El lunes 10 de junio se realizó la instalación oficial de las mesas de trabajo del Foro Diálogo Nacional de Alto Nivel. Estas mesas de trabajo se enfocarán en cuatro grandes temáticas: educación, salud y seguridad social, fomento a la producción nacional y seguridad ciudadana.
Con la instalación de estas mesas de trabajo, se da un paso crucial hacia el fortalecimiento del diálogo y la cooperación entre los diferentes actores del país para construir una Costa Rica más justa, inclusiva y solidaria
Información general importante:
– El formulario de inscripción para particiar de estas mesas cierra el 30 de julio. No obstante, esto no impide que organizaciones y liderazgos se integren luego al proceso.
– La segunda sesión Mesa de Producción Nacional: Lunes 01 de Julio. Hora 5:00 pm vía zoom.
– La segunda sesión Mesa de Educación: Martes 02 de Julio. Hora 3:30 pm vía zoom.
– La segunda sesión Mesa de Seguridad Ciudadana: Miércoles 03 de Julio. Hora 5:00 pm vía zoom.
– La segunda sesión Mesa de Salud, Seguridad y Previsión Social: Jueves 04 de Julio Hora 5:00 pm vía zoom.
– Las organizaciones pueden conformar con personas profesionales expertas en los temas, para la conformación del equipo técnico de las mesas y el equipo de comunicación del proceso.
Vivian Rodríguez Araya Directora Nacional Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras BPDC*
Iniciamos el mes de junio introduciendo sinergias en la instalación de una serie de actividades que se enmarcan en el gran Foro de Diálogo Nacional de Alto Nivel para la construcción de una visión compartida de país, un mes en el que daremos inauguración a las mesas de trabajo establecidas en este importante proceso de diálogo, el cual busca construir propuestas de incidencia política desde la pluralidad colectividad.
El foro de Diálogo Nacional dio lanzamiento oficial, según lo acordado y aprobado el pasado 5 de marzo 2024, por representantes de sectores sociales y productivos que conforman la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular y Desarrollo Comunal en conjunto con organizaciones de trascendencia nacional y grupos organizados que componen actores plurales de la acción social y productiva del país, visionando la articulación de una agenda integral hacia la mejora en la calidad de vida de las personas y que responda a las necesidades de todos los sectores sin exclusión alguna y el impulso por provocar la correlación de sinergias que de manera voluntaria favorezcan las más legitimas causas de lucha, por la defensa y en resguardo del bienestar social, conforme al innegable derecho que nos consagra nuestra querida Costa Rica.
Hoy es necesario hacer un exaltado aclamo a representantes de sectores productivos, líderes de organizaciones sociales y a la ciudadanía en general; qué llegó la hora de iniciar un genuino y justificado esfuerzo al diálogo nacional, para emprender acciones objetivas hacia la construcción de soluciones vivas y firmes que impacten de manera positiva en la solución a las problemáticas que aquejan a nuestro país y que afectan directamente a la sociedad.
Desde la Asamblea de Trabajadores y trabajadoras, como máxima instancia jerárquica del Banco Popular y de Desarrollo Comunal, constituida por diversos sectores socio productivos del país, cuenta con una importante experiencia y trayectoria del pasado por liderar procesos de diálogo, y hoy nuevamente se reafirma y protagoniza el ser generadora de un nuevo auténtico y oportuno esfuerzo al proceso de Diálogo Nacional, con el propósito de alcanzar una agenda de trabajo multisectorial de forma integral, orientada por significativos principios que regirán en contribución a la participación activa y respetuosa para lograr un país más solidario y más justo.
Dado este contexto, es imperante convocar de manera universal a la participación de toda la ciudadanía costarricense, instituciones gubernamentales y no, organizaciones sociales y productivas a unirse a este nuevo proceso, por un Dialogo Nacional que contribuya a la construcción de una visión compartida de país, en donde prospere el respeto y resguardo de una Costa Rica Institucionalmente fortalecida y resistente mediada por políticas de justicia y derecho social en donde viva siempre el trabajo y la paz.
Hasta los aciagos años de 1980 el país avanzó, más bien que mal, desde una reforma de corte socialista en los años de 1940, con protagonismo del movimiento campesino-obrero que una década anterior (huelga de trabajadores bananeros de 1934) contribuyó a impugnar el régimen oligárquico de economía de enclave, hasta consolidar una institucionalidad social modernizante de inspiración social demócrata y socialcristiana.
El descarrilamiento que se produjo con la instauración de los Programas de Ajuste Estructural de corte neoliberal, en la década de 1980, ha sido de consecuencias desastrosas, comparable con la “tragedia del Virilla” en 1926 que cobró 385 víctimas y 150 heridos. Por más que se quiera vender la idea de que tales programas eran una necesidad, lo cierto es que fueron el inicio del desmantelamiento del Estado Social de Derecho, el rumbo que nos venía conduciendo a mejores puertos, al punto de convertirnos en el país latinoamericano que punteaba en desarrollo humano.
Hoy estamos punteando también, pero en desigualdad y violencia. Ocupamos los vergonzantes primeros lugares en la región y también entre los diez más desiguales y violentos del mundo. Frente a esta realidad, por una parte, se profundiza el derrotero privatizador más que diezmando el financiamiento a la institucionalidad social (Caja del Seguro Social, educación pública, programas de asistencia social), propiciando la importación de arroz con lo que se favorece a países extranjeros (Brasil, Uruguay y Estados Unidos, principales proveedores) y a los pocos importadores, mientras se produce la quiebra de nuestros productores. Asimismo, para no impulsar una verdadera reforma tributaria que ponga a pagar a los ricos del país, se festina la venta del Banco de Costa Rica: un paliativo más, propio de la vieja estrategia de “patear la bola” que tanto se critica. Por otra parte, se negocian una serie de leyes, más bien de carácter represivo y no preventivo, y se anuncia la creación de más cárceles como la fórmula mágica para contener el avance de la violencia organizada y delincuencial.
No se quiere entender que la mejor política de seguridad para el país es una buena política económica y social, que propicie el empleo digno, el salario justo, la educación de calidad y accesible, la salud preventiva, es decir, una canasta básica y nutritiva al alcance de todos y diagnósticos tempranos de enfermedades crónicas, servicio de transporte público de calidad y ciudades amigables.
De no avanzar hacia un estilo de desarrollo postneoliberal, dando un nuevo impulso al Estado Social de Derecho, el tren seguirá descarrilado y cobrando cada vez más víctimas. El viraje tiene que ser lo antes posible, y solo una coalición de fuerzas sociales y políticas imbuidas de una decidida y valiente voluntad patriótica puede hacerlo.
El derrotero de la denominada “dictadura en democracia” que se inauguró torciendo brazos para impulsar el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Costa Rica-República Dominicana, se ha venido profundizando en los dos últimos gobiernos, pero ya hace aguas. El discurso populista y mesiánico de perfil religioso resulta cada vez más vacío, se diluye en un marasmo de falsas promesas que vienen siendo repulsadas por una ciudadanía desencantada.
Las personalidades fuertes por las que apostaba buena parte de la ciudadanía han defraudado. Vendieron una imagen de fortaleza para enderezar la barca y enrumbar al país hacia la decencia en el manejo de la cosa pública y hacia la justicia social, pero una vez en el poder pactaron con los poderosos y abandonaron las banderas de la justicia para el bienestar y la paz social. El tren continuó descarrilado.
Hoy se abre una ventana de oportunidades con el diálogo social emprendido por la academia y la clase trabajadora del país. Este es un país donde ha prevalecido la inteligencia y la cultura sobre el poder y la fuerza. Cuando en el mundo hay una avanzada de regímenes de fuerza que conducen a la guerra por mezquinos intereses económicos y geopolíticos, legitimando el genocidio, se hace necesario levantar las banderas de la inteligencia y la cultura, para construir sociedades que apuesten por la paz y a vida. ¿Por qué no Costa Rica?
Taller: ¿Qué expectativas existen sobre la metodología para el Foro Diálogo Nacional De Alto Nivel? a realizarse el 18 de marzo de 2024 a las 4:30 p.m en la Sede Central ADEP Avenida 12, Calle 10.
El Foro Diálogo Nacional de Alto Nivel, celebrado el 5 de marzo en Costa Rica, destacó la importancia de reunir a la academia, los sectores sociales y productivos para abordar los desafíos del país. Con un enfoque inclusivo, se buscó llevar visiones sociales y económicas a los tres Poderes de la República para desarrollar estrategias en política pública. La iniciativa, que surge ante las oportunidades post pandemia, enfatizó la necesidad de generar soluciones innovadoras desde una perspectiva de justicia social. Además, la historia de Costa Rica demuestra la efectividad del intercambio de ideas para encontrar soluciones a problemas complejos.
Durante el lanzamiento del Foro Diálogo Nacional de Alto Nivel, que se dio gracias al esfuerzo de articulación multisectorial entre la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras del Banco Popular y Desarrollo Comunal, Mesa Nacional de Diálogo Social y Productivo, y Consejo Nacional de Rectores (CONARE), se presentaron varias exposiciones sobre la realidad nacional y se dieron a conocer los principios de este proceso.
Los principios que respaldan el marco filosófico de esta iniciativa están basados en los fundamentos de la sociedad costarricense, que se distingue por su estabilidad democrática y su historial de acuerdos nacionales. Dichos principios son suscritos por las organizaciones sociales, productivas y privadas participantes en este proceso, los cuales son:
Colaboración y cooperación global: Suscribimos la colaboración entre gobiernos, organizaciones internacionales, sector privado, sociedad civil y comunidades locales para abordar los desafíos del desarrollo humano sostenible de manera integral y coordinada a nivel local, nacional e internacional.
Diversidad y Pluralidad: Reconocemos y valoramos la diversidad de experiencias, identidades y perspectivas dentro de la sociedad, así como trabajar hacia la eliminación de prejuicios y estereotipos que perpetúan la discriminación y la exclusión de sectores sin valorar el aporte que se generan en los procesos de nuestra sociedad cuando hay riqueza en diversidad y pluralidad.
Economía sostenible: Creemos en los modelos económicos asociativos, sociales y privados que valoren y promuevan el bienestar humano y ambiental sobre el crecimiento económico a corto plazo, incorporando consideraciones de sostenibilidad en todas las actividades económicas.
Innovación y tecnología para el desarrollo humano: Entendemos la importancia de la ciencia, la investigación y el desarrollo de tecnologías alternativas y soluciones innovadoras que contribuyan a alcanzar los objetivos para el desarrollo sostenible en el país.
Democracia: Creemos en la democracia donde las personas tienen la capacidad de participar en la toma de decisiones políticas mediante la elección de representantes, a su vez la posibilidad de generar expresión de sus opiniones, como también ser partícipe de procesos políticos para la transformación y bienestar de las mayorías.
Participación y agenciamiento comunitario: Buscamos involucrar a las comunidades locales en la toma de decisiones que afecten su entorno y promover su capacidad para gestionar de manera sostenible sus recursos naturales, culturales, políticos, económicos y sociales.
Resiliencia y adaptación al cambio climático: Buscamos promover estrategias para mitigar los impactos de la crisis climática, así como fortalecer la resiliencia de los territorios con alternativas basadas en la naturaleza, ante los efectos, especialmente aquellos territorios más vulnerables.
Inclusión de personas jóvenes: Reconocemos la importancia de inclusión de personas jóvenes para crear entornos, políticas y programas que permitan la participación activa y equitativa de las personas jóvenes en la sociedad, así como el reconocimiento de su diversidad donde todas las personas jóvenes se sientan valoradas y puedan contribuir de manera significativa al bienestar colectivo.
Equidad de género: Creemos en la equidad de género para la igualdad de oportunidades, derechos y responsabilidades entre hombres y mujeres en todas las áreas de la vida, buscamos garantizar que tanto hombres como mujeres tengan las mismas posibilidades de desarrollarse plenamente y contribuir al progreso social, económico y político del país sin importar su género.
Equidad y justicia social: Buscamos garantizar que todas las personas, independientemente de su origen socioeconómico, género, etnia o ubicación geográfica, creencias o pensamiento ideológico, tengan acceso a oportunidades equitativas para el desarrollo y el bienestar.