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Etiqueta: Planeta Tierra

La Tierra, el planeta que todos deberíamos salvar

Alberto Salom Echeverría

(En honor al día de la Tierra)

“Ver a la Tierra tal como es realmente,

pequeña y azul y hermosa en ese silencio

eterno en el que flota, es vernos a nosotros

unidos como tripulantes de esa Tierra,

hermanos en esa brillante belleza

en el frío eterno; hermanos que ahora saben

que verdaderamente lo son.”

Archibald MacLeish.

Archibald MacLeish, poeta inmenso, poeta verde que un día después de que se hubiese tomado una de las fotografías más hermosas jamás vista antes, al menos por la inmensa mayoría de los seres humanos, escribió inspirado, tras haber divisado en una impresión fotográfica majestuosa, al planeta Tierra en todo su esplendor, en su magnífica belleza, las palabras que he estampado al inicio de este ensayo. Esas palabras son por tanto, el producto de una mente sensible y privilegiada como la del poeta MacLeish. Hago una digresión que me aparta someramente del propósito de este ensayo, con el fin de presentar al poeta y su ambiente. MacLeish es de origen estadounidense nacido en Glencoe, Illinois en 1892 y fallecido en Boston en 1982. Se formó como profesional primero, nada menos que en la Universidad de Yale, y luego, como si no hubiese tenido suficiente con ello, estudió también en la Harvard Law School. Apertrechado de suficientes conocimientos e inspiración lírica, debió migrar a París, adonde se radicó junto al círculo de literatos expatriados de los Estados Unidos, de la talla de Gertrud Stein, Ernst Hemingway, F. Scott Fitzgerald, y John Dos Passos. Por añadidura, compartió su experiencia literaria, artística y de vida, con el pintor cubista francés Fernand Léger, con el prolífico poeta, dramaturgo, pintor y director de cine Jean Cocteau y el gran pintor español, del movimiento artístico cubista igual que Léger; también departió con Pablo Ruiz Picasso, a quien hemos conocido como Pablo Picasso. Pintor excelso, pacifista y comunista a la vez. Creador por supuesto de “El Guernica” en 1937, su obra más famosa.

“El Guernica”, contiene una combinación de elementos cubistas y expresionistas que la han hecho única en su género. Aunque hay versiones variadas acerca de qué trata la obra, la más difundida cuenta que Picasso se inspiró en un episodio de la Guerra Civil española, en el que, la población de Villa Vasca, Guernica, fue bombardeada por la “Legión Cóndor” de la aviación Nazi, apoyada por la aviación italiana del creador del fascismo, Benito Mussolini. Hubo 127 fallecidos, lo que conllevó la indignación popular e internacional. Otra versión apunta más bien a que el Guernica es una obra autobiográfica. Lo cierto del caso es que, todos ellos fueron los amigos y contertulios del sensible poeta MacLeish. (CFR. https://www.culturagenial.com/es/cuadro-guernica-de-pablo-picasso/)

Volviendo al cause, no pretendo reemplazar con lo dicho, la magnífica fotografía que fue la que inspiró a nuestro poeta. Cuánto me gustaría que el periódico La República en su versión digital, pudiese insertar la fotografía mencionada, perteneciente, de acuerdo con Al Gore, al novel astronauta Bill Anders. (Cfr. Al Gore. “Una Verdad Incómoda.” Editorial Gedisa S.A. Barcelona, España, 2007: Tengo el placer de tener la edición).

Aquel fue, el primer instante en el que la nave, el Apolo 8, dejó atrás la fase oculta de la Luna. La que jamás un ser humano había divisado. Los astronautas a bordo, según lo planeado, se habían insertado en ella, provocando que, hasta los principales responsables del viaje espacial en tierra, hubiesen prácticamente llegado a perder el aliento, porque como es obvio, perdieron el menor contacto con sus compañeros, incluidas por supuesto, las ondas de radio… De pronto, aparecieron de nuevo en plenitud de condiciones, aquel fue el momento preciso en el que, a la tripulación le apareció de súbito la visión más excelsa que nunca habían experimentado: El planeta Tierra en toda su magnífica majestad. Poco después este se convirtió en un nuevo trance que dejó atónitos a todos, en cuanto la primera toma llegó hasta la retina de los científicos en primer lugar y luego, del mundo entero.

El acontecimiento marcó un antes y un después para la mayor parte de la humanidad. No tengo mejores palabras para expresar el salto cualitativo que dio la conciencia humana, que retrotraer la forma como lo expresó en su impecable libro Albert Gore. Antes de citarlo debo decir que, Albert Gore se desempeñó como vicepresidente de los Estados Unidos primero y fue candidato a la presidencia después, en el año 2.000. Muchos entendidos en el proceso electoral de los EE. UU. sostienen fehacientemente, que esas elecciones fueron fraudulentas contra Al Gore; de cualquier manera que haya sido, es por entero cierto que, en el voto popular, Gore superó a George W. Bush. Por otra parte, Gore también fue galardonado al Panel de las Naciones Unidas sobre el clima (IPCC), por sus esfuerzos en contra del calentamiento climático, y finalmente, lo nombraron premio Nobel de la Paz en el 2007. El exvicepresidente expresó ese salto portentoso que dio la humanidad de la siguiente manera: “…dos años después de que se tomara esta fotografía, nacía el movimiento ecologista. Ley del Aire Limpio (Clean Air Act.), la Ley del Agua Limpia (Clean Water Act.), la Ley de Política Medioambiental Natural (Natural Environmental Policy) y el primer Día de la Tierra [y remata diciendo], todo ello tuvo lugar en unos pocos años a partir de que viéramos esta fotografía por primera vez.” (Ibidem.) Todo lo que acabo de citar, ocurrió en los Estados Unidos, pero, poco después tuvo un gran impacto en el mundo entero.

En realidad, fue más que eso; se consumaron hechos nuevos en todo el mundo, producto de una nueva conciencia universal. Surgieron como nunca librerías por doquier, para alimentar la cultura; cundieron científicos, unos ciertamente se pusieron al servicio de las grandes empresas transnacionales, irremediables depredadoras del mundo por su industria extractiva de hidrocarburos, las cuales solo pueden producir “progreso” jalonado a la vez de una contaminación sin precedentes: el dióxido de carbono o gases de efecto invernadero; pero por otra parte, proliferaron en todas las universidades, los que con sus investigaciones desarrollaron el conocimiento de la ecología, de la industria limpia, los protectores de los mares, los que nos han hecho ver el papel que juegan los bosques exuberantes y los océanos limpios en la regeneración del planeta. Otros nos han hecho ver que existe la posibilidad de un desarrollo sostenible o sustentable con la Naturaleza.

Sin embargo, pocas cosas son tan volátiles y evanescentes como la conciencia. Ella alcanza un determinado umbral de desarrollo, para luego, estancarse por mucho tiempo, o bien retroceder total o parcialmente. Esta conciencia empezó paulatinamente a percatarse en unos lugares más apresuradamente que en otros, del inmenso poder acumulado por el ser humano merced al desarrollo de la tecnología, hija a su vez del modelo industrialista en su fase más desenfrenada. Hay que decirlo claramente, el “progreso” humano, escrito así entre comillas, hijo de ese industrialismo, ocurrió ciertamente primero y de la manera más connotada en el sistema capitalista voraz, pero también se produjo en un sistema socialista (el llamado “socialismo real”), que tampoco supo o no quiso poner freno a la forma como aquel “progreso” creaba por un lado bienestar, sobre todo en los sectores más opulentos de la sociedad contemporánea, mientras por otro lado, fue consumiendo cada vez más, y aun no se ha detenido, de manera desaforada la mayor riqueza del planeta: sus océanos que, junto a los bosques habían sido proveedores perennes del oxígeno limpio, imprescindible para la vida de todas las especies.

Me pregunto todos los días de mi vida, desde que cobré conciencia del embrollo universal en el que estamos sumergidos por el calentamiento global y el cambio climático, ¿cómo salvar a este planeta azul inigualable que nos da la vida? ¿Cómo redimirlo de la destrucción a la que lo venimos sometiendo con rapidez, esta vez a causa de nuestra forma de producir y convivir, de las guerras que no cesan, de la indolencia con la que una gran parte de la humanidad se sigue comportando ante las secuelas del calentamiento global, a pesar de que la amenaza de poner en severo riesgo la vida en su integralidad, la tenemos a la vista, treinta años no más? Pienso con frecuencia que, como humanidad, estamos de espaldas a una realidad compleja, por lo que no hemos tomado buena cuenta del enorme peligro que tenemos enfrente, nada menos que la posible extinción de la vida, sobre la Tierra. La vida en ella debemos salvarla entre todos. Corresponde decirle al poeta Archibald MacLeish, no nos estamos viendo como tripulantes unidos de esta Tierra, aún no. Tampoco nos sentimos hermanos en esta brillante belleza, en el frío eterno. ¿Podremos llegar a sentirnos hermanos alguna vez, para enfrentar la terrible amenaza de nuestra extinción como especie?

Llamado urgente del Papa Francisco por el Planeta. Una visión desde Costa Rica

Freddy Pacheco León*

Doctor en Ciencias Biológicas

Como pocas cosas han cambiado en lo fundamental, creemos pertinente la reedición de este ensayo siete años después, para conocimiento de quienes no tuvieron la oportunidad de leerlo… y opinar sobre él

El planeta enfermo

Nunca antes, un Papa había hablado tan claro y con tanto fundamento sobre la situación ambiental del planeta. Consecuente con su sentida invocación a San Francisco de Asís al escoger su nombre de Obispo de Roma, Francisco inicia su Encíclica con estas palabras: “1. «Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba».

Y agrega: “Creo que Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos (…) En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior”.  

Y es que para Francisco aquél concepto de “desarrollo sostenible e integral”, reafirmado y mayormente divulgado a partir de la Cumbre de Jefes de Estado en Río de Janeiro celebrada en junio de 1992, ha de verse como una preocupación común de la familia humana hacia tiempos mejores; “sabemos que las cosas pueden cambiar”, es su llamado pleno de esperanza.

El “inmenso depósito de porquería”

Conocedor de lo que está pasando en “nuestra casa común”, el Papa no desdeña ninguno de los problemas, acciones y amenazas que afectan negativamente al planeta, ni a sus causas, usando a veces palabras muy fuertes como cuando afirma “La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería. Inmundicia provocada por la creciente “exposición a los contaminantes atmosféricos (que) produce un amplio espectro de efectos sobre la salud, especialmente de los más pobres, provocando millones de muertes prematuras”, dentro de los que menciona “al transporte, al humo de la industria, a los depósitos de sustancias que contribuyen a la acidificación del suelo y del agua, a los fertilizantes, insecticidas, fungicidas, controladores de malezas y agrotóxicos en general”. “Se producen cientos de millones de toneladas de residuos por año, muchos de ellos no biodegradables: residuos domiciliarios y comerciales, residuos de demolición, residuos clínicos, electrónicos e industriales, residuos altamente tóxicos y radiactivos”, acota.

Habrá quienes con razón dirán que Francisco no está diciendo nada nuevo; que en nuestras sociedades, incluso a nivel local, ya se ha venido denunciando y reclamando sobre esta situación. Que las acciones comunales han sido múltiples, pero que igualmente, la respuesta institucional y formal de las autoridades gubernamentales ha sido, en la mayoría de las veces, reprochable. Algo innegable,  pero que es precisamente ante esas omisiones y ante la ausencia de soluciones efectivas de profunda sensibilidad humana, que la voz del Papa, con el alto sentido espiritual, moral, ético, cristiano, que encierra, la que ahora habrán de enfrentar los que desdeñan la voz del pueblo (que pocas veces se toma como “la voz de Dios”, pese a la repetida expresión).  

Con el Papa Francisco, por ejemplo, ahora podemos decirle a los servidores públicos, que los habitantes de las comunidades urbanas (principalmente) no merecen seguir siendo intoxicados por los gases emitidos por los desechos sólidos de un vertedero mal manejado, que desde que iniciara su funcionamiento incumple con las normas establecidas en un Plan Nacional de Manejo de Desechos oficialmente decretado, que establece que no puede ubicarse a menos de 500 metros de una comunidad ni cerca de las riberas de los ríos.  Que la sola idea de permitir el funcionamiento de incineradores de basura, productores inevitables de gases letales como dioxinas y el furanos, contaminantes orgánicos persistentes que provocan cáncer, patologías inmunológicas, desórdenes endocrinos, diabetes y malformaciones congénitas, es un crimen.

Y reafirma en pocas palabras lo que ha sido una prédica continua desde el sector de los ambientalistas sinceros: “Estos problemas están íntimamente ligados a la cultura del descarte, que afecta tanto a los seres humanos excluidos como a las cosas que rápidamente se convierten en basura. (…)  Todavía no se ha logrado adoptar un modelo circular de producción que asegure recursos para todos y para las generaciones futuras, y que supone limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar”.

El cambio climático

La combinación de los factores que evidencian la realidad del cambio climático, unidos a los efectos más marcados del Fenómeno del Niño, que para el caso particular de Costa Rica han sido marcadamente severos en  el 2015, donde las extendidas sequías experimentadas en la provincia de Guanacaste, en la vertiente del Pacífico, contrastan con las extraordinariamente grandes precipitaciones lluviosas en la caribeña provincia de Limón, han hecho que algunos tomen conciencia de los efectos del cambio climático en nuestro pequeño país. Así, frente a los que siguen anteponiendo los factores económicos por encima de los ecológicos, para no invertir en procesos que mitiguen al menos el cambio climático, Francisco también tiene un mensaje.

“El clima”, expresa,  “es un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático. (…) Es verdad que hay otros factores (como el vulcanismo, las variaciones de la órbita y del eje de la Tierra o el ciclo solar), pero numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido carbónico, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana”. 

En el caso particular de Costa Rica, en donde al no ser un país industrializado, alrededor del 70% de los gases que acentúan el efecto invernadero proviene de la flota vehicular. En condiciones climáticas equilibradas, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) genera más del 90 de la energía a partir del funcionamiento de plantas hidroeléctricas de reconocida eficiencia. La construcción exitosa (que está en sus etapas finales) de otro proyecto hidroeléctrico (P.H. Reventazón) en la vertiente Caribe, permitirá generar 305,5 megavatios de electricidad que podrá suplir la electricidad a 525.000 hogares, a partir del año entrante. Muestra evidente de que la infraestructura energética estatal se ha venido diseñando acorde con las potencialidades ambientales del país, que permiten evitar la generación de electricidad a partir de hidrocarburos.  

Sin embargo, al reconocer que solo unos 24.000 vehículos del total de aproximadamente 1,2 millones utilizan algún tipo de energía alternativa, vemos que la proclamada meta nacional de alcanzar la “carbono neutralidad” para el año 2021 (¡dentro de poco más de cinco años!) no es más que un canto demagógico. Saben los gobernantes que ese objetivo jamás se alcanzará, pues la realidad nos demuestra que la tasa de importación de vehículos mantiene cifras crecientes.

Pero bueno, tal vez ahora que el Papa ha manifestado su profunda preocupación por “la hermana nuestra madre Tierra”, la demagogia le cederá espacio a la honradez política y Costa Rica empezará a caminar por senderos responsables, donde el “ambiente sano y ecológicamente equilibrado”, estampado en nuestra Constitución Política, supere el texto y se convierta en una práctica nacional. Esa es la esperanza.

Depredación de la naturaleza

“El capitalismo salvaje” del que nos hablara el Papa Juan Pablo II, no deja ni las sombras de los árboles. La generación de ganancia financiera se convirtió en el dogma de una creencia fundamentalista, donde los textos “sagrados” se reproducen en academias de economía en que se venera a Milton Friedman. Líder de los “Chicago Boys” promotor de un inhumano libre mercado, causante de profundo caos social que, se consideró, solo podría implementarse en el contexto de regímenes dictatoriales como sucediera con Augusto Pinochet, después del derrocamiento y muerte del Presidente Salvador Allende. Tenía que ser por la fuerza, pues para los habitantes más pobres el sacrificio era (y es) un reto a la supervivencia.

Costa Rica, fiel a esas ideas, por muchos años hizo de “la destrucción como desarrollo” su “modelo”. Después de tener por unos 15 años a partir de 1970, la tasa de deforestación más alta en el mundo, una pérdida de suelos fértiles casi imposible de evaluar y una pesca depredadora que arrasó con la riqueza del hasta entonces productivo golfo de Nicoya, las consecuencias inmediatas provocaron aumentos en pobreza y migraciones internas.  

La pesca jamás se repuso, pues el brutal rompimiento de las redes tróficas hizo que las vedas impuestas a los pescadores semi-industriales y artesanales, fueran insuficientes para recuperar las poblaciones de peces de interés comercial. Los suelos fértiles terminaron la mayoría de ellos en los taludes marinos, arrastrados por los ríos que aún hoy van cargados de sedimentos.

Y la caída de la actividad ganadera de carne, por los efectos de la disminución drástica de la demanda extranjera, trajeron como consecuencia inesperada la recuperación de zonas boscosas. La reforestación de los bosques primarios, de gran biodiversidad, dieron paso a plantaciones forestales de unas pocas especies exóticas de muy limitado valor biológico, como  Teca (Tectona grandis), Melina (Gmelina arbórea), Chancho (Vochyssia sp.), Ciprés (Cupressus lusitanica), Jaúl (Alnus acuminata), Cebo (Vochysia guatemalensis) y Amarillón (Teminalia amazonia). De esta forma, aunque las estadísticas nos muestran una sostenida recuperación de la cobertura vegetal, la riqueza genética de los bosques originales se perdió para siempre.

Sobre esta situación, Francisco advierte que “Los recursos de la tierra también están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial y productiva. La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, no sólo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios. Las diversas especies contienen genes que pueden ser recursos claves para resolver en el futuro alguna necesidad humana o para regular algún problema ambiental”.

Y enfatiza: “El reemplazo de la flora silvestre por áreas forestadas con árboles, que generalmente son monocultivos, tampoco suele ser objeto de un adecuado análisis. Porque puede afectar gravemente a una biodiversidad que no es albergada por las nuevas especies que se implantan”. Y en referencia a un asunto que ha adquirido mayor interés entre los costarricenses, paradójicamente a partir de la invasión de parte del ejército nicaragüense de un humedal costarricense situado cerca de la frontera (localidad de isla Portillo), y en relación con áreas de humedales destruidas como parte del desarrollo de un puerto marítimo, que supuestamente desarrollaría la empresa transnacional APM Terminals, también en la región Caribe. El Papa llama la atención, señalando que “También los humedales, que son transformados en terreno de cultivo, pierden la enorme biodiversidad que acogían. En algunas zonas costeras, es preocupante la desaparición de los ecosistemas constituidos por manglares”, como la “lucha” que ha venido sucediendo en Costa Rica entre arrozales y manglares, principalmente.  

Especies en peligro de extinción

Algunos entes autodenominados “conservacionistas”, “ambientalistas”, “preservacionistas” y demás, han tomado animales como focas, osos panda, delfines, tortugas marinas, ballenas, elefantes, águilas, rinocerontes, panteras, etc., como símbolos de sus “campañas” internacionales. Se trata de acciones muy bien financiadas con aportes diversos, que incluyen en algunos casos a grandes corporaciones, muy alejadas por cierto, de tener en su misión institucional la protección ambiental. Un caso documentado es el de la denominada “Conservación Internacional” (CI) organismo financiado por entes del Gobierno de los EUA con claros intereses geopolíticos, en la que aparecen jugando papeles determinantes la US-AID, el Departamento de Estado y la NASA, con presupuestos de hasta $6.000 millones. Dinero proveniente de múltiples corporaciones, algunas con oscuros historiales en los campos económicos, políticos, laborales y ambientales, como ALCOA, British Petroleum, la minera Río Tinto, Bank of America, CEMEX, Chevron Texaco Corporation, SHELL, Citigroup, Coca Cola, Ford Motor Co., Intel, compañías de cruceros, KRAFT, McDonald´s , Microsoft, corporaciones productoras de papel, MONSANTO, NBC Televisión Network, Office Depot, ORACLE, empresas de Hollywood, PEPSI, SAFEWAY, SONY, Starbuks Coffee, TreeTop Incorporation, United Airlines, Visa USA, Volcafe, Walt-Mart y otras. Corporación “conservacionista” con muchos vínculos en Costa Rica y muchos otros países ricos en recursos naturales. Cabe citar en esta breve e incompleta acotación,  a “The Leatherback Trust”, presidida por un alto exasesor del Pentágono, a la que se le demostraron acciones reprochables hacia las tortugas marinas de Costa Rica que decían estar protegiendo. Y no podrían faltar las organizaciones acusadas de gestar fraudes financieros por medio de movimientos sospechosos de sus acciones en las bolsas de valores, como sucediera con el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF) a la que han llamado “World Wide Fraud” fundada por el príncipe Felipe de Edimburgo, reconocido cazador.

Hechos conocidos, que se han tratado de denunciar pero que han contado con la protección cómplice de medios de comunicación masiva, usualmente contratados para publirreportajes y campañas propagandísticas abiertas, que ahora Francisco denuncia en su (para muchos) incómoda Encíclica.  

Dice el Papa: “(…) Pero no basta pensar en las distintas especies sólo como eventuales «recursos» explotables, olvidando que tienen un valor en sí mismas. Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana”. Y agrega, en clara alusión a los que lucran con animales símbolo, como los citados, cual si su conservación fuera la más importante tarea: “Posiblemente nos inquieta saber de la extinción de un mamífero o de un ave, por su mayor visibilidad. Pero para el buen funcionamiento de los ecosistemas también son necesarios los hongos, las algas, los gusanos, los insectos, los reptiles y la innumerable variedad de microorganismos. Algunas especies poco numerosas, que suelen pasar desapercibidas, juegan un rol crítico fundamental para estabilizar el equilibrio de un lugar”.

Especies que, según los intereses de los que lucran con su “conservación”, enfrentarían el rechazo de los publicistas eventualmente contratados para montar una campaña. ¿Se imaginan una campaña para salvar las cianobacterias?  ¿Se podrían negociar títulos valores con esos “símbolos”?

“La cuestión del agua”

Con ese título, el Papa Francisco dedica las más sentidas reflexiones a la situación del agua potable en muchas regiones del planeta. Y es que como han expresado pueblos originarios del altiplano andino, “Tomar agua nos da vida, pero tomar conciencia nos da agua”, en referencia a las silenciosas y por tanto cínicas amenazas que se ciernen desde las inescrupulosas corporaciones que lucran con el comercio del agua cual bien económico, e incluso con la administración concesionada de acueductos, como una vez se intentara hacer en Costa Rica durante la administración del presidente Miguel Ángel Rodríguez (1998-2002). Esa toma de conciencia ha de ser una tarea impostergable que habrán de cumplir los pueblos latinoamericanos y de otros países del sur, para enfrentar con algún grado de éxito a los que consideran el agua como “una necesidad básica” de los pueblos… y no como “un derecho humano básico”, tal y como se sostiene en los llamados “foros mundiales del agua”.

Foros a donde son llevados más de 30.000 “invitados” a cualquier cosa menos que a debatir, por los representantes del negocio del agua reunidos bajo la sombrilla del Consejo Mundial del Agua (WWC), directamente vinculados al Banco Mundial. Entes hijos de este banco, como el “Global Water Partnership” (GWP) que se encargan de canalizar los deseos expresos de corporaciones como Suez, Vivendi, GW Thames, Coca Cola, Nestlé, Femsa, Bechtell y otros, quienes a través de testaferros institucionales conspiran por establecer los medios que les permitan, adecuar las legislaciones de los países de los “invitados”, comprometidos por los generosos patrocinadores de sus numerosos viajes.

Antecedentes que han de considerarse para  comprender la insistencia mostrada por algunos costarricenses vinculados con la citada GWP-Banco Mundial, para sustituir una magnífica Ley de Aguas inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia, que se emitiera durante la administración del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia en agosto de 1942. Legislación que fuere modificada en 1972 y más intensamente en 1996, para adecuarla a las características y necesidades de la Costa Rica del siglo XXI. 

Ley que abrió el camino para la creación del Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados –SNAA- (que luego le dio paso al Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados – ICAA-), así como al funcionamiento de las más de mil ASADAS (asociaciones administradoras de acueductos rurales) y otros entes de interés público con funciones en el sector agua, sin que se hubiere provocado caos alguno, más allá de los inevitables problemas administrativos de cualquier sector.

Sin embargo, los que han venido conspirando contra esa ley nacida bajo la influencia de las encíclicas “Rerum novarum” y “Quadragesimo anno” y la realidad conocida por el entonces estudiante Rafael Ángel Calderón en la Bélgica que lo acogía. Realidad muy diferente a la Costa Rica de entonces, donde sus habitantes no gozaban de servicios de salud pública, de garantías laborales, de educación universitaria ni de agua potable.

Situación que seguramente desveló al sensible médico que veía como sus compatriotas tenían un promedio de vida que no superaba los 47 años, pues las enfermedades, en su mayoría vinculadas a las aguas contaminadas que consumían, tenían que enfrentarse con decisión política. Así nació la Ley de Aguas que todavía goza de buena salud.

Pues bien, después de engañar a poco más de 150.000 ciudadanos que firmaran por un proyecto de ley que se tramitaría por el nuevo mecanismo de “iniciativa popular”, los bien financiados promotores del nuevo proyecto que sustituiría la Ley de Aguas vigente, llevaron a la Asamblea Legislativa un texto desconocido por los que hubieren firmado y, en un acto torpe además de malintencionado, lo modificaron sustancialmente al interior de una comisión legislativa. Al cambiarlo en su espíritu y letra, hicieron que el proceso cayera en una situación contraria a la Constitución Política de Costa Rica.

Pero más allá de esa situación relacionada con el procedimiento, los que hemos tratado de advertir a los habitantes acerca de las amenazas evidentes que contiene ese proyecto, hemos recibido con especial beneplácito la Encíclica Laudato Si que comentamos, pues cual si Francisco hubiere estado enterado de lo que se discutía en Costa Rica, lo que escribió hace que lo sintamos al lado de los costarricenses que queremos evitarle un terrible daño a la calidad de vida de nuestros compatriotas y demás habitantes del país, en caso de que un proyecto así llegara a aprobarse.

Agua como bien económico y como necesidad básica. No como bien social y derecho humano

Dice el Papa: “Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos”.

Párrafo que parece una respuesta a la declaratoria del agua como un “bien económico que se incluyera subrepticiamente en el proyecto propiciado por la GWP, en sustitución a un párrafo que declaraba como principio general que “El agua es un recurso de usos múltiples, siendo el consumo humano el prioritario”.  Bien económico (que es muy diferente a “valor económico”) que al tratarlo como una mercancía, como dice el Papa, lo coloca en el ámbito del mercado donde puede ser privatizable.

Y también la Encíclica destaca que el acceso al agua, como es una tendencia muy extendida entre los pueblos del mundo que ven como su escasez amenaza a los que sufren hambre en virtud de su inhumana condición económica, ha de ser un derecho humano. Que esa agua ha de ser “potable y segura”, o sea, en calidad y cantidad adecuadas. Respuesta del Papa también a los que cínicamente modificaron el principio general que decía “El acceso al agua en cantidad y calidad adecuadas y al saneamiento son derechos humanos fundamentales indispensables para satisfacer todas las necesidades básicas”, al eliminarle que tal acceso fuere en cantidad y calidad adecuadas (indispensables)  para satisfacer todas las necesidades básicas”.

La inaceptable eliminación del párrafo en cantidad y calidad adecuadas (indispensables)  para satisfacer todas las necesidades básicas, choca con lo que manifiesta el Papa cuando nos recuerda lo siguiente: “Un problema particularmente serio es el de la calidad del agua disponible para los pobres, que provoca muchas muertes todos los días. Entre los pobres son frecuentes enfermedades relacionadas con el agua, incluidas las causadas por microorganismos y por sustancias químicas. La diarrea y el cólera, que se relacionan con servicios higiénicos y provisión de agua inadecuados, son un factor significativo de sufrimiento y de mortalidad infantil.

En fin, se trata de mutilaciones que obviamente no se hicieron por error, sino que obedecen a la ideología imperante en los principios que rigen la acción del Consejo Mundial del Agua (WWC) y la GWP-Banco Mundial, expresados en los foros del agua organizados por los comerciantes del agua que denuncia el Papa Francisco. Entes para los cuales el agua ha de considerársele como un bien económico y no como un bien social, y para quienes su acceso en calidad y cantidad suficientes no ha de ser un derecho humano básico, sino una “necesidad” básica, como lo acordaran en el Foro Mundial del Agua celebrado en Estambul, con la presencia de delegados costarricenses que ni se enteraron de lo que se estaba decidiendo “en las alturas”.

Las aguas subterráneas

El proyecto de la GWP-Banco Mundial plantea algo insólito. Al desconocer la experiencia acumulada a lo largo de tres décadas por los profesionales especializados en el manejo e investigación de las aguas subterráneas por el estatal “Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento” (Senara), se le cercena al Senara ¡hasta de su nombre!, las funciones relativas a las aguas subterráneas.

Sin considerar la escasez de profesionales en ese trascendental campo, se trasladan esas tareas a un ente político dependiente del ministro de Ambiente, a donde no se tiene la idoneidad, el conocimiento ni la capacidad para satisfacer esa necesidad nacional.  

De acuerdo a estudios del Senara, en Costa Rica existen 58 acuíferos, de los cuales de acuerdo con su geología y localización, 34 son costeros, 9 volcánicos continentales y 15 sedimentarios continentales. Costa Rica cuenta con unos  17.000 pozos a los cuales se les ha otorgado al menos una concesión, ubicados en la cuenca de Tárcoles (39%), la cuenca Península de Nicoya (17%), cuencaTempisque (14,4%), cuenca Reventazón (5,5%) y cuenca Jesús María (3%). Acuíferos que cada día, y especialmente en los años en que la influencia del fenómeno de El Niño, adquieren mayor importancia para tratar de garantizar su permanencia y evitar su contaminación. Son fuente de agua potable trascendental, para el consumo humano y actividades productivas de las comunidades, que no han estado ajenas al derroche y la contaminación por agroquímicos y otras sustancias tóxicas.

Por lo anteriormente resumido, resulta incomprensible propiciar una regresión ambiental de tal magnitud, al trasladar las funciones inherentes a las aguas subterráneas a un ente incapaz de atender las funciones estatales que hasta hoy buscan garantizar su protección mediante un manejo técnico y científico idóneos.  Traslado que se haría (luego de una modificación indebida) sin que sea una obligación de los funcionarios especializados hacerlo y sin “los recursos físicos, tecnológicos y financieros que utiliza esta dependencia”, como rezaba el proyecto original. Tendríamos así, un vacío de inimaginables consecuencias, en la función estatal relacionada con las aguas subterráneas.

Ante tal atentado a la razonabilidad y la lógica, hemos de reflexionar sobre las palabras del Papa Francisco cuando dice: Las aguas subterráneas en muchos lugares están amenazadas por la contaminación que producen algunas actividades extractivas, agrícolas e industriales, sobre todo en países donde no hay una reglamentación y controles suficientes”. “Pero se advierte un derroche de agua no sólo en países desarrollados, sino también en aquellos menos desarrollados que poseen grandes reservas. Esto muestra que el problema del agua es en parte una cuestión educativa y cultural, porque no hay conciencia de la gravedad de estas conductas en un contexto de gran iniquidad”. 

Control del agua por comerciantes

Cuando nos hemos de referir a los impactos ambientales sobre las aguas subterráneas y las fuentes superficiales que pudieren ser utilizables, hemos de considerar el lucrativo negocio que se deriva de la comercialización a nivel nacional e internacional de las fuentes de agua.  

Cual si fuere algo insólito, los diarios impresos y digitales han estado reseñando con preocupación la situación de gran parte del pueblo puertorriqueño que ha venido sufriendo recurrentemente de una escasez de agua potable, consecuencia de una extendida y severa sequía que afecta a esa isla caribeña.  Pero también se ha comentado el hecho inaudito de que, pese a esa situación de sed extendida, no solo algunas empresas siguen exportando agua embotellada (¡cada vez más valiosa!) sino que ha sido imposible aprobar sendos proyectos de ley que buscan regular dicha actividad comercial en situaciones como las que padece Puerto Rico.

Situación que resume el Papa Francisco cuando manifiesta que “Los impactos ambientales podrían afectar a miles de millones de personas, pero es previsible que el control del agua por parte de grandes empresas mundiales se convierta en una de las principales fuentes de conflictos de este siglo”. Conflictos que algunos han denominado “guerras por el agua” pero que el Papa plantea en un ámbito más amplio, más realista, más cercano, aunque no excluyente al nivel planetario.

La triste experiencia que experimenta el pueblo boricua, principalmente el sector más desposeído, es un ejemplo doloroso de conflicto entre el acceso al agua en calidad y cantidad adecuadas como un derecho humano,   indispensable  para satisfacer todas las necesidades básicas, y las incontenibles acciones ejecutadas por las empresas que ven al agua como un bien económico y no como un bien social.  Las mismas que han dicho en los multimillonarios foros de los turistas del agua (en su idioma) “no money, no water”.

Pero como el proyecto de ley de la GWP-Banco Mundial también en este aspecto tenía que enfrentar a la voz muy respetada del Papa Francisco, hemos encontrado una situación que refleja el verdadero y escondido interés comercial que salpica su texto.  

En uno de los más claros ejemplos del incumplimiento del Principio de Conexidad que ha de imperar en un proyecto ingresado a la Asamblea Legislativa por la vía de la Ley de Iniciativa Popular, so pena de ser declarado inconstitucional en caso de que algo así fuere aprobado eventualmente, resulta que el artículo relacionado con la regulación a la exportación del agua, que expresaba, en lo fundamental, la posibilidad de “restringir y limitar total o parcialmente la exportación de agua cuando eso sea necesario para garantizar el abastecimiento para consumo humano y los distintos usos aprovechamientos de las comunidades locales y los sectores productivos nacionales”, ¡fue eliminado!, borrado totalmente, “lavado” del texto del proyecto.

Notas finales

Hemos querido sintetizar nuestra visión de la Encíclica “Sobre el Cuidado de la Casa Común”, a partir de nuestra experiencia en el campo ambiental y la realidad costarricense, como un humilde aporte a su conocimiento. Como una motivación a estudiarla y ponerla en práctica; como un agradecimiento a ese gran latinoamericano que desde el Vaticano nos ha venido sorprendiendo desde el primer instante en que fuere nombrado Obispo de Roma y Papa de la Iglesia Católica.

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* Doctor en Ciencias Biológicas, Universidad de Dundee, Escocia, R.U., catedrático jubilado Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica. Dirección electrónica frepaleon@gmail.com

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Referencias

http://www.news.va/es/news/laudato-si-texto-completo-de-la-enciclica-del-papa

http://contraperiodismomatrix.com/la-patetica-estafa-de-las-ongs-como-wwf-o-greenpeace-en-un-mundo-en-quiebra/

http://www.fanswrestling.com/wwe/wwe-fraude-financiero/

http://www.mitosyfraudes.org/INDICE/Cap12-WWF.pdf

https://prezi.com/cxea8pzodeii/privatizacion-del-agua/

https://es.wikipedia.org/wiki/Doctrina_social_de_la_Iglesia

https://myweb.rollins.edu/jsiry/ArtiEnvAssetAccts.html

http://www.scientificamerican.com/magazine/sa/1992/06-01/

¿Es la especie humana la más destructiva del planeta?

Alberto Salom Echeverría

Intentamos profundizar en este artículo un tema que no es sencillo. Para dilucidarlo se ha hecho un esfuerzo de desarrollar una metodología inter y multidisciplinaria, por la complejidad que el concepto entraña. Hemos debido consultar fuentes antropológicas, psicobiológicas y sociológicas, tanto en lo concerniente a la concepción misma de la especie, como en cuanto a sus diversos comportamientos sobre la faz de la tierra a lo largo de su existencia. Se parte, además, de una concepción evolucionista de la especie humana; que implica la convicción sustentada en la ciencia, de que nuestra especie proviene de una rama de primates simios ya extintos.

Desde el punto de vista que nos proporciona la antropología, en las investigaciones de los fósiles, el ser humano, por expresarlo de esta manera, anatómicamente moderno proviene del África. Según un artículo relativamente reciente de la revista “Nature” del 29 de octubre de 2019, los últimos vestigios fósiles de los seres humanos antes de migrar del continente africano, valga decir del “homo sapiens”, emergieron al sur del río Zambeze, en la parte más austral del continente. La investigación asegura que la región donde se hallaron los primeros fósiles del Sapiens, es la que hoy se conoce como Botsuana y algunas partes de Namibia y Zimbabue, en lugar de Etiopía como se había creído.

Para ubicarnos estamos hablando de una época que data de unos 200.000 años, de acuerdo con las investigaciones de la Doctora Vanessa Hayes y sus colegas, ella perteneciente al Instituto Garvan de investigación médica de Sídney, Australia; otros científicos del mismo equipo de investigadores fueron: Andy Moore, geólogo de la universidad de Rhodes en Sudáfrica y Axel Timmermann de la Universidad Nacional de Pusan en Corea del Sur. No obstante, los hallazgos mencionados, hay que advertir que las conclusiones de estos trabajos son controversiales aún entre la comunidad científica. De acuerdo con esta hipótesis reciente, la especie Homo Sapiens habría permanecido en estas tierras por un lapso de 70.000 años aproximadamente, antes de dispersarse y migrar primero hacia el noroeste de este inmenso continente, para luego partir al suroeste. Muchos de aquellos seres humanos primigenios trascendieron después por diversos puntos del continente africano primeramente hacia el continente asiático, antes de expandirse por todo el orbe.

Otras hipótesis anteriores, más conocidas habían fijado el asiento de los primeros Homo Sapiens en Etiopía hace alrededor de 150.000 años. Este hallazgo fue posible gracias al descubrimiento del científico Tim White de la Universidad de Berkeley, quien encontró un cráneo de un Homo Sapiens en Etiopía. Con sustento en sus investigaciones afirmó el profesor Whaite: “Nuestros antepasados de especie, primero emergieron de África para extenderse por Asia hace unos 100.000 años y a Australasia hace unos 60.000; más tarde, hace unos 45.000 años, alcanzaron Europa y, finalmente, hace unos 35.000 años, el continente americano.” (Cfr. elmundo.es/elmundo/2009/01/14/sapiensa/1231924539.html/). Esta hipótesis es contrastante con la anterior, como es obvio, principalmente en lo relativo al lugar exacto de la emergencia de la especie Homo Sapiens; en segundo término, se distancian las dos hipótesis, en cuanto a la cantidad de años que han transcurrido desde que aparecieron los primeros indicios de nuestros antepasados Sapiens, asimismo son divergentes las argumentaciones que subrayan el punto geográfico del cual comenzaron a migrar antes de iniciar la diáspora por todo el mundo.

Lo verdaderamente irrebatible (y es por lo consiguiente una tesis científica), es que el Planeta está habitado hoy por una sola especie Homo que evolucionó. Se sabe también que la especie del Homo Sapiens de la que provenimos convivió, no obstante, durante unos diez mil años en Europa con la otra especie más cercana, la del “Hombre de Neanderthal”. Inclusive se sabe que hubo cruces entre ellas, como en la Siberia rusa. Empero, estos cruces entre especies cercanas pero diversas, no fueron generalizados de acuerdo con la investigación paleontológica. Es interesante que esta última especie desapareció, a pesar de haber tenido un cerebro más grande que el del Homo Sapiens. La explicación es que esta última, es decir, nuestros antepasados poseían un cerebelo más grande que los neandertales.

El cerebelo es la zona occipital del cerebro, pegada a la nuca, que controla varias funciones relacionadas con el movimiento y la coordinación, el equilibrio para caminar o estar de pie. Recientemente se hipotetiza que el cerebelo tiene un papel en el pensamiento consciente, en la capacidad cognitiva (se cree que tiene incumbencia en el procesamiento del lenguaje y hasta en el estado de ánimo) y que interviene además en la capacidad de socialización con los demás miembros de su especie; todo esto mezclado habría sido, en gran medida, lo que le dio a los Sapiens mayor capacidad de adaptación para sobrevivir. No obstante, la investigación más reciente muestra que, la competencia entre ambas especies fue feroz por la apropiación de los recursos existentes, hasta que los neandertales sucumbieron.

La investigación antropológica y paleontológica muestra además que, ambas especies se alimentaban de los mismos mamuts y de las mismas plantas. Un reciente estudio, publicado en la revista especializada “Scientific Reports”, dejó en claro que el menú de nuestros ancestros Homo Sapiens era idéntico al de los neandertales. Por ello, la lucha fue sangrienta hasta la muerte de una de ellas, porque estaba de por medio la supervivencia de ambas; esta tesis tira por la borda la hipótesis de que nuestra especie sobrevivió merced a una dieta más diversa y flexible. En otras palabras, se ha llegado a creer que los parientes neandertales fueron exterminados primitivamente en gran parte merced a los enfrentamientos directos con nuestros antepasados, para desplazarlos de la competencia por los mismos recursos alimenticios. ¿Es posible -me pregunto- que este sea un vestigio de los instintos primitivos y destructivos que anidan en la especie humana desde sus orígenes dado que, la lucha por la supervivencia fue y ha sido normalmente violenta, no solo en la cacería de los mamuts y otros animales salvajes para proveerse de la alimentación básica que sustentó su desarrollo, sino inclusive como quedó expresado, en los enfrentamientos con una especie bastante similar a la nuestra como fue el Hombre de Neandertal?

La Historia recoge también ejemplos abundantes, en el sentido de que el “progreso científico técnico” se caracteriza por una lucha perenne y también normalmente cruenta entre las clases sociales desde la esclavitud hasta la contemporaneidad, donde impera el capitalismo más salvaje. En semejante tesitura, el hombre (escrito así en clave de género masculino, me niego a escribirlo por tanto con mayúscula en estos casos), es “el dueño de la naturaleza”, nos enseñaron a decir. Y, en verdad que se apropió violentamente de ella, y de todo lo que en ella anida; se adueñó de las mujeres y de los esclavos, de los mares, y de los ríos, de las tierras de otros, de todo.

La misma forma como nos hemos servido del medio y de la técnica para aprovisionarnos de las herramientas pone en evidencia la agresividad de nuestra especie. Ello queda patentizado, ora en las herramientas convertidas en armas primitivas y punitivas o castigadoras, como las hachas y las lanzas, ora en el uso del fuego, empleado desde tiempos ancestrales e inmemoriales para arrasar la maleza o los sembradíos que se van a desechar, hasta llegar a los tanques modernos de destrucción masivaa larga distancia, o a los más recientes cohetes atómicos. Con el uso del fuego empleado por el ser humano para la agricultura, se arrasa todo, se va la maleza, pero también se destruye lo bueno que pudo haber quedado y se erosiona el suelo. Los instrumentos de labranza, desde los antiguos arados y los insumos agrícolas como los químicos más sofisticados son empleados hoy para combatir las plagas al costo de erosionar los suelos. Por lo tanto, han servido para hender o agrietar la tierra, igual que los buques contaminadores hacen lo propio en el agua. Por otra parte, las bombas atómicas mortíferas han dejado una huella imperecedera en las ciudades donde cayeron merced a la estulticia o insensatez humanas quedando en muchas ocasiones, las grandes urbes casi desdibujadas como en Hiroshima lo mismo que en Nagasaki, en Saigón, como en Kabul o en la actual Bagdad capital del Irak “moderno”, o sea, nada menos que la antigua Mesopotamia y sus primeros moradores, los sumerios. En todos estos lugares, los millones de rostros humanos, fueran mujeres, hombres, niños o ancianos fueron alcanzados por esta vorágine de destrucción, fruto de la brutalidad de la misma sociedad industrial quedando una gran parte de la población inerte o pulverizada. Peor aún, los que no murieron y sobrevivieron aquellos holocaustos, quedaron mutilados, ciegos, paralíticos para el resto de sus pobres vidas y también los animales, sin saber éstos ni por qué; desde entonces el alma humana ha quedado profundamente lacerada. De esa manera este “hombre”, sobre todo el de la época industrial -debo insistir en ello- acaso inconscientemente, le ha ido abriendo paso a la modernidad y a la “civilización” de un modo inclemente, inhumano, despiadado y bárbaro. Todo mediante una combinación macabra de arte, magia, ciencia, tecnología y destructividad.

La peor señal del espíritu destructivo, el destino incierto nos lo deparó para los siglos XX y XXI. La industria de la mano de la innovación científica y de la tecnología emergió desde finales del siglo XIX, para irrumpir en la alborada del siglo XX hurgando en las profundidades marinas y terrestres, hasta descubrir la materia prima necesaria para producir combustión y mover así fábricas, vehículos terrestres, aéreos y marítimos. Sin embargo, después de todo esto el mundo ya nunca volvería a ser igual, ¿apacible, fragmentado, desconocido, “ancho y ajeno” como dijera Ciro Alegría en su novela? El progreso científico y tecnológico se convirtió en una constante a lo largo del siglo XX; cada día más intenso y devorador de todo a su paso. Las potencias que despuntaron en los siglos XVIII y XIX, se transmutaron en los imperios coloniales; después en el XX despuntaron los más bárbaros imperios neocoloniales; estos últimos llevaron al mundo en su disputa por repartirse el resto del vasto globo terráqueo, a dos guerras mundiales hiper destructivas, la primera (1914-1919) y la segunda guerra mundial (1939-1945).

La capacidad destructiva en las dos guerras, en especial la segunda, fue aumentada por la invención en armas super poderosas, propias del industrialismo. El desenlace derivó en una carrera armamentista entre las nuevas potencias reinantes de signo ideológico contrapuesto: Los Estados Unidos comandando el sistema capitalista, y la Unión Soviética al frente de lo que llegaría a ser el bloque de países del llamado “socialismo real”. Finalmente, hasta los países socialistas participaron de la vorágine crecientemente destructiva, ya que, aunque habían estatizado más que socializado los medios de producción, entraron de lleno en la era del industrialismo e igual que las potencias capitalistas basaron su producción sobre la base de los combustibles fósiles (Carbón, petróleo y gas natural). Desde los años setenta del siglo XX, se crearon los indicadores que detectaron el espeluznante incremento del calor en todo el planeta. Entramos sin remedio a la época del calentamiento global y el cambio climático que tiene en vilo a toda la humanidad. Pero, las empresas multinacionales exploradoras y productoras de carbón, petróleo y gas continúan explorando y explotando a mansalva los yacimientos, donde quiera que se encuentren. De ahí que la propuesta de estudiar las energías limpias para producir recursos renovables no alcanza los umbrales que debería, para detener la ola infernal de calor derivada de la evaporación de gases contaminantes que quedan atrapados en la atmósfera terrestre produciendo el efecto invernadero ya conocido.

Se saben y son harto conocidos ya los efectos, pero no se detienen las transnacionales; los gobiernos, por su parte, carecen de la voluntad política para ponerles tope. Los efectos son conocidos de sobra: sube el nivel de los mares a causa del derretimiento de los casquetes polares por la ola de calor; las aguas marinas invaden las costas y ciudades de los litorales por todas partes; arrecian las tormentas provenientes de los océanos por el calentamiento de las aguas; lluvias torrenciales provocan desbordamientos de ríos; aunado a todo ello se talan los bosques frenéticamente, acarreando con ello que aumente la escorrentía de las aguas, llevando consigo los contaminantes del suelo que se escurren hacia los manantiales de aguas limpias y nacientes, y un largo etcétera de eventos extremos.

Estoy lejos de coincidir con Thomas Hobbes. Este gran intelectual fue uno de los grandes pensadores iusnaturalistas que vivió entre los siglos XVI y XVII (Nace en abril de 1588 y muere en diciembre de 1679). Fue quien en sus trabajos llegó a la conocida conclusión de que el “Hombre es un lobo para el Hombre”, por lo que la sociedad debe llegar a un pacto social entre ellos y con el Estado (Leviatán). Es el Estado el que tiene que controlar la agresividad entre los hombres. (Cfr. Hobbes, T. “Leviatán”, 1651). Psicológicamente, la agresividad es un instinto humano, pero no tiene por qué traducirse necesariamente en una conducta violenta. La agresividad bien canalizada nos sirve para acometer grandes tareas e inclusive procrear. De ahí que la conducta agresiva de los individuos y de las colectividades puede ser mal canalizada deviniendo por ende en la actitud confrontativa, hostil contra los demás o contra la misma sociedad. Por tanto, la conducta agresiva es básicamente aprendida y se ha desarrollado sobre todo en la sociedad industrial. Coincido por ello en cambio con el pensamiento de Juan Jacobo Rousseau (Nace en junio de 1712 y muere en julio de 1778). Rousseau, por contraposición con Hobbes llega a la conclusión de que el “Hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad la que lo corrompe”. Por ende, considera que se debe llegar a un nuevo “contrato social”, tesis básica del pensador. (Cfr. Abreu Suárez, Alirio. “Lo Político en Jean Jacques Rousseau”. http:/www.indteca.com. Véase también de la obra de Rousseau: “El Origen de las Desigualdades entre los hombres”, “El Contrato Social”, “El Emilio” “La nueva Eloisa”).

En suma, estamos en un punto de inflexión muy peligroso, en el que la capacidad destructiva demostrada por la especie humana ha llegado a atentar contra sí misma, así como contra todas las formas de vida conocida sobre la superficie terrestre. Ciertamente muchos líderes políticos han tomado la iniciativa de realizar grandes cónclaves mundiales, para llegar a acuerdos y detener la frenética ola destructiva desatada por el uso de los combustibles fósiles, incrementados en las guerras recientes entre naciones y agravados por las inconscientes empresas devastadoras y contaminadoras de bosques, selvas, ríos, mares y océanos. O ponemos punto final a esta insensatez humana que ha prevalecido, o llegaremos a un extremo de no retorno en cuanto al combate contra el calentamiento global. Todos tenemos responsabilidad. Mucho más los líderes de las naciones de la tierra, en especial los de las potencias vigentes.

“Yo soy la respuesta”

  • Declaración de principios para la evolución consciente de la madre tierra y otorgamiento premio del Planeta Tierra al Dr. Alberto Salom Echeverría – Presidente CONARE y Rector UNA

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“Conscientes de que la humanidad es parte fundamental de este planeta y que ha transitado el camino de la subsistencia a la transformación.

Libres de toda atadura con el pasado que pueda impedir o dificultar dicha transformación.

Atentos a los acontecimientos que conducen al renacer de una forma de vida en armonía con los elementos.

Capaces de resolver los problemas que nos ocupan y trascender nuestras limitaciones actuales. Alzamos este anhelo con la esperanza firme de establecer una nueva relación con nuestra Madre Tierra y con todos sus elementos, a fin de participar en su Evolución Consciente”.

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Esta declaración fue firmada el martes 29 de noviembre de 2016 por el Presidente del Consejo Nacional de Rectores (CONARE), y como testigos de honor figuran: Chief Greywolf, Presidente Nación Cherokee Tejas, Javier Francisco Ortiz Gutiérrez Presidente Fundación Gaia, Allison Aguirre Mora, Representante Consejo Indígena Madre Tierra, Jorge Calderón Gamboa, autor de la declaración.

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En este sentido, el CONARE avala en todos sus extremos la “Declaración de Principios para la Evolución Consciente de la Madre Tierra”, acogida por el Consejo Indígena Madre Tierra y la Fundación Gaia y avalado, además, por la Universidad Nacional, como marco conceptual e instrumento para la reflexión y el compromiso de los estudiantes universitarios, con la creación de una nueva consciencia planetaria, en la cual cada persona sea responsable de vivir una vida en armonía con la naturaleza, su esencia y su comunidad.

Cabe mencionar que esta declaración tiene como antecedentes algunos eventos de suma importancias que se llevaron a cabo en el 2016 como fueron: la publicación del decreto ejecutivo (N.° 39659-MINAE-MCJ-MEP del 22 de abril de 2016), que declaró el 22 de abril de cada año como el “Día Nacional de la Madre Tierra” en respuesta a una solicitud que hiciera el Rector de la Universidad Nacional, Dr. Alberto Salom Echeverría, a petición de la Fundación Gaia y del Consejo Indígena Madre Tierra. Este decreto autorizó a las instituciones públicas preparar y conmemorar ese día mediante actividades que contribuyan a crear en los costarricenses, desde los primeros años de vida, una nueva relación con el Planeta, en la cual cada persona sea responsable de vivir una vida en armonía con la naturaleza y se reconozca la necesidad de sumar el sentido de responsabilidad personal a la meta país de convertir Costa Rica en Nación Carbono Neutral.

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De esta manera, el 22 de abril pasado, se llevó a cabo un acto oficial en la UNA, (Auditorio Clodomiro Picado) que da inicio a la celebración de dicho día y en el cual el Consejo Indígena Madre Tierra, la Fundación Gaia y la Universidad Nacional, acordaron que el señor Rector de la UNA, solicitaría al Consejo Nacional de Rectores (CONARE) avalar la “Declaración de Principios para la Evolución Consciente de la Madre Tierra”, (acogida por el Consejo Indígena Madre Tierra el 21 de diciembre del 2012), como marco conceptual de la campaña educativa de consciencia planetaria “Yo Soy la Respuesta”.

En respuesta a esta solicitud, el CONARE acuerda (sesión N°. 30-16 el 25 de octubre de 2016) avalar el texto de la Declaración de Principios para la Evolución Consciente de la Madre Tierra y autorizó al señor Presidente del Consejo Nacional de Rectores (CONARE) para su respectiva firma”.

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Dentro de las reflexiones expresadas el señor Jorge Calderón Gamboa, resalta el concepto de metamorfosis que atañe a la evolución consciente de cada ser, es decir; la capacidad de sensatez no es exclusiva de los seres humanos. De igual manera, señala que se debe corresponder a la individualidad, para seguidamente cooperar en la colectividad: “Costa Rica, destaca como un lugar idóneo para un nuevo comienzo, que plantee un reconocimiento de paradigmas para todos los seres vivos, que conlleve a una nueva humanidad con un nuevo modelo de reflexión”.

Alison Aguirre Representante del Consejo Indígena Madre Tierra, hizo una petición con 7 puntos que engloban distintos aspectos que instan al país a seguir apoyando esta causa y a la población indígena.

Durante la actividad, se hizo entrega del Premio Planeta Tierra al Presidente de CONARE y Rector de la Universidad Nacional, Dr. Alberto Salom Echeverría; en reconocimiento a todos sus esfuerzos y lucha por la Madre Tierra durante este año desde distintas esferas.

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Con gran agradecimiento y honor recibimos este significativo Premio “Planeta Tierra 2016” y nos comprometemos a continuar los esfuerzos por mejorar y salvar al Planeta: “esta calamitosa situación, tiene solución; la lucha es durísima, pero hay afrontar esta realidad siendo optimistas; creo en la fuerza, en la paz, en la cultura de amor, en la convivencia, en el respeto; por lo cual me comprometo a honrar el premio.

Destacamos la oportuna presentación artística a cargo de Marianela Ortiz y su hijo, que presentaron cantos para el alma; que recuerdan la naturaleza de libertad y paz de los seres vivos.

A través del CONARE, fundación GAIA y distintas instituciones, se ha instado a actuar a favor del bienestar del planeta y los seres que en él habitan.

 

Colaboración:

Dayanne Nájera Matarrita

Estudiante RI-UNA

 

Enviado por Msc. Efraín Cavallini Acuña, Asesor Comunicación, Rectoría UNA.

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