Luis Paulino Vargas Solís
La misión y responsabilidad asignadas a la Defensoría de los Habitantes tienen que ver centralmente con una cosa: la defensa de los derechos humanos de todas las personas habitantes de Costa Rica. Si en el pasado pudo haber alguna duda sobre eso, la evolución natural de las cosas se ha encargado de despejarla: hoy nadie espera menos del defensor o defensora, excepto un sólido compromiso con los derechos humanos. Debemos recordarlo, puesto que uno de los diputados del partido de gobierno, levanta un monumento a la ignorancia, cuando tiene la osadía de contradecir tal cosa, recurriendo a un sancocho de argumentos enrevesados e incoherentes.
Toda una farsa para justificar su apoyo a Erick Ulate, lo cual nos habla muy bien de la clase de candidato de que estamos hablando.
Al igual que el diputado en mención, Ulate ni entiende qué son los derechos humanos, ni tiene trayectoria alguna como defensor, estudioso o activista de los derechos humanos. Ya eso sería argumento sobrado para afirmar, con absoluta certeza, que nombrarlo defensor, sería un gravísimo error. Pero es que la cosa no se agota ahí. Es mucho más que eso.
Está también el retorcido papel que ha jugado en el Consejo de Transporte Público (CTP), donde ha defendido los intereses de las compañías autobuseras, en perjuicio de todas las personas usuarias, y, en especial, de quienes tienen alguna discapacidad y de las personas mayores. Pero la cosa tampoco termina ahí. Todavía hay más.
Es que, encima de todo lo dicho, la ideología de “el consumidor”, del que Ulate es beligerante propagandista, es una ideología mentirosa, orientada a la defensa de poderosos intereses económicos. La cruzada por la desregulación y liberalización de mercados, que Ulate promueve con desbordada pasión, deja al descubierto, y en desamparo, a las personas humildes y a los sectores más vulnerables, porque las deja subordinadas a los poderes que dominan los mercados, los cuales, la gran mayoría de las veces, son los de influyentes oligopolios.
Tener esto último presente, permite entender por qué Ulate apoyó a los autobuseros, en vez de apoyar a las personas usuarias. Esa es su ideología y esos son sus compromisos: a favor del poder económico.
Publicado originalmente en Facebook, compartido con SURCOS por el autor.