Discurso pronunciado por José María Gutiérrez al recibir el Premio Nacional de Cultura Magón 2022

Mis primeras palabras son de profundo agradecimiento a las y los colegas de la Universidad de Costa Rica quienes tuvieron la generosidad de postular mi nombre para este premio que mucho me honra. Agradezco también a mis compañeras y compañeros del Instituto Clodomiro Picado y de la Facultad de Microbiología de la Universidad de Costa Rica, y de otros espacios de esta querida universidad, con quienes he compartido sueños y esfuerzos a lo largo de cinco décadas. Mi gratitud va también hacia personas de otras instituciones nacionales, y hacia colegas, estudiantes y amistades de muchos países, con quienes he transitado por los caminos de la vida. Y por supuesto expreso un agradecimiento muy especial a mi querida familia, a Irma, Mauricio, Alberto, Stella, Joaquín, así como a mis padres Jorge y Margarita, y a mis hermanos Jorge y Francisco, ausentes físicamente, pero siempre presentes en mis sentimientos.

El otorgamiento del premio Magón a una persona del ámbito de la ciencia conlleva un mensaje importante, porque contribuye a apreciar la ciencia como un componente del ancho mundo de la cultura. A fines de la década de 1950, el literato y científico inglés Charles Snow se lamentaba de la separación que él percibía entre la ciencia y otros ámbitos de la cultura, en su ensayo ‘las dos culturas y la revolución científica’. Más de 60 años después, su preocupación sigue vigente. La separación artificial de los campos de la cultura debe dar paso a procesos de encuentro y mutuo enriquecimiento, desde la perspectiva de un respeto genuino. La ciencia como forma de conocer la realidad es parte del acervo cultural de una nación. Se trata de una actividad que comparte con los otros ámbitos de la cultura la chispa permanente de la creación. Además, la ciencia es una poderosa herramienta para enfrentar los dogmatismos de variado cuño, las fake news y la intolerancia. Debemos dejar atrás la separación y el recelo mutuo entre los diversos componentes de la cultura. Abramos espacios en los que priven la convergencia, el respeto, el interés por lo diverso y el aprendizaje compartido.

El premio Magón va mucho más allá de una valoración a mi aporte personal, ya que el mismo reconoce un inmenso esfuerzo país, un empeño en el que hemos trabajado cientos de personas desde inicios del siglo XX, quienes nos hemos preocupado por generar ciencia y tecnología endógenas para estudiar, comprender y resolver un problema de salud, el de los envenenamientos por mordeduras de serpiente, que afecta a los sectores sociales más vulnerables del planeta. En este esfuerzo colectivo de larga data han tenido un protagonismo especial la Universidad de Costa Rica, a través del Instituto Clodomiro Picado, así como el sistema de salud pública costarricense, con la Caja Costarricense del Seguro Social y el Ministerio de Salud, y muchas otras personas e instituciones, incluidos sectores comunitarios.

Este amplio conglomerado ha logrado consolidar un proyecto que impacta no solo en Costa Rica, sino que también se proyecta a nivel mundial, fomentando alianzas en el ámbito científico, creando redes de cooperación sur-norte y sur-sur, salvando cientos de miles de vidas en varios continentes e incidiendo en las políticas de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud. Ello muestra que, cuando se cuenta con políticas públicas claras y grupos que operan sobre la base de agendas colectivas centradas en la procura del bien común, se alcanzan metas que pueden ser percibidas como utópicas. El premio, sin duda, reconoce ese enorme esfuerzo país de largo aliento.

En este contexto, observo con suma preocupación la tendencia sistemática a hostigar y debilitar a las instituciones públicas, incluidas las de los ámbitos cultural, educativo y de salud pública, de limitar su trabajo y su crecimiento, de cuestionar su importancia. En el caso de las universidades públicas, que son el principal reservorio científico del país y donde estos esfuerzos en el tema del ofidismo han tenido su centro, preocupan los intentos por menoscabar su presupuesto y su autonomía, un valor esencial sin el cual un proyecto como el que hoy se reconoce con este premio no hubiera sido posible. La autonomía universitaria garantiza el cultivo de todos los planos de la cultura. Sepamos aquilatar el inmenso valor de nuestras instituciones públicas, y construyamos bienestar fortaleciéndolas y nunca debilitándolas.

La investigación científica y otros ámbitos de la cultura han de ser componentes esenciales de nuestros esfuerzos por gestar una convivencia centrada en la equidad, la solidaridad, el bienestar colectivo y el respeto a la diversidad. Para ello, entre muchas tareas pendientes, debemos buscar una genuina apropiación social de la ciencia y demás espacios de la cultura, para que esta sea patrimonio de toda la sociedad y contribuya al cuidado de la vida y al desarrollo de las potencialidades de las comunidades y de las personas.  

Ojalá que este premio Magón sirva para fortalecer la idea de que la ciencia y las otras avenidas de la cultura no son temas prescindibles, sino que, por el contrario, constituyen elementos centrales de nuestra identidad. Ello invita a procesos renovados, los cuales incluyen políticas públicas certeras, pero también una amplia participación social de base en la creación y apropiación de la cultura, como parte de los esfuerzos colectivos por forjar una vida digna para todas y todos.

José María Gutiérrez
Profesor Emérito Universidad de Costa Rica
Premio Nacional de Cultura Magón 2022