La Red Internacional La Izquierda Diario invita a la comunidad a participar en las Jornadas por un Futuro Comunista, que se llevarán a cabo en Costa Rica. Estas jornadas están diseñadas para fomentar la discusión y el diálogo sobre temas cruciales para el futuro de la izquierda.
El primer foro, titulado «La Derecha Internacional y cómo enfrentarla,» se realizará el miércoles 30 de octubre a las 6:00 P.M. en la Sala 1 de audiovisuales de la Biblioteca Carlos Monge de la Universidad de Costa Rica. La moderadora será Paola Zeledón, y contará con la participación de los expositores Allen Cordero y Milton D’Leon (invitado internacional).
El segundo foro, «Problemas de la Situación Nacional,» tendrá lugar el miércoles 6 de noviembre a la misma hora y en el mismo lugar. Este foro será moderado por Esteban Fernández y contará con la presencia de las expositoras Alejandra Bonilla, Paola Zeledón y Daniel Díaz.
Las jornadas tienen como objetivo presentar un marco teórico que permita analizar la coyuntura nacional e internacional, y promover una cultura militante en las universidades.
Diego Rivera Barrientos (1886-1957) nació en Guanajuato, México, el 8 de diciembre de 1886. Su hermano gemelo, Carlos, falleció a temprana edad y su hermana María del Pilar llegó al mundo en 1891. El padre de Diego, Carlos Rivera Acosta, era un maestro de escuela liberal. Y su madre, María del Pilar Barrientos, pertenecía a una familia acomodada y conservadora.
Cubismo y Realismo Social
La relación de Diego Rivera con la pintura se inició pronto. En 1896, al cumplir los diez años, empezó a estudiar en la Academia de San Carlos de Ciudad de México, lugar en el que vivía con su familia desde 1892. Y, en 1907, recibió una beca para seguir su formación artística en España, marchando a Madrid para estudiar en la academia del pintor Eduardo Chicharro y Agüera.
En España, Rivera viajó por todo su territorio, estudió las obras de El Greco y Goya y frecuentó cenáculos de artistas. Varios óleos suyos del periodo 1907-1908 están relacionados con la ciudad de Ávila (Escena nocturna en Ávila, La calle de Ávila, La mañana de Ávila). En esas pinturas, Rivera captó muy bien los paisajes, los pueblos y las noches castellanas bajo las estrellas.
En 1909, Diego Rivera se trasladó a París, conoció a la pintora rusa Angelina Beloff en Bruselas en ese mismo año y se casó con ella en 1911, teniendo ambos un hijo, Diego, que falleció al poco tiempo. Nada más llegar a la capital francesa, Rivera pintó óleos de Realismo Social similares a algunos de su etapa española como Notre Dame de París (1909), Retrato de Angelina Beloff (1909) y La casa sobre el puente (1909), este último durante su viaje a Bruselas en el que conoció a Angelina. Después, pintó óleos cubistas tipo a Vista de Toledo (1912), La Torre Eiffel (1914), Retrato de dos mujeres (1914), Paisaje Zapatista (1915) y Retrato de Ramón Gómez de la Serna (1915), entre otros. En sus últimos años de estancia en París, Rivera se alejó del Cubismo y retomó el Realismo Social con óleos como El matemático (1918).
En febrero de 1920, Rivera marchó a Italia, donde residió durante un año y medio, y estudió principalmente el arte renacentista. Realizó bocetos y dibujos y, gracias al florentino Giotto, pintor muralista, escultor y arquitecto medieval, descubrió una forma monumental de pintura que le fue de gran ayuda en sus murales posteriores.
En 1921, Diego Rivera puso punto y final a su periplo europeo y regresó a México, arrastrado por el arte mexicano y la Revolución Mexicana.
Muralismo y militancia política
Al año siguiente de su regreso a México, Diego Rivera se casó por segunda vez, en esta ocasión con Guadalupe Marín, con quien tuvo dos hijas, Lupe y Ruth. Y, de forma consecuente con su ideología, se afilió al Partido Comunista Mexicano (PCM), en el cual pasó a formar parte de su comité ejecutivo. En ese mismo año, fundó también el Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores (SOTPE), junto a artistas como José Clemente Orozco o David Alfaro Siqueiros.
Ya asentado en México, en los años siguientes, Rivera pintó numerosos murales en edificios públicos sobre la historia mexicana y la realidad social, siendo el primero La creación (1923), pintado en la Escuela Nacional Preparatoria de la Universidad Nacional de México (actual Antiguo Colegio de San Ildefonso, Ciudad de México).
Otros murales de Rivera, pintados en esos años, fueron los de la Secretaría de Educación Pública (Ciudad de México) y los de la Escuela Nacional de Agricultura (actual Universidad Autónoma Chapingo, Chapingo). Entre los murales de la Secretaría de Educación Pública, destacaron Mujeres tehuanas (1923), El trapiche (1923), Entrada a la mina (1923), El arsenal (1928), Banquete de Wall Street (1928) y La muerte del capitalismo (1928).
En 1927, el artista viajó a la URSS de Stalin, invitado por las autoridades del país con motivo del décimo Aniversario de la Revolución Rusa y no regresó a México hasta la primavera del año siguiente. En Moscú, Rivera expresó su incomodidad por la falta de libertad artística y Anatoli Lunacharski, Comisario del Pueblo de Educación, le instó a abandonar el país para evitar ser arrestado. Tras regresar a México, Rivera declaró lo mismo y fue expulsado del Partido Comunista Mexicano, el cual era fiel a Stalin.
Rivera se unió entonces a León Trotski y sus seguidores, quienes eran contrarios al régimen de Stalin. Una década después, Rivera y Trotski tuvieron una estrecha relación, escribiendo este último que “en el campo de la pintura, la Revolución de Octubre ha encontrado su mayor intérprete no en la URSS sino en el lejano México… El cierre de las puertas soviéticas a Rivera marcará para siempre con una vergüenza imborrable la dictadura totalitaria de Stalin”.
En medio de esas convulsiones, Rivera conoció a la artista Frida Kahlo por medio de una amiga común, la fotógrafa Tina Modotti, y, en 1929, se casó con ella.
Un genio en Estados Unidos
En 1930, Diego Rivera y Frida Kahlo viajaron a Estados Unidos tras superar problemas burocráticos que les impedían la entrada en el país por su militancia comunista y el artista inició su etapa más brillante. Algunos capitalistas norteamericanos le encargaron murales y él alcanzó el cénit.
La primera gran obra de Rivera en Estados Unidos, terminada en febrero de 1931, fue el mural La Alegoría de California del club de la Bolsa de San Francisco, donde la figura central era Calafia, una mítica reina de California que encabezó un reino de mujeres negras y guerreras. La imagen de Calafia era la de la tenista y pintora Helen Wills, a la cual Rivera había conocido en el estudio de San Francisco del escultor Ralph Stackpole. En el mural, aparecían Calafia, un hombre con un compás y otro hombre con un modelo de aeroplano al lado de trabajadores, buscadores de oro y obreros en las profundidades de la tierra. Imágenes que plasmaban la realidad social de California, en línea con el Realismo Social y el compromiso sociopolítico de Diego Rivera.
Las siguientes obras destacadas de Rivera en Estados Unidos fueron los murales La elaboración de un fresco (1931) y Fondos congelados (1932). El mural Fondos congelados mostraba en su parte superior una imagen de la arquitectura vertical de Nueva York, justo debajo una imagen de un refugio para trabajadores desposeídos y aún más abajo una imagen de una sala de espera de un banco con capitalistas sentados. Imágenes que plasmaban la realidad social de la ciudad. En la pintura, Rivera expresaba magníficamente los bruscos contrastes sociales de Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos, donde junto a la riqueza deslumbrante, se suele observar a pocos metros la pobreza más extrema.
Los posteriores Murales de la Industria de Detroit (1932-1933) fueron otra obra excepcional de Rivera en Estados Unidos. Los Murales, una serie de pinturas en veintisiete paneles, mostraban sobretodo imágenes de trabajadores de la Ford Motor Company y Detroit y plasmaban la realidad social de los trabajadores norteamericanos, fortaleciendo el nexo de Rivera con el Realismo Social y el compromiso sociopolítico.
El momento culminante de la estancia de Rivera en Estados Unidos llegó en 1933, de la mano de Nelson Rockefeller, cuando este le encargó pintar un mural en el vestíbulo de entrada del edificio principal del Rockefeller Center de Nueva York. Rivera pintó el mural El hombre controlador del universo, incorporando un retrato de Lenin, junto a otros teóricos comunistas. Los medios de comunicación de Estados Unidos y los poderes capitalistas del país se posicionaron en contra de la inclusión de Lenin en la obra. Y Rockefeller mandó cubrir el mural, aunque intentó salvarlo solicitando a Rivera que eliminase a Lenin del mismo. Rivera se negó rotundamente como no podía ser de otra forma en un artista defensor de la libertad artística y, al final, los censores destruyeron el mural. Rivera habló de vandalismo cultural.
En 1934, Rivera regresó a México y pintó el mismo mural en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. Gracias a su tenacidad y valentía, hoy existe el genial mural. La obra muestra a un obrero como controlador del universo y la confrontación entre diversas dicotomías que componen el universo ideológico: capitalismo y comunismo, tradición y ciencia, etc. Justo en el centro del mural, un obrero ejerce de controlador del universo. A su derecha, aparecen imágenes del mundo capitalista desde una posición crítica. A su izquierda, aparecen imágenes del mundo comunista que muestran a la clase obrera y a sus principales teóricos.
Es cierto que Rivera en el mural criticó el capitalismo y exaltó el comunismo y el ateísmo, con imágenes de la clase obrera, sus teóricos y el obrero que controla el universo y suple a dios, y que eso incomodó a los que se lo encargaron. Pero los que contrataron a Rivera, el clan Rockefeller, conocían quién era y qué pensaba y, por tanto, las críticas y la censura estaban de más. Rivera solo se limitó a pintar lo que observaba, con Realismo Social y compromiso sociopolítico, y a reclamar su libertad artística cuando la sintió ultrajada.
León Trotski
La actividad de Diego Rivera en Estados Unidos no fue solo artística. Durante su estancia en el país, Rivera se unió definitivamente a León Trotski y sus seguidores. Al poco tiempo de llegar, contactó con el Partido Comunista (Grupo Mayoritario) y con la Liga Comunista de América, dos organizaciones trotskistas recién fundadas. Con la primera, el Partido Comunista (Grupo Mayoritario), colaboró en sus revistas The Revolutionary Age y The Workers Age y dio conferencias como la del 3 de abril de 1932, Tendencias en el Arte Moderno. Para la sede de su escuela de Nueva York, la New Worker’s School, pintó el mural Retrato de América (1933), compuesto de varios paneles de interés en los que aparecen figuras de la política internacional del momento.
Al regresar a México al año siguiente, Rivera reinició su actividad de muralista centrado en la historia mexicana y la realidad social, concluyendo algunos de los murales del Palacio Nacional de México como Epopeya del pueblo mexicano.
Ya a finales de 1936, Diego Rivera gestionó la petición de asilo de León Trotski en México ante el presidente Lázaro Cárdenas. Y, gracias a eso, Trotski y su mujer, Natalia Sedova, pudieron residir en Coyoacán desde enero de 1937, en concreto en la casa de Frida Kahlo en la que vivía con Rivera, la llamada Casa Azul.
El 3 de septiembre de 1938, los seguidores de Trotski fundaron la Cuarta Internacional en la casa del sindicalista y trotskista francés Alfred Rosmer, situada a las afueras de París, y Rivera se convirtió en miembro de su sección mexicana, colaborando con la revista Clave. Tribuna Marxista, su órgano teórico. A pesar del estrecho vínculo entre Rivera y Trotski, pocos meses después, a principios de 1939, la relación terminó en ruptura, según Trotski por el carácter impulsivo de Rivera, más que por cuestiones ideológicas. Rivera fundó entonces el Partido Revolucionario Obrero y Campesino.
En agosto de 1940, Diego Rivera se enteró de la noticia de la muerte de León Trotski a manos de un agente de Stalin, Ramón Mercader, que iba armado con un piolet y le afectó. A finales de ese año, pintó el destacado mural Unidad Panamericana para los vestíbulos del City College de San Francisco, el cual representaba el pasado, presente y futuro compartido de las Américas, e incluyó una imagen de Stalin con un piolet en sus manos para remarcar su responsabilidad en el trágico final de Trotski. Fue su homenaje a aquel que había sido su compañero y amigo.
Retorno a la URSS
Durante la Segunda Guerra Mundial, los sucesores de Trotski padecieron su ausencia, la ausencia del teórico y revolucionario marxista, y transitaron por un periodo difícil. Cosa lógica y normal por su talla intelectual y revolucionaria. Por su parte, la URSS de Stalin entró en el bando de los Aliados y derrotó al nazismo. Imágenes como las de la ocupación del Reichstag de Berlín con el izado de la bandera soviética en su tejado resultaron impactantes. Rivera meditó durante tiempo sobre esos acontecimientos y, a finales de los años cuarenta, decidió reingresar en el Partido Comunista Mexicano y solicitó su readmisión, siendo en principio rechazado.
En 1947, Rivera pintó el célebre mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, dedicado a la historia de México, y en él escribió “Dios no existe”, lo que provocó virulentas reacciones de los conservadores mexicanos en su contra. Rivera mantuvo la frase, tomando la misma postura que cuando fue censurado en Nueva York por cuestiones similares. Libertad artística y compromiso sociopolítico.
En 1950, Diego Rivera recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes de México en la sección de Bellas Artes, la única sección en la que se otorgó aquel año, y finalizó algunos murales dedicados a la historia mexicana del Palacio Nacional de México como La civilización huasteca y La civilización totonaca.
En 1952, Rivera pintó el mural inconcluso La Universidad, la familia mexicana, la paz y la juventud deportista en el Estadio Olímpico Universitario y, en 1953, el mural del Teatro de los Insurgentes, ambos en la Ciudad de México y con gran carga histórica.
Diego Rivera padeció la dolorosa muerte de su eterna compañera Frida Kahlo en 1954, quedando muy afectado por la misma. A raíz de ese fallecimiento y de sus reiterados intentos fallidos por ser readmitido en el Partido Comunista Mexicano, sufrió un deterioro anímico. En 1955, recibió otra mala noticia cuando le diagnosticaron cáncer, aunque se animó al conseguir por fin ser readmitido en el Partido Comunista Mexicano.
Inmediatamente después de su reingreso, Rivera se casó con la editora Emma Hurtado y ambos marcharon a Moscú para recibir él un tratamiento contra el cáncer en el Hospital Botkin. Tres décadas después, retornaba a la URSS. Habían pasado muchas cosas desde su primera estancia, tantas como su expulsión del Partido Comunista Mexicano, su paso por Estados Unidos, su relación con Trotski, el éxito internacional de sus obras…
En abril de 1956, Rivera terminó su tratamiento y regresó a México. En el trayecto, junto a su mujer, recorrió Polonia, Checoslovaquia y la Alemania del Este, siendo nombrado en Berlín corresponsal de la Academia de las Artes. Visitó el campo de concentración de Auschwitz y el búnker de Hitler. Ya en México, pintó dos óleos de puro Realismo Social, Desfile del 1º de Mayo en Moscú y Refugio de Hitler (ruinas de la Cancillería de Berlín). Era evidente que Rivera y la URSS habían hecho las paces.
Desde la primavera de 1956 hasta finales de 1957, Diego Rivera residió en la llamada Casa de los Vientos de Acapulco, porque su amiga la coleccionista de arte Dolores Olmedo la puso a su disposición, y pintó sus últimos óleos y murales. El principal mural lo pintó en la pared exterior de la casa, incluyendo las imágenes de dos dioses de la cultura azteca, Quetzalcóatl y Tláloc. Fue su último tributo a la historia de México.
En octubre de 1957, Rivera se sintió impactado ante la hazaña del satélite artificial soviético Sputnik 1 y empezó a trabajar en una obra sobre él, pero no pudo terminarla, porque la muerte lo impidió. Un mes después de la gesta del Sputnik, Diego Rivera falleció de un paro cardiaco en su domicilio y taller de la Avenida de Las Palmas 191, colonia San Ángel Inn, Ciudad de México. Sus restos no se unieron a los de Frida Kahlo en la Casa Azul como él quería, sino que fueron a parar a la Rotonda de las Personas Ilustres. Velado en el Palacio de Bellas Artes, el pueblo mexicano y el mundo del arte y la política lloraron su pérdida. Dejó para la posteridad un legado artístico infinito y un compromiso sociopolítico único, del cual toda su obra es testigo.
Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense
El estado de excepción y la violación sistemática de los derechos humanos ha sido una amenaza constante para la ciudadanía, incluso en las llamadas sociedades o países “democráticos” que suelen incubar en seno tendencias autoritarias, las que terminan haciéndolos emular a los regímenes totalitarios contra quienes dicen luchar en nombre de la democracia.
Uno de los casos menos conocidos, hoy condenado al rincón de un olvido todavía muy conveniente de la llamada “historia oficial” para algunas gentes es el de los ciudadanos costarricenses de origen alemán e italiano quienes fueron acusados, sin tener derecho a la defensa y al debido proceso, de ser partidarios de los regímenes fascistas de Alemania e Italia, encerrados en campos de concentración en Costa Rica (donde existió al menos uno, donde hoy se encuentran las instalaciones del mercado de mayoreo), a partir del 7 de diciembre de 1941 cuando adelantándose a la declaración de guerra a las llamadas potencias de eje que harían los EEUU y las potencias aliadas, en los días siguientes al ataque japonés a la basa naval estadounidense de Pearl Harbor, en las islas de Hawái, Costa Rica entró oficialmente en guerra con esos países y elaboró una lista negra con más seiscientos ciudadanos costarricenses que apareció publicada en el diario La Tribuna, sembrando el odio entre la ciudadanía, algo que con el paso de los años se les revertiría a los gobiernos de Rafael A. Calderón y Teodoro Picado, y a sus partidarios calderonistas de entonces, al ser derrotados en la guerra civil de 1948. Lo “negro”, en el peor de los sentidos, no fue la lista en sí misma, sino el hecho de que se privara de su libertad, de sus derechos políticos y de sus bienes a un importante grupo de costarricenses de origen europeo, a los que no había que comprarles ni venderles para llevarlos a la ruina, dentro de lo que constituye una monstruosidad política y jurídica.
Poco después, los vencedores de entonces, cayeron a partir de 1948, en la trampa de introducir el estado de excepción durante casi tres décadas, al establecer dentro del articulado de la Constitución de 1949, la prohibición de la formación de partidos políticos de izquierda, además del impedimento de su participación en los procesos electorales, dejando la decisión en manos del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), creado en 1947 mediante una propuesta del diputado vanguardista-comunista Luis Carballo, pues hasta entonces todo el proceso se manejaba desde la Casa Presidencial y se acudía, con mucha frecuencia a los fraudes electorales.
El constituyente Rodrigo Facio Brenes y otros compañeros se negaron a votar esa medida punitiva contra la izquierda, al intervenir en los debates que condujeron a la elaboración de la Constitución Política de 1949, cuando dejó clara su oposición al párrafo segundo del artículo 98 (una propuesta muy reaccionaria de Fernando Volio Sancho), utilizada para sacar a casi toda la izquierda costarricense del juego político, durante casi tres decenios, porque su texto estaba introduciendo el estado de excepción permanente en un texto constitucional, como una norma pétrea antidemocrática, la que además le daba al Tribunal Supremo de Elecciones atribuciones indebidas sobre la naturaleza y la formación de los partidos políticos, las que han ido mucho más lejos del propósito inicial, llegando a deformar profundamente la naturaleza de los llamados “partidos políticos” en Costa Rica.
Rodrigo Facio dijo al respecto que: “…, en el propio seno de la Comisión Redactora, yo me pronuncié, y así consta en las actas respectivas, contra que fuese el Tribunal Supremo de Elecciones el llamado a declarar la descalificación de partidos inconstitucionales porque dije, y ahora lo repito, así lo que lograríamos sería poner en entredicho la imparcialidad de un organismo llamado exclusivamente a fallar, dentro del campo jurídico, el aspecto aritmético de los votos emitidos por los partidos, al ponerlo a fallar sobre cuestiones de fondo, como son los programas, la ideología o los medios de acción de esos partidos (Óscar Castro Vega RODRIGO FACIO EN LA CONSTITUYENTE DE 1949 Editorial UNED San José Costa Rica 2003, página 216).
Dentro de su razonamiento general sobre el tema Facio Brenes indicaba lo siguiente: “¿… será una norma de prohibición general, tal cual la ofrece la moción del compañero licenciado Volio Sancho? Yo creo francamente que no, por varias razones. Porque una fórmula así de amplia ofrece posibilidades de abuso, para perseguir injustamente, por motivos políticos del momento, a este o al otro partido. Porque de lo que se trata es adelantarse a un peligro concreto: el del comunismo (hay en cambio una cierta benevolencia hacia el ala fascista de los vencedores del conflicto armado, quienes dieron lugar a la Asamblea Constituyente, sin dejar de perseguir a los vencidos calderonistas y “comunistas”), y para hacerlo se acude a una fórmula indeterminada que puede ir mucho más allá de la reacción contra el comunismo” (Óscar Castro, Op.Cit, página 213).
Esto último se hizo evidente durante las décadas siguientes cuando se proscribieron numerosos partidos políticos de izquierda, conformados no solamente por seguidores de Vanguardia Popular, sino también de otras corrientes de ese lado del espectro político: De esta manera, fueron privados de sus derechos políticos ciudadanos como el escritor y pedagogo Joaquín García Monge, además de editor del Repertorio Americano, el novelista Fabián Dobles Rodríguez de filiación vanguardista pero que también había sido inicialmente miembro del Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales, como asimismo a muchos dirigentes políticos que provenían de la llamada “izquierda liberacionista”, dando lugar a verdaderas cacerías de brujas entre gentes que parecían tener cercanías ideológicas importantes entre sí, lo que se hizo más evidente con el paso del tiempo.
Ya el mismo Rodrigo Facio, durante la discusión de ese abominable texto de Volio Sancho, habló acerca de la persecución y proscripción sufrida por el APRA en el Perú durante la dictadura de Manuel Odría (1948-1956), cuando Víctor Raúl Haya de la Torre debió asilarse en la Embajada de Colombia en Lima, pasando varios años en ella sin recibir el salvoconducto para salir del país. Todo esto ocurrió también en un país llamado Costa Rica, donde los políticos del establecimiento tienen la fea costumbre de ofrecer benemeritazgos a granel a las gentes que habían perseguido toda una vida, privándolas incluso del ejercicio de la ciudadanía, durante buena parte de sus vidas.
De Rogelio Cedeño Castro Sociólogo y escritor costarricense
“Si no puedo ver por mí mismo la liberación de este pueblo, la veré a través de mis ideas” Juan Bosch.
Uno de los episodios más vergonzosos (en el supuesto caso de que la moral tenga algo que ver con los juegos de la política) de la historia política latinoamericana, durante la segunda mitad del siglo pasado, fue la traición y el abandono de que fueron objeto el profesor Juan Bosch (1909-2001, un latinoamericano de grata memoria) y el Partido Revolucionario Dominicano, por parte de sus supuestos partidos “hermanos”: Liberación Nacional de Costa Rica y Acción Democrática de Venezuela, los que se encontraban en el poder cuando el presidente gringo Lyndon Johnson envió cuarenta y dos mil marinos para sofocar la revolución constitucionalista de abril de 1965, un episodio histórico que había estallado el día 24 de ese mes, con el propósito de restablecer la vigencia de la constitución dominicana de 1963 (una de las más avanzadas de que se tenga memoria en la región), y el regreso del único presidente democrático de verdad que conoció la República Dominicana en su historia, durante los meses comprendidos entre el 27 de febrero y el 25 de septiembre de 1963, fecha esta última cuando Juan Bosch fue derrocado por un golpe militar de factura trujillista, con el apoyo de la Embajada Estadounidense.
En este caso de los partidos hermanos de la llamada “izquierda democrática” latinoamericana del siglo pasado, cabe destacar el valiente gesto del directorio nacional de la Juventud Liberacionista, que dio a conocer un pronunciamiento en el que condenaba la intervención militar yanki en la República Dominicana, durante los primeros días del mes de mayo de 1965. No se si los jóvenes liberacionistas de entonces, a quienes conocí en esos años juveniles, se habrán vuelto a referir a este coyuntura tan singular que me impactó mucho en esa época, algunos como Manuel López Trigo, Gerardo Trejos Salas, Rafael Ángel Rojas y los hermanos Jorge y Ricardo Salazar Solís ya fallecieron sin dejar o publicar sus memorias políticas o testimoniales de esa época, a pesar de que Manuel López Trigo se desempeñó como diplomático en la República Dominicana, mientras que otros como Manuel Carballo Quintana, Óscar Soley Soler y Ángel Edmundo Solano que aún viven tampoco lo han hecho, a diferencia de ellos Rolando Araya Monge en su libro “Testigo de Excepción” y Armando Vargas Araya en “Costa Rica en Juan Bosch”, si han hecho referencias generales al tema dominicano y a la revolución constitucionalista de 1965, que aparece como un tema tangencial o una especie de “error político” de menor cuantía.
El hecho levantó censuras pudibundas en el gobierno, y hacia el interior del PLN, cuyo directorio político terminó sacando un ambiguo comunicado, cuando ya el presidente Francisco Orlich (1962-1966) estaba mandando veinte policías a la República Dominicana para apoyar a los invasores, aunque fue mucho peor el paraguas que le brindó la OEA, o ministerio de colonias de USA para América Latina, al envío de un importante número de efectivos militares latinoamericanos, bajo la denominación de “Fuerza interamericana de Paz”.
Fue entonces cuando Venezuela y Costa Rica, gobernadas por “partidos hermanos” del PRD dominicano, apuñalaron por la espalda a la revolución constitucionalista de 1965, votando en la OEA por el envío de esa fuerza, y mandando Costa Rica 20 policías a la República Dominicana, cuando no había transcurrido ni un mes desde que Francisco Orlich, el entonces presidente de Costa Rica, había manifestado su apoyo a los revolucionarios dominicanos (un hecho del que fui testigo directo, junto con Guillermo Villegas Hoffmeister y Adrián Vega Aguiar, en la vieja casa presidencial del Parque Nacional).
Acabo de ver en “you tube” el documental de la toma de posesión del profesor Juan Bosch, como presidente de la República Dominicana, el día 27 de febrero de 1963, en el que aparecen Rómulo Betancourt, Francisco Orlich y José Figueres Ferrer, este último un poco atrás. Tengo la impresión de que se ganaron un lugar en la galería de traidores y cómplices del imperialismo norteamericano, el verdadero enemigo de la democracia en esta parte del mundo, pues Washington siempre nos obligó a soportar dictadores criminales y gobernantes marionetas al servicio de sus intereses, además de asustar a los pueblos con el cuento de un “comunismo” que nunca fue, con la activa complicidad del Partido Liberación Nacional de Costa Rica (y otros similares en países vecinos) que nunca fueron capaces de desobedecer las órdenes de la Casa Blanca, a pesar de las protestas bajo cuerda de José Figueres Ferrer ante Lyndon Johnson por la invasión en sí misma, alegando que en la capital dominicana no había “comunismo” sino hambre (Rolando Araya Monge “Testigo de Excepción” Cultura Producciones San José Costa Rica 2014 p. 134) o más bien del presidente estadounidense procurando justificar lo injustificable, a través de figuras como el propio José Figueres Ferrer.
Uno de los grandes traidores y marionetas de entonces fue el venezolano José Antonio Mayobre, en su calidad de embajador de Venezuela en la tristemente célebre OEA, instrumento colonialista de ayer y de siempre, por su abierta complicidad con el imperialismo norteamericano, quien viajó por todos los países de la región tratando de aminorar o justificar incluso la invasión a un país soberano.
Ya es tiempo de honrar la memoria de los combatientes constitucionalistas dominicanos de 1965, entre ellos el coronel Tomás Rafael Fernández Domínguez, el coronel Francisco Caamaño Deñó presidente de la República Dominicana en armas, el coronel Juan María Lora Fernández, jefe del estado mayor del Ejército Constitucionalista, a Manolo Tavares, Juan Miguel Román y a toda la militancia y combatientes del Movimiento 14 de Junio, del Movimiento Popular Dominicano, del Partido Socialista Popular y del Partido Revolucionario Social Cristiano, como parte de aquella juventud dominicana cívica y militar de entonces, que derramó su sangre generosa por una patria siempre arrebatada por las garras imperiales. ¿Para cuándo tendremos verdaderas democracias en esta parte del mundo?, un dilema o un desafío que nunca se pudo resolver y que Juan Bosch dejó planteado en su obra LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA DE AMÉRICA EN LA REPÚBLICA DOMINICANA, de 1966.
Al profesor Juan Bosch, a quien la oligarquía dominicana y el imperialismo estadounidense le permitieron gobernar solamente seis meses(entre febrero y septiembre de 1963, cuando fue derrocado con la complicidad del Pentágono y la Casa Blanca de los EEUU, a pesar de la hipócrita profesión de fe democrática, que pretendió vender John. F. Kennedy, razón por la que el profesor Bosch llegó a decir ante el inmenso drama de su patria, cuando sus adversarios los llamaban «comunistas», un espantajo de que siempre se valieron la derecha y las oligarquías de la región para hundirnos en la más abyecta miseria y degradante tiranía, (cuando les respondió a unos periodistas estadounidenses sus necias preguntas al respecto) que el problema no era el tal comunismo, sino el hecho de que la democracia verdadera en América Latina nunca funcionó como tal (democracy is not a really whitin us).
Los países como Costa Rica vendieron una imagen de una democracia impoluta y se prestaron para hablar de una «izquierda democrática» para contraponerla a la otra izquierda: la de los comunistas y socialistas de otros países (siempre dentro del problema de las otredades, como un tema recurrente, absurdo y lleno de ambigüedades y asimetrías de todo tipo), la que estuvo formada por partidos como el Partido Liberación Nacional PLN de Costa Rica, Acción Democrática de Venezuela, el APRA del Perú, el MNR de Bolivia y otros que con el paso del tiempo viraron hacia posiciones cada vez más conservadoras. Cuando llegó la hora de la verdad, en abril de 1965, le dieron la espalda al Partido Revolucionario Dominicano de Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez (ambos de grata memoria, y en ese momento de 1965, los líderes más representativos del PRD), con el concurso del presidente «liberacionista» Francisco Orlich (uno de los traidores que estuvo en la toma de posesión de Juan Bosch) quien, como habíamos indicado supra se prestó para darle cobertura a la nueva invasión yanki a la República Dominicana (de 1916 a 1924 los marines habían ocupado la República Dominicana, un hecho olvidado), enviando una pequeña fuerza policial para apoyar la labor «terapéutica» de los marines yankis, consagrados a extirpar el peligro del «comunismo» y prestándose a los juegos imperiales en la OEA, junto con la Venezuela de Acción Democrática y otros países, para tomar el acuerdo de enviar una «fuerza interamericana de paz», conformada por militares de las dictaduras argentina, brasileña y paraguaya, más los tombillos o policías de la democrática Costa Rica, la que se rebajó más que Venezuela, un país cuyos gobernantes a lo mejor sintieron asco de juntar sus militares con de aquellas dictaduras. Hasta entre los traidores hay jerarquías, como sucede con el palo en que se acuestan las gallinas para dormir, una notable analogía con esa fauna política regional que tenemos y las jerarquías que existen dentro de ella.
Después de mi reseña sobre el libro de Benjamín Prado acerca de Rafael Alberti, un amigo me preguntó por “La arboleda perdida”. No, no es un libro de poemas, sino sus memorias, escritas a lo largo de varias décadas y publicadas de la misma forma en cuatro tomos en 1942, 1959 y 1987 (los dos últimos).
Su nombre le viene de un pequeño parquecito o bosquecillo situado cerca de su casa en el Puerto de Santa María de Cádiz que él siempre pasaba en sus correrías a la playa, en sus huidas desde los latines y la matemática hacia el azul imborrable de su mar.
Cuando él vuelve ya de joven a ese mundo que perdió cuando se trasladó a Madrid (“El mar. La mar. / El mar. ¡Solo la mar! / ¿Por qué me trajiste, padre, / a la ciudad?”) ya no encontró casi nada. (“Adiós calle de las Neverías, calle de los sorbetes de colores y los helados veraniegos; vergeles de las orillas del río… esteros y salinas! ¡Adiós infancia libre, pescadora, de patios y bodegas profundos! Serás ya siempre en mis recuerdos como una barca de claveles, con las velas de albahacas, cabeceante por una mar de jazmines perdidos”).
Hoy es un conjunto de árboles cercados sin más. Desde entonces el mar y la arboleda lo siguieron. Y creo que también los famosos sorbetes de Santa María, a los que fue siempre tan aficionado.
Como ha quedado patente en lo transcrito arriba, se trata sin duda alguna, una obra embrujadora, dotada de una prosa de gran altura, aunque él se quejaba del dejo del verso. (“Todo me sale demasiado rítmico. Batallo porque no sea así. Corrijo. Deformo una frase para que no se haga verso”).
Pero son versos, versos que se hacen prosa, historia, relato, asombro. Por allí desfilan esa infancia de escapadas, de expulsiones de colegios y escuelas, del exilio de la capital, de intentos con la pintura (que nunca deja en realidad) y búsqueda de la literatura. Desfilan las amistades y encuentros que le llenan a uno la boca de agua (Unamuno, Machado, Neruda, Aleixandre, Picasso, Dalí, Buñuel y, sobre todo, el inseparable Federico García Lorca, su gran amigo). Por allí desfila el pueblo, alzado contra la monarquía, armado contra el fascismo y en defensa de la República, exiliado y perseguido como él. Y quizá la más importante de todas sus amistades, María Teresa León, su esposa, uno de los pilares de la literatura española, muerta en un sanatorio, desligada de su marido, el mundo y las letras por la enfermedad de Alzheimer).
Cuando regresó del exilio, recién caída la dictadura, unos españoles lo aplaudían, otros lo abucheaban. Una vez en una de esas reuniones multitudinarias, una banda fascista entró a parar el acto. La alcaldesa, de origen franquista, quiso entonces dar por terminado el recital. Alberti se paró y le dijo: “Señora, a mí nunca me ha callado nadie, así que el acto continúa”. Y continuó, eso que más que un recital de poesía era un mitin antifascista.
Rafael Alberti era no solo antifranquista, sino además militante comunista. Por el primer motivo antes y por el segundo después, fue siempre excluido de la vitrina de la cultura oficial. El Premio Cervantes que recibió al final fue producto de una lucha de sus amigos y de la casualidad de que una candidatura fue mal inscrita y quedó un campo vacío, un hueco, por donde se coló el poeta.
Lo del Nobel (que nunca se le concedió), fue otra historia. Esta la cuenta Prado en el libro que mencioné (“A la sombra del ángel”). La Academia Sueca había decidido que premio de 1977 iba para España, y escogieron a dos poetas, Alberti y Aleixandre. Entonces le enviaron un emisario que le dijo que él tenía que renunciar a la candidatura a diputado por el Partido Comunista que llevaba entonces, de lo contrario debía olvidarse del Nobel. Alberti actuó como siempre: echó a la calle a ese emisario. El premio se le dio a Aleixandre en solitario. Alberti fue electo diputado en un acto que fue algo así como una protesta pues pocos meses después renunció a su curul. Los parlamentos y los versos no se llevan bien.
Pero bueno, es lástima que no podamos seguir. Les dejo la inquietud y el deseo de leer. Espero.
Recientemente, conocimos sobre la muerte del cardenal Joseph Ratzinger, quien fuera, Papa del catolicismo y Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, forjador de una de las campañas ideológicas, religiosas y políticas, más feroces de la iglesia católica, llamada “Restauración”, contra el surgimiento de la iglesia popular en América Latina, el marxismo, el comunismo en el mundo.
A propósito de su muerte, se publicó un artículo llamado «Muere Joseph Ratzinger, el «rottweiler de Dios«, quien destaca la ferocidad del cardenal, al catalogarlo como: neoconservador, fiera feroz, anticomunista y algo como la creación de un ministerio de la Ideología y de la información del Vaticano. Calificado por el ateo Richard Hawkins como «enemigo de la humanidad«. Según el escritor Brian Kelly, a la muerte de Ratzinger, Benedicto XVI: ninguna lágrima para el «Rottweiler de dios».
Este artículo no pretende ahondar más al respecto, sino hacer referencia, como lo indica el título, a algunos personajes y acciones imperiales que llamaremos «rottweiler» en EEUU y América Latina.
Con relación a esta raza canina (Rotweiler), es una de las razas más fuertes y poderosas del mundo debido a su gran potencia de mordida de 328 psi (unos 23 kg/cm). Es un perro considerado potencialmente peligroso debido a sus características físicas. Sus principales funciones son: perro policía, perro militar, perro de defensa y seguridad, perro guardián, entre otras funciones, según el uso que le den las fuerzas y cuerpos de seguridad y el ejército.
Como lo indica el artículo señalado arriba, personajes similares al cardenal rapaz, son: Ronald Reagan y Margaret Thatcher.
Últimamente, hemos conocido de acciones feroces del imperio «rottweiler», como los golpes contra Evo, contra Castillo, contra Lula, o el intento de asesinato contra Cristina Fernández, entre algunos.
Reiteramos, la nueva derecha «rottweliana» en América Latina, viene reaccionando con violencia, veamos el fallido atentado contra Cristina Kirchner, veamos la defenestración de Pedro Castillo en Perú, veamos el Golpe a Evo Morales, veamos las reacciones contra la Reforma Electoral propuesta por AMLO en México, veamos los intentos de desestabilización impulsados por EEUU a través de la antigua Asamblea Nacional en Venezuela.
En el caso venezolano, las medidas «rottwelianas», como el Bloqueo, comprenden 928 medidas coercitivas unilaterales que afectan al pueblo (764 directas y 164 medidas restrictivas). Estas medidas están diseñadas para “producir dolor”, y deben aplicarse donde más dolor causen (aplicar dolor, donde más duela).
Por otro lado, El Dr. Juan Eduardo Romero Jiménez, historiador, politólogo y profesor universitario, retrata al «rottweiler» Bolsonaro, «Bolsonaro representa un fenómeno mundial: la nueva derecha que transmuta su lenguaje, pero que en el fondo sigue siendo excluyente, segregaría, etnocéntrica, violenta. Bolsonaro se asume como lo hizo Trump cuando ganó la Presidencia de EEUU. O como lo hace Le Pen en Francia, o como lo hizo Macri en Argentina con el PRO. No es un fenómeno aislado y debe ser visto con preocupación, incluso en nuestro territorio. El uso de la religiosidad como arma política no es nuevo, ni lo será. Si algo caracteriza los momentos de crisis, es el recurrir a la fe como impulso vital«.
Barack Obama, Bill Clinton y Bush, estos tres estadounidenses invadieron nueve países en veintitrés años, mataron de manera directa e indirecta a once millones de civiles y nadie los llama criminales de guerra.
Otro caso es el de Stephen Kevin «Steve» Bannon quien se desempeñó como estratega jefe de la Casa Blanca en la administración del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, durante sus primeros siete meses de mandato hasta el 18 de agosto de 2017, cuando fue despedido. Los puntos de vista políticos y económicos de Bannon han sido descritos por otros como nacionalistas, populista de derecha y paleoconservador. Él se auto identifica como conservador. Rechaza las acusaciones de que es un nacionalista blanco, llamando a los nacionalistas blancos «perdedores», un «elemento marginal» y una «colección de payasos».
Así, el nuevo conservadurismo americano, el movimiento conservador en desarrollo en los últimos meses en Estados Unidos, rompe los moldes del republicanismo tradicional y evoca el carácter racista, nacionalista y fanático del fascismo.
En otra área, en el campo protestante evangélico norteamericano, según el Instituto Tricontinental de Investigación Social, «el proyecto imperialista de Estados Unidos está íntimamente ligado a esa visión religiosa fundamentalista de que ellos son los enviados de Dios para civilizar a los bárbaros. El protestantismo estadounidense ha sido la justificación religiosa de todas sus acciones imperialistas y no se puede separar al imperialismo del fundamentalismo religioso, cuyos adeptos ven su lucha como una guerra del bien contra el mal que atraviesa no solo la religión, sino la política, el poder militar, la educación y el medio ambiente. El fundamentalismo religioso se inserta en el mundo posicionándose activamente contra sus opositores en varias dimensiones, atravesando la vida cotidiana de las y los trabajadores. En este sentido, convencer al otro es un elemento importante de esta narrativa, dado que justifica la máxima protestante: “convierte al individuo y la sociedad se transformará”. Ya no son más los pecados individuales los que deberán ser purgados, sino el pecado de todas las naciones«.
Finalmente, debemos dejar constancia de la agresividad, en estos momentos, sobre el pueblo peruano, según el diario peruano «El Diario Internacional.com» del Perú, quien señala: «finalmente, cabe resaltar que la feroz represión policial y militar en el Perú donde no hay dudas que la represión se hace bajo la consigna clara de no solo disuadir, sino principalmente aniquilar con armas letales a los manifestantes; viene acompañada de una fuerte carga ideológica donde se entremezclan el macartismo o “terruqueo” (como se le llama en el Perú), racismo, aporofobia y el afincamiento ideológico por el cual se justifican muertes de infra ciudadanos por ser pobres, campesinos y de la sierra por gente que ha asumido el poder y se autopercibe como el último bastión de la lucha anticomunista en Latinoamérica, pues levantan de manera caricaturesca y delirante una narrativa propia de la otrora guerra fría, por la cual las elites peruanas “terruqueano” no solo a la gente del sur peruano y a los manifestantes de otras regiones del país, sino incluso a los gobiernos de Bolivia, Chile, Brasil, Colombia, Argentina y México«.
La lista sería larga de los «roittweilers» imperialistas, gringos y latinoamericanos, solo que este breve artículo lo que desea es mostrar la presencia y acción de estos seres caninos y su influencia en la sociedad.
Imagen con fines ilustrativos tomada de movimientopoliticoderesistencia.blogspot.com
La vida solo se puede entender mirando hacia atrás, pero se debe vivir mirando hacia adelante.
(Soren Kierkegaard)
El auge del capitalismo liberal y su globalización con la apertura mundial de mercados, por un lado, había provocado un crecimiento económico con progreso social muy importante para sectores de la población de Occidente como los Estados Unidos, Canadá y los países del centro de Europa, además, de Japón, Corea del Sur, Filipinas, Singapur y Hong Kong, entre otros, en Asia. Así mismo, parte de la población de algunos países de América Latina se habían beneficiado con dicha globalización, aunque existía el serio problema de un sector pobre marginado de ese progreso.
Por otro lado, teníamos la impresión de que, poco a poco, en este siglo XXI, el capitalismo liberal por necesidad se humanizaría perdiendo el aspecto de salvaje, y China con su apertura mundial al capital, a la empresa privada y a los mercados (con un gobierno de partido único marxista), las dos fuerzas que dominaban económica y militarmente al mundo se lograrían entender.
Los norteamericanos habrían aceptado que China no se volvería democrática, y, esta, no trataría de que los países que comerciaban con ella fuesen influenciados por el marxismo, por lo menos eso se pretendía.
La espectacular productividad de la industria, el desarrollo de los medios de comunicación partiendo de Internet y las redes sociales, y el crecimiento del comercio, harían que a la larga el beneficio llegara por fin a los pobres.
Nadie se acordaba ya las dos grandes crisis del siglo XX, la Primera y Segunda Guerras Mundiales y sus horribles secuelas de destrucción de la infraestructura de Europa y, sobre todo, la miseria y sufrimiento que causaron a decenas de millones de personas, con la muerte de sesenta millones de inocentes seres humanos.
Las grandes diferencias entre el comunismo y el capitalismo parecían haberse acabado con la globalización de los mercados. Parecía que la democracia podría continuar expandiéndose y los derechos humanos serían reconocidos por todo el mundo, y, los países se volvían muy interdependientes económicamente hablando.
Y si bien, la sociedad del siglo XXI aún seguía llena de problemas, la creciente prosperidad de un sector llenaba la atmosfera de un optimismo sin precedentes que se respiraba en todos los continentes a finales del siglo XX. Existía, pues, una visión optimista de que el mundo estaba avanzando para mejorar; pero lamentablemente no fue así, el proceso de la globalización ya no progresa y la economía mundial se está ralentizando, han surgido toda clase de movimientos contra la globalización. Las empresas de occidente se han retirado de Rusia y comienzan a dar pasos para atrás en China y esta a mostrarse hostil contra los Estados Unidos por las restricciones que pone a sus importaciones. Como consecuencia de ello, la economía mundial parece estar dividiéndose en una occidental y en otra China, debido a que a las rivalidades económicas se le han mezclado rivalidades políticas e ideológicas y, por ello, hasta las cadenas de suministros se ven amenazadas por la incertidumbre política.
Ahora, nos hemos dado cuenta de que la conducta humana en las altas esferas de los gobiernos del mundo obedece no solo a imperativos políticos o económicos, sino también a motivaciones más profundas, tal parece ser el caso del autócrata presidente Putin de Rusia, quien aparte de desear ser temido, también quería ser respetado y hasta apreciado. No sucedió así, y al no tenérsele en cuenta, su odio a Occidente (ya existente antes por haber este causado la humillación de la disolución de la Unión Soviética) ha aumentado, en especial cuando ofreció que Rusia podría permanecer a la OTAN y fue rechazado, con cosas tan despectivas como que, sería meter el zorro el gallinero. Putin con la invasión a Ucrania ahora quiere para Rusia un papel protagónico en la historia mundial y al parecer lo está logrando.
China y los países con religión del islam (y ahora también Rusia), rechazan el sistema de vida norteamericano y de Europa central, señalando que Occidente en forma arrogante trata de imponer su sistema democrático al mundo, y que, para ello usa la globalización con su sistema de mercado, su publicidad, su sociedad de hiperconsumo. Tampoco lo aceptan por considerarlo muy materialista, así mismo manifiestan que sus costumbres son excesivamente liberales y su sistema de valores muy individualista e inconformista. Además, señalan que, el exceso de libertad de prensa genera desorden y, finalmente, rechazan las ideas de igualdad de la mujer, de género, de orientación sexual, de los derechos LGBTQ, ya que, no lo aceptan ni su religión ni sus costumbres. Incluso responsabilizan a Occidente por el narcotráfico existente y su ascenso.
Visto así ya no solo la economía no parece estar convergiendo sino divergiendo, al igual que las costumbres. A lo anterior se suma el grave problema de que las religiones protestantes y sus pastores desean adquirir poder político (de hecho, ya lo tienen) En Estados Unidos Donald Trump se apoyó en ellos para triunfar en las elecciones del 2016, lo mismo ha sucedido en Latinoamérica, y eso choca con algunos aspectos de la democracia existente y las libertades adquiridas.
Antes parecía que las democracias eran estables y los regímenes autoritarios se acabarían con el tiempo, ahora hay desilusión, porque las democracias no han resuelto muchos de los problemas existentes, en especial la pobreza extrema y, en cambio, han permitido el enriquecimiento de unos pocos millonarios en cientos de miles de millones de dólares, incluso, en el periodo de estos dos últimos años donde debido a la pandemia viral, el 99% de la gente vio disminuir sus ingresos. A lo anterior se suma el exceso de burocracia privilegiada a que da lugar la democracia y a la corrupción demostrada que la acompaña desde sus inicios en la Grecia antigua.
El peor golpe dado a la democracia se lo propinó Donald Trump, un ególatra y autócrata presidente de los Estados Unidos. Habiendo perdido las elecciones ante Joe Biden, declara que se las robaron, que hubo sinvergüenzada, y, más de 50 millones de sus partidarios republicanos le creen. El 6 de enero del 2020, incita a una masa enardecida de fanáticos, que él llamó a una concentración (el día en que el Congreso de ese país reconocía al nuevo presidente), para que asalten el Congreso, lo que hacen sin que él como presidente llame al ejército para que la controle. El asombro y la decepción del mundo son terribles, no podían creer lo que se oía y veía. La democracia más respetada, estaba en entredicho y, lo peor, eso desprestigiaba y debilitaba este sistema político a nivel mundial. De hecho, persiste el temor de que los norteamericanos, cansados por los problemas tenidos por los demócratas en el periodo presidencial (2020-2024) de Joe Biden, muy bajo en las encuestas de popularidad debido entre otras cosas a la desastrosa partida del ejército de Afganistán, la falta de presupuesto para cumplir con las promesas de campaña y la alta inflación que afecta los bolsillos de los estadounidenses, vuelvan a elegir a Trump, terminando así de destruir la democracia en los Estados Unidos y los acuerdos hechos con la OTAN y el resto del mundo.
Recordamos cómo en diciembre del 2020, el optimismo reinante, recibió una ruda y horrible sacudida, debido a la aparición de una pandemia viral, que a abril del 2022, ha causado la muerte a 6 millones de personas y contagiado a más de 500 millones, amenazando al mundo entero, sanitaria, social y económicamente con una debacle y contribuyendo a la aparición o agravar, la crisis existencial contemporánea de incertidumbre, ansiedad, temor y tristeza que millones de personas sufren en todo el mundo.
Como ya señalamos, el autócrata presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien debe ser un admirador del filósofo Thomas Hobbes, el cual consideraba que el autoritarismo y el absolutismo son la única forma de gobierno que garantiza el orden, ante el temor de que su vecino Ucrania se alíe con la OTAN, pero sobre todo temeroso del ejemplo que una Ucrania democrática puede darle a su país, invade primero la península de Crimea sin qué Ucrania o la OTAN reaccionen y, siguiendo una línea ya acostumbrada, como hizo con Chechenia y Georgia, en marzo 2022, le declara la guerra a Ucrania con una invasión aterradora que está destruyendo toda la infraestructura de ese país y asesinando con bombardeos por aire y tierra a miles de personas inocentes. Ahora Putin, con su rigidez totalitaria y al causar tal destrucción hace correcta la famosa frase de Hobbes: «Lupus est homo homini» («El hombre es un lobo para el hombre»).
Los efectos negativos de dicha guerra repercuten en el mundo entero. Se eleva rápidamente el valor de la gasolina, el gas y el carbón, el valor de los granos (maíz y arroz) que produce el granero que era Ucrania, se encarece el transporte, la inflación mundial se dispara, comienza una guerra cibernética de hackers a favor y en contra de Rusia, lo cual pone el peligro al resto de las redes de los negocios ya sea de tipo bancarios, sanitarios, militares y muchos otros más. Finalmente se inicia una escalada para militarizar a los Estados Unidos y los países de la OTAN, lo mismo a Rusia y China, en detrimento de gastos en salud o para disminuir la pobreza.
Ahora no solo el sufrido pueblo de Ucrania, sino todo el orbe se lamenta: qué mala suerte, no hemos salido de la pandemia viral mundial, que a ratos parece cobrar nueva vida, y sufriendo aún las consecuencias de esta, tenemos que cargar con los problemas que la guerra en Ucrania nos causa.
Las personas se preguntan: ¿cuándo terminará la pandemia viral? ¿Por qué la guerra? ¿Que nos va a pasar? ¿Cómo enfrento los problemas que están apareciendo? ¿Cuál es el futuro mío y sobre todo de mis hijos? ¿Habrá trabajo para ellos? ¿Continuaré trabajando virtualmente o volveré al trabajo presencial? ¿Cómo nos van a afectar los grandes cambios tecnológicos, incluyendo a Internet y sus redes sociales, sumado a ello el uso creciente de inteligencia artificial en el trabajo? ¿Estará asegurada mi pensión? ¿Los trabajos serán permanentes o transitorios?, ¿presenciales o virtuales o ambos?, ¿parciales o a tiempo completo? ¿Se podrá frenar la violencia criminal que nos afecta? ¿Cuánto durara la guerra y sus consecuencias? ¿Se podrá controlar esta pandemia viral?
A lo anterior se suman los problemas del narcotráfico que afectan a el mundo, dando lugar a una gran cantidad de crímenes provocados en diferentes países por jóvenes sicarios de edad entre 15 y 10 años, a quienes nos les importa matar ni que los maten, todo ello por asuntos de drogas. Y, para finalizar, la gente teme que un holocausto nuclear borre de la faz de la Tierra a la especie humana.
Es así como millones de personas en todo el mundo están llenas de dudas, pesimismo y profundos cuestionamientos acerca de los actos y decisiones que deben tomar en su existencia. Esta crisis, aunque debería afectar más al pobre, en realidad afecta a ricos y pobres, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, de sociedades democráticas o de dictaduras de personas o partidos. Pero como ya hemos visto, el ser humano es gregario por naturaleza y no puede vivir sino es en sociedad, surge por eso, a la vez, una serie de interrogantes sobre si la crisis afecta ya no solo a personas, sino a una parte importante de la sociedad contemporánea como conjunto.
La crisis existencial se refiere al periodo en la vida de una persona, caracterizado por grandes cuestionamientos acerca de la razón de vivir y actuar en relación, a las experiencias y problemas que en un momento dado está sufriendo o pasando y lo tienen angustiado. Pero en estos últimos tiempos, esta ansiedad es generada no solo por lo que le sucede a él, sino por lo que él ve está sucediendo y sufriendo la sociedad que lo rodea, lo cual se suma o precipita su crisis existencial. Nadie es frío ante el conocimiento de que millones de pequeños negocios han quebrado durante la pandemia viral, y peor, si uno trabaja o depende de alguno de esos. Aparte de que la economía de cada uno y de todos los países se ha visto afectada y eso causa problemas a todos. A lo anterior se agregan las secuelas serias en la salud que han quedado a los contaminados con el virus, y, a los millones de trabajadores de la salud que atendieron a enfermos graves en las unidades de cuidados intensivos, con gran riesgo para ellos y sus familias, y el terrible trauma emocional de ver morirse a miles de ellos sin poderlos ayudar. Ya, Soren Kierkegaard (1813-1818) señalaba:
El hombre, como individuo se plantea el problema del misterio de la existencia, a través del cual pretende comprender la realidad del mundo en que vive, al encontrarlo problemático eso lo afecta emocionalmente por el temor al futuro desconocido en época de crisis y que él cree no va a lograr superar.
Por supuesto no todas las personas sufren este tipo de crisis, pero quienes la experimentan pueden padecerla durante semanas, o meses o años. Ahora bien, como seres humanos tendemos muchas veces a culpar a otras personas de nuestros problemas, y la realidad es que, siempre estaremos buscando una respuesta mejor a la que existe. Jean Paul Sartre, uno de los filósofos del existencialismo de la década de los 40 del siglo pasado dice, «todo lo que hacemos parte de una decisión personal y, por consiguiente, somos completamente responsables por nuestro estado».
Uno de los problemas de la sociedad es que, la gente se angustia porque habiendo puesto su fe en la ciencia, «creen» que esta tardó mucho en producir una vacuna, y aún no se ha producido un medicamento curativo o preventivo. No se acuerda que antes el tiempo para producir una vacuna era de varios años y ahora se produjo en menos de un año. Pero en todo caso, la ciencia no tiene respuesta para todos los problemas humanos.
A lo anterior se agregan los otros peligros que se ciernen sobre la Tierra con el cambio climático generado en primer lugar por los cambios cíclicos de la naturaleza en ese sentido, como son las erupciones volcánicas, agravado ahora con la deforestación de bosques y selvas, la contaminación de ríos y mares, la emisión de gases procedentes de la combustión de motores, causando el efecto invernadero, con calentamiento de los mares y los trastornos secundarios a la fauna marina y a los seres humanos.
La sobrepoblación, es indudablemente otro problema serio. Hay ya 7,500 millones de personas, que claman por tener derecho a los recursos mínimos para poder sobrevivir, en el campo alimentario, educativo, de trabajo y hasta de diversión; las estadísticas señalan que por lo menos cuatro mil millones de esos seres humanos viven en la pobreza.
Nuestra especie ha destruido por diferentes causas a cientos de otras especies de animales, y en la actualidad estamos acabando con la fauna marina, en especial por la pesca indiscriminada de tiburones, ballenas, el bacalao, el salmón y muchas otras más. Al talar bosques y selvas para usar esos espacios para áreas de cultivo, carreteras, y la ampliación o fundación de pueblos y ciudades, aumentamos el problema de la muerte de muchos animales silvestres y el calentamiento global.
Jamás pensamos que en el siglo XXI se podría producir una guerra entre dos países como Rusia y Ucrania y menos con el ensañamiento y la maldad vista al presente.
Una pregunta que la gente se hace es, si las diversas democracias de Europa y la de Estados Unidos, Canadá, Australia, etc., serán capaces de enfrentar unidas al absolutismo ruso o el comunismo de China. Lo anterior, cuando se aprecia la división político militar que parece estar surgiendo entre Rusia y China, además, de Corea del Norte-Vietnam-Cuba-Nicaragua-Venezuela, por un lado; contra los Estados Unidos, Canadá, Australia y la Europa de la OTAN. La duda para los países pobres se debe a que han visto cómo el humanismo de esos pueblos ha sido enterrado ya sea por el culto al Estado o bajo el culto al mercado, la pregunta es: ¿qué pasara?
Por lo menos en cuanto a política, en Latinoamérica la gente ha perdido la confianza en los políticos de los partidos tradicionales debido a los actos de corrupción que la prensa da descubierto entre muchos de los gobernantes y la empresa privada, e incluso entre el narcotráfico y las autoridades de diversos niveles del gobierno. Lo anterior debilita a la democracia, amén de que la globalización de la economía y de los capitales y la apertura mundial de mercado, al dejar a una parte de la población latinoamericana en la pobreza causa disgusto y rechazo. Ya los países no parecen confiar en los economistas, ni el Fondo Monetario Mundial ni el Banco Mundial, que ha sido los que han fomentado lo anterior.
No existe una institución supranacional que nos garantice la paz mundial, las Naciones Unidas (ONU) lo son solo de nombre no de hecho, su organismo de salud la OMS, no fue capaz de organizar adecuadamente al mundo para combatir la pandemia viral, nunca tuvo la suficiente autoridad para ello. Se vio cómo los países ricos cada uno jaló por su lado. Tenemos en este momento que, mientras en los Estados Unidos, Canadá, los países de Europa Central y nórdicos, su población esta vacunada en un 70% o más, en África apenas un 10% ha recibido la vacuna. Además, en pleno siglo XXI varios países están llenos de violencia y hasta terrorismo sin que la ONU los haya podido ayudar. Lo mismo sucedió ahora cuando las Naciones Unidas no pudo lograr un acuerdo para impedir la invasión a Ucrania por Rusia.
Y ni qué decir sobre la generalización del narcotráfico, la «peste social» del presente. Los Estados Unidos, padre de las estadísticas, nos relata la muerte de cientos de miles de personas ahí, aparte de la violencia que generan, y hay el temor bien fundado de que esté destruyendo la juventud de ello y de otros países. Y todo esto sin que las autoridades de salud como al FDA de Estados Unidos intervinieran a tiempo ya que permitieron la venta de productos adictivos por años.
Cuando pensábamos que Internet y sus redes sociales que habían convertido el mundo en una aldea de comunicación, resolverían el problema de la información mundial haciéndola asequible y dando lugar a una comunicación veraz para todos, no ha sucedido así. Para comenzar, han influenciado más a la población aumentado el consumismo desenfrenado. Nos encontramos pues, ahora inmersos en una sociedad de desinformación. Las redes sociales, manipuladas por el partido republicano desprestigiaron a Hillary Clinton en las elecciones del año 2016 para presidente de los Estados Unidos y como resultado fue electo por dicho partido Donald Trump.
Las noticias falsas están de moda y trastornan la forma en que los jóvenes ven al mundo. Incluso han servido para «reclutar» a algunos fanáticos creyentes del islam para los grupos establecidos de Al Queda, y otros más, que pretenden imponer por la fuerza (yihad) sus creencias y modo de vida. Otros grupos de religiosos protestantes cristianos están ahora participando en política y hacen adeptos por este medio, con el fin de influenciar las votaciones a favor de determinado candidato y así adquirir poder político más el religioso.
Preocupa que Putin dice que no parara la guerra que él ha iniciado por considerarla «justa» hasta liberar ciertas regiones de Ucrania, él piensa que al final, en Europa los consumidores no aguantarán el sacrificio económico (de comprar a mayor precio el gas y el petróleo de otros países), y no dejaran de consumir el gas y petróleo ruso, y esto será considerado por encima del sacrificio que el pueblo de Ucrania hace para enfrentar a los rusos, con lo cual se debilitan más los valores morales que dice tener la democracia. Por otro lado, China cree firmemente que para el 2050 ella será la primera potencia militar y económica del mundo y que, por ello, dictará los pasos a seguir a las democracias. Sin embargo, para finales de abril del 2022 está sufriendo de la pandemia viral con sus consecuencias económicas, la cual señalaba haber evitado y que, antes, azotó al resto del mundo.
El pueblo de Ucrania nos está dando un enorme ejemplo de valor, de amor por su tierra y por la dignidad humana, al preferir soportar una injusta guerra y morir que perder la libertad. Ese logro moral debe ser una fuente de inspiración para el mundo occidental.
Así pues, la crisis existencial afecta la libertad y responsabilidad de cada uno para tomar decisiones y afectan a la personalidad (emociones). Martin Heidegger afirmaba:
El ser humano no nace como un individuo apartado del resto del mundo, sino que ya desde el principio posee una dimensión social, pues la existencia humana viene marcada precisamente por la coexistencia con otras personas. Continuamente nos vemos obligados a encarar un más que incierto futuro, tomando decisiones sin saber exactamente qué consecuencias tendrán, de ahí que nuestra existencia se vea continuamente asediada por la culpa y la ansiedad.
En Costa Rica, hemos visto como la pandemia viral y sus restricciones y temores han causado tensión y ansiedad entre la población, ejemplo de esto es que se han visto triplicados los enfrentamientos entre estudiantes de colegios, dejando heridos de cierta gravedad, y los problemas mentales han aumentado importantemente según relatan las autoridades de salud, algo que parece ser universal.
El lector tal vez coincidirá conmigo sin ser pesimista, pero sí honestos, en que nuestra sociedad contemporánea, con todos sus sobresaltos y presiones ya enumerados, provoca que muchos de los seres humanos que la componen sufran individualmente o como conjunto de la crisis existencial ya señalada.
Pese al pesimismo expresado anteriormente sobre la impredecibilidad de nuestro futuro, la verdad es que nuestro mundo ha estado en grave crisis y al borde del desaliento en más de una oportunidad; tenemos el ejemplo de haber podido superar dos guerras mundiales y nos levantamos mejor y más desarrollados. Lo anterior pone en evidencia que, gracias a nuestra bien demostrada capacidad de lucha, a nuestra inteligencia y creatividad, sí logramos que en los políticos y dirigentes mundiales prive la razón sobre la pasión, es posible que los humanos logremos sobreponernos a la actual crisis y salgamos adelante.
Para que apareciera el Homo sapiens en la Tierra, fue necesario que se dieran una serie de condiciones casi improbables, aunado a dificultades que fue necesario superar; por ello, es factible que en el universo solo haya seres inteligentes en nuestro planeta. Somos una especie extraña en peligro de extinción, pero tenemos la esperanza de que eso no suceda jamás.