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Un crimen imperdonable

Freddy Pacheco León, PhD.

Sin fundamento científico alguno, hay quienes afirman que las diversas vacunas que se han formulado en varios países, y que han demostrado su comprobada efectividad, no deberían estarse usando para enfrentar el virus SARS-Cov-2. Que deberían hacerse más pruebas porque no se conocen sus resultados, que están en fase experimental. Que se trata de «UNA nueva tecnología».  Y lo repiten, desdeñando que se han aplicado más de 9.370 MILLONES de dosis a nivel mundial por lo cual, con los magníficos resultados a la vista, no logramos comprender cuántas dosis más habría que aplicar, para satisfacción de «esos».                                         

En el caso particular de Costa Rica, en nuestros centros de salud se ha vacunado a más de OCHO MILLONES de personas con al menos una dosis en tan solo un año. El resultado ha sido altamente gratificante, pues paulatinamente fue disminuyendo la cantidad de fallecimientos. La gran mayoría de los casi 7.400 muertos, se presentó entre pacientes todavía no vacunados. La estadística es ilustrativa: en un conjunto de 10 mil personas vacunadas, solo ocho se contagiarían y dos morirían.                                                                       

Ante el avance vertiginosos de la ciencia y la biotecnología, a la gran mayoría de los que nos movemos en ese  campo, no nos ha de sorprender la rapidez con que se formularon las muy diversas vacunas en diferentes laboratorios, incluso en países del tercer mundo, que sin embargo muestran un desarrollo científico admirable, como es el caso de Cuba, que, gracias a su experiencia en producción de vacunas para infantes principalmente, logró obtener tres vacunas, incluyendo una de aplicación intranasal (sin agujas), cubriendo ya la vacunación de más del 82% de su población.                               

Se tienen vacunas de vector viral, vacunas de subunidades proteicas, vacunas de ARN mensajero… y sus variaciones, entre las desarrolladas exitosamente en el mundo. No se trata pues, de «una tecnología», sino de varias, y todas sometidas a rigurosos procesos de formulación, elaboración y prueba.                                                           

En cuanto a la niñez, los costarricenses lamentamos la muerte de una docena de nuestros niñitos… que quizá se habrían salvado en caso de haber sido vacunados. Pero, aunque el coronavirus ataca a los más susceptibles, la protección no había llegado a los niños pues no había vacunas aprobadas para ellos. Ya las tenemos y ello es motivo de satisfacción, aunque la reciba solo los que tienen al menos 5 años de edad (Cuba vacunó a partir de los 2 añitos). En fin, es urgente vacunarlos pues los casos en el Hospital de Niños aumentaron significativamente en el segundo semestre del año pasado. No vacunarlos, como proponen ilegalmente algunos políticos que andan raspando votos entre la olla de arroz de los antivacunas, podría producir muertes; no se puede saber cuántas, pero ¡UNA SOLA por no vacunarlos, SERÍA UN CRIMEN IMPERDONABLE!

COVID-19, derechos humanos, pandemia, salud, vacunas