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Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana ante el arranque de las elecciones

Vladimir de la Cruz

Los partidos Unidad Social Cristiana y Liberación Nacional han tomado la iniciativa de la carrera electoral. El primero con su convocatoria a la Asamblea Nacional para tratar de definir la forma cómo han de escoger sus candidatos, principalmente diputadiles, si por decisión de las Asambleas Provinciales, como lo han venido haciendo o si por la Asamblea Nacional, o en convención. Además, para tratar de definir una estrategia ante una eventual coalición. Al menos en este sentido la Asamblea deberá autorizar al Comité Político, o a su Comité Ejecutivo, para que indague lo que corresponda y realice las reuniones pertinentes. Este camino tiene dificultades por el interés de un diputado, de Pedro Muñoz, de ser el candidato oficial de ese Partido, lo que es ponerle trabas a la eventual coalición. Si de eso se tratara, a mi parecer, el mejor candidato, de los que suenan hoy, para esa posible coalición podría ser Mario Redondo, ex diputado, ex Presidente de la Asamblea Legislativa y actual Alcalde de Cartago, donde está realizando una buena labor.

Suenan en la Unidad Social Cristiana otros dos precandidatos, a mi modo de ver más débiles que Pedro Muñoz. No sé porque aún no se ha hecho público que la Unidad Social Cristiana exija de inscripción de candidaturas, como ha hecho Liberación Nacional, un monto, para asegurar cualquier proceso interno que tengan que realizar para resolver esta candidatura oficial.

Al contrario, en Liberación Nacional hay muchos precandidatos, lo que es bastante normal en este partido. Algunos son distractores de los principales. Otros lo son porque lanzando su nombre se ubican en posiciones de esperar posibles nombramientos en posiciones de elección de las papeletas de diputados, o en puestos de ministros o de juntas directivas de las instituciones del Estado, en caso de que llegaren a ganar las elecciones del 2022. Cínica y desvergonzadamente participan de esa manera sabiendo que es una forma de medir y asentar cuotas de poder interno, lo que al final tienen que alinear con el candidato que en Liberación Nacional gane la Convención que ya está convocada.

Su papel real en esta disputa se verá cuando tengan que pagar la cuota de participación de 25 millones de colones. Por ahora lo que hay a la vista es parte del elenco de viejos liberacionistas, de viejos militantes. Todos ellos tienen más de 25 años de militancia y pertenencia a ese partido, algunos tienen más años.

Allí, ni en la Unidad Social Cristiana, hay caras nuevas, aunque haya precandidatos nuevos. Eso no es malo para el PLN, ni para el PUSC, porque apunta a la experiencia partidaria que es importante, al compromiso político con esos partidos o con sus idearios programáticos. En el caso de Liberación Nacional la mayoría apuesta a la experiencia política de haber desempeñado puestos públicos y de elección popular.

Esa cantidad de precandidatos, en el caso de Liberación Nacional le da un aire de partido democrático, por el número de aspirantes a la candidatura, pero también demuestra la falta de los grandes líderes que carece, que desde hace mucho tiempo no tiene, y de la debilidad orgánica que padece. Esta falta de liderazgo nacional, político, de peso, es más fuerte aún en la Unidad Social Cristiana.

La cantidad de precandidatos, en Liberación Nacional, muestra la ausencia y carencia de una Dirección Política Nacional que antes sí tenía Liberación Nacional, igual que el PUSC que la tenía, y ahora ni se siente, y refleja el archipiélago de grupos que hoy conforma a Liberación Nacional, así como la orfandad que muestra la Unidad Social Cristiana que busca desesperadamente la posibilidad de una coalición, casi como la única alternativa de su mejor participación, lo que se ha acentuado con las presencias provincialistas y cantonalistas, en ambos partidos, que han ido acaparando sus espacios políticos internos matando a esos Partidos. Lo cierto es que en el caso de Liberación Nacional la totalidad de precandidatos no llegará a la Convención.

Liberación Nacional hace mucho tiempo perdió sus grandes líderes partidarios. Igual le sucedió a la Unidad Social Cristiana. Su mejor líder nacional, de las últimas dos campañas, Rodolfo Piza, ni se le oye respirar como posible precandidato presidencial, más se oye su nombre para encabezar la Provincia de San José como diputado.

Como partidos ninguno de los dos se siente, no tienen presencia nacional, no participan de la discusión de los grandes temas nacionales. Sus Comités Políticos Nacionales han sido relegados, desde hace mucho, por las Fracciones legislativas Parlamentarias, como ha sucedido con casi todos los partidos que tienen diputados., que es como si la cola de perro moviera al perro y no su cabeza. Son partidos descabezados, para no decir descerebrados.

Los miembros de los Comités Políticos, de estos partidos, son bastante ignorados, desconocidos. El caso más patético es de Liberación Nacional, que, como partido político, borró su Historia política, su peso e importancia en la Historia Nacional. Lo más importante, es que borró su aporte al desarrollo del Estado Social de Derecho, renunció a esa Historia, renunció a las clases medias que siempre representó, así como a otros sectores sociales que organizaba.

Cuando los nuevos aspirantes a puestos de elección popular, dentro de Liberación Nacional, especialmente, a partir de las elecciones del 2010, empezaron a “matar” la imagen y la memoria de sus grandes dirigentes y Expresidentes de la República, como líderes naturales de ese Partido se pegaron ellos mismos un tiro, se auto inmolaron.

Los partidos políticos como tales deben tener líderes con los cuales la gente y los miembros de esos partidos se identifiquen, se enamoren, confíen en ellos y depositen sus sueños y esperanzas en ellos. Hoy Liberación y la Unidad Social Cristiana, como partidos no los tienen. En el caso de la Unidad Social Cristiana como un Quijote ha salido, en esta dirección, con buen tino, dando orientaciones políticas nacionales y partidarias del qué hacer, el ex Presidente Miguel Ángel Rodríguez, quien es quizá la figura más destacada, importante, clara y emblemática, sin que esté aspirando a nada político electoral, más que su partido tenga un papel decoroso en el escenario nacional, y en el plano interno hoy de este partido.

Muchos de los candidatos presidenciales últimos han sido de “ocasión”, ad hoc, para la campaña. Algunos actuando como floreros de mesa, como centros de mesa y hasta como los muertos de la vela.

Hoy se necesitan candidatos que produzcan visión de futuro, confianza de estadistas, líderes que alrededor suyo unifiquen fuertemente al Partido, a sus bases, a sus electores, a sus diversos grupos. Dentro de lo que se exhibe de precandidatos hay quienes pueden dar esta sensación.

Si como resultado de las Convenciones de los partidos se impone un candidato sin unificar al resto, Liberación y la Unidad Social Cristiana pueden cantar “viajera”. Más Liberación Nacional que sortearía una tercera derrota electoral continua.

La Historia electoral del país ha mostrado desde 1953 que un mismo Partido político solo dos veces gobierna consecutivamente. Así ha sido con Liberación Nacional, con la Unidad Social Cristiana y ahora con Acción Ciudadana. El pueblo electoral no ha dado confianza, hasta hoy, de tres gobiernos seguidos para estos partidos políticos. Esto vale para Acción Ciudadana mientras no se produzcan las elecciones del 2022, que es su prueba, de posibilitad de reelección consecutiva.

La Historia electoral ha mostrado la fortaleza de los partidos que han gobernado y pierden gobierno y lo vuelven a recuperar, lo que ha sucedido especialmente para Liberación Nacional, más que para la Unidad Social Cristiana.

Lo que no se ha dado en el país es que Liberación Nacional pierda tres campañas electorales seguidas. Ese es su gran reto. Si eso sucede empezará a debilitarse de tal forma que llegará a ser un partido que no definirá procesos electorales, como le ha sucedido a la Unidad Social Cristiana, y reduzca su tamaño, sus electores, sus áreas de influencia, pierda su rastro histórico, y desaparezca como la gran fuerza política y electoral que fue.

Que no existan nuevos personajes políticos en el interior de Liberación Nacional no es un problema de renovación política de dirigentes para un Partido que tiene casi 70 años de existencia. Este año los cumple. La renovación de Liberación Nacional solo puede descansar si de nuevo levantan banderas de carácter social, defienden las clases medias y populares, rescatan los niveles de vida, de salarios, de pensiones, y de poder adquisitivo de las grandes mayorías. Lo que ya se ha hecho, en el campo económico, para los grandes ricos, con el apoyo de Liberación Nacional y de la Unidad Social Cristiana es más que suficiente. Ahora urge gobernar, con acciones eficaces y reales, para las grandes mayorías, urge una política progresista social. ¿Están los precandidatos de Liberación Nacional y de la Unidad Social Cristiana con esta agenda? ¿Están en capacidad de impulsar una agenda progresista social? Ese es su dilema como partidos y el de sus precandidatos.

En el caso de la Unidad Social Cristiana han renunciado a las banderas de la Reforma Social y del Gobierno del Gran Reformador Social de Costa Rica, el Dr. Calderón Guardia que no temió aliarse a los comunistas en 1943, en medio de la crisis nacional que tenía el país. Los actuales socialcristianos que impulsan la coalición de “centro derecha”, para el 2022, si vivieran aquellos años probablemente se hubieran aliado emocionalmente a Hitler, a Mussolini y a los dictadores que imperaban en la América y en Centroamérica. No lo hacen a Trump porque en este m omento no significa nada político para ellos, en el escenario nacional norteamericano ni internacional.

Esto es lo que vamos viendo en este arranque de año hacia los procesos internos electorales de los grandes partidos políticos del país.

La UCR en breve

Como institución autónoma de cultura superior, la Universidad de Costa Rica está constituida por una comunidad de profesores, estudiantes y funcionarios administrativos, dedicada a la enseñanza, la investigación, la acción social, el estudio, la meditación, la creación artística y la difusión del conocimiento.

Hay concepciones diversas de la misión que una universidad debe cumplir. Para la Universidad de Costa Rica, la actividad primordial debe encaminarse a propiciar el avance del conocimiento en su máxima expresión y responder, de manera efectiva, a las necesidades que genera el desarrollo integral de la sociedad.

Desde esta perspectiva, su producción permanente, permite alcanzar niveles de excelencia en la formación de profesionales, que a su vez actúan como difusores y agentes de cambio en la comunidad en general.

Misión

La razón de ser de la Institución responde al siguiente enunciado:

“La Universidad de Costa Rica es una institución de educación superior estatal, autónoma constitucionalmente y democrática, que promueve la formación crítica, humanística y cultural, constituida por una comunidad de estudiantes, profesores y profesoras, funcionarias y funcionarios administrativos/as, la cual contribuye con las transformaciones que la sociedad necesita para el logro del bien común, mediante el desarrollo de actividades de docencia, investigación y acción social, apoyada en una política institucional dirigida a la consecución de la justicia social, la equidad, el desarrollo integral, la libertad plena y la total independencia de nuestro pueblo”.

Visión

La visión de la Universidad de Costa Rica, para el quinquenio 2008-2012 es la siguiente:

“Aspiramos a ser una Universidad de excelencia, sostenible, transformadora, inter y multicultural, actualizada, que mediante el diálogo libre y reflexivo y la evaluación continua, fortalezca su compromiso con el mejoramiento de la calidad de vida y sea referente en la conciencia nacional”.

Historia

Los orígenes de la Universidad de Costa Rica se ubican en la Casa de Enseñanza de Santo Tomás, fundada en 1814, convertida –a partir de 1843– en la Universidad de Santo Tomás.

Luego de 45 años de funcionamiento, razones de orden político, económico y académico motivaron su clausura. No obstante, su quehacer se perpetuó por medio de las facultades de Derecho, Agronomía, Bellas Artes y Farmacia, que continuaron funcionando de manera independiente.

Sobre este legado, en 1940 se crea la Universidad de Costa Rica, mediante Ley de la República Número 0362.

Desde que abrió sus puertas, en marzo de 1941, esta Institución ha encauzado su quehacer en concordancia con una búsqueda constante, inagotable y libre, de la verdad, la eficacia y la belleza, como lo establece el Estatuto Orgánico: La Universidad de Costa Rica es una institución autónoma de cultura superior, constituida por una comunidad de profesores, estudiantes y funcionarios administrativos, dedicada a la enseñanza, la investigación, la acción social, el estudio, la meditación, la creación artística y la difusión del conocimiento.

Goza de independencia para el desempeño de sus funciones y de plena capacidad jurídica para adquirir derechos y contraer obligaciones, así como para darse su organización y gobierno propios. Su régimen decisorio es democrático y por consiguiente en ella las decisiones personales y colectivas se realizan con absoluta libertad.

Su propósito es promover las transformaciones que la sociedad necesita para el logro del bien común, mediante una política dirigida a la consecución de una verdadera justicia social, del desarrollo integral, de la libertad plena y de la total independencia de nuestro pueblo.

Estimula la formación de una conciencia creativa, crítica y objetiva en los miembros de la comunidad costarricense, lo que permite a los sectores populares participar eficazmente en los diversos procesos de la actividad nacional.

En los principios establecidos en el Estatuto Orgánico, se señala como función esencial garantizar a la comunidad universitaria el diálogo y la libre expresión de las ideas y opiniones, la coexistencia de diferentes ideologías y corrientes del pensamiento, sin más limitación que el respeto mutuo.

Desde esta misma concepción, se instituye la libertad de cátedra como principio de la enseñanza universitaria.

La Universidad de Costa Rica es garantía de una alta calidad académica. Para realizar sus fines, cuenta con una comunidad de profesores, estudiantes y funcionarios administrativos, dedicados a cumplir con la actividad primordial de la Institución, propiciar el avance del conocimiento en su máxima expresión, y responder, de manera efectiva, a las necesidades que genere el desarrollo integral de la sociedad. Su financiamiento principal proviene del aporte estatal por mandato de la Constitución Política de Costa Rica y otras leyes especiales.

El 12 de marzo de 2001, por medio del decreto 8098 de la Asamblea Legislativa, se declara a la Universidad de Costa Rica Institución Benemérita de la Educación y la Cultura de Costa Rica.

Estructura Orgánica

La estructura organizativa de la Universidad de Costa Rica integra las diversas áreas de su quehacer, en procura de la participación democrática en la toma de decisiones, mediante la representación de la comunidad universitaria en los órganos de gobierno y administración.

Asamblea Universitaria

La Asamblea Universitaria es la instancia de más alta jerarquía de la Universidad, en la cual reside la máxima autoridad de la Institución. Está conformada por dos órganos: la Asamblea Plebiscitaria y la Asamblea Colegiada Representativa.

Consejo Universitario

El Consejo Universitario lo integran doce miembros, siete de los cuales son escogidos por votación de la Asamblea Plebiscitaria; el Ministro o la Ministra de Educación Pública, el Rector o la Rectora de la Universidad, dos estudiantes y una persona representante de la Federación de Colegios Profesionales Universitarios. A esta instancia le corresponde, entre otras funciones, la definición de las políticas generales de la Institución y la fiscalización de su gestión.

Rectoría

Las instancias ejecutivas de la Universidad están dirigidas por el Rector o la Rectora, autoridad elegida democráticamente por períodos de cuatro años, que ejerce la representación judicial y extrajudicial. Es también responsable de la orientación, dirección y evaluación de las actividades de la Institución, responsabilidad que ejecuta gracias al apoyo de cinco Vicerrectorías: Docencia, Investigación, Vida Estudiantil, Acción Social y Administración.

La Rectoría recibe el apoyo de las Oficinas: Jurídica, Asuntos Internacionales y Cooperación Externa, Planificación Universitaria, Ejecutora del Plan de Inversiones y Centro de Informática.

Áreas académicas

Seis grandes áreas del conocimiento como son Artes y Letras, Ciencias Básicas, Ciencias Agroalimentarias, Ciencias Sociales, Salud e Ingeniería conforman la cúspide del sistema académico de la Universidad de Costa Rica.

En cada una de ellas se agrupan una o más facultades, que son las encargadas de coordinar las labores académicas, presididas por la figura del decano y su respectiva Asamblea de Facultad, como máximo órgano colegiado.

En la mayoría de los casos, las facultades se componen de escuelas, que son las unidades que ponen en práctica la enseñanza, la investigación y la acción social.

Alrededor de 100 carreras son impartidas bajo esta primera modalidad, que culmina con grados universitarios (bachillerato y licenciatura), o bien, pregrados para programas de diplomados y certificados de especialización en programas especiales.

La escuela de Estudios Generales por su carácter interdisciplinario, está incorporada conjuntamente a las áreas de Artes y Letras y Ciencias Básicas.

UCR en cifras*

Fecha de creación 26 de agosto de 1940    
Infraestructura
Externa
Área total de terrrenos inscritos 8 457 112,67 m²
Área total de terreno construido 597 026,98 m²
Sedes universitarias 7* (incluyendo la sede Interuniversitaria de Alajuela)
Recintos universitarios 5
Interna
Área total de edificios 380 520,59m²
Área de aceras, parqueos y otros 216 506,39m²
Número total de aulas 632
Auditorios 64
Número total de laboratorios 1001
Bibliotecas 21
Facultades, Escuelas, Centros e Institutos de Investigación
Facultades 13
Escuelas 47
Unidades de Investigación (33 centros, 13 institutos) 46
Estaciones, fincas y reservas 14
Planetario 1
Museos 3
Área Académica
Oportunidades académicas
Pregrado y grado
Profesorados 15
Diplomados 7
Bachilleratos 136
Licenciaturas 102
Posgrado
Especialidades 71

 

Maestrías Profesionales 87
Maestrías Académicas 78
Doctorados 10
Carreras acreditadas y reacreditadas 25
Estudiantes de pregrado y grado
Nuevos estudiantes admitidos 2014 7 894
Estudiantes regulares matriculados (I ciclo 2014) 37 056
Cantidad de cursos (I ciclo 2014) 4 354
Cantidad de grupos (I ciclo 2014) 7 778
Profesores físicos (I ciclo 2014) 5 098
Estudiantes de posgrado
Estudiantes regulares matriculados 3048
Cantidad de cursos (I ciclo 2014) 919
Cantidad de grupos (I ciclo 2014) 949
Nuevos graduados
Total de diplomas otorgados 5711 (56,7% mujeres y 43,3% hombres)
En la Sede Rodrigo Facio 4553
En otras sedes y recintos 1158
Diplomas de posgrado 737
Área de Acción Social
Proyectos de Extensión cultural 109
Estudiantes del Programa Integral de Adultos Mayores 2677
Proyectos de Extensión Docente 498
Proyectos de Trabajo Comunal Universitario 149
Total de horas aportadas a la comunidad 983 700
Estudiantes que concluyeron el TCU 3324
Cooperación internacional
Convenios internacionales 302
Becarios en estudios de posgrado en el exterior 260
Visitantes académicos 214
Estudiantes internacionales 267
Área de Investigación
Proyectos, programas y actividades de investigación vigentes 1814
Investigadores a cargo de proyectos 1522
Derechos de propiedad intelectual
Marcas registradas 260
Marcas en proceso de registro 8
Patentes registradas 3
Patentes en proceso de registro 12
Licenciamientos 11
Derechos de autor registrados 12
Derechos industriales registrados 6
Diseños industriales en proceso de registro 1

*Datos actualizados a setiembre de 2015.

 

Información enviada a SURCOS Digital por Lic. Otto Salas Murillo, Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR.

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