Skip to main content

Etiqueta: tic

Democracia digital: Imprescindible pero ausente

Luis Fernando Astorga Gatjens

Muchas de las tantas cosas que ha puesto en evidencia esta pandemia, es que el país se situaba lejos, muy lejos de estar en lo mínimo preparado para la participación e inclusión social, a partir del acceso a Internet y las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), para la inmensa mayoría de sus habitantes.

Todos debemos de coincidir que en el presente un componente clave para el desarrollo económico y social, es el acceso lo más democráticamente posible a Internet. Pero la pandemia y el limitado desarrollo del Costa Rica en este campo nos muestran un país con significativos desfases, sino abismos, entre regiones, sectores –sociales y poblacionales—y personas.

De esta manera una democracia que de por si es deficitaria en el campo económico, social y político, se hace más agudamente deficitaria en el ámbito digital.

Hoy día, la atención a la salud sería mucho mejor, si más personas tuvieran acceso a una Internet de calidad, a dispositivos adecuados y con suficiente memoria, y si estuvieran mejor capacitadas en el uso de aplicaciones, para desarrollar citas virtuales en todos los servicios médicos, que puedan ser resueltos de esta manera. Pero eso no es así: solo un porcentaje limitado cumple con estas condiciones de inclusión digital efectiva.

Igualmente, el acceso a la educación en esta época aciaga de la pandemia, se ha visto severamente limitado, ya que más de 400 mil hogares carecen de conectividad y demás requerimientos. Esto hace que casi medio millón de estudiantes de primaria y secundaria de la educación pública, no tengan otro horizonte que la educación presencial. Este hecho genera una grave situación relacionada con la calidad formativa ante tal desventaja y que éste sea un contribuyente más en la ampliación de la brecha entre educación pública y privada, en la cual todos los educandos si cuenta con acceso a Internet.

El otro tema es el teletrabajo. Ésta modalidad productiva creció rápidamente en los últimos meses, al compás de las restricciones y de la aplicación de otras medidas de seguridad sanitaria. Sin embargo, más allá que no todas las actividades laborales son sujetas a adecuarse a esta alternativa productiva, lo real es que la precondición de acceso a Internet, está lejos de estar democráticamente extendida para la gran mayoría de trabajadores.

Se combinan varias causas y factores para que la democracia digital en Costa Rica, sea mucho más quimera que realidad. Pasemos revista:

Lo primero que tenemos que destacar es la calidad y alcance en el acceso a Internet. La oferta general de servicios de Internet es de limitada calidad y eso se hace más grave, dependiendo de si el servicio es de zona urbana o rural, o remota.

Le segundo es el costo, la asequibilidad del servicio. Para contar con un servicio de buena o excelente calidad, se deben pagar cifras que son imposibles de cubrir para la mayoría de las familias.

Lo tercero está relacionado con los dispositivos, sean teléfonos celulares, tabletas o computadoras. Igualmente, la mayoría de los hogares y personas no cuentan con recursos, para comprar dispositivos con programas, aplicaciones y suficiente capacidad de almacenaje, que permitan un uso adecuado de Internet.

El cuarto elemento tiene que ver con la alfabetización digital. Es imprescindible que las personas potencialmente usuarias (ya cumplidos los requisitos precedentes), se capaciten de manera práctica, en el uso de Internet, para sacarle el mayor provecho y para que sean participantes de la era digital, que con la pandemia, inevitablemente, se ha tenido que acelerar.

Cabe aquí hacer una mención específica relacionada con las personas con discapacidad y el acceso a Internet y dispositivos, y programas adecuados. Se requerirán ajustes razonables según el tipo de discapacidad, pero antes que nada hará falta que cuenten con esos aparatos y acceso a Internet, y eso no se da en la mayoría de las personas con tal condición.

De esta manera, el grave aislamiento que afectaba a las personas con discapacidad antes de la pandemia, se ha hecho más grave aún en el presente, por no tener acceso a Internet en una época en que para conectarse en casi todas las esferas de la actividad social, es imprescindible contar con este servicio. Así las cosas, todo hace prever que el círculo vicioso entre discapacidad y pobreza, se afianzará para la desdicha de miles de personas con discapacidad esparcidas a lo largo de nuestra geografía. Eso porque el acceso a la salud y la rehabilitación, a la educación y formación técnica, y al empleo y la actividad productiva, en general, se ha hecho sumamente complicado y lejano para este sector poblacional. Lo que debería ser una oportunidad de inclusión social para las personas con discapacidad mediante el teletrabajo, se torna en lo contrario por la falta de acceso a Internet, como una causa fundamental.

El que exista tan enorme brecha entre personas con acceso o falta de acceso a Internet, lo explica en primer término la pobreza y la exclusión social. Esa es la primer causa y barrera estructural a derribar.

Sin embargo, hay otra razón que se suma y que es de carácter coyuntural. Es la incapacidad que ha tenido esta administración de atender este tema mediante una política de Estado, seria y robusta, que habría de impulsar antes de la pandemia y ya una vez con ella instalada como tenaz acompañante, acelerar procesos para avanzar rápidamente con acciones de emergencia.

Y aquí alguien podría decir que lo que planteo no es objetivo ya que a raíz de la pandemia, el Gobierno no cuenta con los recursos necesarios, para echar adelante una política de inclusión digital, como la situación exige en forma imperiosa. Pero si los hay. Están en FONATEL. Veamos que se indica al respecto: “Es el Fondo Nacional de Telecomunicaciones (FONATEL) y es el instrumento de administración de los recursos para financiar el régimen de garantías fundamentales de acceso universal, servicio universal y solidaridad establecidos en la Ley General de Telecomunicaciones, (LGT) N° 8642…“.

Entonces, nos debemos preguntar: ¿Por qué el país no ha avanzado como debe ser en este tema, de acuciante prioridad? La respuesta urgente la deben ofrecer las autoridades competentes, que con seguridad, si cuentan con servicios de Internet de alta calidad; no como la inmensa mayoría de los costarricenses que miran desde muy lejos, la democracia digital.

(24 de mayo, 2021)

Tecnologías emergentes: ventana de oportunidades para las mujeres – webinar

El Viceministerio de Telecomunicaciones le invita a participar el próximo jueves 23 de julio a las 3:00 p.m. en el Webinar: “Tecnologías emergentes: ventana de oportunidades para las mujeres”.

Con la participación de las expositoras Maryleana Méndez, secretaria general de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET); Jendy Varela, co fundadora de WOW Emotions y Angélica Chinchilla, directora de Evolución y Mercado de Telecomunicaciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT).

Se contará con la participación de Ana Cecilia Escalante, consultora independiente, especialista en género, diversidad cultural y derechos humanos.

El objetivo del Webinar será visualizar los retos pendientes del país en materia de brecha digital de género en el uso y aprovechamiento de las TIC, y las oportunidades que brindan las nuevas tecnologías emergentes para las mujeres.

 

*Imagen de portada tomada de: http://www.mesaticfid.cl/

Igualdad de oportunidades en la educación en contexto de la pandemia

Luis Muñoz Varela[1]

En marzo de 2020, de un día para otro la vida cotidiana costarricense amaneció enmarcada en un cuadriculado de emergentes temores, ansiedades, incertidumbres, restricciones. Había llegado una amenaza invisible de la que, según lo apuntaron la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las autoridades sanitarias de diversos países del mundo y los informes de investigación de distintos centros e institutos científicos especializados, nada se sabía. Un virus al que se le dio por nombre Covid-19, originado por zoonosis y cuyas causas se atribuyen a los desequilibrios provocados en la naturaleza por la depredación de los recursos naturales y la destrucción humana de los ecosistemas. A cien años de la “gripe española”, la pandemia del coronavirus Sars Cov-2 se había instalado planetariamente.

En Costa Rica, al tiempo que se establecieron las medidas sanitarias y diversas restricciones dictadas por el gobierno (confinamiento en casa, restricción a la movilización vehicular, cierre de diversos establecimientos comerciales, paralización de múltiples actividades económicas y productivas, el teletrabajo), también llegó, lógicamente, la pérdida de empleos, la reducción de la jornada laboral, la clausura de ingresos para pequeños negocios y empresas; la crisis económica.

La llegada de la pandemia trastocó y puso en estado de quiebra toda la “normalidad” en la que se vivía hasta inicios de marzo. Las primeras reacciones estuvieron determinadas por una ambivalencia entre cuidarse de los contagios y respetar las medidas sanitarias, o si aventurarse a seguir en las mismas dinámicas de la vida cotidiana tal como se hallaban definidas y estructuradas hasta ese momento. Pronto dicha ambivalencia quedó resuelta, al irse tomando conciencia de la gravedad de la situación y, sobre todo, a partir del momento en que las autoridades de gobierno establecieron medidas drásticas cuyo desacato implicaba penalizaciones de diversa magnitud.

Trascurridos poco más de dos meses desde la aparición del primer contagio de Covid-19 en Costa Rica, los acontecimientos ocurridos en este tiempo han revelado con claridad varios aspectos importantes y, por cierto, algunos de ellos también bastante preocupantes.

En primer lugar, seguramente quepa destacar las capacidades de respuesta desplegadas por las instituciones del sistema de salud del país; capacidades de organización hospitalaria, de competencias y solidez profesional del personal médico y de enfermería; de acervo de conocimiento científico y de capacidad tecnológica instalada en materia de salud; la seriedad asumida por las autoridades de salud en el ámbito de la gestión para controlar y contener la propagación de los contagios. La pandemia, en resumen, ha puesto de manifiesto el valor y la importancia de contar con un sistema de salud pública bien articulado y con capacidades de cobertura universal. La sociedad costarricense despertó de una especie de modorra y de indolencia en la que estaba, para empezar de pronto a comprender que hay instituciones a las que se debe proteger, cuidar y defender.

Asociado a este aspecto positivo, la pandemia también vino a transparentar, por otra parte, una realidad nacional de profunda desigualdad social y económica. Aunque ya claramente se percibía esta situación desde hace mucho tiempo, sin embargo, había pasado a quedar marginada de la sensibilidad social e institucional del país; se había normalizado. La pandemia no solo ha venido a poner de manifiesto de manera clara y contundente la magnitud de las desigualdades sociales prevalentes en Costa Rica, sino que, además, las profundiza aún más y las coloca en un plano de incremento y de reproducción en una proyección de largo plazo.

Al respecto, valga la ocasión para hacer una pequeña exposición de las cifras que dan cuenta de las desigualdades sociales en Costa Rica. Según informa el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), al año 2019, la tasa de pobreza en el país abarca al 20,98% de los hogares, distribuida en 15,14% de hogares en condición de pobreza no extrema y de 5,84% en pobreza extrema. La zona rural es la que presenta la mayor tasa de hogares en pobreza: un 24,17% frente a un 19,77% en la zona urbana. Por regiones de planificación, la distribución de las tasas de pobreza es como se presenta en la siguiente tabla:

Tabla 1: Tasas de pobreza de los hogares en Costa Rica, año 2019

Región de planificación

No pobres

Pobres

Total

Pobreza no extrema

Pobreza extrema

Central

83,01

16,99

12,68

4,32

Chorotega

79,74

20,26

14,84

5,42

Pacífico Central

70,21

29,79

20,67

9,11

Brunca

69,65

30,35

21,11

9,24

Huetar Caribe

70,76

29,24

20,34

8,90

Huetar Norte

72,41

27,59

18,70

8,89

Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Censos. Encuesta Nacional de Hogares, 2019a.

El término pobreza indica que los hogares están en una situación tal “cuando su ingreso per cápita es menor que el costo per cápita de una canasta de bienes y servicios, requeridos para mantener un nivel mínimo de subsistencia”. (INEC, 2020, p. 35). Se trata de una canasta básica de bienes y servicios de necesidad elemental para la subsistencia: alimentación, salud, agua potable, energía, vivienda, educación. Por su naturaleza básica, esta canasta no incluye bienes y servicios tales como dispositivos tecnológicos, computadoras, tabletas, conectividad a internet.

El término pobreza extrema, por su parte, salvando la obviedad, indica un estado socioeconómico en el que los hogares se encuentran en una situación de carencias múltiples que les impide el acceso a vivienda, alimentación, salud, higiene, servicios de agua potable y electricidad. Se trata de hogares en los que, lógicamente, el acceso a la educación y a la permanencia en el sistema educativo presentan serias y ostensibles limitaciones.

La población tipificada como no pobre, por otra parte, está conformada por hogares que, en general, cuentan con una solvencia económica al menos suficiente para tener cubiertas las necesidades básicas de alimentación y salud, vivienda, educación. Sin embargo, esta es una población altamente heterogénea, desigual en la disposición de ingresos y en el acceso a bienes de índole tecnológica como una computadora o la conectividad de internet, así como a los diversos servicios que hoy son indispensables para solventar los requerimientos de la vida actual.

Por diversas razones (monto de los ingresos, lugar de residencia, estabilidad del empleo), el hecho de tipificar como un hogar no pobre no significa que se cuente con suficientes bienes y servicios. En este mayoritario grupo social de los hogares no pobres está incluida una importante cantidad de ellos en los que las probabilidades de pasar a formar parte de los hogares en condición de pobreza son bastante altas.  

De conformidad con las cifras expuestas en la tabla 1, las regiones más afectadas por la pobreza y la pobreza extrema son, en orden de mayor a menor, la Brunca, la Pacífico Central, la Huetar Caribe y la Huetar Norte. Todas estas regiones se caracterizan por ser mayoritariamente rurales y, salvo en el caso de la Huetar Norte, por ser también costeras. Con las obvias diferencias, puede decirse que, en general, en estas regiones, las actividades económicas están básicamente definidas por la agricultura, la ganadería, la agroindustria de monocultivo, la pesca, el turismo y los servicios.

Sobre la base de los principios de igualdad de oportunidades, calidad de la educación, inclusión y no discriminación, establecidos en las políticas educativas costarricenses del último cuarto de siglo, puede decirse que, en general, en todo el territorio nacional se hace necesario desarrollar acciones de política, institucionales y programáticas, para que la aplicación de estos principios conduzca, en efecto, a crear las capacidades que se requieren para reducir las desigualdades sociales y avanzar en el establecimiento de condiciones para el logro del bienestar social y el buen vivir.

Las anteriores diferencias por regiones de planificación indican que las acciones y esfuerzos por emprender no pueden ser desarrollados por medio de políticas, programas y estrategias de aplicación homogénea. Cada región amerita la atención que de manera específica demandan las propias realidades sociales, económicas, culturales e institucionales que les caracterizan. Esto también vale de manera especial para la educación.

A fin de complementar la información anterior y contar con un panorama un poco más amplio acerca de la situación socioeconómica en que se encuentran los hogares en Costa Rica, en la siguiente tabla se presentan las estadísticas sobre ocupación, desempleo, subempleo y de empleo informal.

Tabla 2: Tasas de ocupación, desempleo, personas ocupadas con subempleo, personas ocupadas con empleo informal, por regiones de planificación, año 2020.

Región de planificación

Tasa de ocupación[2]

Tasa de desempleo[3]

Porcentaje de personas ocupadas con subempleo

Porcentaje de personas ocupadas con empleo informal[4]

Central

58,7

12,3

11,4

45,8

Chorotega

46,8

15,2

12,8

44,6

Pacífico Central

52,4

9,1

16,3

54,1

Brunca

45,7

16,1

15,0

53,9

Huetar Caribe

50,9

12,0

9,9

43,4

Huetar Norte

54,7

11,7

18,6

53,7

            Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Censos, Encuesta Nacional de Hogares 2020.

Tal como se puede observar, estas cifras develan, aún con mayor claridad, la magnitud crítica de la desigualdad social y de la precariedad e inestabilidad socioeconómica en la que se encuentra una significativa proporción de los hogares costarricenses.

La región Brunca sigue siendo la que presenta la situación más desfavorable, al exhibir la menor tasa de ocupación y la mayor de desempleo. Sin embargo, en este caso, la región Chorotega, que en los datos de la tabla 1 ocupaba la segunda mejor posición, registra ahora como la segunda de las regiones más afectadas por los bajos niveles de ocupación y los mayores de desempleo. La explicación de esta diferencia puede que resida en el hecho de que, al ser las tasas una representación de magnitudes promedio, no pueden dar cuenta de la intensidad específica en la que se distribuyen las desigualdades sociales al interior de cada región.

En general, incluso en un caso como el de la región Central, que en todos los aspectos considerados en las estadísticas del INEC aparece siempre ocupando las mejores posiciones, cabe presuponer que la magnitud de las desigualdades sociales intrarregionales es aún mayor y más intensa de lo que reflejan las cifras estadísticas.

En el actual contexto de la pandemia y de la crisis económica devenida y agudizada por ella, en materia de empleo, desempleo, pobreza y pobreza extrema, la información difundida por distintas fuentes oficiales señala la configuración de una situación que pasa a ser dramática en todo el territorio nacional. Las repercusiones económicas de la crisis sanitaria vienen a incrementar la crítica situación en la que ya de por sí se estaba antes de que ella apareciera y, en este momento, se incrementan por miles los hogares que afrontan múltiples dificultades para poder agenciarse la subsistencia del día a día.

En su informe anual 2019, Unicef- Costa Rica señaló que 470 mil niñas, niños y adolescentes viven en condición de pobreza en nuestro país. La crisis económica que ya enfrentábamos se agrava ahora por los efectos del COVID- 19 ante el aumento drástico del desempleo. (Guardia, 2020).

Según es obvio, se trata de una situación que, al mismo tiempo, desencadena afectaciones múltiples en lo que concierne a la educación. Una vez declarada la pandemia, las autoridades del Ministerio de Educación Pública (MEP) tomaron la decisión de suspender el curso lectivo presencial en todos los centros educativos del país, para pasar a implementar la modalidad de educación virtual a distancia.

A tal efecto, a fin de identificar de manera aproximada cuáles son las posibilidades que tienen las distintas poblaciones estudiantiles del país para hacer frente a los requerimientos que plantea la dinámica de la educación virtual a distancia, se presentan en la tabla 3 los porcentajes de viviendas que, por regiones de planificación, cuentan con disposición de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) de necesidad básica para atender la educación virtual a distancia.

Tabla 3: Porcentajes de viviendas que cuentan con diferentes TIC, por regiones de planificación, año 2019

Región de planificación

Con teléfono residencial

Con teléfono celular

Computadora

Tableta

Servicio de internet en la vivienda

Central

39,1

96,2

55,1

21,9

88,3

Chorotega

20,7

95,8

38,0

9,2

82,5

Pacífico Central

20,0

96,1

36,0

9,8

88,1

Brunca

15,5

96,3

37,9

6,8

83,6

Huetar Caribe

11,6

96,4

29,1

8,3

82,8

Huetar Norte

16,1

96,1

29,9

7,7

80,3

Fuente: Instituto Nacional de Estadística y Censos. Encuesta Nacional de Hogares 2019b.

Tal como refieren las estadísticas, el teléfono celular es el dispositivo TIC que en mayor proporción existe en los hogares de Costa Rica. Todas las regiones de planificación registran una tasa de más de 95% de las viviendas que cuentan con al menos un teléfono celular. Caso contrario lo es el de la telefonía residencial o fija, cuyas tasas son muy inferiores y la más alta de ellas ocurre en la región Central (39,1%), siendo ésta prácticamente el doble de la que presentan las regiones Chorotega y Pacífico Central, las dos regiones que, en este aspecto, ocupan la segunda y tercera posición.

Las estadísticas sobre la disposición de internet en las viviendas, por su parte, indican que, en todas las regiones de planificación, más del 80% de los hogares cuenta con acceso a este servicio. Las mayores proporciones las tienen la región Central y la Chorotega. Sin embargo, este dato es inespecífico; no refiere si la conexión es por la vía del servicio celular de datos móviles, o por la de la conexión fija. Es muy probable que sea lo primero.

En lo que respecta a la disposición de computadoras en los hogares, las cifras son bastante bajas y únicamente la región Central presenta una proporción ligeramente superior a la mitad de las viviendas. En las regiones Huetar Caribe y Huetar Norte, en más de las dos terceras partes de los hogares no se cuenta con una computadora. Y en lo referente a tabletas, que constituye otra herramienta de necesidad básica para atender los requerimientos de la educación virtual a distancia, las cifras son aún menores. Únicamente en la región Central superan levemente el 20% de los hogares, mientras que en las demás regiones se ubican por debajo del 10%.

Costa Rica ha desarrollado legislación, diseñado políticas y establecido programas para asegurar los principios de igualdad de oportunidades, calidad de la educación, inclusión y no discriminación. Las poblaciones estudiantiles cuentan con el acceso a los servicios de los programas de Alimentación y Nutrición (PANEA) y de Transporte Estudiantil (PTE), así como a los apoyos que brindan el Fondo Nacional de Becas (Fonabe) y el Programa de Transferencias Monetarias Condicionadas Avancemos. Asimismo, de más reciente creación, también está la estrategia “Yo me apunto con la educación”, que tiene por finalidad brindar atención especial a los centros educativos de las comunidades que afrontan mayores niveles de pobreza, desigualdad, exclusión y marginación social.

Este conjunto de iniciativas y de acciones está asociado con el principio fundamental de la solidaridad, que junto con los de igualdad de oportunidades y de inclusión y no discriminación es constitutivo de los derechos humanos y, en particular, del derecho humano a la educación. En su enunciado formal, el principio de solidaridad establece que, en su conjunto, la institucionalidad del Estado y de la sociedad tienen el deber y la responsabilidad ineludibles de proporcionar las condiciones y proveer la dotación de los recursos necesarios para garantizar una educación de calidad que cumpla con los principios de “acceso universal”, “no discriminación” y de “igualdad de oportunidades y de trato”. En este sentido, declara la UNESCO (2016): “ningún país que se comprometa seriamente con la educación para todos se verá frustrado por falta de recursos en su empeño por lograr esa meta”.

Más allá incluso de la dotación de recursos, que son imprescindibles, el principio de solidaridad remite esencialmente a la creación y facilitación de las condiciones que permitan el acceso a la educación en igualdad de oportunidades y no discriminación. En situaciones especiales causadas por desastres naturales, guerras, crisis sanitarias, crisis económicas, el principio de solidaridad involucra la creación y sustentación de las condiciones que faciliten a las comunidades y a las poblaciones estudiantiles más afectadas poder protegerse de los daños y pérdidas que acontezcan en el marco de la coyuntura de crisis.

Se trata de afectaciones que, de no atenderse con la prontitud, alcance de cobertura y calidad que se requiere, pueden pasar a convertirse en pérdidas cuyo impacto en el incremento de la inequidad y la desigualdad social tendrá efectos que se proyectarán a largo plazo, con todas las implicaciones negativas que harán derivar para el conjunto en general de la sociedad.

La pandemia llegó de repente y obligó a las autoridades de gobierno a tomar medidas de emergencia. El establecimiento de estas medidas representó una quiebra abrupta de la “normalidad” de la vida cotidiana y de todas las actividades asociadas a ella. En materia de educación, la suspensión del curso lectivo en su modalidad presencial y su conversión a educación virtual a distancia dejó en condiciones claras de desventaja a una diversidad de poblaciones y sectores estudiantiles. Además, al tiempo que se suspendía el curso lectivo, las medidas sanitarias establecidas para contener y frenar la propagación de la pandemia (confinamiento, distanciamiento social, restricción vehicular, cierre de lugares públicos), afectaron diversas actividades económicas y productivas, de la misma manera que una cantidad significativa de familias han visto restringidas o incluso canceladas las posibilidades para agenciarse la subsistencia.

En este momento, aún cuando no existan evaluaciones de por medio respecto del trabajo que se le asigna a la población estudiantil para realizar en sus hogares, lo cierto es que hay un sector mayoritario de estudiantes que, al carecer de las condiciones necesarias para atender los requerimientos de la educación virtual, ha quedado en una clara desventaja en relación con otros sectores que sí cuentan con esas condiciones. Esta es una situación que obliga a hacer un esfuerzo amplio de análisis, en articulación y convergencia interinstitucional y multisectorial, a fin de identificar y definir las acciones inmediatas y estratégicas que permitan dar contención a las afectaciones y allegar los apoyos que contribuyan a atender y solventar en la mayor medida posible las carencias.

Las desventajas no tienen que ver únicamente con la no disposición del equipo y la conectividad. También intervienen en ellas factores como el desempleo de las jefaturas de familia, la necesidad de contribuir con la búsqueda de lo necesario para satisfacer las necesidades básicas; la carencia de una alfabetización adecuada en el hogar, que imposibilita brindar acompañamiento a las hijas e hijos en sus menesteres escolares. Se trata de carencias y desventajas “corrosivas” (Nussbaum, 2012) que, de no tomarse en consideración, inevitablemente repercutirán en un deterioro presente y a futuro del bienestar social para muchas familias y de oportunidades para distintos sectores de estudiantes.

Este panorama crítico plantea la necesidad urgente de que los diversos actores involucrados en el campo de la educación (académicos, institucionales, organizaciones de la sociedad civil, municipalidades, organizaciones productivas, colectivos de mujeres, asociaciones locales) contribuyan a buscar alternativas de atención y respuesta a esta difícil y problemática situación. La academia universitaria, en particular, la comunidad investigadora vinculada al campo de la educación se encuentra interpelada para desarrollar las acciones de investigación, análisis y reflexión sobre lo que acontece, a fin de identificar posibles soluciones y a hacer que éstas se canalicen y se pongan a disposición de las autoridades del MEP y de las demás instituciones que puedan estar convocadas a participar en la articulación y la convergencia de los esfuerzos.

La medida adoptada de establecer la modalidad de educación virtual a distancia requiere ser evaluada de manera urgente. En esta evaluación deben participar estudiantes, docentes y madres y padres de familia. Es preciso realizar consultas localizadas, contextualizadas, en cada una de las comunidades y regiones del país. Es imprescindible conocer de qué manera las poblaciones estudiantiles, la planta docente y las familias han asumido los requerimientos de la educación virtual a distancia; cómo se ha llevado a cabo la dinámica de la “mediación pedagógica” y con qué disposición de equipo se ha contado.

Esta evaluación es necesaria y muy importante, en la medida que sus resultados permitirán identificar las dificultades que se hayan tenido, hacer los ajustes pedagógicos que se requiera, brindar capacitación a la planta docente que se haya visto más limitada para el desarrollo de su trabajo, coordinar con las instituciones y empresas prestadoras de servicios de internet para asegurar la plena cobertura nacional de este servicio.

Según se ha indicado por parte del MEP, la proyección es retornar al curso lectivo presencial a partir del próximo mes de agosto, después de concluido el período de vacaciones de medio año. El cumplimiento de esta proyección, sin embargo, depende de diversos factores y la mayoría de ellos son externos al sistema educativo y a las competencias del MEP. El comportamiento de la pandemia es incierto y el regreso a los centros educativos, además, no se podrá llevar a cabo sin el establecimiento de diversas medidas de control y vigilancia sanitaria. Este es otro aspecto en el que las autoridades educativas habrán de implementar capacitaciones al personal docente y administrativo, para lo cual desde ya se tendrían que estar desarrollando las acciones correspondientes.

De igual manera, la decisión de retornar al curso lectivo presencial, ya sea en agosto próximo o después, es una decisión que requiere de un análisis minucioso acerca de todos los factores implicados, especialmente aquellos que tienen que ver con la disposición de ingresos de los hogares, el empleo, al menos una mínima estabilidad económica de las familias.

Esta es una dimensión de la situación de crisis que no puede ser obviada y que exige una atención cuidadosa. De no tratarse con el cuidado y la atención que amerita, se estaría empujando a una proporción amplia y diversa de sectores estudiantiles a una situación de mayor desigualdad que la que ya existía antes de la llegada de la pandemia. Esta decisión, en último término, debe estar basada en un plan de contingencia y de recuperación que, como ya se indicó, demanda una formulación de políticas que puedan ser ejecutadas por medio del accionar de una plataforma de articulación y convergencia multisectorial e interinstitucional.

Referencias bibliográficas

Asamblea General de las Naciones Unidas. (1989). Convención sobre los Derechos del Niño. Madrid: UNICEF. Recuperado de: https://www.un.org/es/events/childrenday/pdf/derechos.pdf

Guardia Donato, Diana. (2020). ¿Qué pasa con la infancia costarricense durante la cuarentena? Semanario Universidad, 06 de mayo de 2020. Recuperado de: https://semanariouniversidad.com/opinion/que-pasa-con-la-infancia-costarricense-durante-la-cuarentena/?fbclid=IwAR0Iz_GV18pQxGgpiZykAyHZyLQFg_x6B3Wte9RoODJvFGikFZsZMJAtpc0

Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2019a). Encuesta Nacional de Hogares. San José: INEC. Recuperado de: https://www.inec.cr/pobreza-y-desigualdad/pobreza-por-linea-de-ingreso

Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2019b). Encuesta Nacional de Hogares. San José: INEC. Recuperado de: https://www.inec.cr/otros-temas-ciencia-y-tecnologia/tecnologias-de-informacion-y-comunicacion-en-hogares

Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2020). Anuario estadístico 2016/2018. Compendio de estadísticas nacionales. San José: INEC. Recuperado de: https://www.inec.cr/sites/default/files/documetos-biblioteca-virtual/reanuario2016-2018.pdf

Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2020). Anuario estadístico 2016/2018. Compendio de estadísticas nacionales. San José: INEC. Recuperado de: https://www.inec.cr/sites/default/files/documetos-biblioteca-virtual/reanuario2016-2018.pdf

Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2020). Encuesta Nacional de Hogares. San José: INEC. Recuperado de: https://www.inec.cr/empleo

Programa Estado de la Nación. (2019). Informe Estado de la Nación 2019. San José: Servicios Gráficos AC. Recuperado de: https://estadonacion.or.cr/wp-content/uploads/2019/11/informe_estado_nacion_2019.pdf

Nussbaum, Martha C. (2012). Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano. Barcelona: Paidós. Recuperado de: https://es.scribd.com/document/361404680/Crear-Capacidad-Martha-Nussbaum

 

[1] Investigador del Observatorio de la Educación Nacional y Regional (OBSED), Instituto de Investigación en Educación (INIE), Universidad de Costa Rica. Mayo de 2020. C.e.: luis.munoz@ucr.ac.cr

[2] “Porcentaje de la población ocupada respecto a la población en edad de trabajar.” (INEC, 2020). La población en edad de trabajar es la que tiene 15 años y más.

[3] “Porcentaje de la población desempleada respecto a la fuerza de trabajo. (INEC, 2020).

[4] “Porcentaje de la población ocupada con empleo informal respecto al total de ocupados.” (INEC, 2020).

Foto del Semanario Universidad. Estudiante de Sixaola, Limón.

Informe Prosic-UCR 2017 ve al ICE debilitado

El informe del Programa de la Sociedad de la Información y el Conocimiento (Prosic) de la Universidad de Costa Rica (UCR) señala tres mensajes claves, entre los cuales indica que el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) luce debilitado.

Además advierte que la meta país de ingresar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es lejana; y que se dispararon los gastos de la Unidad de Gestión que administra los recursos del Fondo Nacional de Telecomunicaciones (Fonatel), sin que exista control sobre esas erogaciones.

El informe detalla que el fortalecimiento que se pretendió dar al ICE mediante la Ley 8660, ha venido siendo obstaculizado por los mismos órganos de la Administración Pública, quienes mediante criterios vinculantes y sentencias judiciales limitaron las capacidades que se le pretendieron dar. Al ICE lo debilitó la misma Ley de fortalecimiento de la institución, pues esta no estableció un plazo de “transición” que le permitiera hacer los ajustes de previo al inicio de la competencia en el sector de las telecomunicaciones.

Ese fue uno de los principales temas expuestos por Lic. Andrea Salas Matamoros, coordinadora del Prosic, en la presentación del informe 2017, este martes 4 de junio en el Auditorio de la Facultad de Educación de la UCR.

CONSULTE El Informe Prosic 2017 completo

Sobre el interés de Costa Rica de ingresar a la OCDE, los investigadores advierten que en materia de Tecnología de la Información y Conocimiento (TIC) al país debe aumentar la inversión como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia, tecnología, e innovación, la cual hoy es de apenas un 0,58%, mientras que en países miembros de la OCDE llega hasta un 4%.

Además, queda pendiente que Costa Rica de el paso hacia la televisión digital –establecido para el próximo 15 de diciembre– sin embargo, sobre ese proceso aún persisten muchas dudas, como por ejemplo el cómo será la distribución de los equipos decodificadores.

El último mensaje clave señalado por el informe es sobre el uso de los recursos de Fonatel, al respecto se recuerda que la Contraloría General de la República (CGR) advirtió que exiten pagos realizados por concepto de recursos adicionales mayores a los que recurrentemente paga el fideicomiso a la Unidad Núcleo de Gestión, sin que exista evidencia de control por parte de la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel).

Además de estos tres mensajes referidos a política pública e institucionalidad el Informe del Prosic 2017 emite opinión sobre el uso de las TIC, avances en teletrabajo, movimientos sociales y acceso a las TIC de la población en condición de discapacidad.

Informe Prosic UCR 2017 ve al ICE debilitado
La coordinadora del Prosic-UCR Andrea Salas Matamoros presenta este 4 de julio el Informe Prosic «hacia la Sociedad de la Información y el Conocimiento» 2017, en el auditorio de la Facultad de Educación. Crédito: Laura Rodríguez ODI-UCR.

Uso de las TIC en Costa Rica

En los hogares. El país pasó de 65 suscripciones a telefonía móvil por cada 100 habitantes en 2012 a 144 en 2016. Del mismo modo en suscripciones a banda ancha móvil se pasó de 2 suscripciones por 100 hab. en 2013 a 87 en el 2016. El avance en la parte móvil es enorme.

Además Costa Rica es en telefonía móvil el país más barato de América según la canasta de precios de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Además, somos el país más barato como porcentaje del ingreso neto bruto per cápita.

Mientras las condiciones en telefonía móvil son favorables, el informe también revela que en el 2016 ya no se encuentra una brecha digital en cuanto a zona geográfica, aunque sí persiste el reto en cuanto a nivel de ingreso, aunque este tiende a disminuir. Un hogar del Quintil V tiene cinco veces más probabilidad de tener Internet en la casa, con respecto a los hogares del Quintil I. Además, la probabilidad de que tenga computadora es más de nueve veces la de un hogar del 20% más pobre. La menor brecha en este sentido es la del teléfono celular, que es de apenas 2,96 veces.

Los resultados revelan sí, una importante tarea pendiente con la población de adultos mayores y con las personas en condición de discapacidad en cuanto al acceso a Internet, computadora y teléfono celular con respecto a los demás hogares costarricenses.

Se evidencia que usamos cada vez menos el teléfono fijo y la computadora.

En las empresas. En el Network Readiness Index en el pilar sobre uso de las empresas; el país ha mejorado 5 posiciones en los últimos 5 años, mostrando dentro de esto una mejora importante en la absorción de la tecnología a nivel empresarial (11 puestos en 5 años). Además, se muestra una importante mejora de 20 posiciones en cuanto al grado de entrenamiento de los trabajadores en este periodo.

Sin embargo el país ha retrocedido en cuanto a disponibilidad de últimas tecnologías entre 2014 y 2016, perdiendo 15 posiciones a nivel mundial, según el mismo indicador.

Según un sondeo propio del Prosic 2017, las velocidades de Internet de las empresas, fueron más altas que las observadas el año pasado. Un 63% de las empresas sondeadas manejan velocidades iguales o superiores a 10 mbps (el año pasado este porcentaje fue de 49%).

En el Estado. En el índice de e-gobierno de la ONU, Costa Rica muestra un avance en el indicador general, pasando del puesto 71 en el 2010 al 53 en el 2016. En el Network Readiness Index del Foro Económico Mundial el país ha avanzado en los tres pilares relacionados con el e-Gobierno y en el Índice de servicios en línea de gobierno pasó del puesto 70 en el 2012 al 43 en el 2015. Destaca que en el índice de experiencia digital el INEC pasó del puesto 71 al 7, el Ministerio de Trabajo del 68 al 8 y la Asamblea legislativa del 117 al 13. Se evidencia un importante esfuerzo del Estado por responder a la demanda de información.

Sin embargo, persisten retos en las municipalidades del país pues muestran importantes rezagos según el índice de transparencia del sector público y el experiencia digital.

Además, el informe hace un análisis especial en el área de transporte y reconoce esfuerzos en la digitalización de las boletas de tránsito y la colocación de peajes con cobro electrónico.

Costa Rica avanza hacia el teletrabajo

De las instituciones públicas que implementan el teletrabajo el 64,3% tienen entre un año y menos de un año de permitirlo. La modalidad que prefieren es de ofrecer es la de aplicar el teletrabajo a la mitad de la jornada.

Sin embargo, una de las principales limitaciones que reportan las instituciones públicas consultadas en la implementación son las competencias de los trabajadores (automotivación, disciplina, orden, capacidad para administrar el tiempo, capacidad para separar la vida privada de la profesional o laboral y capacidad para trabajar de forma independiente) y en segundo lugar las limitaciones tecnológicas.

Por su parte de las empresas privadas que usan el teletrabajo el 44% tienen entre tres años y cuatro años y más de implementar lo. La principal limitación que encuentran las empresas consultadas a la hora de implementar el teletrabajo son las limitaciones tecnológicas (problemas de conectividad y no contar con la tecnología necesaria).

Las principales razones que motivaron a las instituciones consultadas a implementar el teletrabajo fue la reducción de costos y el aumento de productividad, en el caso de las instituciones públicas interesa la inclusión de personas de zonas alejadas a la fuerza de trabajo.

El creciente uso de la modalidad se evidencia con la afirmación de que el 86% de las instituciones consultadas por el Prosic tienen un reglamento de teletrabajo, aunque la mayoría tiene menos de un año de tenerlo.

Sin embargo, en el país el teletrabajo es regulado solo por decretos y hay ausencia de legislación al respecto.

TIC apagadas en movimientos sociales

El total de movilizaciones sociales en Costa Rica ha decaído durante los últimos 10 años. El Informe Prosic 2017 recuerda que según el PNUD, Costa Rica es el país de Latinoamérica con menor nivel de participación social.

La mayoría de protestas se dan por factores coyunturales que no trascienden hacia la organización y estabilidad y se manejan de forma tradicional sin que intermedien recursos tecnológicos. Ante esto, su exposición en redes sociales, como Facebook, es limitada.

El Informe del Prosic 2017 revela que las protestas en Costa Rica tienen pocos hilos conductores y temas coincidentes. La escasa asimilación de las TIC contribuye a que los movimientos sociales organizados tengan poco impacto en la sociedad, fragmentando su potencial. A esto se suma la dispersión de temáticas sociales y políticas que motivan a distintos grupos, lo que desemboca en una sociedad civil poco cohesionada.

Acceso a las TIC de personas en condición de discapacidad

Las TIC tienen alta trascendencia en la vida cotidiana de todas las personas con discapacidad, pues más que instrumentos son tecnologías de apoyo diario y necesario para el desempeño personal. Estas facilitan la movilidad y el desempeño en las actividades cotidianas, lo cual permite a las personas materializar su ejercicio del derecho a la independencia y autonomía.

Son tecnologías que trascienden el apoyo funcional y ponen en ejecución el derecho de acceso a otros entornos como lo son la educación, la movilidad en las calles y el transporte público o el desempeño laboral.

Las posibilidades de acceso al uso de los dispositivos, del Internet y de las tecnologías y aplicaciones diversas facultan el ingreso al mundo interconectado y responden al derecho de acceso al conocimiento, la información, al entretenimiento, la diversión y la socialización, propician que este uso se de forma igualitaria y promueven que se diluya la barrera que la sociedad pone a la discapacidad.

El informe del Prosic 2017 hace un llamado ha hacer uso de tecnologías de uso primordial: como computadoras portátiles y tabletas. Teléfonos inteligentes con herramientas como waze, google maps y lectores de pantalla, e incluirlos en los procesos formativos inclusivos.

Destacan iniciativas en ese sentido por parte de universidades públicas pero se evidencia a nivel país la falta de política pública al respecto.

Sobre el Informe Prosic

El informe del Prosic “Hacia la Sociedad de la Información y el Conocimiento” se elabora desde hace 11 años para registrar los avances en la materia, donde tanto Internet como las nuevas tecnologías han contribuido al desarrollo de la humanidad en esta nueva era, pero también señala los retos que se van presentando a nivel país para disminuir la brecha digital.

La importancia de este informe anual radica en que los resultados que publica son necesarios para medir, con mirada objetiva, el desarrollo de la Sociedad de la Información y el Conocimiento y valora las políticas nacionales que son necesarias para fomentar esta sociedad del saber.

 

María Gabriela Mayorga López

Oficina de divulgación e Información, UCR

Suscríbase a SURCOS Digital:

https://surcosdigital.com/suscribirse/

Informe UCR: en el país se implementan más de 70 proyectos educativos

Informe Prosic 2016

Se busca un sistema educativo que vaya de la mano con las nuevas tecnologías y reduzca la brecha educativa

en-el-pais-se-implementan-proyectos-educativos
Los actuales modelos educativos han incorporado las tecnologías como herramientas para la enseñanza y el aprendizaje (foto Anel Kenjekeeva).

Las tecnologías digitales han permeado en cada ámbito de la vida cotidiana, incluyendo la educación. Las tecnologías de la información y comunicación (TIC) y, sobre todo, los aparatos móviles, han provocado modificaciones en el proceso de aprendizaje y enseñanza de los actuales modelos educativos.

El informe de este año del Programa Institucional Sociedad de la Información y el Conocimiento (Prosic) de la Universidad de Costa Rica (UCR) abordó el tema desde diversas perspectivas, tanto desde los esfuerzos realizados por el país para complementar los distintos niveles escolares con los beneficios de las tecnologías como de los retos que quedan por vencer.

En el capítulo Tecnologías digitales y educación desarrollado por Felisa Cuevas Cordero y Nathalia Núñez Artavia, ambas investigadoras del Prosic, se realizó un análisis de los programas y proyectos generados para la incorporación de las herramientas tecnológicas en el proceso de enseñanza y aprendizaje, así como del impacto que han generado estos programas.

Programas nacionales

En la actualidad se apuesta más por la creación y la gestión de conocimiento, compatibles con un proceso de aprendizaje más dinámico, colaborativo y que contribuya al desarrollo de habilidades cognitivas del estudiante en colaboración con las nuevas tecnologías de la información.

Según el capítulo elaborado por Cuevas y Núñez, actualmente se llevan a cabo más de 70 proyectos entre el Ministerio de Educación Pública (MEP) y la Fundación Omar Dengo (FOD), algunos en colaboración con otras organizaciones, que tienen como fin un nuevo modelo educativo que vaya de la mano con el uso de las tecnologías y que responden a distintos objetivos y públicos metas.

Por ejemplo, Costa Rica cuenta con el Programa Nacional de Informática Educativa (Pronie), que se enfoca en la educación primaria y secundaria y posee una amplia cobertura nacional, en beneficio de miles de estudiantes.

Este programa, creado por el MEP y ejecutado por la FOD, abarca proyectos con distintas perspectivas, como el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales en los estudiantes, el aprendizaje colaborativo, el apoyo al docente en la utilización de las tecnologías, como herramientas pedagógicas y el desarrollo de capacidades de emprendimiento, gestión empresarial, y el uso productivo de las tecnologías en jóvenes de colegios técnicos y académicos.

Asimismo, hay proyectos que buscan la integración de las tecnologías móviles en la propuesta curricular de los colegios rurales del país y con esto la disminución de la brecha educativa, que incluyen también a los centros educativos en zonas indígenas.

“Integrar las tecnologías digitales representa algo más que el equipamiento de los centros educativos. Éstas se deben integrar al currículo, facilitar la creación de redes para el aprendizaje y tener todo un plan de acción”, explicó Núñez.

Existen otros que permiten a los estudiantes de colegios técnicos públicos prepararse para el futuro laboral y añadir habilidades a sus perfiles profesionales, mediante la facilitación de conocimientos en emprendimiento y gestión empresarial. Asimismo, hay otros proyectos dirigidos a personas adultas que las incorpora al uso creativo de la informática.

A la lista se suman muchos que han venido desarrollándose desde hace tres décadas y otros que han sido implementados por el actual Gobierno. Para Núñez, “este tipo de programas pueden colaborar en la reducción de la brecha tecnológica, beneficiando a las poblaciones vulnerables a tener acceso a las tecnologías y a la conectividad, lo cual es uno de los ejes de trabajo; además, desarrollando programas que involucren a la comunidad y a las familias”.

Sin embargo, uno de los principales retos que enfrenta el país es establecer una conexión adecuada en los centros educativos, que con las nuevas tendencias educativas y tecnológicas demandan conexiones más amplias y de mayor capacidad. “En este sentido, las metas de varios países de Latinoamérica y el Caribe van dirigidas a la expansión de la conectividad de banda ancha”, agregó Núñez.

Además, las autoras del estudio afirman que a pesar de que el país ha sido pionero a nivel latinoamericano en las iniciativas mencionadas, no se ha valorado la incidencia ni realizado diagnósticos de rendimiento de los programas y proyectos implementados en los centros educativos del territorio nacional.

“Es de suma importancia realizar estas evaluaciones en pro de mejora y toma de decisiones. Además, dichas evaluaciones deben estar al alcance de quien lo requiera”, indicó Núñez.

Por su parte, las modalidades de educación para adultos, los colegios nocturnos, los artísticos, la educación especial y los institutos profesionales de educación comunitaria tienen una atención significativamente menor por parte del Pronie, según la investigadora.

Según Núñez, “aún hay mucho por mejorar, en el sentido de sistematizar experiencias aprendidas y mejorar las políticas que hay, ya que estas se quedan cortas en la definición de criterios de formación de profesores, lineamientos para la elaboración y creación de contenidos digitales educativos y los procesos de evaluación”.

En esta línea de búsqueda de mejoramiento, tanto el Prosic como el Instituto de Investigación en Educación (INIE) de la UCR, en conjunto con el MEP, realizan esfuerzos para evaluar el impacto de la incorporación de las tecnologías digitales en la educación primaria y secundaria, y así establecer una base que permita realizar evaluaciones necesarias para la toma de decisiones.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

Suscríbase a SURCOS Digital:

https://surcosdigital.com/suscribirse/