(A manera de respuesta a un artículo del señor Eli Feinzaig, publicado en la Nación del viernes 10 de julio).
Dr. Fernando Zúñiga*
Se necesitan menos de tres dedos de frente para saber a qué se refieren aquellos que desde sus diferentes frentes, acusa o califica de neoliberal a alguien. El autor del artículo de la Nación denominado “La larga noche neoliberal” encajona al neoliberalismo como un error de quienes perciben el proceso político de este país en los últimos años. Dejémonos de disquisiciones intelectuales, dice el autor de marras, luego de hacer un recorrido “wikipedico” por un par de autores, para alardear de su conocimiento de la materia. Si quería aprender sobre la génesis del concepto, se apuntó mal y probablemente quedó más confundido luego de escuchar las divagaciones con Otón Solís. Igual para efectos de lo que aquí planteo, hagamos a un lado el crecimiento en el aparato estatal, que no tienen que ver con el bienestar social y el desarrollo económico del país, muchos de ellos construidos a “prueba y error” y/o para satisfacer intereses específicos y tengamos presentes las grandes obras sociales que hoy la pandemia saca a relucir.
En mis estudios de economía en la Universidad de Costa Rica, siempre traté de profundizar, no con la materia económica que recibíamos en los cursos de micro, macroeconomía, comercio internacional, finanzas etcétera, por eso leí las obras de los clásicos, además de que paralelamente leía a Marx, prohibido en esa escuela. Entendía cuales profesores eran más liberales que otros que se autoproclamaban keynesianos, también me di cuenta leyendo a Keynes que él también era un liberal, solo que su teoría general era coyuntural, para una crisis depresiva, que se resolvía con la intervención del estado, pero que como Keynes lo expresa en su obra, una vez superada la crisis, la mejor alternativa es el libre mercado.
Este periodo de crisis del libre mercado, donde se evidenciaba, tal como lo señalaba Marx y muchos otros autores que han estudiado los ciclos de crisis del capitalismo, que éste era la causa de la crisis de los años veinte, eso fue lo que pudo haber trazado ese corte entre el liberalismo clásico de Smith y David Ricardo y lo que se empezó a llamar neoliberalismo, con nuevos enfoques monetaristas y fuertes críticas al Estado, por parte de economistas como Friedman, pero que no tenían nada diferente a los principios generales del liberalismo. Hasta tenían similitudes sus teóricos, Von Mises fue asesor de un presidente austriaco fascista y Friedman lo fue de un monstruo fascista en Chile.
La larga noche neoliberal, está reducida, por el autor de susodicho artículo, a un momento histórico en esta minúscula parte del mundo. En otras latitudes nadie sabe qué significa neoliberalismo, y todos los tratados sobre la temática no se han escrito y el neoliberalismo nace con los Programas de Ajuste Estructural y su capítulo final fue el TLC. ¿Qué hay de los aportes sobre el neoliberalismo de Chomsky y el premio nobel de Economía Joseph Stiglitz? ¿Por qué ellos y muchos científicos más llaman con precisión y rigurosidad científica al neoliberalismo con su nombre? Yo me siento orgulloso cuando trato a un político de neoliberal, y sé que eso lo hace sentir mal, porque en el fondo sabe que el neoliberalismo es la eterna noche de terror que vive este planeta.
Pero no es necesario tal discusión en este momento, podríamos hacer un ejercicio sencillo para explicar quién es un neoliberal. Se juzgan por sus actos. Es aquel político que ofrece “beemesdobleu” para que un pueblo ignorante vote por un tratado de apertura desigual entre nuestro pequeño país y el imperio. Es neoliberal quien desde su puesto de poder se esfuerza por defender la usura y se opone a un proyecto que quiere pone límites a las tasas de interés. También lo es quien quiere desmantelar el Estado y trasladar actividades lucrativas a las grandes empresas, es neoliberal quien destruye el bosque y extrae madera de manera indiscriminada, quien contamina porque lo considera un libre derecho a ejercer la actividad privada, quien está en contra de las leyes contra la especulación, contra el salario mínimo, contra los servicios gratuitos de salud y así hasta el infinito. No es necesario una definición, bastan los actos para identificar al neoliberal. Y lo es también quien quiere un estado grande fuera necesariamente ineficiente, mientras que la grandeza de las empresas gigantes fueran sinónimos de eficiencia. También son neoliberales, los economistas que se ponen al servicio de estas causas, buscando justificaciones científicas que rayan en el vulgarismo económico. Convirtiéndose así en mercenarios disfrazados de académicos.
A nivel mundial el neoliberalismo es la filosofía que cubre el terrorismo imperial, el militarismo, los genocidios de los israelitas y del ejercito gringo unido a los sangrientos ejércitos de la OTAN y por supuesto la salvaje explotación a nivel económico, origen de la enorme desigualdad que estaba a punto de quebrar el sistema cuando para deleite de muchos neoliberales cayó la pandemia.
* Miembro de la Directiva del Colectivo Político Semilla
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