buscar “el principio constitucional de igualdad…entre los nacionales y extranjeros” para que no se “discrimine entre unos y otros”. Siendo la nacionalización de la electricidad y la creación del ICE insignias notables del Estado social de Costa Rica, es imposible aceptar lo que proponen estos gobernantes, como la idea de no discriminar y de procurar “igualdad entre los nacionales y extranjeros” en el control de una actividad económica verdaderamente crucial para la sociedad costarricense, como es la electricidad. Si se piensa en los costos de la cobertura en regiones de difícil acceso, de nuevo cobra más que pertinencia la necesidad de fortalecer al ICE como entidad de servicio social, y preguntarse si los privados, como nunca ha sido hasta ahora, prestarían el servicio en cualquier región del país.

Cierto es que para algunas empresas privadas del sector eléctrico la apertura indiscriminada podría ser una buena oportunidad para aliarse con foráneos, como ya ocurre con los proyectos (BOT sigla en inglés) Construcción, Operación y Transferencia de la ley 7.508, pero en un escenario de competencia abierta hasta las demás empresas, como las cooperativas, podrían ser disminuidas, parcialmente absorbidas y hasta eliminadas del mercado. No es que los empresarios nacionales de la electricidad privada ameriten defensa, pues ya hemos documentado cómo han hecho fortunas vendiendo electricidad cara e innecesaria. Se trata de que la soberanía, como condición fundamental de un país y de una nación, debe considerar como principio la defensa de “lo nacional” ante la invasión de capitales foráneos, sobre todo en la prestación de cualquier servicio social prioritario, como es la electricidad.

El proyecto no establece ningún límite de inversión para el capital externo. No señala plazos ni condiciones de inversión y venta de la electricidad. No justifica, ni remotamente, que esta apertura se fundamente en una necesidad nacional de electricidad y además, como hemos demostrado, en Costa Rica no falta ni un peso de inversión privada para atender la demanda de electricidad.

Como ciudadanía, este proyecto nos debería regresar a los primeros años del siglo pasado, pero para emular los movimientos sociales que iniciaron la nacionalización la electricidad en Costa Rica con la dirección de la Liga Cívica Nacional, lo cual se logró en 1948 tras décadas de lucha social.

Carlos Alvarado Quesada, Presidente, Rolando Castro Córdoba, Ministro a.i. de Ambiente y Energía y Elian Villegas Valverde Ministro de Hacienda, deben pasar a la historia como destacados peones de la destrucción del Estado social costarricense, y del ICE en particular. Deberían ser recordados por promover la apertura del mercado eléctrico para su privatización y transnacionalización, devolviéndonos a los peores tiempos de vasallaje en las relaciones entre países.