Vidas eclipsadas y miopía social

Anais Patricia Quirós Fernández.

MSc. Anais Patricia Quirós Fernández
Especialista en la Enseñanza del Idioma Inglés
Estudios en Género, Diversidad y Derechos Humanos
Diplomada en Cambio Climático y Gestión Integral del Riesgo de Desastres
Académica Universitaria

El eclipse (del griego ἔκλειψις, ékleipsis, que quiere decir ‘desaparición’, ‘abandono’) es un fenómeno en el que la luz procedente de un cuerpo celeste es bloqueada por otro cuerpo eclipsante.

Durante la historia de la humanidad, se ha presenciado uno o varios eclipses solares o lunares. Unos minutos de oscuridad donde la misma naturaleza no puede controlar o detener el suceso. Momento inevitable en el cual entra el temor, la duda, el miedo y la incertidumbre de lo que ocurrirá durante y después del evento. Periodo en el que todo se paraliza, cambia de rumbo y se confunde, la luz desaparece, el ave vuelve a su nido, la oruga se apresura, la fotosíntesis se detiene. Se eclipsan los rayos de la luz permitiéndole a la oscuridad adueñarse de todos los espacios, limitando la visión, impidiendo tener absoluta conciencia de lo que pasa alrededor.

A lo largo de la vida de los seres humanos, en algún momento, por cortos o largos lapsos de tiempo se han experimentado situaciones donde la vida se eclipsa, las familias se eclipsan, los individuos se eclipsan, las sociedades se eclipsan, un país se eclipsa, el mundo se eclipsa.

Todo ser humano, requiere de eventos y experiencias para desarrollar un crecimiento continuo. Este es considerado un ser social, desde su nacimiento tiene la necesidad de conectarse, relacionarse y comunicarse con otros. Establecer vínculos fundamentales para su bienestar emocional y psicológico. Agruparse para formar estructuras sociales de convivencia y desarrollo colectivo. Depender unos de otros para satisfacer sus necesidades básicas y alcanzar objetivos comunes, logrando a través de la interacción, la pertenencia a una comunidad que al mismo tiempo le brinde un apoyo emocional y un sentido de identidad.

Sin embargo, por muchos factores y sucesos ocurridos en ese trayecto, la vida de una persona podría eclipsarse. Esto ocurre cuando esa vida es opacada por un evento, un hecho o un cuerpo eclipsante que hace sentirse al individuo invisible, sin brillo. Donde el sentido desaparece, la carencia de oportunidades toma control, la tristeza o el descontento en general bloquea el potencial, oscureciendo la vida temporalmente, por largos periodos o por siempre.

La oscuridad; ese momento que aleja toda esperanza, donde la luz se bloquea parcialmente, otras veces en forma total, donde el día se convierte en noche. La temperatura desciende, las sombras aparecen. El animal nocturno se confunde y sale, pero el diurno espera en madriguera. De igual forma estos eventos que eclipsan, afectan las percepciones y emociones del ser humano. Provocando luego, ese caos generador de confusión, debilitando el sano juicio para la toma de decisiones coherentes y asertivas.

Por cada vida que es eclipsada, la sociedad pierde a un miembro y enferma junto a este. En consecuencia, se debilita la salud y el tejido social, por ejemplo: un individuo elige y decide optar por el suicidio, dejando una estela de dolor y dudas entre familiares y personas cercanas. Cuando un adulto ante la vulnerabilidad de un inocente en edad temprana invade su templo violando sus derechos y su cuerpo; dejándole un eclipse existencial para el resto de su vida. Niñas abusadas, que serán mujeres amordazadas, silenciadas hasta que mueran, que solo ellas sabrán cuan oscuro y extenso será su eclipse interno. Femicidios, que causarán una oscuridad total en la vida de los huérfanos quienes no volverán a ver a sus madres, pero tampoco comprenderán el porqué. Drogas, lentamente devorando familias, a inocentes y a culpables. COVID-19, dejando un eclipse mundial de aproximadamente más de15 millones de muertes sin selección de edades, religiones, clases sociales, ni nacionalidades. Ucrania, una guerra que está eclipsando a todo un país y dejando pérdida de vidas, familias destruidas, y comunidades afectadas. Destrucción de infraestructuras vitales, como hospitales, escuelas, carreteras y viviendas. Desplazamiento forzado, dando lugar a crisis humanitarias, como también a problemas sociales y económicos en las áreas que acogen a los refugiados. Impacto económico, donde se desvían recursos financieros y humanos hacia el conflicto en lugar de invertirlos en el desarrollo y el bienestar social, trauma y salud mental deteriorada. Solo para mencionar algunos acontecimientos de incertidumbre en el que viven diferentes grupos sociales y que siguen eclipsando vidas dentro de un entorno.

Cada una de estas vidas eclipsadas tendrán un efecto no solo en un individuo sino también en una sociedad. Como consecuencia se dejará al descubierto la falta de conciencia, perspectiva y comprensión ante los problemas existentes. Surgiendo así una de las peores enfermedades de la sociedad actual, la cual he llamado: “miopía social”.

La miopía es un término médico que se refiere a un defecto visual en el que las personas pueden ver objetos cercanos con claridad, pero tienen dificultades para enfocar objetos lejanos. La sociedad en su defecto visual tiende a ver muy bien los elementos cercanos, pero cuando estos no se acercan a su interés; la misma tiende a carecer de empatía hacia los problemas que afectan a otras personas o grupos. Centralizando su atención a las áreas sanas de la sociedad, de las cuales sabemos son pocas. Convirtiéndose la indiferencia social en un factor que alimenta a los eclipses sociales, agravando la miopía social, y dando paso a una sociedad invertebrada.

Indudablemente el impacto que genera la miopía social no permitirá sustentar las acciones realizadas por unos pocos, para mitigar las consecuencias de los actos sociales que van en incremento, enfermando también a esa población -juventud- que es parte vital y significativa por su papel e impacto en la sociedad. Una población resiliente que deberá estar sana ya que representa la próxima generación y estará constituida por quienes tomarán decisiones importantes, tanto políticas, sociales y económicas en los años venideros. Serán la fuerza laboral del mañana. Su educación, habilidades y talentos determinarán la productividad y el desarrollo económico de cada sociedad. Serán los encargados de preservar y transmitir los valores culturales, tradiciones y conocimientos a las generaciones futuras.

Finalmente, no podemos ignorar cada vida que ha sido eclipsada, y menos percibir a la sociedad como una parte aislada a nuestra realidad individual. Ya que la miopía social no es más que un acto irresponsable para no aceptar que al final… la sociedad invertebrada en la que vivimos nos es más que el proyecto -producto- de nuestra propia construcción.