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Etiqueta: polinización

EDITORIAL UCR PUBLICÓ LIBRO SOBRE ABEJAS TICAS

En Costa Rica existen 700 especies de abejas, responsables de la polinización en los ecosistemas silvestres, la agricultura y los jardines domésticos. Debido a acciones humanas su existencia están en la categoría de especies amenazadas. En la foto aparece una abeja del género Euglossa, que poliniza algunas orquídeas. Foto Pedro Murillo, UCR.

La seguridad alimentaria y los ecosistemas dependen de la polinización de las abejas

Autoría: Eduardo Muñoz Sequeira (Vicerrectoría de Acción Social)

Aunque existen muchos temores infundados sobre el peligro de las abejas, la realidad es que de los centenares de especies que se conocen en el territorio costarricense solamente una es potencialmente peligrosa por su aguijón.

Como otros agentes polinizadores, las abejas son responsables de la polinización de gran cantidad de alimentos que llegan a la mesa del país. A pesar de su importancia en los ecosistemas, las especies están amenazadas por la industrialización en la agricultura, el uso masivo de insecticidas y agroquímicos, la desaparición de gran cantidad de plantas necesarias para su subsistencia y el cambio climático, entre otras razones.

La condición de riesgo que se cierne sobre las abejas ha hecho que organizaciones internacionales hayan advertido que la desaparición de esta especie incidirá en la seguridad alimentaria. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) más de un centenar de cultivos proporciona el 90% de la cadena de alimentos en 146 países, y de éstos el 71% son polinizados por abejas, los que los ubica como los polinizadores más importantes del planeta.

Según el Dr. Jorge Lobo Segura, investigador de la Escuela de Biología, en Costa Rica pese al discurso conservacionista existe poca discusión sobre el declive de los polinizadores, y no se impulsa una agenda ambiental para su protección.

Para contribuir a las pocas iniciativas existentes sobre este tema, dicha unidad académica publicó el libro Abejas de Costa Rica, como parte del proyecto de Acción Social denominado “Divulgación sobre la diversidad, importancia y conservación de las abejas nativas de Costa Rica” (ED-3322), una obra que describe la biología básica de las abejas, su diversidad y su contribución a la conservación de los ecosistemas y los sistemas agroproductivos.

El libro es una obra colectiva,dirigida a personas que no tienen conocimientos sobre entomología, es decir, el estudio de los insectos. Tampoco se propone incentivar la apicultura, que se refiere a su crianza para la producción miel. Más bien, el objetivo es que cualquier persona interesada aprenda sobre la diversidad de las abejas en el país, su interacción con las flores y cómo crear entornos desde cada hogar para su conservación.

PROYECTO NACIONAL

De acuerdo con el Dr. Lobo el primer paso para el diseño de una estrategia nacional para la conservación de las abejas es que más personas se sumen a este trabajo. En ese sentido, el proyecto ED-3322 no solo contempló la producción del libro, sino una serie de charlas y capacitaciones en varias regiones del país.

Desde el año 2016, la Escuela de Biología de la UCR imparte el curso “Abejas tropicales”, cuyos profesorado fue parte de la producción de este libro, lo que ha permitido la recopilación de materiales auxiliares, los que se unen a iniciativas de otras universidades públicas.

Inicialmente, el ED-3322 propuso una serie de charlas dirigidas a estudiantes, funcionarios públicos, y público en general, que serían canalizadas mediante los programas de educación ambiental del Ministerio de Educación Pública (MEP) y sistema nacional de Áreas de Conservación.

El contenido de estas charlas sería, básicamente, el que sería expuesto en el libro, ampliando su radio de difusión y promoviendo su lectura en escuelas, colegios, bibliotecas públicas y medios virtuales.

Previo a la pandemia, entre los años 2018 y 2019, en el área norte de Guanacaste, en el cantón de La Cruz, con el apoyo del MEP se impartieron talleres a docentes de primaria y secundaria. Estos fueron organizados con el apoyo del Área de Conservación Guanacaste, entidad del MINAE. “Estos talleres tenían la meta de mejorar su formación en Ciencias. Una de esas actividades fue con escolares de sexto grado, en el Parque Nacional Guanacaste, antiguo Parque Nacional Santa Rosa”, explicó Lobo.

En Santa Cruz, con la participación de la UNED, se hizo otra actividad; y dos más en el Parque Nacional Diriá, se hizo entrega del libro impreso, continuó Lobo.

Con la Municipalidad de Santa Ana se dictaron talleres a agricultores de la zona, como parte del programa de seguridad alimentaria de ese gobierno local. Y por otra parte, se incluyó a guías turísticos que aprendieron sobre el tema en la Escuela de Biología, en la UCR.

Sobre este último grupo, enfatizó Lobo, es uno de los que más interesa porque hay que incluir este tema en su trabajo, ir más allá de solo de la observación de aves y conocer las especies vegetales; esto haría un cambio importante.

Lamentablemente, debido a las limitaciones sanitarias impuestas por las autoridades sanitarias las demás actividades presenciales fueron suspendidas, y la distribución se está haciendo por medios virtuales, explicó el biólogo. Además, los desafíos por una mejor conectividad y los retos que implica para algunas personas ha incidido en una mayor difusión del trabajo logrado.

NUEVA ETAPA

El libro “parte de la idea propuesta por el biólogo Daniel Jansen de que hay que volver a alfabetizar a la gente con el tema biológico, antes que hablar de educación biológica”, afirmó el Dr. Lobo.

Para el coautor de la publicación, en la actualidad las personas se han desarraigado de los entornos naturales, y para impulsar una verdadera política de protección ambiental el primer paso es que se reconozcan como parte de los ecosistemas y de su protección.

Hoy la naturaleza le genera miedo a las personas, porque la gente piensa que las abejas solo pican, lo que es una construcción mediática a la que ha contribuido la industria cinematográfica y los medios de comunicación. Además, el sistema educativo ha fallado, se le da mucha importancia a algunas áreas; pero lo artístico, lo literario y lo biológico es muy memorístico, pero los estudiantes no aprenden a ver la naturaleza con un sentido de curiosidad”.

El libro “Abejas de Costa Rica” surgió de la necesidad de tener una publicación con alta calidad en contenidos e imágenes. Para el científico, esta combinación de textos e imágenes es un medio eficaz de formación sobre el tema, ya que las personas aprenden a reconocer sobre algunas de las 700 especies de abejas que sobrevuelan en territorio nacional, y sobre la alimentación, nidificación y reproducción de las mismas en su vecindario.

Por su parte, el Dr. Gordon Frankie, de la Universidad de Berkeley, en California, quien es una autoridad mundial en el campo de la ecología de las abejas y la polinización, recomendó la edición, en un formato similar al publicado por él referido a las abejas en el estado de California, Estados Unidos.

La segunda fase de este proyecto de divulgación será precisamente de la mano del Dr. Frankie, también coautor de esta obra de la Editorial UCR. La edición en idioma inglés pasará por una revisión y se contextualizará a lectores de otras regiones del mundo.

El Dr. Lobo espera que este libro sea de utilidad para todas los centros educativos de Costa Rica y por ello su versión digital está disponible de manera gratuita en el portal web de la Librería UCR, en el siguiente enlace.

 

Información tomada de https://accionsocial.ucr.ac.cr/noticias/editorial-ucr-publico-libro-sobre-abejas-ticas

Nuevos insecticidas y una eventual gran extinción de las especies

Freddy Pacheco

Jugando a exterminadores, empresas productoras de insecticidas, «afinaron» su puntería hacia los euros y desarrollaron unos químicos tóxicos capaces de bloquear las transmisiones nerviosas de los cerebros de los insectos. Creados para arrasar con las plagas de insectos chupadores, altamente dañinos para la agricultura, como son los hemípteros que se chupan la savia de múltiples tejidos vegetales, que además transmiten enfermedades causadas por bacterias y virus.

 En vista de que los insectos dañinos provocan millonarias pérdidas en el cultivo de pastos, algodón, granos, leguminosas, papas, arroz, frutales y verduras, desde hace años las compañías fabricantes de pesticidas sabían que la síntesis de insecticidas específicos para tratar las plagas de esos hemípteros, les harían subir significativamente sus acciones en las bolsas de valores: ¡Y lo lograron!

Con los insecticidas IMIDACLOPRID, THIAMETHOXAM (TMX) ya CLOTHIANIDIN, que son capaces de penetrar el cerebro de los insectos, causándoles la muerte. Empresas principalmente chinas y alemanas como Bayer, desde entonces, han visto muy aumentadas sus ganancias, pero a un costo ambiental, que como veremos, es inconmensurable.

Luego de un debate que parecía no terminar, en pro y en contra de su uso,   alrededor de la hipótesis de que la brutal caída en las poblaciones de abejas inicialmente en Europa, era provocada por el uso de esos insecticidas NEONICOTINOIDES, aún después de más de un millar de estudios científicos, persistían dudas sobre tales resultados. 

Pero, al fin, investigaciones realizadas en Escocia, en las universidades hermanas de Dundee y St. Andrews, han confirmado que los niveles de insecticidas neonicotinoides, causan tanto el deterioro de las células cerebrales de los abejorros, como el consiguiente bajo rendimiento de las colonias de abejas (https://phys.org/news/2015-02-neonicotinoid-insecticides-impair-bee-brains.html).

Los resultados de tal proyecto publicados en la revista anotada, demuestran por primera vez que aún las trazas de los tóxicos encontradas en el néctar y el polen de las plantas, son suficientes para dañar el cerebro de las productoras de miel.

En resumen, los resultados mostraron que a niveles muy bajos esos tóxicos provocaron una reducción del 55% en el número de abejas vivas, una reducción del 71% en las células de cría sanas y una reducción del 57% en la masa total de abejas por colmena. ¡Toda una catástrofe!

  Las consecuencias son mayores si, más allá de la producción de miel, recordamos que el 90% de las plantas silvestres y el 75% de los alimentos cultivados, dependen de la polinización. Por ello, no solo se afecta «uno u otro» ecosistema, sino que se amenaza con limitar un sector primordial de la economía mundial, regional y local, al afectar el fundamental abastecimiento de alimentos necesarios para la supervivencia del Homo sapiens y otras especies

Así que, más determinantes habrán de ser las prohibiciones que permitan mañana, no pasado mañana, ir mitigando los efectos persistentes de tan potentes pesticidas. Esa es nuestra tarea, suya y mía, amigo lector.

Iret y Cinat de la UNA hacen llamado vehemente a la protección de las abejas

En el Día Mundial de las Abejas, decretado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y a celebrarse el 20 de mayo, el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (Iret-UNA), y el Centro de Investigación de Apícolas Tropicales (Cinat-UNA), hacen un llamado vehemente para garantizar la protección de las abejas y del ambiente a través de una petición primordial: “PROHIBIR EL FIPRONIL Y LOS NEONICOTINOIDES, debido al daño e impacto sobre las poblaciones de abejas y la biodiversidad en los ecosistemas”.

Costa Rica es un país que goza de una gran diversidad biológica la cual representa el 6 % de la diversidad mundial; donde el grupo de los polinizadores (insectos, aves, murciélagos) juegan un rol muy importante en su conservación. Dentro del grupo de los insectos, las abejas constituyen un enlace primordial en la polinización de plantas silvestres y plantas cultivadas, que por coevolución brindan alimento y refugio a las abejas, mientras que éstas realizan el trabajo de la polinización. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indica que aproximadamente el 80% de las especies de plantas con flor son polinizadas por animales, especialmente insectos. Las abejas son los polinizadores más importantes, visitan cerca del 90% de los 107 tipos de cultivos a nivel global. Además, 87 cultivos de importancia para la alimentación en el mundo requieren de los servicios de la polinización.

Costa Rica cuenta con más de 650 especies de abejas, de ellas 58 son especies de abejas nativas sin aguijón (Apidae, Meliponini). A estas últimas se les considera fundamentales en la conservación de la diversidad de plantas autóctonas en los ecosistemas del trópico, y junto con las otras especies de abejas brindan su valioso servicio ecosistémico para la producción de muchos cultivos de interés en la seguridad alimentaria y en el orden económico, tales como aguacate, chayote, café, tomate, melón, sandía, entre muchos otros.

Sin embargo, a nivel mundial se ha venido reportando una declinación de las poblaciones de abejas, al punto que no existe registro entre el 2006 y 2015, de un 25% de las 20.000 especies conocidas, en relación con el número de especies contadas antes de la década de 1990. Dentro de las principales razones a las cuales se atribuye esta reducción, se mencionan la deforestación, extensión de la frontera agrícola, el uso de pesticidas, el cambio climático y enfermedades.

El modelo de producción agrícola tradicional implica el uso de fertilizantes sintéticos y también productos químicos para el control de plagas y enfermedades. Se ha demostrado que las abejas melíferas (Apis mellifera) y abejas nativas son vulnerables a los productos químicos utilizados en el manejo sanitario de los cultivos, ya que se exponen a ellos mientras realizan sus vuelos en búsqueda de alimento. Esto conlleva a una serie de problemas fisiológicos, por ejemplo, pérdida de la orientación para regresar a su colmena, el aprendizaje y la comunicación, afectación en el desarrollo de las colonias, el sistema inmunológico se ve afectado negativamente y esto provoca una mayor probabilidad de adquirir enfermedades.

Dentro de los productos químicos utilizados en la agricultura, los insecticidas son de especial atención, particularmente los neonicotinoides (imidacloprid-tiametoxam-tiodicarb-clotianidina) y el fipronil, los cuales han sido estudiados en su afectación sobre las abejas, éstos actúan sobre el sistema nervioso central provocando su muerte en dosis altas y en dosis subletales alteran su comportamiento y aprendizaje. Por otra parte, son catalogados como plaguicidas altamente peligrosos (HHP por sus siglas en inglés) por ser altamente tóxicos para las abejas. Los neonicotinoides actúan de forma sistémica, esto quiere decir que una vez que son absorbidos por la planta, se trasladan a través de ella por medio del sistema vascular hasta llegar a los tallos, hojas, flores, nectarios extraflorales; así como al polen, néctar y fluidos de gutación; lo cual facilita la presencia de sus residuos en la colonia (por ejemplo, en los productos de la colmena como miel, polen y cera). Al mismo tiempo, estos plaguicidas representan una amenaza ambiental al permanecer por largo tiempo en el suelo y ser muy solubles en agua, afectando la diversidad en ecosistemas terrestres y acuáticos. De igual manera, el fipronil actúa de forma sistémica, tiene una persistencia de extrema a mediana en el suelo; y aunque tiene baja solubilidad en el agua, ha demostrado ser altamente tóxico para invertebrados acuáticos. Al uso de fipronil se atribuye la intoxicación masiva de abejas melíferas en Francia en la década de los 90´s debido a su bioacumulación También se ha demostrado que es altamente tóxico para las abejas sin aguijón.

En 2018 los estados miembros de la Unión Europea acordaron prohibir el uso al aire libre de tres pesticidas neonicotinoides (clotianidina, imidacloprid y tiametoxam), tras las advertencias de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que concluyó a través del estudio de la evidencia científica, sobre sus riesgos para las abejas, tanto silvestres como las abejas melíferas. De igual manera, en diciembre de 2013 la Unión Europea acordó prohibir la utilización del pesticida fipronil para el tratamiento de semillas de maíz y de girasol, a raíz de una propuesta de la Comisión Europea por el riesgo grave del insecticida para la población de abejas.

La mortalidad de abejas en Costa Rica en los últimos años ha sido manifiesta y preocupante, no sólo por el valor que representa a nivel del servicio ecosistémico que brindan las abejas, sino también por la repercusión en el sector apícola nacional. Según la Cámara Nacional de Fomento a la Apicultura, entre 2010 y 2020 se perdieron 2.200 colmenas sólo en la zona de Los Santos; y en el año 2020 se registraron aproximadamente 30 eventos de intoxicación masiva de abejas. Uno de los casos de intoxicación de abejas documentada más recordado en nuestro país, se dio en la zona de Esparza, Puntarenas, afectando a más de 2 millones de abejas a causa del insecticida fipronil, según lo confirmó el Servicio de Salud Animal (SENASA).

Considerando los preocupantes efectos que tienen estos plaguicidas sobre las poblaciones de abejas y por tanto su negativa afectación en la polinización y diversidad de plantas y cultivos en general, es que en el Día mundial de las abejas, decretado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y a celebrarse el 20 de mayo, hacemos un llamado vehemente para garantizar la protección de las abejas y del ambiente a través de una petición primordial: “PROHIBIR EL FIPRONIL Y LOS NEONICOTINOIDES, debido al daño e impacto sobre las poblaciones de abejas y la biodiversidad en los ecosistemas”.

Actualmente, la Universidad Nacional a través de un esfuerzo conjunto entre el Iret y el Cinat, realiza un estudio para caracterizar el uso de plaguicidas en cultivos que requieren la presencia de colmenas de Apis mellifera para su polinización, así como la exposición ambiental y los efectos tóxicos que puedan sufrir abejas melíferas y abejas nativas sin aguijón ante esos insecticidas. Sin embargo, consideramos que ya se cuenta con evidencias valoradas y asumidas por otros países pertenecientes a la OCDE, para tomar medidas en cuanto a este grupo de sustancias.

Solicitamos al Servicio Fitosanitario del Estado, Ministerio de Salud y Ministerio de Ambiente y Energía, como autoridades encargadas de los registros de agroquímicos en Costa Rica y por tanto directamente relacionados con la regulación de plaguicidas de uso en la agricultura; atender nuestra petición en apoyo a la protección de la principal protagonista en la relación ecológica de la polinización, sin la cual se compromete la seguridad alimentaria en el país y en el mundo.

**Para más información comuníquese a la Oficina de Comunicación al 8998-2182.

 

UNAComunica
Oficina Comunicación UNA

UCR: Investigadores analizarán el impacto de la polinización en las áreas protegidas y en la agricultura

  • En la actividad participarán científicos de países latinoamericanos y de España

Inauguración del Mariposario con fines de investigación
Esta semana se reúnen en la UCR investigadores de América Latina y de España para analizar el impacto de la polinización en las áreas naturales protegidas y en la agricultura (foto del Archivo ODI).

Investigadores que conforman la Red Internacional de Servicios Ecosistémicos de Polinización y Dispersión en Áreas Naturales Protegidas analizarán los avances científicos en este campo en un simposio que se realizará en Costa Rica el 18 y 19 de julio.

El encuentro tendrá lugar de 8:00 a. m. a 5:00 p. m. en el auditorio de la Unidad de Conocimiento Agroalimentario (Ucagro) de la Facultad de Ciencias Agroalimentarias de la Universidad de Costa Rica, y estará abierto a la participación de funcionarios públicos, productores agrícolas y pequeños campesinos.

Un servicio ecosistémico de polinización se refiere a que las áreas protegidas naturales conservan las poblaciones de animales, incluidos los insectos que son los encargados de polinizar las flores del bosque. Estas especies a la vez polinizan los cultivos agrícolas de importancia económica y alimentaria. Por ejemplo, en Costa Rica, las plantaciones de aguacate y mora, entre otras, son producto de este proceso.

Eric Fuchs, profesor e investigador de la Escuela de Biología y organizador del encuentro, indicó que la Red de científicos internacionales se dedica a evaluar la importancia de los servicios que diferentes animales prestan a los ecosistemas y los beneficios para el mantenimiento y regeneración de las áreas naturales protegidas.

Asimismo, con esta iniciativa los investigadores pretenden estimar el impacto de los servicios de polinización y dispersión de semillas provisto por las áreas naturales protegidas a la agricultura.

Investigadores de la UCR y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) impulsan este proyecto en varias áreas naturales protegidas de Argentina, Brasil, Costa Rica, España, Honduras y México, como parques nacionales y reservas. Estas áreas son sitios fundamentales para la conservación de la biodiversidad y para la productividad de los agroecosistemas.

Fuchs agregó que con el trabajo de la Red se trata de generar bases de datos de acceso público con información sobre la identidad de las especies de plantas silvestres, cultivadas y manejadas, sus polinizadores y dispersores y su dependencia de la polinización realizada por diversos animales.

 

Patricia Blanco Picado

Periodista, Oficina de Divulgación e Información.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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