Sentencia condenatoria contra telefónica francesa: un hito mundial contra el acoso empresarial

“Haremos las reducciones de una u otra manera, por la ventana o la puerta” (Lombard, exdirectivo de Telecom)

En la década pasada, el monopolio telefónico France Telécom se privatizó, asumido por Orange.

La empresa estableció y ejecutó un plan de reestructuración que comprendía el despido de 22.000 trabajadores y 10.000 reubicaciones.

Se ejecutó un tenebroso plan NexT y ACT para presionar que las personas trabajadoras renunciaran.

En este contexto empresarial, 19 trabajadores se suicidaron, 12 lo intentaron y 8 sufrieron una profunda depresión.

Una trabajadora de 32 años se lanzó por la ventana de una de las oficinas de la empresa, como lo había prometido Lombard, exconsejero delegado de Telecom.

Uno de los casos más dramáticos fue el de Louvradoux, de 56 años, que se prendió fuego frente a su oficina, en Burdeos.

Después de mucha insistencia, la Fiscalía denunció en los tribunales a varios exdirectores de la telefónica y civilmente a Orange.

El juicio se realizó entre mayo y julio de este año, en el que desfilaron cualquier cantidad de testigos, incluido un exdirector de FMI que llegó a defender al número 1 de Telecom.

Lombard declaró: “La transformación de un negocio nunca es placentera, esa es la realidad. No había nada que yo pudiera hacer”.

Este viernes, el Tribunal Correccional dictó la tan esperada sentencia, condenando a Lombard y otros exdirectores a un año de prisión, aunque a los 4 meses pueden quedar en libertad bajo fianza y a 15.000 euros de multa.

Asimismo, la empresa fue condenada a pagar 75.000 euros, que fueron las penas más altas establecidas en el Código Penal vigente al momento de los hechos, cuyas sanciones se han endurecido en los últimos años.

No obstante que las penas y sanciones son irrisorias, la sentencia marca un precedente mundial, que condena los métodos empresariales de acoso contra los trabajadores.

La sentencia es muy importante porque por primera vez se juzga no la conducta individualizada de una persona contra otra, que ha sido lo usual en este tipo de procesos, sino la conducta institucional, la cultura empresarial, en el marco de un proceso de reestructuración o reorganización, dirigida a presionar y hostigar a las personas trabajadoras.

La conducta de los exdirectores de la telefónica refleja hasta donde es posible que el capitalismo salvaje extienda las garras de la muerte, “la gerencia del terror” -como lo dejó escrito en una carta un trabajador que también se suicidó-, que no tiene ningún escrúpulo de sacrificar la integridad y la vida de la clase trabajadora.

Ya va siendo hora que en Costa Rica se penalice el acoso laboral o moral.

Manuel Hernández

 

Imagen tomada de https://www.entornointeligente.com/

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