Situaciones que ponen en duda la inteligencia humana

José Luis Pacheco Murillo

Seguimos observando acontecimientos que no concuerdan con lo que se supone es la inteligencia humana y los adelantos tecnológicos que se tienen en este ya avanzado siglo XXI.

– Han pasado seis meses de una guerra de la que no se tiene cifras de la cantidad de muertos, de la cantidad de desplazados y de la cantidad de destrucción que ha dejado. Seis meses de barbarie y de absurdo enfrentamiento, sin hacer esfuerzos para acabar con eso. Al parecer se sienten a gusto los países involucrados y como que se acostumbraron los demás países de tener esa masacre activa y engrandeciéndose. Una guerra de dos en la que intervienen muchos otros países aportando material bélico, pero sin poner muertos, es decir, “tomen, síganse matando, nosotros los vemos como lo hacen”. Eso deja mucho qué pensar sobre la inteligencia humana.

– Todo el mundo sabe que lo más beneficioso para la humanidad es dejar de depender de los hidrocarburos. Sin embargo, cada día se llevan a cabo actividades que dicen lo contrario. La fabricación de vehículos de todo tipo que requieren de esos combustibles no cesa de crecer en comparación con los vehículos cuya movilidad no dependen de esos hidrocarburos. Un contrasentido, pues a estas alturas, en el mundo deberíamos estar libres de la contaminación por esos vehículos y tener mayor accesibilidad a los vehículos eléctricos, pero los intereses económicos siguen prevaleciendo.

– No se logra entender cómo a estas alturas del desarrollo humano tengamos que lidiar con una atención en el área de la salud que está cargada de corrupción y de atrasos en la atención de los que requieren de servicios médicos. Filas interminables para una atención de pocos minutos y tratamientos llenos de elementos químicos que a veces afectan más que la misma enfermedad. La falta de educación sobre alimentación y salud nos tiene enfermos pudiendo evitarse muchos de los padecimientos que tenemos.

Dios quiera que la humanidad vaya más hacia el humanismo y el desarrollo adecuado a mejor calidad de vida y a logros mucho más cercanos a la paz que a la estupidez de una guerra. Ya basta de comportarnos como cavernícolas en el siglo de mayor desarrollo humano y tecnológico.