El Instituto Clodomiro Picado (ICP) de la UCR, es el centro de investigación científica encargado de contribuir a la solución del problema de envenenamientos por animales ponzoñosos en Costa Rica. En la actualidad se registran entre 400 y 600 mordeduras de serpientes cada año.
Sus estudios son primordiales para el desarrollo y mejoramiento de técnicas para producción de antídotos diseñados para su uso terapéutico en nuestro país y otras regiones del mundo.
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La ley que aspira a cubrir a trabajadores agrícolas ante accidentes ofídicos es casi una realidad
La UCR impulsó el proyecto de ley aprobado en segundo debate. Las personas beneficiarias de esta ley son quienes realizan labores agrícolas y están en condición de pobreza
Por primera vez en la historia nacional, Costa Rica está cerca de concretar una ley que garantizará la cobertura universal del seguro de riesgos a todas las personas trabajadoras independientes afectadas por mordeduras de serpientes.
El proyecto de ley constituye el expediente 22 334 y su aprobación abre el camino para que todas las personas agrícolas trabajadoras del campo, quienes en la mayoría de los casos no están aseguradas, puedan tener una protección ante eventuales envenenamientos ofídicos. También, podrían acceder a una compensación económica por las secuelas temporales o permanentes debido a un accidente de este tipo.
“Nos llena de alegría dar este paso. Lo que nos motivó a generar este proyecto de ley, junto con el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica, fue la preocupación por las y los trabajadores que se encontraban en total situación de desprotección. Trabajadores independientes de zonas rurales y de escasos recursos, muchas veces en condición de pobreza, que sufren de accidentes laborales y no cuentan con un seguro. Esto les impide tener una pensión y protección social para sus familias si quedan en una situación de invalidez”, indicó el diputado José María Villalta.
El estudio, que parte de una tesis de licenciatura desarrollada por la Lic. Jazmín Arias en la Universidad Nacional, y con la participación del Instituto, logró documentar en la región Brunca de Costa Rica la seriedad de las secuelas o consecuencias del envenenamiento por mordeduras de serpientes.
Asimismo, reveló que muchas de las familias afectadas son las que poseen el menor ingreso per cápita registrado en el país.
Desde las palabras del Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, científico del ICP-UCR y profesor emérito de la UCR, la investigación fue un aporte de gran relevancia. Si bien desde antes se conocía que un porcentaje de las personas que sufren envenenamiento ofídico tenían consecuencias diversas que afectan su calidad de vida, la información era más anecdótica y no estaba sistematizada.
En ese momento, la estudiante desarrolló un valioso estudio cualitativo que mostró cómo campesinas y campesinos que trabajan de manera independiente, o bien como trabajadores ocasionales y que son afectados por esta patología, no reciben compensación, ni rehabilitación, ni apoyo psicológico para enfrentar las secuelas de diverso tipo que les causan los envenenamientos ofídicos.
“Jazmín también documentó las consecuencias económicas que impactaron a estas personas y a sus familias. Este tema ha recibido muy poca atención no solo en Costa Rica, sino también en muchos otros países del mundo. La Organización Mundial de la Salud ha señalado la importancia de atender este aspecto olvidado del problema. En varios países se ha demostrado que las consecuencias psicológicas de los envenenamientos son terribles, con el desarrollo de cuadros de síndrome de estrés post-traumático, depresión y ansiedad. También se ha mostrado que muchas personas afectadas y sus familias, usualmente personas en condiciones de vulnerabilidad social, sufren una verdadera catástrofe económica producto de las secuelas de las mordeduras. Algo similar pudo observar Jazmín Arias en su estudio en la zona sur de Costa Rica”, ahondó el Dr. Gutiérrez.
En Costa Rica, las personas víctimas son atendidas por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y reciben los antivenenos necesarios para su recuperación costeados por la seguridad social. No obstante, muchas de ellas quedan con secuelas permanentes, sin la posibilidad de seguir laborado, sin recibir rehabilitación por no ser asalariados regulares y, además, sin ningún tipo de indemnización.
“El estudio se basó en entrevistas semiestructuradas con 15 personas que habían sufrido envenenamiento por mordeduras de serpiente. Las personas describieron muchas dificultades como consecuencia de estos venenos, como secuelas físicas permanentes, incluidas dos amputaciones, secuelas psicológicas, dificultades económicas y dificultades para reinsertarse en el trabajo agrícola”, se menciona en el artículo científico publicado.
Aunque la mortalidad se ha reducido drásticamente debido a la atención que provee el sistema de salud, algunos casos tienen una alta severidad con secuelas física y psicológicas.
«Este es un aspecto que hasta hace poco no se había analizado a cabalidad ni se había documentado bien. La información de que disponemos ahora indica que este aspecto de las secuelas es un ángulo fundamental del problema, al que hay que ponerle mucho mayor atención».
Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez.
Foto: Karla Richmond, UCR.
Esperanza
De acuerdo con el Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, Costa Rica ha tenido importantes avances para reducir el impacto de los envenenamientos ofídicos en el país, pero es claro que se ha tardado en compensar las consecuencias físicas, psicológicas, sociales y económicas de estos envenenamientos. Por lo tanto, esta ley viene a llenar ese vacío.
“Este nuevo proyecto de ley viene a llenar en buena medida este vacío y esta deuda que el país tiene con las personas afectadas por esta enfermedad. La aprobación de esta ley lanza una señal de esperanza de que en nuestro país, mediante sinergias entre las universidades públicas, el sistema de salud pública, el sector político y de gobierno y los sectores comunitarios organizados, podemos avanzar por sendas marcadas por la solidaridad y la procura del bien común. Este logro nos debe motivar a seguir mejorando cada vez más los esfuerzos para reducir el sufrimiento humano causado por las mordeduras de serpientes”, manifestó el Dr. Gutiérrez.
La entidad que emitirá el la cobertura será el Instituto Nacional de Seguros (INS). El tomador de la póliza será el Consejo de Salud Ocupacional y estará a cargo de cumplir con las obligaciones dispuestas en los incisos a), b) y c) del artículo 214 del Código de Trabajo respecto a los trabajadores independientes indicados.
Asimismo, el documento del proyecto de Ley señala que no será necesario presentar planillas ni reportar de previo al trabajador para el aseguramiento. No obstante, el Consejo de Salud Ocupacional sí deberá llevar los controles o registros necesarios para verificar que los reportes de accidente que remita sean procedentes.
“El mecanismo diseñado establece la creación de un seguro especial, una póliza especial, que sería financiado con recursos del Consejo de Salud Ocupacional, un órgano del Ministerio de Trabajo con la competencia legal para promover la salud ocupacional y prevenir accidentes de trabajo. Este Consejo suscribiría una póliza colectiva de riesgo del trabajo con el INS que cubriría a las personas trabajadoras independientes que no están aseguradas, comentó Villalta.
Villalta reiteró que las personas beneficiarias de esta ley son quienes están en condición de pobreza, con escasos recursos económicos, y que por eso no han podido suscribir un seguro por su cuenta.
Por ese motivo, el mecanismo fue diseñado para proporcionar una cobertura a pesar de que la persona, antes de sufrir el accidente o la mordedura de serpiente, no haya estado asegurada. Si este mecanismo funciona bien, se podría extender la cobertura a otros riesgos y accidentes de trabajo que actualmente están descubiertos.
“Esta ley podría ser la semilla de un mecanismo de protección más ambicioso que cubra a las personas trabajadoras independientes del campo y de la ciudad que sufran accidentes de trabajo y que no tienen un seguro. En el país hay muchos casos de trabajadores independientes de bajos ingresos que no tienen una cobertura. Si hoy sufren un accidente laboral, no tienen protección. ¿Un ejemplo? Los repartidores de comida de plataformas digitales. El proyecto tiene una gran perspectiva a futuro porque, si funciona bien el mecanismo, podríamos extender esta protección a otras poblaciones desprotegidas”, resaltó Villalta.
Actualmente, en Costa Rica se reportan entre 400 y 600 casos de mordeduras de serpientes cada año. La mayor incidencia se dan en Puntarenas, Limón y Alajuela, aunque ocurren envenenamientos en todo el país.
Las zonas más afectadas son regiones bajas de clima tropical húmedo y con vocación agrícola y ganadera, regiones donde se distribuye la especie Bothrops asper (terciopelo), que causa la enorme mayoría de los accidentes y los más graves.
Ahora, la iniciativa está en manos del Poder Ejecutivo para continuar el proceso y para que entre en vigencia deberá salir publicado en La Gaceta.
Jenniffer Jiménez Córdoba Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR
El miércoles 17 de noviembre de 2021, en horas de la tarde, la Comisión con Potestad Legislativa Plena Segunda votó en segundo debate (de forma unánime) para que el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR) alcanzara el benemeritazgo. Así, de manera oficial, el Instituto logra finalmente esta prestigiosa distinción.
El benemeritazgo es entendido como un reconocimiento otorgado por la Asamblea Legislativa que resalta el compromiso, esfuerzo y mérito de personas o colectivos que realizan contribuciones significativas al desarrollo de la patria en diferentes campos. Por lo tanto, ser acreedor de esta mención constituye un verdadero honor.
De acuerdo con Mileyde Alvarado Arias, diputada del partido Restauración Nacional y proponente de la iniciativa, la aprobación exitosa significa un gran orgullo y felicidad. El benemeritazgo le abre al Instituto más puertas para que el talento científico nacional tenga mayor impacto y acercamiento a otras instancias internacionales, con el fin de impulsar con creces la investigación, el desarrollo científico y tecnológico del país.
“Cuando llega la pandemia del COVID-19, empezamos a ver el enorme esfuerzo que ellos estaban haciendo en investigación como una oportunidad para ayudar. Eso me llamó la atención y dije: ‘vale la pena reconocer todo este esfuerzo que han hecho, primero por años y, luego, en un virus totalmente desconocido’. Ahí fue cuando nació la idea del benemeritazgo que realmente lo merecen. El Instituto tiene reconocimiento nacional e internacional. En Costa Rica tenemos gente con liderazgo y que aporta en beneficio de la humanidad”, comentó la diputada.
Lo anterior es con justa razón. Por más de 50 años, el ICP-UCR ha contribuido con brindar un medicamento eficaz contra los envenenamientos por mordeduras de serpientes y de otros organismos ponzoñosos, mediante antivenenos específicos y de otros inmunobiológicos. Actualmente, estas dos alternativas constituyen las únicas terapias efectivas para tratar los accidentes ofídicos.
“En el centro de las acciones del ICP siempre ha estado la filosofía de que la ciencia y la tecnología deben servir para la procura del bien común, en este caso para atender un problema de salud pública que afecta a los sectores más vulnerables de las sociedades de Centroamérica y del resto del sur global. El benemeritazgo otorgado al Instituto Clodomiro Picado es un reconocimiento a una labor colectiva de largo aliento”, manifestó el Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, profesor emérito de la Facultad de Microbiología de la UCR y exdirector del ICP-UCR.
Pero no solo eso. El trabajo del ICP-UCR ha trascendido más allá de las fronteras nacionales. Por su visión humanista, el Instituto beneficia a otros países en vías de desarrollo en África, Asia, Oceanía y América Latina, los cuales, de otra manera, carecerían del acceso a este medicamento vital.
¿El motivo principal? Ser fármacos destinados, principalmente, a países pobres. En términos económicos, lo anterior se convierte en un negocio poco rentable.
“Contribuimos no solo a resolver un problema de salud en nuestro país, sino que en muchos otros de la región Neotropical. Además, los aportes del Instituto Clodomiro Picado se despliegan también en otros continentes y nuestra contribución a la solución del problema de envenenamiento ofídico en África subsahariana y algunos países de Asia son reconocidos en la esfera internacional”, compartió el Dr. Mahmood Sasa Marín, subdirector del ICP e investigador de la Escuela de Biología de la UCR.
Con la aprobación en segundo debate, el siguiente paso es la publicación oficial en el Diario la Gaceta y, posteriormente, la firma de la Ley que será en Casa Presidencial. Ahí se espera que estén presentes las autoridades de la UCR, pero aún no hay fecha definida.
Jenniffer Jiménez Córdoba Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR
El académico hace un breviario de sus ideas y comparte los compromisos del científico con su sociedad.
Eduardo Muñoz Sequeira
Para Gutiérrez, el premio Rodrigo Facio representa el reconocimiento “a esos entornos colectivos y a la gente con quienes he compartido los proyectos y los sueños”. Foto: Laura Rodríguez.
José María Gutiérrez Gutiérrez vio la luz por primera vez en su propio hogar, en el corazón de la capital, donde creció rodeado de “una familia hermosa, donde imperaba el cariño, el estímulo y el respeto profundo a las personas”, recordó el científico. El 26 de agosto pasado, este académico recibió el Premio Rodrigo Facio Brenes, por sus aportes a las ciencias y a la sociedad. Este galardón es otorgado por el Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Gutiérrez, quien ya suma decenas de reconocimientos nacionales e internacionales, compartió con C+T que sus padres promovieron “un ambiente altamente estimulante. En mi caso, siempre me llamó la atención el estudio. Destaco la motivación que siempre recibí de mi hermano mayor Jorge Alberto, desde que yo era muy niño se convirtió en una fuente de inspiración en muchos sentidos, como lo fueron también mi hermana y mis demás hermanos, y por supuesto mis padres”.
En medio de la efervescencia política por la lucha contra Alcoa, ingresó a la UCR en 1972 y es ahí donde su formación religiosa “evolucionó a un compromiso de carácter social y político. Dejé de ser religioso, pero acrecenté esa veta relacionada con la solidaridad hacia el interés por los problemas sociales. Ello me llevó a tener una militancia política y a ver siempre la praxis de la ciencia desde una perspectiva no solo académica, sino también social y política”, indicó.
Se graduó como microbiólogo en 1977, pero desde que era estudiante ingresó como asistente de investigación al Instituto Clodomiro Picado (ICP), de la UCR, donde ya suma décadas vinculado. En 1984, obtuvo su doctorado en Ciencias Fisiológicas en la Universidad Estatal de Oklahoma, en Estados Unidos. Ha sido parte de equipos de investigación en el desarrollo de sueros antiofídicos que benefician a Costa Rica y a otras naciones. Actualmente, es profesor emérito de la UCR, pero sigue íntimamente relacionado con el trabajo del ICP.
En el 2017, el ICP celebró el 50 aniversario del primer lote de antivenenos producidos en Costa Rica. En la foto aparecen los fundadores del ICP junto a José María Gutiérrez: los hermanos Álvaro y Guillermo Flores, y Wayne Flowers, hijo del Dr. Herschel Flowers. Foto: cortesía de José María Gutiérrez.
Ciencia y sociedad
Para Gutiérrez, una de sus mayores satisfacciones es haber hecho ciencia en su propio país.
“Como seres humanos, tenemos que dirigirnos por otros rumbos que beneficien a la humanidad como un todo y no solo a algunos sectores”, afirmó.
-¿Cuál es el rol social y ético de las ciencias para la búsqueda del bien común?
El conocimiento científico y tecnológico debe estar en función de las necesidades de las personas. Esto se podrá lograr si ocurren cambios fundamentales en la forma como se organizan y funcionan las sociedades, aunque en las últimas décadas los proyectos políticos hegemónicos han privilegiado a los sectores minoritarios que detentan el poder económico. Esa es la lógica de apropiación del mercado, la lógica del más fuerte.
-Países ricos han develado una realidad poco discutida públicamente, que es el derecho a la salud y la voracidad en la adquisición de la posible vacuna contra el COVID-19 y suministros médicos. ¿Qué vías podemos transitar los países pobres o de renta media para asegurarnos los mismos derechos ante la pandemia?
En el caso de América Latina, se requiere volver por los senderos de integración regional y en los que lamentablemente se ha retrocedido. Por otra parte, la crisis actual ha mostrado la importancia de la soberanía y la autosuficiencia en diversos planos, desde el político, pasando por el de la soberanía alimentaria, el fortalecimiento de la institucionalidad pública y el de la autosuficiencia en muchos aspectos a nivel de comunidades locales. Es decir, desmarcarnos de los grandes canales globales de comercialización e intercambio.
-¿Pensó en algún momento que el Instituto Clodomiro Picado de la UCR sería un protagonista tan importante en la atención de la emergencia provocada por el COVID-19?
Aunque el foco principal de acción del ICP se relaciona con el tema de los envenenamientos por mordeduras de serpientes, esa experiencia permitió que nos planteáramos la posibilidad de desarrollar un tratamiento contra las infecciones causadas por el SARS-CoV-2. Otras de las áreas que el ICP está asumiendo de cara al futuro es la transferencia de tecnología para que otros laboratorios de países en vías de desarrollo establezcan sus propias plantas de producción de antivenenos y otros productos inmunobiológicos. Y, por supuesto, el ICP continúa abriendo nuevos temas de investigación en colaboración con colegas de muchos países.
-¿Por qué la producción de sueros antiofídicos no es asumida por las farmacéuticas privadas?
Hay empresas privadas que producen antivenenos, pero no son las denominadas “big pharma”. Más bien, están en países en vías de desarrollo, porque los envenenamientos por mordeduras de serpientes afectan, principalmente, a personas en condiciones de pobreza en países de escasos recursos. Por lo tanto, este mercado no es lucrativo.
-La pandemia del COVID-19 ha generado una discusión sobre quién produce y quién tiene prioridad ante las posibles vacunas. ¿Qué criterio tiene al respecto?
Aquí el tema central es si la salud pública debe estar centrada solo en criterios de mercado o más bien humanitarios, sobre si la salud es un derecho humano fundamental. Pero, más allá, la discusión global debe ser sobre la filosofía que guíe en el futuro la producción y distribución de medicamentos y vacunas, y sobre cómo promover el acceso universal a estos productos.
En el 2015, en Oxford, Inglaterra, el científico recibió el Premio Redi Award, otorgado por The International Society on Toxinology, por las contribuciones científicas en toxinología. Foto: cortesía de José María Gutiérrez.
RECUADRO
Universidad y sociedad
José María Gutiérrez Gutiérrez se sumó a la galería de otros costarricenses que recibieron el Premio Rodrigo Facio Brenes. Para él, los aportes de este pensador siguen siendo actuales “en momentos en que las dirigencias políticas tradicionales carecen de imaginación, creatividad, criticidad y visión para generar opciones que realmente beneficien a la mayoría de la población. Domina un modelo reduccionista que se limita a repetir recetas ideológicas gastadas que solo han conducido a debilitar los pilares del estado social de derecho. De los textos de Facio se desprende una enorme capacidad para ver el potencial que tiene la UCR, así como su visión amplia y una constante preocupación por ubicarla en el contexto de la construcción de un entorno social más próspero y equitativo”.
-¿Cuál es el rol de la universidad pública en el modelo de país que requerimos?
La universidad pública debe jugar un papel central, en procura de edificar una sociedad marcada por valores de solidaridad, equidad, respeto a la diversidad, relación armónica con el ambiente, procura de la dignidad de las personas y, en general, cuidado de la vida en todas sus manifestaciones. ¿Cómo hacerlo? Antes que nada, preservar su carácter público en su concepción y su funcionamiento, estar al servicio de toda la sociedad y no solo de algunos grupos, y preservar el principio de integralidad. Esto es, del desarrollo de todas las áreas del conocimiento y no solo de aquellas que tienen un impacto en ciertos sectores del mercado.
-Pero hay corrientes políticas que apuestan por una desarticulación de la universidad pública, mientras que otras naciones invierten mucho más en investigación científica y tecnológica.
La consolidación de una comunidad científico-tecnológica robusta le permite a un país generar conocimiento original sobre su propia realidad natural y social, y es clave para que podamos transitar por senderos de prosperidad y equidad. Lamentablemente, los modelos hegemónicos de las últimas décadas no le han prestado la debida atención a nuestro desarrollo científico y tecnológico. Tenemos una inversión en investigación y desarrollo muy pobre, por debajo del promedio latinoamericano. En fin, lo inadecuado de estas políticas nacionales va de la mano de la aridez de las propuestas de desarrollo que han prevalecido en el país en las últimas décadas.
Las formulaciones del Instituto Clodomiro Picado de la UCR ahora son sometidas a estrictas pruebas de calidad
El Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR) ya envasó con éxito los dos primeros lotes de inmunoglobulinas equinas con los cuales se pretende tratar a pacientes graves con COVID-19. Los lotes constan de un total de 1 000 viales y contienen anticuerpos contra dos combinaciones diferentes de proteínas del SARS-CoV-2.
“Después de varios meses de trabajo, finalmente hemos logrado envasar la formulación de inmunoglobulinas equinas. El proceso ocurrió según lo programado. Los datos previos que tenemos indican que las formulaciones cumplen con el diseño que habíamos establecido”, manifestó el Dr. Guillermo León Montero, coordinador de la División Industrial del ICP-UCR.
Ahora sigue una de las fases más estrictas del proceso: el control de calidad. En estos momentos, las formulaciones están siendo sometidas a una serie de rigurosos análisis que incluyen la prueba de esterilidad.
El propósito de la prueba de esterilidad es garantizar que el suero sea seguro para los pacientes antes de enviarlo a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). En esta ocasión, el estudio está siendo realizado por el Laboratorio de Análisis y Asesoría Farmacéutica de la Facultad de Farmacia de la UCR (Layafa-UCR).
Por más de 15 años, el Layafa-UCR ha contribuido con el Ministerio de Salud en la tarea de asegurar que los fármacos comercializados en el país cumplan con todos los criterios de calidad, seguridad y eficacia.
“Nosotros estamos corriendo el ensayo de esterilidad para dos lotes de inmunoglobulinas equinas fabricados por el ICP-UCR. Esta prueba de calidad busca demostrar la seguridad del producto en cuanto a verificar la ausencia de bacterias aerobias, hongos y levaduras. La prueba es muy importante pues, si se le aplica al paciente un producto con alguna contaminación, este puede producir una sepsis y poner en peligro su vida”, indicó la Dra. Jeimy Blanco Barrantes, coordinadora del Laboratorio.
Adicional a lo anterior, la Universidad de George Mason, de los Estados Unidos, también está analizando si las formulaciones propuestas por los científicos costarricenses inhiben la infectividad del virus SARS-CoV-2 en células de cultivo.
Si todo lo anterior es culminado de manera satisfactoria, lo que sigue es el envío oficial de los lotes a la CCSS. Los resultados del estudio clínico que efectuará la Caja serán los que determinarán, de manera concluyente, si las formulaciones realizadas son eficaces para el tratamiento de los pacientes con COVID-19.
“El esfuerzo ha sido grande y hemos obtenido los frutos que teníamos programados. Las formulaciones tienen altas concentraciones de anticuerpos contra las proteínas virales. De hecho, tienen concentraciones bastante más altas que la del plasma de pacientes convalecientes. Sin embargo, solo el estudio clínico dirá si las formulaciones son eficaces”, enfatizó el Dr. León.
En este trabajo participó todo el equipo del Instituto Clodomiro Picado de la UCR, que incluye el personal del bioterio, serpentario, caballeriza, producción, control de calidad, desarrollo tecnológico, investigación y del área administrativa.
La Universidad de Costa Rica comunicará de manera oportuna el avance de este proceso (que podría tardar un par de semanas), así como la entrega oficial de los lotes a la CCSS.
Jenniffer Jiménez Córdoba Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Estos son los primeros viales de prueba de personas no enfermas de COVID-19.
En este espacio se coloca un avance semanal sobre el trabajo que desarrolla el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR), el cual realiza esta labor por solicitud de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Esta última institución es la que lidera el proyecto.
Avances al 28 de abril del 2020
El ICP-UCR ya elaboró su primer lote de prueba con plasma de pacientes que no tuvieron la enfermedad del COVID-19. Este ensayo se realizó a fin de verificar que la línea de producción planeada para procesar el plasma de pacientes recuperados de tal enfermedad no tendrá ningún problema.
“Los resultados que obtuvimos fueron muy satisfactorios. La precipitación corrió del modo que esperábamos. Pudimos obtener más de 50 viales de los proyectados (56 en total) de un proceso de 25 litros de plasma. Las características son las requeridas y por lo tanto es un producto inyectable en términos de calidad química y microbiológica”, afirmó el Dr. Guillermo León, coordinador de la División Industrial del ICP-UCR.
Este primer lote de prueba no elimina el COVID-19. Es tan solo un ensayo para verificar que la línea de producción planeada para procesar el plasma de personas convalecientes de tal enfermedad no tendrá ningún problema cuando la CCSS envíe el insumo.
Lo anterior hace que el ICP-UCR esté totalmente preparado para recibir el plasma de las personas convalecientes del COVID-19 cuando la CCSS lo envíe. De esta manera, se logrará producir la anhelada formulación de inmunoglobulinas purificadas y concentradas.
“El trabajo de estas últimas semanas lo hemos enfocado en la producción de antivenenos y así llenar nuestras bodegas con el suficiente producto para satisfacer la demanda. Esto nos dará espacio y despejar la agenda del cuarto limpio con la idea de procesar, sin mayores retrasos, el plasma en el momento en que la CCSS lo haga llegar”, enfatizó el Dr. León.
Para afrontar esta iniciativa, el ICP-UCR tuvo que modificar su laboratorio de producción, con el objetivo de incorporar una línea alternativa de procesamiento de plasma humano. En otras palabras, es una línea completamente diferente a la que se usa en la elaboración de los sueros antiofídicos. El funcionamiento de dicha línea ya fue verificada mediante el lote de prueba.
Jenniffer Jiménez Córdoba Periodista, Oficina de Divulgación e Información Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/
Así avanza el Instituto Clodomiro Picado de la UCR
El Conicit donó 35 millones de colones para comprar una proteína que permitirá inmunizar a los caballos y así no depender por completo de donadores humanos
Imagen del ICP-UCR con fines ilustrativos. Foto: Anel Kenjekeeva.
El Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) buscarán una alternativa para no depender por completo de donadores humanos, recuperados de la enfermedad del COVID-19, para obtener anticuerpos y producir un medicamento contra la enfermedad.
¿El motivo? La donación de 35 millones de colones dada por el Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit) a la UCR, el cual permitirá comprar varias proteínas del virus SARS-CoV-2.
Varias proteínas virales se usarán para inmunizar a seis caballos donados a la UCR y así obtener los anticuerpos equinos. Esta labor se hará sin dejar de lado el procesamiento del plasma de donadores humanos, quienes superaron exitosamente la infección por COVID-19.
¿Cómo se logrará?
El método consiste en lo siguiente: algunas de las proteínas del nuevo coronavirus se inyectan repetidamente al caballo y, en tres meses, el animal habrá producido una buena cantidad de anticuerpos con capacidad de neutralizar el virus.
Posteriormente, los científicos extraen la sangre y separan las células sanguíneas de su parte líquida, llamada plasma sanguíneo, el cual contiene los anticuepos.
Luego, los anticuerpos equinos anti-SARS-COV-2 se purifican y, por último, se usan para preparar el medicamento que es un líquido inyectable colocado en un frasco de vidrio o vial.
“Justamente, aprovechando la experiencia del ICP-UCR, se propone una tercera línea de acción para el país que permita obtener anticuerpos neutralizantes equinos, y así no depender de donadores humanos de plasma. Este esfuerzo tan esperanzador, de las manos del Dr. Guillermo León, del Dr. Alberto Alape y de su grupo de investigadores, podría poner en un lapso de tres meses alrededor de 600 dosis de inmunoglobulinas neutralizantes equinas”, agregó la Dra. Giselle Tamayo Castillo, quien preside el Conicit.
Vea de manera gráfica el proceso
Mayor cantidad
De acuerdo con el Dr. Alberto Alape Girón, director del ICP-UCR, mediante la inmunización de caballos se podría aumentar considerablemente la cantidad de medicamento disponible y obtener mayores ventajas si se compara con los donadores humanos.
Por ejemplo, para obtener un máximo de 50 viales contra el COVID-19, se requiere que 25 personas donen, aproximadamente, un litro de plasma cada una en diferentes momentos de extracción. Para que el fármaco logre funcionar, necesita que cada frasco o vial tenga un mínimo de 50 ml de solución de inmunoglobulinas humanas. Una cantidad muy diferente si se obtienen esos mismos anticuerpos de un caballo.
“De un solo caballo se pueden extraer 100 viales de 10 ml cada uno, con un mejor rendimiento en cuanto a su potencia neutralizante, en comparación con el producto que se genera a partir del plasma humano. Lo que se planea hacer es generar dos combinaciones distintas, de las proteínas del SARS-COV-2, para inmunizar a los caballos y luego analizar cuál de las dos estrategias permite obtener anticuerpos con una mejor potencia para neutralizar la efectividad del virus”, explicó el Dr. Alape.
En el comunicado de prensa emitido por el Conicit, la Dra. Tamayo comentó que la FDA emitió recientemente una invitación para evaluar el uso de plasma y de inmunoglobulinas purificadas para el tratamiento de enfermos de COVID-19. Según la información proporcionada por el Conicit, los reportes que llegan de China son altamente esperanzadores, a pesar de que la prueba clínica involucró grupos pequeños.
Otro país con resultados alentadores ha sido Corea del Sur. El 7 de abril del 2020, el Hospital Severance informó que dos pacientes críticos se recuperaron completamente de la infección por COVID-19, después de recibir una terapia de plasma convaleciente. Dicho hospital incluso publicó un artículo científico que se puede consultar aquí: https://jkms.org/DOIx.php?id=10.3346/jkms.2020.35.e149
“El papel del ICP-UCR sería simplemente procesar el plasma, tanto de pacientes recuperados del COVID-19 que logre ser recolectado por los Bancos de Sangre de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), como del plasma que vayamos a obtener de los caballos. El medicamento será enviado a la CCSS como una formulación inyectable de inmunogobulinas purificadas y concentradas. El resultado que se busca es una mejora en el pronóstico de los pacientes que lleguen a requerir internamiento. Ese resultado será evaluado por personal de salud calificado de la CCSS”, informó Guillermo León Montero, coordinador de la División Industrial del ICP-UCR.
La donación fue anunciada por el Conicit el jueves 16 de marzo y se proyecta que la compra se dé en las próximas semanas.
Jenniffer Jiménez Córdoba Periodista, Oficina de Divulgación e Información Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/
Rectoría 29 de marzo de 2020 R-1856-2020 Dr. Daniel Salas Peraza Ministro de Salud Dr. Román Macaya Hayes Presidente Ejecutivo Caja Costarricense de Seguro Social
Estimados señores:
En primer lugar, quisiera iniciar este mensaje reconociendo y agradeciendo por el acertado manejo que el Ministerio de Salud y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) están dando a la actual emergencia nacional, debido a la pandemia causada por el virus SARS-CoV-2.
En apoyo a ese esfuerzo nacional, la Universidad de Costa Rica pone a su disposición los recursos del Laboratorio Clínico y el Banco de Sangre de la Universidad d Costa Rica (LCBSUCR) ubicados en el Hospital de Trauma y del Instituto Clodomiro Picado (ICP) de la Facultad de Microbiología, para cooperar con la CCSS en la extracción y control de calidad del plasma de pacientes convalecientes y en la preparación de formulaciones de inmunoglobulinas inyectables para ser usadas en el tratamiento de los pacientes con cuadros agudos de la infección causada por el SARS-CoV-2.
El LCBSUCR tiene normalizadas las pruebas de biología molecular necesarias para realizar el tamizaje de los plasmas que se procesen para purificar inmunoglobulinas y el ICP durante décadas se ha dedicado a la preparación de formulaciones de inmunoglobulinas equinas para el tratamiento del accidente ofídico en Centroamérica y otros lugares del mundo. Además, en los últimos años el ICP ha trabajado a nivel piloto en el fraccionamiento de plasma humano para producción de inmunoglobulinas humanas inyectables. No omito mencionar que las pruebas de control de calidad de las preparaciones de inmunoglobulinas purificadas con la metodología desarrollada por el ICP ya han sido evaluadas y los resultados han mostrado que cumplen con todos los estándares internacionales requeridos para estos medicamentos.
Con esta propuesta, que someto a su consideración, la Universidad de Costa Rica quiere contribuir a la solución del problema que enfrentamos actualmente, cumpliendo así su compromiso con la sociedad costarricense de la búsqueda del bien común, en momentos en que se requiere unir esfuerzos en pro de la salud de nuestra población.
Atentamente, Dr. Henning Jensen Pennington. Rector
Documental se está proyectando en más de 25 ciudades alrededor del mundo y podrá disfrutarse en la UCR de forma gratuita
El 20 de marzo a las 6:00 p.m. en el Auditorio de la Ciudad de la Investigación de la Universidad de Costa Rica (UCR), se proyectará el primer filme internacional que retrata el drama humano de una de las enfermedades desatendidas más perjudiciales y desconocidas del mundo: el envenenamiento por mordeduras de serpientes.
Se trata del documental “A minutos de Morir”, cuya calidad cinematográfica pone en evidencia la problemática de los envenenamientos ofídicos en cinco continentes y deja en alto el nombre de Costa Rica en el abordaje y tratamiento de la problemática. Un logro que se ha alcanzado a través del trabajo científico realizado por el Instituto Clodomiro Picado (ICP) de la UCR durante 50 años, a fin de salvar vidas tanto a nivel nacional como en otros 14 países de alta vulnerabilidad social.
La estética de las imágenes, de la mano con su contenido humano y la forma de mostrar una realidad que pasa inadvertida, está haciendo que la película actualmente se proyecte en más de 25 ciudades de Estados Unidos, Irlanda, Alemania, Inglaterra y África.
De acuerdo con el Dr. Alberto Alape Girón, director del ICP-UCR, esta es la primera vez que se refleja en la pantalla grande una realidad ignorada por el mundo, misma que recientemente ha sido catalogada como crisis mundial de salud. Aunque esta situación provoca un número de fallecimientos superiores al ébola, el envenenamiento ofídico continúa siendo una tragedia humana desatendida por la industria farmacéutica y por las autoridades de salud.
“Cada año ocurren cerca de 2.5 millones de envenenamientos por mordeduras de serpientes en el mundo. Esto causa la muerte de cerca de 100.000 personas y deja a más de 400.000 con secuelas permanentes. Los grandes afectados suelen ser los trabajadores agrícolas que viven en condición de pobreza, una población que suele estar ubicada en las zonas rurales de países tropicales como lo es Costa Rica. Como consecuencia, las víctimas ven disminuida su capacidad laboral, por lo que su situación socioeconómica se ve seriamente comprometida” afirmó el Dr. Alape.
Ante esa situación, el ICP-UCR ha sobresalido por contribuir significativamente a mejorar la salud costarricense y global, al producir antivenenos de alta calidad para distribuirlos en naciones que de otra forma no podrían acceder a este medicamento vital.
Su aporte ha llegado a regiones de Latinoamérica, África, Oceanía y Sri Lanka en el continente asiático. En estos lugares la UCR ha enviado un aproximado de 300.000 viales de suero antiofídico en los últimos cinco años. Así mismo, se ha preocupado por la transferencia de conocimiento científico en lugares remotos, con el propósito que los países logren ser autosuficientes y produzcan sus propios antivenenos.
“El documental “A Minutos de Morir” es una producción que tiene la virtud de presentar de manera muy humana, con mucho rigor y veracidad científica, el problema del envenenamientos por mordeduras de serpiente. Es un documental que está siendo usado para llamar la atención de la severidad y magnitud de este problema. De manera tal que, por primera vez, se está haciendo un reconocimiento explícito del trabajo efectuado en la UCR por el ICP y el país en general para encontrar soluciones a este problema de salud pública”, manifestó el Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, investigador del ICP-UCR.
El filme también abre nuevos espacios en la búsqueda de soluciones para enfrentar el problema, así como las iniciativas que se están llevando a cabo a internacionalmente mediante el liderazgo de Costa Rica encabezadas por el Instituto Clodomiro Picado.
Dicho esfuerzo nacional se consolidó en junio del 2017, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) aceptó una propuesta enviada por el Ministerio de Salud y presentada por la Misión Permanente de Costa Rica ante los organismos de las Naciones Unidas en Ginebra.
A través del apoyo de 17 países, se declaró los envenenamientos por mordeduras de serpientes como una “Enfermedad Tropical Desatendida en categoría A”, es decir, como uno de los padecimientos de mayor impacto para la salud mundial. Ahora para mayo del 2018, se presentará una nueva propuesta orientada a reducir el impacto de los envenenamientos globalmente, misma que será elevada ante la Asamblea Mundial de Ministros de Salud.
“Gracias a la declaratoria se ha incrementado el nivel de conciencia y la necesidad de buscar medidas a fin de atender a las personas afectadas. La propuesta que se presentará en mayo tiene la representación de Colombia y el respaldo de más de 25 países incluidos Brasil, Ecuador, Francia, Guatemala, Honduras, México, Panamá y Perú. De igual forma, las organizaciones no gubernamentales como la Iniciativa Global contra las mordeduras de serpiente y la Acción de Salud Internacional. La película rescata todos estos detalles de trascendencia”, destacó el Dr. Alape.
El filme fue producido por la Fundación Lincoln de los Estados Unidos, bajo la dirección de James Reid, el nueve veces ganador de los premios Emmy -galardones que reconocen las producciones televisivas más sobresalientes en los Estados Unidos-. Además, estará en la premiere del 20 de marzo en la UCR.
La entrada a la función será gratuita y abierta al público. Sedes y recintos podrán coordinar con el ICP-UCR para su proyección al llamar al 2511-7888 o enviar un correo a: icp@ucr.ac.cr.
Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista Oficina de Divulgación e Información, UCR
Prestigio de centro de investigación de la UCR lo hace un líder mundial en desarrollo y provisión de sueros antiofídicos
En el mundo se estima que ocurren 2.5 millones de envenenamientos por mordeduras de serpiente. De esta cifra, 100.000 personas mueren por este motivo en tan solo un año. – foto Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.
El renombre científico del Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR), durante sus 50 años de trayectoria, le permite hoy trabajar con laboratorios especializados en más de 28 países alrededor del mundo. Estas alianzas, junto con su amplia experiencia técnica, le da la posibilidad de producir antivenenos para distribuirlos en 14 países de alta vulnerabilidad social, que de otra forma no podrían acceder a este medicamento vital.
¿Su objetivo? Salvar vidas y erradicar los efectos perjudiciales que una mordedura de serpiente puede generar en la salud humana, cuyas consecuencias van desde secuelas permanentes hasta el fallecimiento.
Esta contribución de la UCR se enmarca en un contexto mundial en el que la mayoría de accidentes ofídicos ocurre en países pobres, específicamente afecta a trabajadores agrícolas y jóvenes de zonas rurales. Dicha situación hace que las grandes farmacéuticas no produzcan antivenenos al considerarlos como medicamentos poco lucrativos a nivel económico, razón por la cual el ICP-UCR pone su saber científico al servicio de las zonas más necesitadas sin ningún ánimo de lucro.
Entre los 14 países en los que el Instituto distribuye sus productos se encuentran Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Colombia y Ecuador, donde en conjunto se presentan más de 6.000 accidentes ofídicos al año. En los últimos cinco años el Instituto ha donado a esta naciones cerca de 300.000 viales de antivenenos. Además, ha contribuido con la investigación y distribución de sueros en países africanos como Nigeria y Costa De Marfil, Sri Lanka en el continente asiático y Papua Nueva Guinea en Oceanía.
Los accidentes ofídicos afectan alrededor de 600 personas por año en Costa Rica. Por eso, la Sección de Desarrollo Tecnológico del ICP tiene como objetivo conocer los perfiles de eficacia neutralizante de antivenenos a través de pruebas de laboratorio de alta calidad.
De acuerdo con el Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, investigador del ICP-UCR, el aporte del Instituto a nivel internacional es posible gracias a investigaciones de punta, a la calidad humana y profesional de los funcionarios y a los vínculos internacionales promovidos por una filosofía de solidaridad.
El ICP realiza estudios para el conocimiento biológico de las serpientes venenosas mediante análisis relacionados con el mecanismo de acción de las toxinas, la capacidad neutralizante de los antivenenos, así como la innovación tecnológica para el desarrollo de nuevos productos y el mejoramiento de los existentes.
“El amplio conocimiento en la fabricación de antivenenos por el ICP-UCR, proporciona el desarrollo de nuevas tecnologías para la producción y el control de calidad. Por otra parte, la investigación se ha fortalecido en diversos ámbitos temáticos, uno de los cuales es el estudio en detalle de la composición bioquímica, esencial para la comprensión de los mecanismos de acción de los venenos y sus toxinas. Para ello, se emplea la tecnología de espectrometría de masas para identificar componentes y cuantificar su concentración”, puntualizó.
Investigación más allá de las fronteras
El conocimiento generado por el Instituto beneficia a la cultura científica de Costa Rica. Los estudios que se llevan a cabo por la UCR generan vínculos entre investigadores de diversas regiones del mundo. La oportunidad abre las puertas en el abordaje de temas de mayor complejidad que aumentan el impacto y la proyección costarricense a nivel internacional.
El ICP-UCR realiza evaluaciones de eficacia de antivenenos no solo en Costa Rica, sino también con los elaborados en Brasil, Argentina, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, Costa Rica y México, lo que le ha permitido fortalecer sus lazos con otros laboratorios latinoamericanos.
De los 28 laboratorios con los que trabaja el ICP sobresalen algunos ubicados en Brasil, Estados Unidos, Suecia, Dinamarca, Reino Unido, España, Francia, Israel, Alemania, Japón y Australia, así como de otros países en América Latina. Estas colaboraciones son clave para la UCR, pues le permite generar espacios de encuentro académico con colegas de diversas latitudes y contextos.
“Los estudios efectuados por el ICP en colaboración con grupos de otros países, dan a conocer a profundidad la forma sobre cómo actúan los venenos de serpiente y permiten conocer cuál es la capacidad de diversos sueros para neutralizar venenos de varias regiones. Todo eso impulsa la proyección de la ciencia costarricense al ámbito global y al mismo tiempo beneficia a poblaciones de muchos países”, relató el Dr. Gutiérrez.
Solo en Nigeria se calcula que hay unos 40.000 accidentes ofidícos al año. Sri Lanka tampoco se queda atrás. Sólo ahí ocurre un promedio de 30.000 casos de envenenamientos. En cuanto a Papua Nueva Guinea, se registran unos 1000 casos por año.
Labor destacada
Costa Rica es un modelo referente sobre cómo enfrentar el problema de los envenenamientos por mordeduras de serpiente. Su prestigio hizo que incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) recurriera al país en el 2017 para consultar criterio técnico en esta materia como resultado de su alta credibilidad científica.
A finales de ese mismo año el ICP-UCR recibió el premio de la Famila De Girolami, galardón que entrega anualmente la Revista de Biología Tropical a la mejor publicación en el campo de la biomedicina –área que estudia los mecanismos moleculares, bioquímicos, celulares y genéticos de las enfermedades humanas -.
En esa ocasión, la investigación se basó en analizar si realmente el suero elaborado por “Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México” (Birmex) era capaz de neutralizar, en un solo antídoto, cinco venenos de serpientes del género Bothrops Asper (mejor conocida como Terciopelo) y Crotalus Basiliscus (conocida como Cascabel). El resultado fue positivo y crea una nueva oportunidad para resolver el problema de abastecimiento que hoy afecta a Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia.
“Los resultados de las investigaciones suministran información valiosa, de gran utilidad para los tomadores de decisiones en ministerios de salud y otras instituciones. Los resultados aclaran cuáles antivenenos son eficaces en ciertos países y cuáles no lo son, elemento fundamental para el abordaje eficaz del padecimiento”, señaló Gutiérrez.
Actualmente, la demanda y la confianza de los productos del ICP-UCR ha crecido. Por este motivo, se pretende buscar nuevos inhibidores para los venenos, es decir, moléculas diferentes a los antivenenos que puedan neutralizar las principales toxinas de las mordeduras de serpiente de mayor necesidad. La línea de investigación aún está en una fase temprana de su desarrollo, pero ya se han encontrado hallazgos prometedores.