Los caballos donados al Instituto Clodomiro Picado alcanzaron el punto más alto en la generación de anticuerpos
Estas son las bolsas de plasma equino antes de iniciar el proceso de purificación.
Después de tres meses de inmunización, los caballos que fueron donados al Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (UCR) alcanzaron su punto máximo en la generación de anticuerpos contra el SARS-CoV-2.
Como resultado, los científicos procedieron a realizar una sangría industrial el viernes 3 de julio, y el lunes 6 del mismo mes se inició el procesamiento del plasma para producir una formulación de anticuerpos equinos contra el COVID-19.
“Durante el proceso de inmunización se monitoreó la respuesta de anticuerpos específicos en los caballos. Cuando determinamos que estos llegaron al punto máximo, decidimos que era el momento para hacer la sangría industrial. La sangre fue fraccionada para obtener el plasma, a partir del cual se purificarán los anticuerpos. El resto, la parte celular, fue retornada a cada caballo para evitar que desarrollen cuadros de anemia. En todo momento, a los caballos se les estuvo vigilando muy de cerca su estado de salud, que tuvieran suficiente pasto en los potreros, alimento de buena calidad y tratándolos siempre con mucha calma”, enfatizó el Dr. Mauricio Arguedas Gómez, médico veterinario del ICP-UCR.
A los caballos se les realizaron cuatro inmunizaciones con combinaciones diferentes de proteínas del SARS-CoV-2, que no dañan la salud de los equinos.
Luego, se les midió la cantidad de anticuerpos contra las proteínas virales, mediante una prueba que el mismo ICP-UCR diseñó, la cual es conocida como ELISA (ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas).
Finalmente, se les extrajo entre ocho y nueve litros de plasma a cada caballo, para reunir un total cercano a los 50 L de plasma.
“Entre las proteínas seleccionadas para realizar la inmunización está la proteína S1, que es la proteína viral que se une al receptor celular. También las proteínas E y M, como un constructo recombinante, y la proteína de nucleocápside N”, afirmó el Dr. Guillermo León, coordinador de la División Industrial del ICP-UCR.
El científico indicó que la proteína de nucleocápside N, aunque es un antígeno interno del virus, es contra la cual el plasma de las personas convalecientes contiene más anticuerpos. Por eso, también se usó como inmunógeno (sustancia capaz de inducir una respuesta inmune).
La Universidad de Costa Rica comunicará de manera oportuna cuando se tenga el primer lote de la formulación.
Jenniffer Jiménez Córdoba Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Respirador no requiere de energía eléctrica para funcionar y posee una máscara de aislamiento incorporada
Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.
Médicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) ya tienen listo el primer modelo de ventilación no invasivo, y con máscara de aislamiento incorporada, que permitirá tratar a pacientes con COVID-19. La innovación cuenta con todas las pruebas preclínicas superadas exitosamente y los parámetros de seguridad comprobados.
El dispositivo lleva por nombre Fluxus Mask y hora, lo que sigue, es encontrar apoyo financiero y la autorización final del Ministerio de Salud para su producción en masa.
En esta ocasión, las mentes maestras detrás de la innovación son el Dr. Jean Carlo Segura Aparicio y la Dra. Lizbeth Salazar Sánchez, de la Escuela de Medicina de la UCR; así como el Dr. Olman Coronado García, terapista respiratorio de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Además, se contó con el apoyo de Miguel Imbach Bartol y Pablo González Lucas, quienes colaboraron desde la empresa privada.
Fluxus Mask es un esfuerzo adicional de la UCR liderado por la Escuela de Medicina, distinto al proyecto “Respira UCR” y al de la Facultad de Ingeniería que en este momento trabajan en otros modelos de respiradores. En total, la UCR desarrolla cuatro modelos diferentes.
El equipo consta de cinco componentes principales. Entre ellos, una máscara de aislamiento, válvulas, un sistema de conductos y filtros biológicos. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.
Importantes ventajas
La innovación posee cuatro importantes cualidades que posibilitará su uso en centros médicos y ambulancias, así como en áreas rurales del país en donde hay un visible aumento de casos por COVID-19. Por ejemplo, la Zona Norte.
De acuerdo con el Dr. Jean Carlo Segura, la primera ventaja es que el mecanismo no depende de la energía eléctrica para funcionar. Segundo, no se requiere intubar al paciente. Tercero, al poseer una máscara de aislamiento para la persona enferma, el personal sanitario reduce significativamente el riesgo de contagiarse al momento de brindar la atención.
Por último, está el bajo costo de producción. Según lo explicó el Dr. Segura, tan solo un respirador tradicional tiene un precio aproximado a los $10 000 dólares (o a veces más por la alta demanda en la actual pandemia). Algo muy distinto a Fluxus Mask, cuyo costo de producción es hasta cinco veces menor ($2 000 dólares).
“El dispositivo superó de manera satisfactoria todas las pruebas preclínicas y está en capacidad de proporcionar soporte ventilatorio a los enfermos con COVID-19 en los primeros tres niveles de la enfermedad señalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS): leve, moderado y grave. El mecanismo permite aumentar la capacidad pulmonar y mejorar el intercambio gaseoso. Además, tiene filtros biológicos que evitan la propagación del virus causante del COVID-19”, manifestó el Dr. Segura.
La idea fundamental del mecanismo es evitar que el paciente llegue a un estado crítico que requiera de intubación en una unidad de cuidados intensivos. Esto no solo beneficiaría al paciente hacia una rápida recuperación, sino que también liberaría recursos para atender a otros enfermos y disminuiría los costos de atención que incurre la CCSS.
Además, el mecanismo fue pensado con una clara ventaja: los suministros médicos requeridos para su elaboración, como los filtros, las válvulas o los tubos, están ampliamente disponibles en Costa Rica. Por lo tanto, en el país se puede realizar todo el ensamblaje y no depender de insumos extranjeros.
“En este momento tenemos un aumento importante de personas contagiadas con COVID-19 y el dispositivo podría necesitarse, principalmente, en las zonas rurales. Por eso se propuso un equipo sencillo de fácil transporte”, indicó la Dra. Lizbeth Salazar Sánchez, directora de la Escuela de Medicina de la UCR e integrante del proyecto.
El soporte ventilatorio se adapta a todas las instalaciones de oxígeno hospitalarias de la CCSS y a las unidades de traslado, sin necesitar espacio adicional para su instalación. De igual forma, el equipo puede ser ajustado para dar nebulización a pacientes asmáticos que tienen COVID-19.
Actualmente, no es recomendable nebulizar a los pacientes con asma infectados por el SARS-CoV-2 porque pueden exponer a las personas de su alrededor a un mayor contagio. Con el recurso se podría brindar dicho tratamiento sin ningún peligro.
El Dr. Segura explica el funcionamiento del ventilador no invasivo
¿Cómo nace?
El origen de Fluxus Mask se inspira de una práctica particular: el buceo. Miguel Imbach Bartol, representante de la empresa privada Lucas ElectroHidráulica que colaboró con la UCR para la generación de la iniciativa, explicó que el artefacto funciona como una segunda tapa de buceo modificada.
La lógica es sencilla. El equipo de buceo usa un cilindro de aire comprimido, cuyo elemento sale con fuerza cuando se abre la válvula. La innovación de la UCR lo que hace es usar ese mismo principio, pero lo adapta a una presión “respirable” para pacientes con dificultades respiratorias a fin de evitar el colapso en los pulmones.
¿La fuente de poder? De carácter neumático y mecánico; es decir, solo necesita del mismo oxígeno para hacer funcionar el mecanismo.
“Cuando vimos lo que estaba pasando en Italia, yo le dije a Pablo, dueño de la empresa, que hiciéramos algo. Nos pusimos a trabajar y llamamos primero al Dr. Olman Coronado García, quien nos puso en contacto con el Dr. Segura para poder activar algo que tuviera sentido. Entonces, pensamos en un equipo fácil de construir, de bajo costo, muy robusto y confiable. Partimos de herramientas que ya se utilizaban para seres humanos y eso hace que uno tenga trabajo adelantado”, indicó Imbach.
El dispositivo permite administrarle al paciente oxígeno de dos formas: flujo continuo o bajo demanda. En este último caso, con tan solo un mínimo esfuerzo que el paciente haga para respirar, ya el soporte ventilatorio le dará el oxígeno que necesita a fin de fortalecer sus pulmones.
“Solo imagine, por ejemplo, que llega un sospechoso de COVID-19. Usted nada más le pone la máscara y sabe que no está infectando a nadie y, al mismo tiempo,
se le está dando el tratamiento que necesita. Es un aislamiento portátil inmediato”, agregó Imbach.
El equipo también sirve como un ambú (respirador manual) en caso de que así lo decida el personal médico. Otra fortaleza es su fácil esterilización, lo que permite usarlo nuevamente en otros pacientes. Lo único que se debe cambiar, como es usual en otros equipos médicos, son los filtros y las válvulas.
“Esto es un aporte a largo plazo. Cuando concluya la pandemia, el respirador va a quedar en los hospitales y va a funcionar por muchos años más. No es algo que posteriormente se vaya a desechar, sino que brindará un apoyo sostenido en el tiempo”, dijo el Dr. Segura.
La idea fundamental del mecanismo es evitar que el paciente llegue a un estado crítico que requiera de intubación.
Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.
Riguroso proceso
Para convertir en realidad esta dispositivo, el equipo de la UCR junto con la empresa privada trabajaron por casi cuatro meses hasta tener el primer prototipo.
Posteriormente, el soporte ventilatorio fue probado bajo estrictos estándares la calidad. El primer paso fue comprobar la capacidad de ventilación asistida en simuladores humanos. En este caso, la evaluación fue en la Sección de Integración Médica de la UCR y dio como resultado el cumplimiento satisfactorio de los requerimientos exigidos para un soporte de este tipo.
Seguidamente, se realizaron mediciones de seguridad ventilatoria y de calibración. En este aspecto participó ANCA Médica, empresa costarricense especialista en dispositivos médicos, la cual dictaminó un alto nivel de precisión.
“En una reunión que tuvimos con Gabriel Infante y Flor Navas, ambos del Ministerio de Salud, nos indicaron que el dispositivo es clase dos. En otras palabras, no hay riesgo para el paciente”, aseveró el Dr. Segura.
Beneficio regional
El Dr. Segura resaltó que este esfuerzo adicional de la UCR es de acceso libre. Asimismo, enfatizó que el equipo innovador de la Universidad está dispuesto a visitar hospitales rurales que requieran el dispositivo, con el propósito de fortalecer su respuesta de atención.
“El dejar este dispositivo a disposición de que cualquier interesado pueda fabricarlo si tiene los insumos es muy positivo. En esta situación como la que estamos viviendo lo primordial es compartir el conocimiento para salir adelante”, mencionó el Dr. Segura.
Para la Dra. Salazar, en medio de la emergencia nacional, el desarrollo de este equipo es una alentadora esperanza ante un pandemia que se podría prolongar.
“Nuestros docentes son los que están en la primera línea atendiendo a los pacientes con COVID-19 y eso nos da una noción de los pacientes que están llegando. La Escuela de Medicina de la UCR tiene las buenas prácticas de investigación en salud humana. Eso es muy importante, porque nosotros en el área clínica estamos inscritos como investigadores en el Ministerio de Salud. Por esa razón, estamos en la mejor disposición de colaborar con los hospitales públicos del país”, dijo la Dra. Salazar.
Si usted desea colaborar con el financiamiento de este proyecto, se puede contactar directamente con el Dr. Jean Carlo Segura Aparicio al teléfono: 2511-5910 o al correo jean.seguraaparicio@ucr.ac.cr
Jenniffer Jiménez Córdoba Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Así avanza el Instituto Clodomiro Picado de la UCR
El Conicit donó 35 millones de colones para comprar una proteína que permitirá inmunizar a los caballos y así no depender por completo de donadores humanos
Imagen del ICP-UCR con fines ilustrativos. Foto: Anel Kenjekeeva.
El Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) buscarán una alternativa para no depender por completo de donadores humanos, recuperados de la enfermedad del COVID-19, para obtener anticuerpos y producir un medicamento contra la enfermedad.
¿El motivo? La donación de 35 millones de colones dada por el Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit) a la UCR, el cual permitirá comprar varias proteínas del virus SARS-CoV-2.
Varias proteínas virales se usarán para inmunizar a seis caballos donados a la UCR y así obtener los anticuerpos equinos. Esta labor se hará sin dejar de lado el procesamiento del plasma de donadores humanos, quienes superaron exitosamente la infección por COVID-19.
¿Cómo se logrará?
El método consiste en lo siguiente: algunas de las proteínas del nuevo coronavirus se inyectan repetidamente al caballo y, en tres meses, el animal habrá producido una buena cantidad de anticuerpos con capacidad de neutralizar el virus.
Posteriormente, los científicos extraen la sangre y separan las células sanguíneas de su parte líquida, llamada plasma sanguíneo, el cual contiene los anticuepos.
Luego, los anticuerpos equinos anti-SARS-COV-2 se purifican y, por último, se usan para preparar el medicamento que es un líquido inyectable colocado en un frasco de vidrio o vial.
“Justamente, aprovechando la experiencia del ICP-UCR, se propone una tercera línea de acción para el país que permita obtener anticuerpos neutralizantes equinos, y así no depender de donadores humanos de plasma. Este esfuerzo tan esperanzador, de las manos del Dr. Guillermo León, del Dr. Alberto Alape y de su grupo de investigadores, podría poner en un lapso de tres meses alrededor de 600 dosis de inmunoglobulinas neutralizantes equinas”, agregó la Dra. Giselle Tamayo Castillo, quien preside el Conicit.
Vea de manera gráfica el proceso
Mayor cantidad
De acuerdo con el Dr. Alberto Alape Girón, director del ICP-UCR, mediante la inmunización de caballos se podría aumentar considerablemente la cantidad de medicamento disponible y obtener mayores ventajas si se compara con los donadores humanos.
Por ejemplo, para obtener un máximo de 50 viales contra el COVID-19, se requiere que 25 personas donen, aproximadamente, un litro de plasma cada una en diferentes momentos de extracción. Para que el fármaco logre funcionar, necesita que cada frasco o vial tenga un mínimo de 50 ml de solución de inmunoglobulinas humanas. Una cantidad muy diferente si se obtienen esos mismos anticuerpos de un caballo.
“De un solo caballo se pueden extraer 100 viales de 10 ml cada uno, con un mejor rendimiento en cuanto a su potencia neutralizante, en comparación con el producto que se genera a partir del plasma humano. Lo que se planea hacer es generar dos combinaciones distintas, de las proteínas del SARS-COV-2, para inmunizar a los caballos y luego analizar cuál de las dos estrategias permite obtener anticuerpos con una mejor potencia para neutralizar la efectividad del virus”, explicó el Dr. Alape.
En el comunicado de prensa emitido por el Conicit, la Dra. Tamayo comentó que la FDA emitió recientemente una invitación para evaluar el uso de plasma y de inmunoglobulinas purificadas para el tratamiento de enfermos de COVID-19. Según la información proporcionada por el Conicit, los reportes que llegan de China son altamente esperanzadores, a pesar de que la prueba clínica involucró grupos pequeños.
Otro país con resultados alentadores ha sido Corea del Sur. El 7 de abril del 2020, el Hospital Severance informó que dos pacientes críticos se recuperaron completamente de la infección por COVID-19, después de recibir una terapia de plasma convaleciente. Dicho hospital incluso publicó un artículo científico que se puede consultar aquí: https://jkms.org/DOIx.php?id=10.3346/jkms.2020.35.e149
“El papel del ICP-UCR sería simplemente procesar el plasma, tanto de pacientes recuperados del COVID-19 que logre ser recolectado por los Bancos de Sangre de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), como del plasma que vayamos a obtener de los caballos. El medicamento será enviado a la CCSS como una formulación inyectable de inmunogobulinas purificadas y concentradas. El resultado que se busca es una mejora en el pronóstico de los pacientes que lleguen a requerir internamiento. Ese resultado será evaluado por personal de salud calificado de la CCSS”, informó Guillermo León Montero, coordinador de la División Industrial del ICP-UCR.
La donación fue anunciada por el Conicit el jueves 16 de marzo y se proyecta que la compra se dé en las próximas semanas.
Jenniffer Jiménez Córdoba Periodista, Oficina de Divulgación e Información Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/
El Laboratorio de Docencia en Cirugía y Cáncer de la UCR tiene sala de recuperación, camas y una central de monitoreo
La Universidad de Costa Rica (UCR), mediante su Laboratorio de Docencia en Cirugía y Cáncer (DCLab), pone a disposición del Gobierno toda una compleja infraestructura médica que podrá ser utilizada para atender a pacientes con COVID-19.
El DCLab-UCR es el primer y único espacio en la región centroamericana destinado al estudio y desarrollo de técnicas enfocadas al diagnóstico temprano del cáncer, así como al entrenamiento de cirugías mínimamente invasivas, que le dan la posibilidad al paciente de disminuir de manera significativa el tiempo de su recuperación.
Hoy, la situación ocasionada por la pandemia genera un cambio de visión, por lo que la UCR decidió ofrecer dicho espacio para sumar fuerzas contra la batalla del COVID-19. Dicha iniciativa fue enviada el 1° de abril al ministro de Salud, el Dr. Daniel Salas Peraza; así como al presidente ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Dr. Román Macaya Hayes.
“Con esta propuesta adicional, que someto a consideración de las autoridades, la Universidad de Costa Rica quiere seguir contribuyendo a solucionar el problema de salud pública que enfrentamos”, enfatizó el Dr. Henning Jensen Pennington, rector de la UCR.
Si bien, el edificio aún no ha sido utilizado para la atención de pacientes, la infraestructura cuenta con equipo totalmente nuevo.
En el primer piso hay siete consultorios médicos completamente equipados. En el segundo nivel se encuentran otros dos consultorios médicos para endoscopía, una sala de recuperación con siete espacios, siete camas y una central de monitoreo.
Esta última incluye siete monitores de signos vitales, desfibriladores (usados para restaurar el ritmo cardiaco), dos camillas de transporte, carros de paro y tuberías de gases medicinales. Todo el edificio cuenta con el permiso del Ministerio de Salud para operar.
“Nuestras instalaciones cumplen con el grado hospitalario, tienen todos los permisos del Ministerio de Salud y poseen todas las condiciones necesarias que permitirán atender a los pacientes. En caso de que la Caja ya no tuviera otro lugar, esta es una opción disponible. La idea es que los funcionarios de la CCSS se adueñen del espacio temporalmente durante todo el tiempo que dure la emergencia”, destacó Yamileth Angulo Ugalde, directora del DCLab-UCR.
El Laboratorio tiene todo lo que se requiere, excepto los respiradores. Sin embargo, estos incluso podrían obtenerse del Proyecto “Respira UCR”, que en este momento están elaborando un grupo de ingenieros, físicos y profesores de Artes Plásticas de la Universidad.
“Nosotros tenemos una gran ventaja y es la existencia de las tuberías de gases medicinales. Los respiradores no se pueden instalar si no existen estas tuberías. Precisamente, esa fue una de las adaptaciones que tuvo que hacer el Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare). En el DCLab-UCR los respiradores solo se tienen que ajustar a las tuberías sin hacer una instalación adicional”, destacó la Dra. Angulo.
Si bien, el DCLab-UCR es un espacio pequeño, en condiciones críticas de pandemia los pacientes y los médicos pueden usar dicho lugar. Se calcula que se podrían atender siete personas; es decir, siete vidas.
Jenniffer Jiménez Córdoba Periodista, Oficina de Divulgación e Información Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/
El Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica continúa proveyendo los antivenenos que requiere el país
Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.
Cerca de 35 funcionarios del Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR) trabajan fuertemente para seguir supliendo al país de antivenenos. El único propósito: garantizarles el tratamiento a todos aquellos pacientes que sufran envenenamientos por mordeduras de serpientes.
“Si bien Costa Rica está viviendo una pandemia por la enfermedad del COVID-19, la Universidad no puede detener la producción de antivenenos. Es muy importante que se entienda que el suero antiofídico es un medicamento esencial. No hay otro producto que pueda hacer lo que hace el antiveneno. Los accidentes por mordeduras de serpiente son un problema de salud pública que no puede dejarse desatendido por la pandemia. Hay personas que podrían sufrir un accidente y los hospitales deben tener los fármacos necesarios para atenderlos”, afirmó el Dr. Andrés Hernández Bolaños, regente farmacéutico del ICP-UCR.
Actualmente, en el ámbito internacional, la administración intravenosa de un antiveneno específico es el único tratamiento eficaz (científicamente validado) para salvar la vida de las personas que han sufrido algún envenenamiento ofídico.
Por lo tanto ese aporte, que es crucial para el país, se está dando de la mano con las rigurosas medidas preventivas comunicadas por el Ministerio de Salud y las autoridades universitarias. Todas esas acciones están orientadas a asegurar la salud de los colaboradores, y que al mismo tiempo Costa Rica no experimente desabastecimiento de un medicamento que puede definir si una persona sigue con vida.
“Las personas con algún factor de riesgo no están trabajando en el Instituto de manera presencial. Además, tres están haciendo trabajo remoto y los otros 32 se turnan para hacer mitad trabajo remoto y mitad trabajo presencial. Esto, junto con las constantes medidas de limpieza, nos ha permitido cumplir de forma segura con las labores en todas las secciones de producción”, amplió el Dr. Hernández.
Los envenenamientos por mordeduras de serpientes son un problema de salud pública que causan un gran sufrimiento humano y un fuerte impacto socioeconómico.
Se calcula que los accidentes ofídicos afectan a más de 2.5 millones de personas del mundo que viven en poblaciones rurales bajo condiciones de pobreza; por lo general, en países que están en vías de desarrollo. A nivel nacional, se contabilizan cerca de 600 casos anuales.
El ICP-UCR es el único que abastece Costa Rica, al resto de la región Centroamericana y a algunos territorios de América del Sur. También, exporta sueros a África, ante una realidad global en la cual las grandes farmacéuticas internacionales no producen antivenenos debido a la baja rentabilidad económica.
“La eficacia de los antivenenos producidos en el ICP ha sido demostrada en estudios preclínicos y clínicos. Se estima que, durante sus 50 años de existencia, los antiveneos del ICP han salvado la vida a más de 350 mil personas. Por ese motivo, en medio de la crisis actual el ICP continuará sus esfuerzos para seguir abasteciendo antivenenos y salvar las vidas de las personas más vulnerables”, enfatizó el Dr. Alberto Alape Girón, director del ICP-UCR.
Costa Rica contabiliza 69 casos y un fallecido en tan solo 13 días del primer diagnóstico
Imagen de un coronavirus. Fuente de AP.
El COVID-19, la enfermedad producida por el virus del SARS-COV-2, quedó al descubierto a finales de diciembre del 2019. A partir de esa fecha, el mundo inició acciones de emergencia para frenar la propagación del virus. No obstante, este ha logrado expandirse y hoy se encuentra en todos los continentes.
De acuerdo con los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicados el 17 de marzo, en el mundo hay 191 127 pacientes confirmados. De esa cifra, 7 807 son muertes. Costa Rica registró el primer caso el jueves 5 de marzo, y al miércoles 18 de marzo ya se suma un total 69 casos positivos y un fallecido. Si el incremento continúa, el sistema de salud pública está frente a una clara amenaza de colapsar.
“¡Ocupo que reaccionen! No es una cosa menor, son vidas, son personas que pueden quedarse sin acceso a una unidad de cuidados intensivos y a un respirador si lo ocupan”, enfatizó el ministro de Salud, Daniel Salas, en la conferencia de prensa brindada el 18 de marzo en Casa Presidencial.
La Universidad de Costa Rica (UCR) no ha sido ajena a la alerta amarilla. Para responder a esta situación, el Centro de Coordinación Institucional de Operaciones (CCIO) de la UCR ha sostenido desde el 9 de marzo reuniones continuas para tomar decisiones y enfrentar la problemática.
El centro de decisiones de la CCIO siempre es la comunidad universitaria, en la búsqueda de alternativas que permitieran rápidamente implementar el trabajo remoto y flexibilizar las condiciones de trabajo para las personas funcionarias.
Esta estructura institucional el CCIO es precisamente la que enfrentó con éxito las anteriores emergencias generadas por el Huracán Otto en 2016 y el Huracán Nate en el 2017, en las que también fue parte de las soluciones a nivel país.
¿Qué ha hecho la UCR?
Desde el 5 de marzo, la UCR puso a disposición del público el micrositio ucr.ac.cr/coronavirus.html elaborado por la Oficina de Divulgación e Información (ODI). El sitio cuenta con información sobre el nuevo virus y las medidas de higiene para evitar las transmisión. Este sitio se mantiene actualizado con datos actuales, los comunicados emitidos y un formulario al final del sitio web para que toda la comunidad universitaria envíe sus dudas.
Por otro lado, a partir del lunes 9 de marzo el CCIO dio a conocer un total de nueve comunicados (del 9 al 17 de marzo) que iniciaron con las medidas a tomar en casos de desabastecimiento de agua, acciones preventivas ante la alerta amarilla, la suspensión de todos los eventos masivos, la posibilidad de hacer trabajo remoto y el suspender del todo los viajes a los países que se encontraran en la lista de transmisión local activa de COVID-19.
El 10 de marzo el CCIO amplía sobre la posibilidad de que el personal de la Universidad, así como la población estudiantil, se ausenten ante la aparición de síntomas de gripe, como acatamiento a las recomendaciones emitidas por el Ministerio de Salud.
Además, se le recomienda a la Vicerrectoría de Acción Social suspender las actividades del Programa Integral de la Persona Adulta y Adulta Mayor (PIAM), con el propósito de proteger a la población altamente vulnerable. Otro aspecto fue la suspensión a la asistencia de público a actividades deportivas, recreativas y culturales.
El 11 de marzo el Centro solicita al personal docente suspender las clases presenciales e implementar una modalidad de enseñanza virtual que garantice la continuidad y la calidad. Se incentiva que los cursos virtuales se lleven a cabo en la plataforma “Mediación Virtual” de la Vicerrectoría de Docencia, la cual es gestionada por la Unidad de Apoyo a la Docencia Mediada con TICS (METICS).
Al miércoles 18 de marzo, 53 427 estudiantes están inscritos en la plataforma, y un aproximado de 4 117 docentes. Esta cifra está en ascenso de forma tan acelerada, que los avances logrados tecnológicamente se van quedando cortos.
Por ese motivo, un equipo de trabajo del Centro de Informática está laborando de manera ardua para que, día con día, se pueda ampliar la cantidad de usuarios en dicha plataforma (ya que una misma persona puede tener varios cursos y se contabiliza como varios ingresos). En pocos días la plataforma se va a estabilizar, es un proceso en el que la UCR está invirtiendo recursos de diversa índole.
Por otro lado, se hizo un llamado al personal administrativo a implementar de forma inmediata el trabajo remoto, mediante una adenda al contrato laboral, salvo aquellos puestos que por su naturaleza requieran la presencia de la persona funcionaria.
El 11 de marzo, ante el temor de la comunidad universitaria por casos posibles de COVID-19, la UCR aclaró que no existen casos confirmados. También, se le recordó a los y las funcionarias que, si regresan de viaje de un país con transmisión local activa, permanezca en su lugar de residencia al menos siete días naturales.
El 12 de marzo se da un aumento importante de la demanda de las personas usuarias en la plataforma de Mediación Virtual. Por eso, se comunica que el Centro de Informática (CI) y la Unidad de Apoyo a la Docencia Mediada con TIC de la Vicerrectoría de Docencia (Metics), de la Universidad de Costa Rica (UCR), realizaron los trabajos necesarios para dar una mayor capacidad a la plataforma.
Así mismo, se instó a la población estudiantil, docente y administrativa a aprovechar las diversas opciones de plataformas tecnológicas que la Universidad pone a su disposición, como el sistema de videoconferencia Zoom o Mconf. Por otro lado, el CI, en coordinación con el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), realizó acciones para duplicar el ancho de banda de Internet en todas las sedes y recintos de la institución.
El viernes 13 de marzo se enfatizó la función vital del Centro Coordinador Institucional de Operaciones (CCIO) de la UCR, la cual procura gestionar una acción institucional coordinada para la atención de la alerta amarilla por COVID-19.
Una semana crucial
Para el día lunes 16 de marzo, es decir una semana después de la entrada en operación del CCIO, ya la Universidad de Costa Rica brindaba a sus trabajadores instrumentos digitales por medio del Portal UCR para acogerse al trabajo remoto. Así mismo, se generaron con gran prontitud instrumentos para que las personas que tuvieran síntomas de gripe y aquellos que hubiesen viajado al extranjero reportaran su condición y se mantuvieran aislados en sus casas de habitación.
A las disposiciones emanadas del CCIO, se suma la resolución del Consejo de Rectoría R-95-2020 que suspendió totalmente las clases presenciales a partir del 16 de marzo y hasta el sábado 4 de abril de 2020, al mismo tiempo que se robustecen las plataformas tecnológicas para la Mediación Virtual y el trabajo remoto.
Al respecto, el Rector Henning Jensen manifestó que “el comportamiento epidemiológico nos obliga a ir tomando decisiones todos los días, este es un momento clave para reducir la curva de contagio del COVID-19, por eso seguimos tomando medidas para evitar la presencia física y promover el distanciamiento, a la misma vez que vamos impulsando fuertemente el trabajo remoto y la mediación virtual en docencia. Es la hora de la solidaridad y de la responsabilidad”.
El 17 de marzo, siguiendo las recomendaciones del Ministerio de Salud, el CCIO informa que se aumentó a 14 días naturales el periodo de reposo y aislamiento para las personas que regresaron de viaje de un país mencionado dentro de la lista de países de transmisión local activa.
Con el fin de proteger a la población trabajadora más vulnerable, el CCIO resuelve que las personas trabajadoras que presenten factores de riesgo, y que sus funciones no se pueden realizar por trabajo remoto, deberán ausentarse y guardar reposo en su hogar hasta nuevo aviso. También, se solicita a las jefaturas de las oficinas administrativas reducir el personal operativo al mínimo para garantizar la continuidad del servicio en la Institución.
De conformidad con las medidas tomadas por el Gobierno en materia de centros educativos, también se suspenden los servicios de los Centros Infantiles Universitarios, Casas Infantiles Universitarias y el cierre de sus edificios. Además, se comunica el cierre de las instalaciones deportivas en todas las sedes y recintos, así como el suspender todas las giras y el servicio del bus interno.
A la fecha, el Centro de Coordinación Institucional de Operaciones (CCIO) de la UCR continúa trabajando con visión de largo plazo para hacer frente a la atención de la emergencia generada por el coronavirus a nivel institucional. El manejo oficial de toda la información sobre el COVID-19 se realiza desde el CCIO y la Oficina de Divulgación e Información (ODI).