Coyoche: Rey Güetar que Luchó por la Libertad
Edison Valverde Araya
Coyoche, también conocido como Garabito, fue rey y señor de un vasto territorio, cuyos límites se ubicaban en el río Virilla por el Valle Central, en las llanuras del norte (San Carlos y Sarapiquí), lindando con los dominios del cacique Nicarao, y por la costa del Pacífico hasta el golfo de Nicoya. El rey güetar vivía en el valle del Coyoche, conocido también como Valle de La Cruz (nombre impuesto por los españoles), a orillas del río Susubres (afluente del Machuca), lo que es hoy día el cantón de San Mateo.
Coyoche vivió aproximadamente entre los años 1505 y 1580. Su lucha de enfrentamiento contra los invasores españoles se concentra entre 1528 y 1563, 35 años de pequeñas y grandes batallas, siendo 1562 el año de mayor actividad libertaria. La historia de lo que luego se llamaría Costa Rica no registra otro «rebelde» de tal trayectoria.
Coyoche enfrenta al capitán Andrés de Garabito (de quien había tomado su nombre o se lo habían impuesto como mote); a Juan de Cavallón (1561, cuya intención era condenar a muerte a Coyoche para que sirviera de escarmiento); a Juan Vásquez de Coronado (quien en 1562 escribió que “la provincia de Garabito era la más poblada y rebelde de este territorio, la extensión de la misma es inmensa”).
También enfrentó Coyoche al capitán Ignacio Cota (1562), capitán Pereyra, padre Estrada de Rávago, Juan del Valle, Francisco de Marmolejo, Pedro Venegas de los Ríos, Perafán de Rivera y finalmente a Alonso Anguciana de Gamboa y Luis González de Estrada (1575).
Algunas batallas en 1562
Infinidad de batallas enfrentaron las mujeres y los hombres de la nación güetar, cuyo rey era el indómito Coyoche, contra los invasores españoles. Una de ellas fue la batalla de Landecho (cerca de Caldera); los soldados españoles estaban al mando del capitán Ignacio Cota, por encargo de Juan de Cavallón (1562).
Otra batalla ese mismo año (1562) enfrentó a Coyoche con Cavallón, fue una batalla fiera dirigida casi personalmente contra Cavallón, quien había secuestrado a su compañera Biriteca. No obstante los hombres del conquistador supieron protegerle. Los güetares tuvieron que conformarse con hacer algunas bajas a la gente de Cavallón y el conquistador resultó ileso, pese a que se vio obligado a enfrentarse cuerpo a cuerpo a Coyoche.
Juan Vásquez de Coronado también le había declarado la guerra a Coyoche y sus guerreros, el español revela en carta del 11 de diciembre de 1562, que les había pedido «templanza a sus soldados y que procuraran ganarle a Coyoche y que si no, procuraran perder por las mejores vías».
Biriteca, compañera de Coyoche
Biriteca, compañera muy querida del temible Coyoche, jugó un papel muy importante en la lucha de su pueblo por la libertad; fue interrogada, capturada, torturada y secuestrada por los españoles en varias ocasiones; una de ellas por el capitán Ignacio Cota y otra por el capitán Pereyra, ambos por encargo de Cavallón.
La respuesta de Coyoche no se hacía esperar, se internaba en la montaña, enviaba un falso Coyoche a enfrentar a los españoles. Mientras los guerreros avanzaban con la misión de liberar a Biriteca, el rey güetar atacaba la ciudad de Garci Muñoz (ciudad fortaleza de los españoles, cercana al actual pueblo de Turrúcares) y liberaba a Biriteca, poniéndola a salvo en la montaña.
Estrategia de Coyoche
Preparar operativos de ataque y rescate relámpagos; concentrar a los guerreros en sitios apropiados; escuchar la presencia de españoles por el ruido de sus caballos y armaduras; presentar falsos «Coyoches» para engañar al enemigo; atraer a los invasores a sitios despoblados; provocar falsos enfrentamientos mientras sus guerreros atacaban sorpresivamente las ciudades (como Garci Muñoz); y siempre volver a la montaña.
Otra victoria de Coyoche
También fracasaron ante Coyoche, Juan del Valle y Francisco de Marmolejo. Los jefes españoles al encontrar huellas de Coyoche y su gente, se «enredaban» en las mismas y cuando más cerca creían estar del «cacique principal», más largo se encontraban de él. Por muchos días Coyoche vigiló a los españoles, no les fue difícil encontrar la tropa española de noventa soldados, pues la cantidad de gente y sus armaduras metían mucho ruido en la apacible quietud de la montaña, hasta que llegó el momento de la sorpresa, asalto en el que los peninsulares perdieron a algunos soldados que fueron muertos por los guerreros de Coyoche. La mayoría de ellos, llenos de confusión, lograron huir.
Nuevo engaño de Coyoche a los españoles
Corría el mes de enero de 1563, según da cuenta una de las cartas de Vázquez de Coronado, cuando el capitán Antonio Pereyra avanzaba a paso firme hacia el asiento del temible cacique. Coyoche, de unos 58 años, prefirió no enfrentarse a Pereyra. Usó una táctica que antes le había dado buen resultado ante Juan de Cavallón y pidió un voluntario que lo suplantara.
Los voluntarios sobraron, Coyoche contaba con el cariño y la obediencia de sus súbditos y para cualquiera de ellos era un honor arriesgar o dar su vida por salvar la de su rey y la de los habitantes del valle. El problema para los españoles en cuanto a Coyoche, era que no lo conocían, una vez que se había trocado en bravo y rebelde cacique, había estado en guerra abierta contra los españoles o internado en la montaña.
Antonio Pereyra encontró el poblado en calma. No hubo resistencia. Se encaminó con sus hombres hasta el palenque principal en donde tendría que estar Coyoche y prendió a un hombre robusto que lucía un penacho de plumas multicolores y que dijo ser Coyoche, a quien llevó prisionero ante la pasividad de los pobladores que atendían el plan trazado por su muy querido rey.
Taque era el nombre del indio que se hizo pasar por Coyoche, quien al frente del capitán Antonio Pereyra no supo dar la talla del verdadero Rey indómito de los güetares. No obstante, él insistió en que era Coyoche. El capitán Francisco de Marmolejo fue enviado con algunos hombres hasta la tribu de los votos, tributarios de Coyoche.
La cacica oficiosamente quería colaborar con Pereyra en el reconocimiento de Coyoche. Con la llegada de la misma, quedó al descubierto la farsa y Taque tuvo que revelar el plan del Rey de los güetares de occidente, lo que aumentó la ira de Pereyra.
Coyoche seguía internado en la montaña, capeando las embestidas que de vez en cuando lanzaba Pereyra con sus hombres, sin lograr hacer contacto siquiera con el rey indómito. Mientras tanto Vázquez de Coronado seguía preparando su expedición al Golfo Dulce, sin tomar en cuenta al «reyezuelo», táctica que le estaba dando buen resultado, pues por un solo cacique que quedaba en rebeldía, iba logrando someter a muchos, que lejos de ofrecerle resistencia, más bien le daban colaboración. La rebeldía de Coyoche era ya casi simbólica. Las tribus vecinas se habían rendido al paso del conquistador.
La conquista parece segura
Vázquez de Coronado continuó con su tarea de conquista. Su expedición al Golfo Dulce no tuvo el mismo éxito que consiguió cuando llegó a las llanuras de Boruca y Térraba.
Allí encontró rebeldía por parte de los cotos que hirieron a 25 de los 40 soldados que llevaba el Alcalde Mayor. El ataque fue por asalto y sorprendió a Vázquez, quien tuvo que regresar a Garci Muñoz pasando por Quepos y por Pacaca (Tabarcia).
Mientras tanto Coyoche continuaba fugitivo, puesto que estaba sentenciado a muerte y su captura se reclamaba por parte de los tenientes de Vázquez; además ya estaba viejo y cansado, no tenía la energía suficiente para levantar a las tribus vecinas contra los españoles. La conquista de la provincia estaba consumada (1564); luego vendrían otros levantamientos de las naciones bribri y cabécar en Talamanca, encabezados por Guaykará 1610 y Presbere 1709-1710, entre otros.
Vázquez fundó la Ciudad del Lodo (Cartago) entre el río Purires y Taras y en marzo de 1564, la población de Garci Muñoz se trasladó a la nueva ciudad que llegó a ser el centro principal de la provincia. Vásquez de Coronado dispuso ir entonces a España para informar al Rey Felipe II de los éxitos obtenidos en aquella tierra en que tanta resistencia encontraron los conquistadores. En octubre de 1565 regresó a Costa Rica como Alcalde Mayor y Adelantado, pero una tormenta hizo zozobrar su nave y falleció ahogado sin lograr llegar a la tierra que había conquistado para la Corona de España.
Pasaron los años
Vinieron los gobiernos de Pedro Venegas de los Ríos, de Perafán de Rivera y finalmente el de Alonso Anguciana de Gamboa, que gobernó interinamente a partir del año 1574 hasta 1577. Coyoche, viejo y cansado de andar fugitivo, había decidido regresar a la comarca en el valle de la Cruz (valle del Coyoche).
Sin embargo, alguien le informó a Anguciana de Gamboa de la presencia de Coyoche en la localidad, quien envió a Luis González de Estrada por Coyoche.
Este no opuso ninguna resistencia (tendría unos 70 años) y compareció ante Anguciana. Dicen que Garabito aceptó el bautismo cristiano y a su alrededor se formó en el valle del Coyoche, una hermosa población con más de mil almas, que los religiosos españoles llamaron Santa Catalina de Garabito, la que a fines del siglo XVIII desapareció sin que se sepan los motivos.
* Cuenta la leyenda que Coyoche «el libre» nunca fue bautizado, y que si alguien lo hizo fue Garabito «el viejo»; que Santa Catalina de Garabito (último caserío donde vivió Coyoche) desapareció, porque el rey indómito se internó en la montaña con todas «las mujeres y los hombres de la tierra», y que desde ahí esperan el regreso a la libertad. Nota: La Libertad es un pequeño caserío del cantón de San Mateo, que se ubica a orillas del río Machuca, considerado como sagrado por algunos pobladores.
*Fuente de este relato: “Garabito, El Rey Indómito (Cacique del Coyoche)”
Autor: Juan Ramón Gutiérrez.
Dibujos: Miguel A.Lépiz.
Enviado a SURCOS Digital por Edison Valverde Araya.
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