Luis Ángel Salazar Oses*
La Educación es el proceso mediante el cual se forman seres humanos analíticos, críticos, creativos, humanitaristas, ecologistas y, como es obvio, configura todas las dimensiones que integran la persona como por ejemplo la física, la biológica, la psíquica, la social y la espiritual, a la vez que la va dotando de conocimientos fundamentales que se convierten en especializados, cuando este ser humano decide asumirse como profesional en una o varias carreras universitarias o, como practicante de uno o varios oficios. Profesiones y oficios que, los escogerá, se preparará y los ejecutará como trabajador, el ser humano libremente y cuando el o ella, se sienta integralmente preparado para hacerlo.
Indudablemente estas tesis chocan frontalmente con las definiciones que, en materia educativa, se han impuesto en las últimas décadas en nuestra Patria, en especial mi planteamiento referido al énfasis que pongo en darle toda la libertad al educando para que decida sus profesiones y oficios y, el momento de prepararse para ellos y de ponerlos en práctica. Particularmente en las últimas décadas en las cuales, en nuestras esferas políticas, económicas, sociales y culturales, se ha implantado el sistema capitalista neoliberal, a la educación la han ido convirtiendo en un método cada vez más frío y deshumanizado, para fabricar mano de obra cada vez más sumisa, domesticada y mecanizada a fin de realizar labores muy específicas en los campos de la producción en que aún la automatización no ha podido sustituir el trabajo humano. La gran mayoría de la clase trabajadora mundial es convertida así en un conjunto de títeres manejados por reducidas minorías que le dictan, muy verticalmente y casi siempre en Inglés, cual reducida operación debe realizar en la línea de producción de una gran transnacional.
Esta concepción de la élite capitalista neoliberal imperante, define al resto de los mortales solamente como simples fuentes de producción de riquezas desde la cuna a la tumba, sin capacidad ni derecho para analizar, comprender, rebelarse ni, mucho menos, oponerse o arrebatarle su hegemonía. Para lograr ese propósito, a su poder económico y político agregan el ideológico, destacando como instrumentos fundamentales en ese campo, la Educación formal e informal, que se recibe fuera de las instituciones educativas tradicionales y los medios de comunicación. En Costa Rica, a estos últimos los manejan a su antojo, con lo que se adjuntan una gran hegemonía en la educación no formal. Respecto a la formal y, gracias a la actitud vigilante y combativa de las y los educadores más conscientes y organizados, la manipulación ha sido contenida pero, como lo demuestra este proyecto nefasto de la «educación» dual, la aristocrática argolla no cesa en sus intentos por instrumentalizarla por completo y, convertirla en un recurso más de su proceso de sometimiento y esclavización del Pueblo honesto y trabajador.
El proceso para someter a sus disciplinas a las nuevas generaciones y de paso explotar más a sus padres, lo empiezan casi desde el momento mismo en que estas se independizan del seno materno pues, de una u otra forma, obligan a sus progenitores a meterlos en cursos de todo tipo como deportes, diversos instrumentos musicales, idiomas, pintura, escultura, ballet, teatro, preparatorios para la escuela, manualidades, etc, etc. Todo esto aparte de las cada vez más sofisticadas «chupetas electrónicas» como la televisión y la infinita gama de juegos y demás artilugios electrónicos. Cuando ingresan a la educación formal, muchas de las actividades «informales» que traían de su infancia se les siguen recetando por las tardes e, incluso, noches y en sus vacaciones y así, la antes maravillosa infancia en la que, con creciente libertad explorábamos el mudo y, a prueba y error, aprendíamos a comprenderlo, enfrentarlo y manejarlo bajo la protectora pero permisiva vigilancia de nuestros padres y madres, es violentamente sustituido por las sutiles -y no tan sutiles- indicaciones y órdenes de todo tipo de instructores, que han convertido nuestra natural rebeldía en sumisa disciplina.
Al ingresar a la educación secundaria la situación empeora pues, además de que la disciplina de las instituciones formales se hace -bajo el pretexto de contener la natural energía adolescente- más férrea y, en las no formales, se endurece más buscando sonados triunfos aparece, ahora si descaradamente, la «casta» hegemónica y sus secuaces especialistas en el tema, desplegando un variadísimomenú de planteamientos y proyectos para aprisionar cada día más a las nuevas generaciones pues, además de presionarles creciente y sistemáticamente para que destaquen, y obtengan premios y altos rendimientos en las especialidades que han tenido que desarrollar extraclases, antes de la primaria y en ella -artes, deportes, etc.- ahora les empiezan a coaccionar cada vez más enérgicamentepara que se integren al mundo laboral, con sólo obtener un título básico en tareas de oficina o en alguna tecnología, desanimándolos incluso para que cursen estudios universitarios. Por cierto que en este proceso incorporador de mano de obra barata al mercado laboral se inscribe hoy, reiteramos, el tristemente célebre programa de Educación Dual.
Esta antinatural y precoz conversión en dócil mano de obra de nuestros adolescente, la excusan las argollas dominantes con el falso argumento de que, las grandes crisis económicas de los últimos cincuenta años, han empobrecido tanto a la humanidad, que no le queda más a las nuevas generaciones que incorporarse lo antes posible al sector laboral que, por la misma e ineludible austeridad general, debe aceptar el salario y las pensiones mínimas, la movilidad laboral, renunciar a las convenciones colectivas y reducir a su más elemental expresión la legislación laboral y las garantías sociales que le protegieron. En fin, vivir resignadamente en medio de la austeridad, al borde o en la pobreza extrema mientras, las élites que esto predican y sus descendientes, se dan la gran vida satisfaciendo toda clase de caprichos y ostentando sus excesos orgiástica e impúdicamente.
Este argumento que está a la base de tanta injusticia, desigualdad y del empobrecimiento creciente de las grandes mayorías populares es, como advertíamos, totalmente falso por al menos un par de contundentes razones, primero, durante las crisis, los ricos se han hecho más ricos a tal punto que, en 2015 «el 1% de la población mundial posee tanto dinero líquido o invertido como el 99% restante de la población mundial» (1) y, segundo, en estas mismas etapas esos grandes ricos tienen tanto dinero que ni siquiera lo invierten pues, simplemente, lo envían a bancos de paraísos fiscales a ganar intereses y dejar que crezcan con el cobro de las patentes que poseen, como lo afirma el siguiente artículo que les recomiendo leer en una publicación particularmente autorizada: «Compañías estadounidenses almacenan sus ganancias en el extranjero por 2.1 billones de dólares» (2).
Así las cosas queda claro que existe suficiente dinero acumulado en el mundo como para que vuelvan a permitirle a las niñas, niños y adolescentes disfrutar tranquila y plenamente de esas etapas, dejándoles hacer lo que les pida su imaginación, siempre y cuando no sea en contra de la Humanidad ni de la Naturaleza y, cuando las superen, permitirles LIBREMENTE que escojan las profesiones y oficios que les salga de su libre albedrío, pues ambos son necesarios para el bienestar humano en inteligente convivencia con su ambiente. Los únicos cuatro requisitos que debemos cumplir como Pueblo trabajador, honesto y, como real productor, dueño legítimo de todas esas riquezas que hoy disfruta la argolla son: despertar, unirnos, movilizarnos y obligarlos a devolvérnoslas, tanto a nivel mundial como nacional, guiados por las dos infalibles premisas que nos indican que «somos mucho más, más fuertes e indispensables» y que «el Pueblo unido jamás será vencido».
(1) Alfredo Serrano Mancilla, Doctor en Economía y Director CELAG, en «La ineficiencia neoliberal», Rebelión, 23/06/ 2016.
(2) Pedro Goncalvez en MundoOffshore.net 10/03/2015.
*Correo electrónico: panga07@gmail.com
Imagen principal con fines ilustrativos.
Enviado a SURCOS Digital por el autor.
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