La mejor escritura es la acción de los pensamientos

Macv Chávez

Esta mañana mi pensamiento decidió cambiar un verso de Leiva, acompañado de otros, para decirme que es tiempo de resurrección y no “de autodestrucción”, cosa que venía haciendo durante un tiempo, desde la inacción y el silencio, pero ya no más, porque es tiempo de reconstrucción, así que ahora no dudaré en “disparar sin adornos”, en prenderle “fuego al colchón que reventó nuestros otoños”, en “rematar sin adornos”, porque hoy me “agarré de la inspiración” para no estar más en esta fosa en la que me introduje luego de una profunda decepción cultural que acumulé con todos los fracasos que he obtenido durante tantos años por andar queriendo hacer algo grande y bueno en la ciudad que me vio abrir los ojos a este mundo por primera vez, porque me niego a aceptar una ciudad tan mediocre (ubicada en el penúltimo lugar en comprensión lectora y último en matemáticas) y peor aún vivir en ella sin hacer nada para mejorarla, así que mientras esté en ella no me quedaré con los brazos cruzados ni los ojos vendados.

Soy consciente de que el mundo gira en los mismos círculos viciosos a lo largo de la historia y que quizás eso nunca cambie, pero también soy consciente que hay sociedades que al menos han podido elevar la dignidad de la vida de su gente a través de la cultura, porque un pueblo culto exige mejores condiciones de vida para toda la población, y para eso no es necesario ser de izquierda o de derecha ni de centro, sino ser humano, tener conciencia, ser persona, y aunque en lo particular yo siempre digo que soy de centro, porque las mejores cosas de la vida se hacen por el centro, pero aun así detesto cualquier bando político que sea miserable y de ejemplos mediocres, como suele ser la izquierda, derecha y centro en el Perú, claro, no puedo esperar más de ellos porque sus ejemplos políticos suelen ser países tiranos, siendo esa una muestra más de su mediocridad. Por ende, si me creo un ser consciente no puedo quedarme de brazos cruzados en la fosa de la depresión social, esa que me ha envuelto desde hace años, pero más profundamente desde aquel lunes 22 de abril, donde la vida me mostraba que tenía que dejar de preocuparme por la masa de esta población ucayalina, porque la masa siempre viene contra la razón, tal cual venía aquel individuo que se metió cual mono que no entiende de carriles ni de respeto a la dignidad de los demás, por ende, aceleraba su motokar en el carril contrario, en contra, a tal velocidad –como una maldita camioneta anoche en Tarapacá- que creo que sí hubiera terminado mi secundaria en la ciudad de Pucallpa sería parte de ese último lugar de comprensión en matemáticas y por lo tanto no hubiera sido capaz de calcular el tiempo y la distancia a tiempo para evadir el inminente choque con el perjuicio de mi persona y no de otras personas, y quizás no estaría contando esta historia que pide salir de mí como una ametralladora, porque como ya lo dije: “es tiempo de resurrección”, debido a que aquel día morí y me quedé en silencio, sin ganas de hacer absolutamente nada por esta ciudad, gracias a la realidad que te da contemplar como las cosas se hacen por acto de corrupción y no por amor a la cultura o a ser mejor persona, logrando llevarme una profunda decepción de personas que pensé que eran más conscientes con la sociedad, con la realidad nacional, con la vida y la necesidad del pueblo, creyendo vital e importante la necesidad de formar a la población de manera intelectual, con dignidad humana y no a través de actos de corrupción, pero no el hambre es más poderoso que es mejor quedarse callados y de brazos cruzados.

Desde ese momento entré en un serio conflicto con todas las ganas de hacer eventos culturales en esta ciudad, al punto de que la muerte era más dulce que la realidad, tanto que casi decido quedarme profundamente en silencio, como quién espera la muerte, recordando que desde que anuncié que en las Olimpiadas Literarias somos anticorrupción, luego de que algunos directores y profesores se atrevieron a insinuar a terceras personas que las Olimpiadas Literarias era un negociado con la DREU o la UGEL, dando como resultado que nadie más volvió a preguntar sobre ella, dejándome con el penoso resultado de más de miles de estudiantes en ocho grados solo 4 estudiantes de dos grados distintos inscritos, o sea, las Olimpiadas Literarias fue un fracaso, cosa que me dio una profunda pena y me llevó a la decepción total de mi lugar natal, donde he vivo perdiendo tiempo, dinero, pero sobre todo vida, una vida absolutamente desperdiciada al enfocarme en las masas, desperdiciada en un deseo de cambiar esta lamentable realidad cultural de los estudiantes, donde nos encontramos con directores que no saben ni leer bien o expresarse, con profesores que andan pidiendo coimisión por venta de libros, donde nos encontramos con maestros casi analfabetos, que no leen, que no piensan, que no razonan, que su palabra no tiene ningún valor, que dicen que hacen leer libros a sus estudiantes, pero cuando uno visita a esos estudiantes no tienen capacidad neuronal, menos intelectual, donde no aprenden ni las más mínimas reglas de urbanidad, o sea, con una realidad que uno dice: “comprendo perfectamente por qué ocupan esos últimos lugares en las encuestas”, quedándome de esa manera repugnado de los título universitarios, más que antes, porque lastimosamente el problema de la educación no solo es del ministerio de educación, ni de la DREU, UGEL, directores, profesores, estudiantes, dueños de colegios,  sino también de la casa más importante de la intelectualidad nacional: la Universidad, esa que me hace preguntar: ¿Qué carajos de intelectuales está pariendo? ¿De esos que se quedan callados antes las injusticias educativas y protestan para que les suban el sueldo sin elevar la intelectualidad educativa? ¿De esos que permiten que los mediocres tomen el poder de las escuelas y que se creen mafias donde se hacen destrozos a las arcas estudiantiles? ¿De esos que piensan en terminar las clases y liberarse de los estudiantes? ¿De esos que llenan papeles tras papeles para justificar el pago mensual, cual máquinas que ingresan órdenes de compras a dedo? ¿De esos que reciben capacitaciones de los amigos de los amigos que trabajan en las instituciones competentes de la educación y que no son más de su mismo nivel intelectual, e incluso peor que ellos? ¿Qué clase de malditos intelectuales estamos teniendo en las universidades que cuando salen terminan siendo parte de la larga lista del yoísmo de la estupidez y no ese Yo universal que nos coloca en igualdad a todos por cuestión de dignidad humana? ¿Qué nos está pasando a los seres humanos que nos estamos quedando de brazos cruzados ante tantas injusticias sociales y robos a la dignidad humana?

Debo confesar que esta depresión social me estuvo matando silenciosamente, porque el silencio ante la realidad es una muerte profunda y despreciable, sobre todo cuando no es un silencio de ocio o meditación, sino de profundo silencio, como la muerte, de plena inacción, porque  sí nos queremos llamar persona nos podemos quedarnos jamás de brazos cruzados antes la lamenta realidad de la dignidad humana, sino que debemos luchar para que sea para todos y no para unos pocos, por eso, es importante hacer algo para las próximas generaciones no crezcan con mayor mediocridad que la nuestra, porque ser persona es más que ser un animal racional (ya sea un animal de costumbre, animal salvaje o animal doméstico) que cuenta con la capacidad de razonar pero que no la usa, o sea, ser persona es ser alguien que tiene y vive desde la conciencia, y la conciencia es esa acción que trasciende entre el bien y lo mejor, por ende, elige siempre entre el bien y lo mejor y jamás entre el bien y el mal, porque el mal por conciencia, por vida, por dignidad, queda siempre descartado, por ende, se es consciente no como la imagen de la justicia que se venda los ojos para no mirar a quién juzga, cosa que me parece una profunda hipocresía y estupidez humana, como la que contemplé en la panda intelectual de mi ciudad natal, donde quizás unos cuantos, que no son tan famosos como otros, pueden salvarse; pero es minoría cansada y de brazos cruzados, así que creo que lo mejor es que llegó el tiempo de revivir las palabras de Gonzales Prada: “Los viejos a la tumba y los jóvenes a la obra”, porque nos encontramos -en mayoría- con una “intelectualidad” jubilada, impotente, incapaz, que ya solo piensa en beber, comer, algunos placeres de la vida y cuidarse de los achaques de los años, porque ya no se les para el sueño de la revolución, sino el corazón, quedándose sin pensamientos para un aporte real al cambio cultural de la ciudad, por ende, esos jubilados seguirán haciendo lo mismo de siempre, como una forma de recordar que alguna vez hicieron algo, casi como suelen contar sus historias: la misma historia sin recordar que es más de lo mismo, recordando su vida como grandes hazañas para no sentirse muertos, cosa que carece de análisis, porque sí hacemos un profundo análisis podremos ver que no tiene ningún fruto, porque se convirtieron en árboles estériles, en ídolos venerados por nada, cosa que me causa preocupación y pena, porque es una mayoría intelectual fracasada, egoísta, sobreviviente, pero tan soberbia como para reconocerse conformista como la idiosincrasia ucayalina, y por eso es que seguimos teniendo tanto estiércol que nos gobierna a lo largo de tantos años, desde los gober-adrones hasta los alcaldes que terminan pasando por las arcas del pueblo para vaciarlas en sus bolsillos; y ni qué decir de tantos esclavos bajo el poder de la formación educativa y cultural de la población, esos que obedecen a sus amos del poder y todo para que sigan formando en ese conformismo de mediocridad y corrupción, dándonos como resultado ese indiscutible penúltimo lugar en comprensión lectora y último en matemáticas, así como una sarta de profesionales y educadores más mediocres que uno que no tiene título universitario, o sea yo y otros tantos que he conocido con más honor que un titulado, por ende, pienso que es indispensable que se levanten las nuevas generaciones y que den de baja a los que han intentado hacer muchas cosas sin lograr nada, ya tuvieron su oportunidad pero deben jubilarse, porque es tiempo de lograr cosas reales y no sueños ni fracasos, esos que solos los mediocres no son capaces de decir tal cual es: “he fracasado”, y que se refugian en un “al menos hemos hecho algo”, sin importar que sea un fracaso, cosa que me parece repugnante, porque siempre me puse a pensar en esa frase que dice: “de buenas intenciones está lleno el infierno”, claro, porque son esas mismas buenas intenciones que se escuchan en los discursos políticos en tiempos de postulación y que nos tienen en tan miserable realidad nacional, y por eso digo que necesitamos urgentemente crear una movida cultural, una verdadera movida cultural, una que siembre y dé buenos frutos, porque es tiempo de salir de este círculo vicioso que nos tiene tan sumidos en la mediocridad y corrupción; por ende, es tiempo de exigir a los profesores y directores que dejen de hacer leer obras solo porque se ganan su coimisión o porque son obras que no necesitan leer, porque alguna vez ya lo leyeron, o porque consideran que un libro de autoayuda o extranjero les puede ayudar más que uno que pueda crearles identidad o –como a mí- que les haga decir que hay buenas ideas todavía en obras mediocres y por ende todavía tenemos que seguir exigiendo cosas mejores, para tener mejores intelectuales, así que por eso también es tiempo que los profesores dejen de andar generando desesperación y pérdida de dinero innecesario en los padres, a quienes mandan a buscar de un lugar a otro obras que están fuera del mercado, obras que hace años no se publican, obras que solo se pueden encontrar en piratería, incentivando así la delincuencia, introduciendo la corrupción, la deformación humana en el subconsciente de los estudiantes, cosa que me parece preocupante y me hace decir dejémonos de prácticas mediocres y aterricemos más en nuestra realidad para analizarla, cuestionarla, mejorarla, tengamos más conciencia de la realidad, porque necesitamos leer, pensar, analizar y debatir más para cambiar ese conformismo intelectual en el que nos encontramos sumergidos, y para ello también es indispensable exigir a la Dirección Regional de Educación de Ucayali (DREU) que se deje de hipocresía, fanfarronería y esclavitud, así como de espectáculos baratos o mediocres para decir que hacen algo a favor de la educación ucayalina, porque el principal problema de la educación es su anemia mental y no la anemia física de los estudiantes, por ende, necesitamos que los estudiantes dejen de perder clases por cosas estúpidas, por pan y circo, por cosas superficiales que no les beneficia en nada su intelecto, está bien que el ministerio de educación tengan anemia intelectual, porque no puede hacer nada trascendental para la educación, pero no sigan derramando ese fruto en las escuelas, son tiempos donde se pueden cambiar las cosas sí tenemos voluntad, pero no, eso jamás va a pasar, jamás vamos a poder decir “Ucayali Lee” con orgullo, porque son esclavos de la autoridad de turno y deben obedecer a sus amos y por ende cumplir con esas órdenes que suma a más mediocridad y corrupción, pero bueno, no espero que ustedes cambien, pero sí los estudiantes, para que sean ellos los que hagan la lucha que ustedes no pueden, por ende, seguiré apuntando cada día a esa movida cultural, porque esta es una guerra contra la anemia intelectual, contra la mediocridad, y sí, yo dije que me jubilaba, pero hoy decido hacer de mi jubilación algo productivo para las siguientes generaciones intelectuales, y por tal razón convoco a todos aquellos estudiantes que llaman “Mal Educados” a unirse a este proyecto que busca desde las escuelas hacer críticas, denuncias, comentarios, exposiciones y más de las cosas buenas y malas de sus instituciones educativas de forma anónima para que otros sepan que ustedes podrán no tener una buena educación, pero los pocos que resaltan intelectualmente tienen voz, saben protestar, saben querer algo mejor, porque saben despreciar la mediocridad instauradas en sus escuelas, así que les invito a este proyecto cultural que se llamará: “Mal Educados”, y pronto daremos noticias; así que autoridades educativas creo que ya es tiempo que se dejen de andar refugiarse bajo las faldas de los padres irresponsables que no aportan a la formación de su hijo y de que los estudiantes no leen, así como de andar diciendo que está prohibido obligar a los estudiantes a comprar libros porque los padres les pueden denunciar, cuando existen instituciones educativas donde profesores que han publicado libros realizan esta práctica sin ningún problema (así que les invito a visitar el blog de Los Mal Educados que pronto saldrá); y nadie les dice nada, nadie les sanciona, de lo contrario, muestren al público en general esas sanciones, porque claro, la coimisión silencia tanto como el yo no te jodo ni tú me jodes, prácticas que se han instaurado en las instituciones educativas como normas de buena conducta, así que es tiempo que depuren estas prácticas y se dejen de hipocresías; y por esto también creo fehacientemente que también es tiempo de exigir al ministerio de educación que se deje de tanta hipocresía y descaro con la lectura de obligatoria de Arguedas en las escuelas, ya son 17 años de plan lector y es infructífera ese amarre con el tema de Arguedas, como sí no existieran otros intelectuales más, cuando hay tantos otros que nos pueden ayudar a ampliar el panorama intelectual y sobre todo que nos invitarán a dejarnos de nutrirnos del odio y resentimiento que genera una constante lectura de Arguedas y peor aún con profesores mediocres que no entiende el sentido de su existencia ni profesión, porque nos muestran una miseria que sigue constante en la sociedad, una miseria que nos produce asco, rabia, cólera, odio, así como también nos conduce a un suicidio colectivo, donde o bien terminas como dicho autor: suicidándote, escapando de la vida, o bien terminas olvidándote de lo social para sobrevivir ante tan deprimente realidad: como termina la mayoría de dizque intelectuales hoy en día, para poder sobrevivir al hambre y la sed de la aceptación y el dinero, cosa que no va a cambiar hasta que nos dejemos todos los intelectuales de ser como la imagen de la justicia: ciega, recordándonos a esa asquerosa gente de pensamiento político de centro, la que debería ser la ideal, porque debería equilibrar ambos pensamientos que no son malos en sí mismos, sino en su mediocridad que las gobierna, pero no, eso no pasa y, por contrario, es la que se acomoda al poder tal cual suelen acomodar la balanza y la espada en la estatua de la justicia: donde la balanza, donde se mide la riqueza, va en favor de la derecha y la espada en favor de la izquierda, o sea, a uno se le entrega riqueza mientras que a los otros se los apuñala o mata de hambre y sed, con pobreza, o viceversa, sí el gobierno es de izquierda, siendo la estatua un mensaje subliminal de la política y por ende de la justicia política que se imparte en un país, por ende, es indispensable que dejemos de hacernos los ciegos para juzgar realmente con objetividad, para dejar de andar con los brazos cruzados ante esta lamentable realidad que tenemos, porque hay que mirar el delito para castigarlo, para sancionarlo, para desaparecer las malas costumbres sociales mirándola de frente, tal cual se enfrenta al enemigo de la lamentable realidad que tenemos, y por eso hoy quiero hacer extensa mi invitación a toda persona que está harta de tanta mediocridad y miseria nacional para que sigamos juntos y separados en este objetivo, porque es tiempo de comenzar una revolución intelectual para cambiar esta penosa realidad, y por eso debemos empezar a formarnos con conciencia, a protestar y denunciar toda la mediocridad y corrupción que no nos permite crecer ni desarrollarnos como persona y menos como sociedad, por eso es tiempo de dejar las viejas prácticas para hacer cosas nuevas, cosas que den frutos, que nos ayuden a mejorar como sociedad y no a vivir esclavos, esclavos como lo está el ministerio de educación por una cúpula de personas de familias aristocráticas que son los que eligen la malla curricular de los estudiantes para seguir creando máquinas y herramientas de trabajo, inutilizando a los buenos maestros, porque su fin es tener mano obrera barata, profesionales borregos, intelectuales putas, esos que finalmente terminan siendo esclavos de los Robiernos de turno, hasta terminar siendo ciegos o cómplices de todos los actos de corrupción que sus amos, sus jefes políticos, les ordenan, simplemente porque no tienen el valor de la dignidad humana, porque el miedo nos gana cuando tenemos mucho que perder, cuando nos sentimos solos en una lucha que no da ningún fruto, porque la revolución no es de una persona, sino de un pueblo, por ende, no podemos permitir que la corrupción y la mediocridad local y nacional se siga expandiendo interminablemente, a tal punto que será necesario la muerte para darnos cuenta que hemos vivido como animales de costumbres, como animales domésticos, como animales salvajes, antes que como personas, porque finalmente solo intentamos sobrevivir a los tiempos duros de la vida, puesto que jamás hicimos nada para cambiarlo, cosa que yo no quiero para mi vida y mi existencia, y por esa razón hoy decido resucitar para juntarme a todas aquellas personas que quieren luchar desde el día a día, desde las cosas sencillas contra toda esa movida cultural de la mediocridad que me hace decir que es tiempo de mandar a la tumba a la viejas prácticas, para hacer nuevas cosas a favor de la dignidad humana, porque mientras todos no hagamos nada, ese quietismo nos continúa asechando como un delincuente lo hace ahora en las calles y en los poderes del estado, esperando nuestro descuido para asesinar nuestros sueños y esperanzas, para matar nuestra razón y conciencia, para acabar con nuestra vida en vida, para dejarnos minusválidos, incapaces de pensar, razonar y protestar, incapaces de decir “los viejos a la tumba y los jóvenes al poder”.

NOTA: Quiero recordar que aquí hago mención a la masa de estas nefastas prácticas mediocres cuando critico a los maestros, autoridades e instituciones del estado competentes, y a los intelectuales, así que espero que nadie me escriba con resentimiento ni rabia ni tome a pecho las cosas, porque aquí hablo de forma general de esos seres que son el problema de la sociedad, de los mediocres, de los corruptos, de los ladrones, de los delincuentes, de los descerebrados que tenemos en las instituciones del estado y que debemos depurar, criticar, denunciar, porque solo así podremos mejorar nuestra sociedad a una más digna, así que quien se sienta aludido por esos calificativos no es problema mío, sino de su consciencia y no de mis palabras, porque no estoy sindicando a nadie específicamente, así que, en vez de tu resentimiento, espero tu acción para cambiar esta lamentable realidad cultural que tenemos, antes que una reacción absurda, porque de lo contrario ya sabrás hacia dónde apunta tu pensamiento y por ende tu acción. Así que gracias por leer hasta aquí, y como dijeron algunos poetas que admiro: “¡Qué viva la revolución!”

Compartido con SURCOS por el autor.