Sí, algo ha cambiado

Por José Luis Callaci

Las invasiones, los sucesivos golpes de Estado contra gobiernos democráticamente constituidos, y la instauración de dictaduras genocidas, que cobraron la vida de cientos de miles de latinoamericanos y caribeños, han sido parte de una historia de agresiones relativamente recientes. La gran mayoría de ellas fueron pensadas, programadas y ordenadas a guardias pretorianas o ejércitos adiestrados en escuelas militares anglo sajonas para proteger lo que se sigue considerando “traspatio” o dominios absolutos de la potencia del norte.

Los nuevos métodos, que algunos los consideran “más sofisticados”, como las baterías mediáticas hegemónicas, que fungen como nuevos cuarteles, los criminales bloqueos y embargos que no dejan de ser actos de guerra, las confiscaciones de bienes en el exterior, la judicialización de la política para apartar a líderes incómodos o insumisos, el financiamiento descarado de organizaciones no gubernamentales, muy en boga hoy, persiguen el mismo fin: tratar de desestabilizar gobiernos no afines o que no practican genuflexiones. Pero eso no lo es todo.

Con el advenimiento de los nuevos ocupantes de la Casa Blanca pululan en los medios y en las redes sociales, los habituales “analistas independientes”, y otros improvisados, para hablar de supuestos cambios positivos en la política exterior usa-americana hacia América Latina y el Caribe, lo que no pasa de ser una forma de publicitar las supuestas trilladas “buenas intenciones” para instaurar o imponer la democracia y los derechos humanos en esta región del planeta y algo que resulta hasta irrisorio: apoyar el multilateralismo. Así lo dicen y repiten, y sin sonrojos. Si bien estas aseveraciones resultan burdas y hasta ofensivas a la inteligencia y a las mentes bien informadas, logran confundir a muchos ingenuos e incautos que se dejan influenciar por quienes, con extrema soberbia y autobombos de conocidos marketing, cuentan realidades o historias pero al revés.

Si estamos viviendo un cambio en la América Latina y Caribeña es por una voluntad expresa y compartida y la encomiable resistencia de pueblos y gobiernos para hacer realidad esa anhelada victoria que le permita a quienes comparten una misma historia, transitar por Caminos Propios de total independencia económica, justicia social y plena soberanía. Si hay un cambio es este y no otro.