Carta pastoral-profética IMWC. La justicia social

«Haz el bien, busca la justicia…».
Isaías. 1:17

En el marco del Día Mundial de la Justicia Social, desde la Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense IMWC, deseamos aportar algunos elementos relevantes, en esta hora de injusticia social en el mundo.

Iniciemos con la entidad que ha declarado el 20 de febrero, como el Día Mundial de la Justicia Social, la Organización de las Naciones Unidas ONU, y cuyo propósito es: «apoyar la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos«.

Es evidente que, según la intención de la ONU, hay un fracaso rotundo al observar hoy que, según el doctor en medicina y teólogo José M. González Campa hay

«tres cuartas partes de los 7000 millones de seres humanos que pueblan este planeta, viven en condiciones lamentables y carecen de todo; padecen hambre, andan descalzos y vestidos de harapos; mueren de enfermedades que ya hace mucho que están superadas. Hay millones de niños y niñas de cinco a diez años que trabajan en minas y canteras unas 14 horas diarias; recorren muchos kilómetros para llegar a su destino laboral y como retribución reciben una miseria: son los parias, los pobres de este mundo; son todos aquellos de los que el Señor Jesús se ocupó de una manera especial«.

Enfatizando a su vez que, todo se debe

«a una sociedad de clases tan injusta, y a un sistema socio-económico capitalista que continúa explotando sin piedad a la naturaleza y a tantos miles de millones de seres humanos«.

Ahora, como cristianos/as que abogamos por la Justicia Social, deseamos destacar que, las denuncias sociales (o contra la injusticia social) en la Biblia, frecuentes en los profetas y en los Evangelios, se dirigen, en su gran mayoría, contra quienes usan el poder público (político, económico, religioso y otros) para sostener la injusticia y la opresión.

Ejemplo destacable es el profeta Miqueas en (Miqueas. 3:1-4), denunciando a los gobernantes de Israel por su injusticia y abuso del poder:

Oíd ahora… jefes de la casa de Israel: ¿No concierne a vosotros saber lo que es justo? Vosotros que aborrecéis lo bueno y amáis lo malo, que les quitáis su piel y su carne de sobre los huesos; que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les desolláis su piel de sobre ellos, y les quebrantáis los huesos y los rompéis como para el caldero, y como carnes en olla. Entonces clamaréis a Yahvé, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro… por cuanto hicisteis malvadas obras.

O Jesús de Palestina, en su confrontación con los líderes religiosos de su época, quienes intentaban imponer sobre la conciencia humana sus restrictivos códigos de pureza en (Mt. 23: 27-28):

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que, por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de… toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía...

En general, afirmamos desde la IMWC, juntamente con el pastor Ignacio Simal Camps:

La justicia, en la Biblia, muy poco tiene que ver con el «dar a cada uno lo suyo». Justicia “es el concepto central que gobierna todas las relaciones sociales. Significa rectificar situaciones entre personas y grupos, vivir conforme a lo que la situación social exige. Significa por tanto justicia para el oprimido.

Y ese es el pecado fundamental de nuestros gobernantes, la conformidad y sostenibilidad con la desigualdad social y económica, que experimentan en primera persona “los que no cuentan” el sistema de maldad injusto en nuestros países, donde desarrollamos, decimos, la misión que Jesús de Palestina nos encomendó.

Hoy más que nunca, es necesaria la denuncia profética, pero ésta brilla por su ausencia. A las Iglesias cristianas junto con otras expresiones proféticas y los gobiernos justos, les corresponde ser la voz de esa gran mayoría silenciosa, pisoteada y oprimida, que no puede denunciar la injusticia porque está sometida a la gran represión de los detentadores del poder.

Reiteramos entonces, debemos buscar alianzas que permitan visualizar la justicia y las opciones político-económicas tangibles para alcanzarla, a fin de promoverla, exigirla, impulsarla en proyectos y prácticas concretas.

Finalmente, hacemos eco de las palabras del gran Profeta Amós:

Oíd esto, los que explotáis-exprimís a los menesterosos-necesitados, y arruináis a los pobres de la tierra, diciendo: ¿cuándo pasará el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio y falsearemos con engaño la balanza, para comprar a los pobres por dinero, y a los necesitados por un par de zapatos, ¿y venderemos los deshechos del trigo?» (Amós. 8:4-6).