UCR: Piangüeros se organizan para defender manglar golfiteño como forma de subsistencia

Daniela Muñoz Solano

Periodista Vicerrectoría de Acción Social

La comunidad de Purruja, dispersa en zonas aledañas al manglar, depende exclusivamente de la extracción de pianguas. Foto cortesía del proyecto.

Con el fin de proteger los manglares del Pacífico Sur y de defenderlos no sólo por su importancia biológica sino como forma de subsistencia, un grupo de personas vecinas de Golfito reunidas en la Asociación de Piangüeros de Purruja (APIAPU) se han organizado para construir formas de uso y comercialización de la piangua local, en armonía con el ambiente.

Para acompañar y profundizar el proceso organizativo, desde el Recinto de Golfito de la Universidad de Costa Rica (UCR), se inscribió el proyecto “Fomento de la comercialización del recurso piangua por parte de la APIAPU en el cantón de Golfito” (ED-3128), que tiene por objetivo fomentar la comercialización de la piangua extraída del manglar de Purruja, de forma sostenible.

La comunidad de Purruja, dispersa en zonas aledañas al manglar, depende exclusivamente de la extracción de pianguas. En respuesta a las limitaciones de extracción establecidas por las autoridades para la protección ambiental, en vez de continuar realizando sus actividades de manera irregular, los vecinos decidieron organizarse y definir acciones de manejo del recurso natural. Así, nació APIAPU, conformada por 40 personas procedentes de familias de Purruja y alrededores, que recientemente presentó el primer Plan de Manejo del Manglar.

La piangua es un molusco bivalvo ligado al consumo tradicional de las comunidades costeras. Foto cortesía del proyecto.

La iniciativa pretende vincular a la comunidad, las instituciones y las personas encargadas de extraer este recurso, en acciones y medidas de protección que permitan la conservación del manglar y la sobrevivencia de quienes viven en la zona, implementando alternamente vedas de extracción, tareas de monitoreo y vigilancia, extracción rotativa y acciones de divulgación para la conservación.

Tomás Miranda, integrante de APIAPU, comentó que la agrupación surgió del temor de las personas piangüeras por la prohibición de la extracción, pero que han enfrentado grandes obstáculos pues para legalizar su trabajo debieron obtener una cédula jurídica, capacitarse, hacer un plan de manejo y buscar acompañamiento técnico, donde afirmó que el rol del Recinto ha sido fundamental.

El acompañamiento en la construcción del plan de manejo, los espacios de capacitación para el fortalecimiento organizativo, cursos de computación, de turismo y más, han sido fundamentales en el proceso que, esperan, pronto rinda resultados. “Yo tengo 61 años y he vivido de esto toda la vida, pero quiero que los que vienen también puedan disfrutar la naturaleza y trabajar, por eso es que queremos proteger los manglares y salvar la piangua y por eso necesitamos que el gobierno nos ayude con la veda, para poder darle un descanso al manglar y salir adelante”, comentó.

Las pianguas se obtienen en el manglar de Purruja, en Golfito. Foto cortesía del proyecto.

Flor Vindas, cuenta que se asoció a APIAPU hace alrededor de diez años y que especialmente desde hace tres años se ha trabajado intensamente en temas de conservación y han participado en talleres de temas legales, productivos y ambientales.

La creación del plan de aprovechamiento y la gestión de los permisos de extracción han sido las tareas más recientes y ahora sólo esperan que las autoridades les den luz verde, para construir un plan de distribución y comenzar a comercializar el producto “para poder conservar el ambiente y la tradición”, según indicó. “En el grupo hay hombres y mujeres, y hay alguna gente joven que ha heredado la tradición, por eso la lucha no es sólo nuestra, es también por el futuro de la región”, dijo.

 

Información generada desde la Vicerrectoría de Acción Social, UCR.

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