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Etiqueta: progreso social

Recortes suicidas

Greivin Hernández González*

El recorte de los recursos para programas sociales ejecutado por la Administración Chaves Robles, adornado con la cansona justificación de que no alcanza la plata, no es más que la continuidad de una política entronizada en los jerarcas y mandos medios del Ministerio de Hacienda por décadas. Han elegido ésta como su ruta predilecta para cumplir, e incluso superar, las metas fiscales; muy a pesar de la sobrevivencia de los que menos tienen, y negando la posibilidad de progreso social a las generaciones jóvenes y vulnerables, veamos los números.

Según reportes del propio Ministerio de Hacienda:

“A marzo (de 2024) se registró un balance primario positivo, comportamiento que se ha mantenido durante los dos años de esta Administración. Los ingresos y el gasto primario se ubicaron en 4,0% y 3,2% del PIB, respectivamente, lo que generó un superávit primario de 0,7% del PIB. Este balance primario superó en ¢121.854 millones (0,2% del PIB 2024) la meta indicativa acordada con el FMI (mínimo de ¢230.000 millones). Alcanzó ¢351.854 millones, lo que le convierte en el tercero más alto de los últimos 19 años en millones de colones.” (resaltado nuestro) (ver CP 43 del 14/05/2024)

Sin embargo, tan sólo unas semanas antes, el 22 de abril el mismo Ministerio de Hacienda le decía a la Sala IV que no tiene los ₡62.131 millones que le recortó al Fondo de Desarrollo y Asignaciones Familiares (FODESAF, el patrimonio que conforma la principal fuente de financiamiento de los programas sociales del país). Pues si a mayo de este 2024 ya se ha identificado que hay recursos para cumplir con los compromisos, el ministro de Hacienda bien podría rectificar ante la Sala IV, y más importante aún ante las personas que están urgidas de estos recursos.

En otros términos, Hacienda se niega a trasladar ₡62 mil millones al FODESAF durante 2024, a sabiendas que le queda un superávit libre de todo compromiso de ₡122 mil millones. Sea por cinismo o ignorancia, a pesar de que este superávit primario no comprometido que bien podríamos llamar “sobrante” es cercano al doble de los recursos adeudados al FODESAF, el ministro a.i. de Hacienda, Luis Antonio Molina Chacón, se atreve a decirle a la Sala IV ¿O acaso mentirle? Manifestando que:

“Desafortunadamente, y a pesar de todos los esfuerzos que se han venido realizando para ir saliendo de la grave crisis fiscal que ha venido padeciendo nuestro país desde hace ya bastantes años, y que fue producto de manejos irresponsables o inadecuados, nos hemos encontrado con la simple, dura e incontrovertible realidad de que los recursos económicos con los que actualmente se cuenta son insuficientes para satisfacer todas las demandas y obligaciones que la normativa legal exige.” MH-DM-OF-0512-2024

Llamamos “sobrante” al monto que supera el superávit fiscal primario, lo acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para acceder a los recursos del préstamo de servicio ampliado de financiamiento (SAF). Cabe recordar, que tanto la Administración Alvarado-Quesada en 2022, como la Chaves-Robles en 2023, acordaron un nivel de superávit fiscal primario (el que no toma en cuenta la carga financiera), con el FMI, cuyo monto al final fue superado, pero incumplieron la obligación legal de transferir los recursos del Presupuesto Nacional al FODESAF y otros programas sociales.

Para 2022 las cifras son más cínicas, Hacienda afirmó que “cumplió con la meta pactada con el FMI, el balance primario en millones de colones se registró por encima en ₡640.392 millones de la meta evaluativa acordada” (resaltado nuestro) (CP 10 / 7 de febrero 2023), el sobrante es casi 15 veces superior a lo no trasladado al FODESAF ₡44.000 millones.

Mientras que en 2023, Hacienda comunicó que “cumplió con holgura la meta de superávit primario pactada con el FMI al cierre del 2023, el balance primario en millones de colones se registró por encima en ₡120.712 millones de lo acordado” (resaltado nuestro) (CP 09/ 14 de febrero, 2024). Ese mismo año, al FODESAF se le dejaron de transferir ₡49.000 millones, menos de la mitad del sobrante.

Es probable que estos recursos tuvieran un uso alterno loable, la aceleración en la amortización de la deuda pública, a una velocidad superior a la necesaria y validada con el FMI, lo cual parece ser el objetivo único y supremo de las autoridades hacendarias. Con ello olvidan el sacrificio humano que representa recortar el presupuesto de comedores escolares; acceso a salud; pensiones no contributivas para adultos mayores en pobreza; cuido a menores, a personas con dependencia y adultos mayores en pobreza; becas educativas; entre otros. De igual forma, esta tendencia está hipotecando el futuro de las nuevas generaciones del país, el desplome de un 40% fondos para becas en lo que va de la presente década, generó que más de 140 mil estudiantes perdieran el apoyo en tres años, y coincidió con una reducción del 5,7% en la matrícula de primaria y secundaria entre 2021 y 2024.

Como decía, la práctica del Ministerio de Hacienda de no trasladar, e incluso quitarle, recursos propios a los programas sociales no es nueva, sólo va cambiando de jerarca y justificación, a pesar de las leyes y los fallos de la Sala IV. Es por ello por lo que la deuda estatal con los programas sociales no para de crecer, Hacienda le adeuda al FODESAF más de 1.7 miles de millones de colones, y a la Caja Costarricense del Seguro Social poco menos que cuatro billones de colones.

Y como si esto no fuese suficiente, las normas de ejecución presupuestaria impuestas por la Asamblea Legislativa de 2018 a 2022, en conjunto con la entrada en vigor de la Ley 9524 (Fortalecimiento del control presupuestario de los órganos desconcentrados del Gobierno Central), hicieron que recursos superavitarios del FODESAF pasaran a las arcas del Gobierno Central. Con lo que Hacienda puede recuperar y apropiarse de recursos que ya le había trasladado al FODESAF, tanto impuestos como la contribución del 5% sobre las planillas.

Cabe recordar, que los recursos superavitarios del FODESAF generalmente se represupuestaban para aumentar la cobertura y monto de los beneficios, como se realizó en 2019 cuando se amplió la cobertura y monto de las pensiones no contributivas y otros programas sociales. La realidad actual es que los montos de algunos beneficios sociales se han reducido, y las coberturas de programas sociales clave también. Es por ello por lo que la inversión social ha tocado fondo en 2024, representando sólo 9,7% del PIB, luego de haber subido al 12% en 2020.

Una pregunta relevante es si los montos adeudados a los programas sociales harían alguna diferencia significativa, la respuesta es un rotundo sí. Investigaciones recientes (Cantú et al., 2024) señalan que sería posible reducir la pobreza extrema al 2,5% (desde el 6,4% actual), lo que representa aliviar el hambre de decenas de miles de costarricenses que hoy no logran adquirir ni siquiera los bienes de la canasta básica alimentaria.

La gran promesa de las autoridades hacendarias es que una vez que “las finanzas públicas estén sanas”, trasladarán los recursos que por ley les compete a los programas sociales, sin embargo, varias razones hacen dudar de ello. Primero, por el lado de los ingresos fiscales se viene registrando una caída en los niveles de recaudación, la carga tributaria tocó techo en 2022 y no hay propuestas para cerrar portillos a la evasión, elusión, o de creación de nuevos impuestos. Segundo, relacionado con lo anterior, la última medición de las exoneraciones y la elusión (gasto tributario), señalan que está aumentando, luego de haber experimentado fuertes reducciones producto de la reforma fiscal de 2018. Tercero, por el lado del gasto, el Ministerio de Hacienda proyecta reducirlo en los próximos años de manera que pase a representar dos puntos porcentuales menos con respecto al Producto Interno Bruto (de 18% a 16%).

A falta de movimientos sociales, parece que sólo la presión de la Asamblea Legislativa podría hacer que Hacienda cambie su postura, ahora, adicionalmente la Procuraduría General de la República ha respaldado el criterio de los diputados en torno a la obligación de trasladar todos los recursos al FODESAF.

El Estado costarricense tiene una gran deuda en materia social, la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ubica al país entre los que menos recursos dedica a inversión social, ver Figura 1. Por su parte, tanto el Banco Mundial como el FMI, han reconocido los esfuerzos del país por reducir filtraciones, exclusiones, costos y aumento de eficiencia de los programas sociales, con herramientas como el Sistema Nacional de Información y Registro Único de Beneficiarios del Estado (Sinirube), el Sistema Único de Pago de Recursos Sociales (SUPRES), articular programas y reducir su dispersión.

A lo anterior, es posible agregar una multiplicidad de evaluaciones de entes como FLACSO, PNUD y UCR, que han destacado que los programas sociales costarricenses cumplen con sus objetivos, y contribuyen a que las personas salgan de la pobreza logrando su independencia económica.

El ministro de Hacienda y el presidente de la República justifican los recortes usando la figura del padre que pide un sacrificio a su familia para amortizar sus deudas, lo que no dicen es que está amortizando más rápido de lo que el banco exige, y que el sacrificio que pide a la familia consiste en comer menos de lo necesario y sacar a los niños de la escuela, condenándolos a la desnutrición y el analfabetismo. El anteponer resultados macroeconómicos ambiciosos, llevando el ajuste fiscal más allá de lo recomendado por organismos como el FMI, es un sinsentido económico cuando la moneda de pago es el aumento en la cantidad de excluidos de las oportunidades para una mejor calidad de vida, y la condena de los niños y jóvenes a un círculo de pobreza, desesperanza y violencia que sólo crece y crece. Las decisiones que ha realizado y plantear realizar la Administración Chaves Robles son, en definitiva, recortes suicidas.

  • Exdirector de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares, exdirector a.i. del Sistema Nacional de Información y Registro Único de Beneficiarios del Estado (Sinirube).

Ir a Informe especial / La pobreza de la política de combate a la pobreza

Índice de Desarrollo Social 2023 – MIDEPLAN

El Índice de Desarrollo Social (IDS) es una medida que evalúa el bienestar y progreso de una sociedad en diversos aspectos, como la salud, la educación, lo económico, la seguridad y participación electoral. El IDS es importante por varias razones:

  • Medición del progreso social: El IDS proporciona una evaluación integral del desarrollo social en Costa Rica, lo que permite a los responsables políticos y a la sociedad en general comprender mejor el estado actual y las tendencias del bienestar social en el país.
  • Guía para políticas públicas: Con base en el IDS, se pueden identificar áreas de mejora y diseñar políticas públicas más efectivas y focalizadas para abordar los problemas sociales prioritarios, como la pobreza, la desigualdad, la salud pública y la educación.
  • Atracción de inversión y turismo: Un alto nivel de desarrollo social puede ser atractivo para inversores y turistas, ya que indica un entorno favorable para la calidad de vida y el bienestar general de la población. Esto puede impulsar el crecimiento económico sostenible y la prosperidad a largo plazo.
  • Bienestar de la población: El IDS no sólo se trata de números y estadísticas, sino que también refleja la calidad de vida de las personas. Un alto IDS implica mejores condiciones de vida, acceso a servicios básicos, oportunidades de educación y empleo, y una sociedad más inclusiva y equitativa en general.

En este reporte se presentan los resultados del cálculo del IDS 2023, donde se exploran los cambios del 2023 en comparación con el 2017, cuando se realizó el estudio anterior. 

Tomando en cuenta los indicadores que se utilizan para el cálculo del IDS, se llegaron a las siguientes conclusiones para los distritos:

  • Distritos clasificados igual: 308 (63,8%) repiten quintil.
  • Distritos suben de quintil:   92 (19,0%) mejoran la condición de quintil.
  • Distritos bajan de quintil: 83 (17,2%) desmejoran la condición de quintil.

También para el caso de los distritos se calcularon las áreas con mayot y menor desarrollo relativo, y se obtuvieron las siguientes conclusiones:

  • Mayor Desarrollo Relativo (123 distritos): Cerca del 70% de los distritos se ubican en las provincias de San José y Heredia. 
  • Nivel Medio (182): Cerca del 75% de los distritos se encuentran en las provincias de Alajuela, San José y Cartago.
  • Nivel Bajo (127): Encabezada por los distritos de Guanacaste, seguidas por Puntarenas y San José, en donde se ubican la mayor cantidad de distritos.
  • Nivel Muy Bajo (58): Liderada por la provincia de Limón, seguida por Puntarenas y Alajuela.

Para el caso de los cantones se obtuvieron las siguientes conclusiones generales:

  • Heredia con alto nivel de desarrollo social. 
  • Guanacaste, Puntarenas y Limón  con brechas de desarrollo. 
  • Alajuela heterogénea. 
  • Correlaciones positivas al desarrollo.
  • Condiciones socioeconómicas no varían. 
  • Heterogeneidad en el desarrollo cantonal. Necesidad de considerar PEN en futuros planes regionales.
  • Persistencia de desigualdades regionales. 

El reporte lo puede ver a detalle en el siguiente PDF.

Las cooperativas impulsan el progreso social y productivo de la sociedad

Conmemoración de la Semana del Cooperativismo 2024

Vivian Rodríguez Araya
Líder Movimiento Cooperativo

22 abril, 2024

El movimiento cooperativo es un propulsor de oportunidades reales de impacto económico y social, su auténtica contribución en la generación de esenciales beneficios para la productividad y la creación de empleos dignos, son gracias a que las cooperativas son constituidas bajo los más significativos valores de ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad, modelo asociativo que sigue siendo hoy honesto, efectivo y garante de resultados visibles hacia la responsabilidad del bien social y productivo.

Es satisfactorio observar el crecimiento que ha tenido la constitución de nuevas cooperativas a lo largo y ancho de Costa Rica, proyectos productivos y servicios de innovación que representan un impacto legítimo de las empresas cooperativas, así como la evolución de insignes cooperativas que hoy son un ejemplo autentico del modelo asociativo cooperativo dentro y fuera del país. El impulso político de leyes que promueven hoy la reducción de personas necesarias para constituir cooperativas viene a estimular el avance progresivo en la creación de más empresas cooperativas, siendo un aliciente para la economía de las personas y la productividad del país.

Uno de los desafíos y retos en la esfera social y económica sigue siendo reducir las brechas de la desigualdad, el desempleo, la pobreza y la discriminación, no obstante, el modelo empresarial cooperativo concibe incrementar la real participación del liderazgo de hombres y mujeres en las que buscan dar respuestas a sus necesidades en las esferas sociales y económicas. Hoy el cooperativismo visibiliza y apoya a las mujeres dentro del movimiento cooperativo, creyendo en el valor de las cooperativas como impulsoras de la equidad.

La posibilidad de independencia económica y de cooperación en el ejercicio colectivo que ofrecen las cooperativas beneficia a las mujeres y a toda la comunidad en general, de modo que estas acciones logran transformar la capacidad colectiva y trascender en las generaciones futuras.

La niñez y la juventud, resurgiendo como agentes de cambio que alimentados de la doctrina cooperativa serán los nuevos líderes encomendados de difundir y fomentar los extraordinarios valores y principios del modelo empresarial cooperativo, para promover el bienestar social y mejoramiento de las condiciones de vida propia, la de sus familias y de la sociedad.

UCR aporta en la construcción de una Costa Rica independiente e inclusiva

En el marco de la conmemoración de la independencia de Costa Rica, algunos miembros de la comunidad universitaria de la Universidad de Costa Rica (UCR) reflexionaron sobre los aportes que esta institución ha hecho al país y al mundo entero, en particular aquellos que contribuyen en la construcción de vida independiente en nuestro país.

Entre estas apreciaciones existe una visión común: la universidad como institución de reflexión, crítica y desarrollo del conocimiento. Así lo resume el rector de la UCR, Dr. Henning Jensen, quien afirma que la universidad es una de las instituciones más antiguas y estables de la cultura occidental.

«Mediante el cultivo del conocimiento, su desarrollo y transmisión, la universidad ha contribuido al progreso social, económico y cultural de manera incalculable. Como institución formadora de profesionales, la universidad ha promovido en todo el mundo la movilidad social, estimulado el progreso productivo y cimentado el desarrollo de la identidad nacional, factores decisivos de progreso y de paz«, expresó el Rector.

En la opinión de la historiadora Rina Cáceres, quien además es coordinadora de la Cátedra de Estudios de África y el Caribe de la UCR, la conmemoración de la independencia no fue igual para todas las personas. El proyecto hegemónico de blanqueamiento dejó un legado de homogenización y excluyó a los pueblos originarios.

«Un país multiétnico y pluricultural, como se define ahora la República de Costa Rica, debe incorporar la diversidad cultural de los pueblos que la habitan. A casi dos siglos de la firma de la independencia, la UCR ha hecho grandes esfuerzos por promover la reflexión y el debate sobre estos retos pendientes, y se ha empeñado en abrir espacios para promover la inclusión«, afirmó.

Uno de estos esfuerzos se visibiliza en el aumento en la matrícula de estudiantes de territorios indígenas de todo el país, que en dos años aumentó diez veces pasando de 12 en el 2015 a 120 en el 2017. Estos resultados se alcanzaron gracias a estrategias de trabajo directo con estas poblaciones, como el apoyo académico en estudios secundarios, el reforzamiento de la relación entre la universidad y las comunidades, y la asesoría y el acompañamiento en el proceso de admisión y en la permanencia universitaria.

La equidad en el acceso a la educación superior también se manifiesta en la posibilidad de que jóvenes con discapacidades cognitivas tengan un espacio en el seno de la UCR. Hace ocho años se creó el Programa de Inclusión de Personas con Discapacidad Cognitiva a la Educación Superior (PROIN), una respuesta para el cumplimiento de los derechos de todas las personas con discapacidad. En el semestre en curso, 121 estudiantes con esta condición llevan cursos con PROIN.

«La universidad se convierte en pionera y, hasta la fecha, es la única instancia de educación superior publica a nivel latinoamericano que da un lugar intrauniversitario a la población con discapacidad cognitiva, con la oportunidad de elegir cursos libres de formación académicos con independencia en su participación«, indicó la M.Sc. Mildred García, coordinadora de esta programa.

La regionalización es otra manera de ver el accionar universitario por la democratización del conocimiento. Así lo ve el Dr. Razziel Acevedo, director de la Sede de Guanacaste, quien afirma que los vínculos entre la universidad y la sociedad en las regiones alejadas de la capital suelen ser más intensos y dinámicos.

«Los aportes en investigación, acción social y docencia han permitido un rescate cultural muy grande, que suma en la consolidación de la identidad costarricense, y permite que más jóvenes tengan oportunidad de formarse en carreras innovadoras«, argumentó.

Algunas de esas carreras son: Bachillerato en Gestión Integral del Recurso Hídrico, en la Sede de Occidente; Ingeniería en Desarrollo Sostenible, en la Sede del Pacífico; o la Licenciatura en Marina Civil, en la Sede del Caribe, entre otras.

 

Caterina Elizondo Lucci

Periodista, Rectoría, UCR

Información generada desde la Rectoría, UCR.

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La riqueza del país no solo se mide con el PIB

Salvatore Coppola Finegan.

Historiador y Lingüista.

 

Como país debemos de empezar a discutir la instauración de alternativas más variadas para medir el progreso, complementarias a la herrumbrada, muy limitada medición del PIB. Implementar un cambio casi que imperceptible -unas cuantas preguntas subjetivas sobre el bienestar en algún estudio estadístico como el Censo Nacional de Población- representaría un avance significativo en la realidad nacional.

Sería significativo para la política pública. Al complementar la gran cantidad de datos objetivos que proveen estudios estadísticos de este tipo, los tomadores de decisiones podrán identificar y analizar asociaciones entre el bienestar subjetivo de los ciudadanos y sus experiencias, y factores objetivos como actividad económica, educación, salud, identidad, lugar de residencia e ingresos, entre muchos otros. De este análisis surgirá información del impacto real de las condiciones sociales, económicas, culturales y físicas, con la cual se podrá trabajar para formar prioridades de política pública. Al no contar con estas medidas, el gobierno depende desproporcionalmente de las opiniones subjetivas de una marcada minoría: sus ministros y técnicos nombrados muchas veces políticamente. Ellos suponen que ya saben lo que le importa a la gente, en un marco estrictamente económico, y a los votantes no nos queda más que esperar que sea así; a pesar de que el país haya acordado cambiar esto en varios encuentros de las Naciones Unidas, como el Rio+20 por ejemplo.

Sería significativo para la democracia. A través del tiempo, podremos todos evaluar la efectividad de las políticas de gobierno en términos que realmente importan a la gente: es decir, el impacto de las mismas en nuestras experiencias personales. En teoría la finalidad de las políticas de cada administración es mejorar la calidad de vida; sin embargo, a falta de indicadores de bienestar, resulta difícil evaluarlas en estos términos. Medir el bienestar facilitará esta evaluación no solo para el gobierno, sino también para los partidos de oposición y los ciudadanos en general al dotarnos con una herramienta poderosa para justificar nuestras exigencias.

Lograr este avance nos ayudará a cambiar de opinión sobre lo que constituye realmente el progreso social, dejando atrás la discusión puramente económica, hacia algo más integral y humano: con el ser humano como medida principal, no el dólar. Una discusión sobre lo que realmente importa a la gente no sirve solo para crear políticas individuales o proyectos de ley sino que sirve para enmarcar el debate político en general. Si el crecimiento económico no fuera el fin de todo nuestro quehacer, nos resultaría más fácil ocuparnos del cambio climático y otros retos ambientales. Por consiguiente, enmarcar el debate en estos términos es crucial no solo para el bienestar del país durante los próximos cuatro años, sino también para el bienestar del planeta que dejaremos a nuestros nietos. ¿Cuál candidato presidencial marcará la pauta en este sentido, proponiendo algo verdaderamente digno del siglo 21?

 

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