Apoyemos las Iniciativas Comunales: Parque Natural Urbano “Lorne Ross” y Parque Nacional del Agua “Juan Castro Blanco”

Álvaro Vega

Álvaro Vega Sánchez. Sociólogo

Para el teólogo brasileño Rubem Alves la cultura es del orden del disfrute, no es una cosa útil, un medio, sino un fin en sí misma. No me como una fruta, dice Alves, pensando y contando las calorías, la disfruto sin cálculos utilitarios. Eso es cultura de la vida. Un razonamiento similar quedó esbozado en la frase del muralista mejicano, Leopoldo Flores (1934-2016) que creó la obra monumental “Cosmovitral Jardín Botánico” en Toluca: “El momento más importante es el momento de la creación, es el momento de la emoción, no cuando la obra se termina y firma puesto que entonces, ya no tiene importancia”. Tal debería ser también la motivación fundamental en el ejercicio del arte de la política o la política como arte.

La misión del político es servir al bien común de su pueblo con generosidad y gratuidad, atender a sus iniciativas y, de esta manera, contribuir a elevar los niveles de participación y organización ciudadana, para el fortalecimiento de nuestro régimen democrático.

Hoy, merece el apoyo la comunidad de Santa Ana que ha venido, durante 15 años, propiciando la idea de convertir una finca de 52 hectáreas, donada por la familia de Lorne Ross, en un Parque Natural Urbano, según un reciente reportaje del Semanario Universidad. Muy sabia la decisión de esa comunidad de crear un parque ecológico cantonal con loables objetivos, entre otros, preservar los recursos naturales y el patrimonio cultural, paliar los efectos del cambio climático y oxigenar nuestras urbes. De esta manera, se complementa el valioso esfuerzo de un país que con gran sabiduría convirtió buena parte de su territorio en Parques Nacionales y áreas de conservación. Con estas iniciativas avanzamos hacia un país “ecológicamente rico” (Silvia Rodríguez), para bien de las presentes y futuras generaciones.

Sin embargo, no solo debemos atender a las nuevas iniciativas en ese campo, sino brindar un apoyo más sustantivo a los proyectos ya existentes, como los Parques Nacionales, Áreas de Conservación y Estaciones Experimentales, que adolecen de recursos para su mejor manejo y funcionamiento.

Así, por ejemplo, contamos con un Parque Nacional del Agua en San Carlos, creado por ley en 1992 y que lleva el nombre de don Juan Castro Blanco, un campesino sancarleño de reconocida trayectoria municipal, y que contribuyó en la creación de varias obras para el progreso y bienestar de su pueblo, incluida la primera cañería del cantón. Este parque cuenta con una extensión de más de 14.000 hectáreas e innumerables nacientes de agua. Un reservorio natural del más preciado recurso para la reproducción de la vida, que hoy provee de agua potable a miles de familias tanto del cantón de San Carlos como de Zarcero. También con cuencas hidrográficas que alimentan ríos y quebradas, contribuyendo a la generación de energía limpia hidroeléctrica. Además, una hermosa laguna, Pozo Verde; un lugar que ha venido recibiendo el aporte de la Cooperativa de Electrificación Rural de San Carlos (COOPELESCA) para mejorar la infraestructura, propiciando mejores espacios para la educación ecológica y el turismo.

Este parque, según la opinión de lideres sancarleños, merece un mayor apoyo en recurso humano debidamente equipado para su cuido y mantenimiento, así como mejoras en infraestructura para atención a visitantes, que cada vez son más, también por esfuerzos promocionales en escuelas y colegios de la zona por parte de COOPELESCA. Sin duda, este tipo de mejoras también revierten en importantes beneficios por la mayor afluencia de turistas.

Como todos sabemos, San Carlos es una de las zonas del país más ricas en recurso hídrico; hay abundancia de quebradas y ríos y de nacientes de agua para consumo humano y animal, así como de aguas termales con propiedades medicinales. Los sancarleños de ayer al igual que los santaneños de hoy tuvieron la visión de impulsar un santuario natural que protegiera la montaña para la preservación del agua. Un ejemplo más de un país que ha sabido apostar con decisión y pasión por la protección y conservación de las fuentes de agua como bien público y no como un mero recurso mercantil para obtener dividendos económicos o políticos.

Hoy, de cara a los desafíos del cambio climático, que ya están devastando a muchas regiones del planeta, generando hambrunas y profundizando las olas migratorias, nuestro país debe renovar su apuesta por la preservación y buen uso de sus recursos naturales. Nuestros Parques Nacionales, áreas de Conservación y Estacione Experimentales deben constituirse en una prioridad de la política pública. Modernizar la infraestructura y contar con más personal especializado y equipo de monitoreo (drones) para una mejor vigilancia de las áreas de conservación y los hábitat de las diversas especies.

Levantemos, una vez más, la bandera de un país que sabe valorar, promover y defender sus recursos naturales y patrimonio cultural, es decir, un país al servicio de una cultura de la vida. Emulemos la actitud ejemplar de solidaridad y gratuidad de personas nacionales y extranjeras, como don Juan Castro y don Lorne Ross, quienes supieron anteponer cualquier interés mercantil o personalista con tal de contribuir a la preservación de la vida en nuestro planeta.