José Luis Valverde Morales
El entrenador Vladimir Quesada del deportivo Saprissa, defendió como león a su cachorro, Douglas Sequeira, lanzado a la manada de periodistas deportivos en los albores de su carrera.
El titular del periódico La Nación, no puede ser más cruel, personas quienes si acaso han pateado la bola, dando el veredicto en los albores del quehacer deportivo de un muchacho.
Algunos más comedidos, otros como jueces implacables, en medio el entrenador empático, solidario, piadoso, magnánimo, justo con su novel jugador.
Con el respeto característico en él, el verbo prudente, comedido, le espetó al periodista con el dedo inquisidor de la pregunta, si nunca, conjuntamente con sus colegas, se habían equivocado.
Me encantó esa pose humana de Vladimir Quesada, el aficionado saprissista debe arropar al muchacho, no para consentirle los naturales, humanos errores, más bien, para hacerle saber en los albores de su carrera y la vida, el mundo es más que un balón tratado a las patadas.
En el partido de la existencia hay ganadores efímeros, los triunfadores se definen al final del camino, para el joven Sequeira, apenas empieza.
Algunos comunicadores ya lanzaron la primera piedra, con valentía, el entrenador se colocó al frente del muchacho, para evidenciar a los supuestos libres de pecado.
¡Muy bien Vladimir, así de hace!