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Etiqueta: ronald alfaro

La última encuesta del CIEP y la urgencia del Diálogo Nacional – resumen del foro

Alianza por una Vida Digna

Resumen del foro “La última encuesta del CIEP y la urgencia del Diálogo Nacional”, celebrado el martes 21 de mayo del 2024 y transmitido por el Facebook Live de SURCOS.

Participantes en el foro:

Ronald Alfaro, politólogo del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica e investigador del Programa Estado de la Nación.

Carolina Ovares, socióloga, politóloga, docente de la Universidad de Costa Rica e integrante de la Red de Politólogas.

Alejandro Molina, Escuela de Ciencias Políticas e investigador del Observatorio de Política Nacional de la Universidad de Costa Rica.

Henry Mora, Escuela de Economía de la Universidad Nacional y colaborador de la Mesa Nacional de Diálogo Social y Productivo.

Moderador: José María Gutiérrez Gutiérrez, Alianza por una Vida Digna


Ronald Alfaro presentó los principales resultados de la reciente encuesta del CIEP. A lo largo de las últimas administraciones en Costa Rica generalmente las encuestas han revelado una mayor proporción de opiniones negativas que positivas sobre la gestión de los presidentes y los gobiernos. Sin embargo, el presidente Rodrigo Chaves mantiene un alto respaldo de la ciudadanía, cercano al 50% y no ha habido grandes variaciones en ese respaldo en las últimas encuestas.

El análisis de la encuesta permite identificar cuatro grupos de personas: Además de los característicos grupos de seguidores y opositores al presidente hay un grupo mayoritario que se puede clasificar de ‘personalistas’. Estos apoyan la figura del presidente y no tanto los resultados de sus políticas. Además, se identifica un grupo denominado de ‘evaluacionistas’, quienes no respaldan al mandatario, pero sí sus políticas.  Los resultados evidencian que el mandatario influye fuertemente en los asuntos públicos por sobre los partidos y las instituciones.  

El personalismo tiene dos caras: el culto a la personalidad del líder y la culpa o atribución de responsabilidad. En la encuesta se incluyeron preguntas en esas dos vertientes. Llama la atención que las personas no están de acuerdo en eximir al presidente de la culpa. Quienes se oponen le dan más culpa y menos culto, en tanto quienes lo apoyan le dan más culto, aunque también le atribuyen culpa.

Esta división del enfoque personalista entre culto y culpa se diferencia de acuerdo con el área geográfica, el nivel educativo, el género y la edad de las personas entrevistadas.

Mencionó que este tipo de apoyo personalista es característico de sociedades con un alto grado de polarización. Aunque la polarización en Costa Rica es menor que en otros países de la región, la misma ha aumentado y ha llegado a niveles similares a los de la época de la discusión del Tratado de Libre Comercio.  

Estamos en un proceso de construcción de identidades políticas que se activan en contextos de amenaza y surgen de una polarización, proceso en el cual se exageran las virtudes y se magnifican los defectos. Y las y los ciudadanos, de una forma u otra, se ubican en uno de los grupos.

Carolina Ovares presentó una comparación de los datos de Costa Rica con los de otros países de la región para entender mejor el fenómeno político de Rodrigo Chaves. Los estudios comparativos en la región son importantes pues permiten un análisis macro en la región, detectando tendencias. En el índice de democracia liberal Costa Rica mantiene un índice claramente superior a los de otros países de América Latina y un alto porcentaje de la población en Costa Rica apoya la democracia y está satisfecha con la misma. Pero estos valores han venido disminuyendo paulatinamente y hay demandas no satisfechas en la población que erosionan el apoyo a la democracia y disminuye la valoración de las instituciones.

En América Latina en general se tiene mayor confianza en el poder ejecutivo que en el poder legislativo. Se confía más en el presidente que en los legisladores, con las implicaciones que esto conlleva en la política y la gobernabilidad de los países. El apoyo es muy alto para los presidentes Bukele, Abinader, Noboa, López Obrador y Chaves. Aunque en otros casos hay apoyo más bajo producto del desgaste de la gestión de gobierno. Pero el apoyo a un presidente no necesariamente se traduce en un apoyo a sus políticas específicas o en las propuestas que emanen del presidente en un eventual referendo. Surge la pregunta: ¿para qué le sirve la popularidad a un presidente y cómo se traduce ese apoyo?

Alejandro Molina expuso las reflexiones que se han venido desarrollando desde el Observatorio de Política Nacional. En su presentación desarrolló dos ejes.

El primer eje se refiere a la conflictividad que existe entre determinadas élites y los poderes de la república. Se ha efectuado mucho análisis sobre el lado inferior de la desigualdad, pero es necesario estudiar el lado superior de la desigualdad, las élites y los poderes fácticos asociados a ellas y que tienen gran influencia en la política pública. Actualmente se observa una clara conflictividad entre ciertas élites y el gobierno y hay una clara beligerancia del presidente contra ciertos grupos del empresariado tradicionalmente hegemónico, que incluye sectores de la prensa tradicional.  El presidente representa a una élite emergente que reclama para sí beneficios. Y esa conflictividad se manifiesta también entre los poderes de la república, que se ven con frecuencia como obstáculos para las pretensiones de esas élites emergentes.

El segundo eje se relaciona con la crisis de representación dentro del sistema político nacional. Hay una relación conflictiva entre la ciudadanía y las instancias de representación formal. La simpatía por los partidos ha bajado mucho, lo cual se refleja en el alto abstencionismo.  Junto con la Asamblea Legislativa, los partidos no se perciben como entes de construcción de ciudadanía y de representación de intereses plurales y diversos. Al no cumplir su función estas instancias, se abre el espacio para el personalismo.  

Hay una tendencia en la región de surgimiento de partidos no programáticos, al servicio de intereses personalistas o corporativos. Las campañas carecen de ideas y propuestas. Hay un debilitamiento del sistema de partidos. Un referendo, en un escenario personalista, se puede interpretar como el intento de mantener una dinámica de tipo electoral fuera del período electoral.

Henry Mora planteó que los resultados de la encuesta del CIEP no solo son atípicos, sino que son anómalos. ¿Cómo se explica que un presidente sin partido, sin bancada legislativa fuerte, incapaz de manejar los principales problemas del país, tenga tanto apoyo? Mencionó que en su opinión no se trata de un gobierno populista porque no reparte beneficios a los sectores más perjudicados. Hay un amplio sector que valora la personalidad del presidente, su estilo confrontativo, el hecho de que se hace ver como un adalid de los pobres. También afecta el contexto internacional, con el ascenso de la extrema derecha y el fortalecimiento de grupos conservadores que alimentan la polarización.

En este escenario complejo ha surgido la iniciativa de la Mesa Nacional de Diálogo Social y Productivo, la cual, junto con la Asamblea de Trabajadoras y Trabajadores del Banco Popular y el Consejo Nacional de rectores (CONARE), ha convocado a un amplio diálogo nacional de alto nivel, cuyo lanzamiento oficial ya se efectuó y cuyo proceso se planea que culmine en febrero del 2025.


Este proceso se centra en el diálogo de amplios sectores para apaciguar la polarización y la confrontación y encontrar puntos de convergencia y consenso. Se basa en cuatro mesas de trabajo sobre temas relevantes para el país: seguridad ciudadana, salud pública, educación pública y necesidades del sector agrario. Se espera que las conclusiones de este proceso incidan en el curso político del país. La iniciativa se suma a otras que buscan generar resistencia para detener el desmantelamiento en curso del estado social de derecho. La encuesta del CIEP muestra una tendencia al aumento en los niveles de confrontación, pero estamos a tiempo de evitar que se llegue a niveles más altos.

El video de este foro está accesible en la página de YouTube de la Alianza por una Vida Digna en el enlace:

UCR: Análisis de las elecciones presidenciales del 2018 retrata una democracia amenazada

Además de definir al actual presidente de Costa Rica, el último proceso electoral en el país dio a conocer aspectos relevantes sobre la situación democrática nacional

Las elecciones del 2018 evidenciaron que en Costa Rica existen identidades políticas muy debilitadas, es decir, que una parte significativa de la población no tiene una vinculación importante con los partidos. Foto: Anel Kenjekeeva, UCR..

Diversos aspectos permiten considerar las elecciones presidenciales del 2018 en Costa Rica como un proceso inédito. Fue la primera vez que las agrupaciones políticas que consolidaron el bipartidismo en el país estuvieron fuera de la segunda ronda de votación y, además, el partido con la mayoría de votos en la primera ronda no llegó a la Presidencia.

El Centro de Investigación en Estudios Políticos (CIEP), de la Universidad de Costa Rica (UCR), y el Programa Estado de la Nación prestaron atención a las particularidades menos evidentes de la más reciente fiesta democrática nacional y profundizaron en su comprensión mediante una serie de investigaciones que plantean el retrato de una democracia amenazada.

Los investigadores y editores del libro que compila los análisis realizados por un amplio grupo académico, Felipe Alpízar Rodríguez y Ronald Alfaro Redondo, reflexionan sobre la forma en que los diversos aspectos retratados en las últimas elecciones podrían favorecer la comprensión de realidad política en el país y la toma de decisiones.

-La democracia costarricense es considerada liberal, madura y estable como resultado de la ausencia de perturbaciones que hayan puesto en entredicho su legitimidad por un largo periodo histórico ¿Cuáles son los principales aspectos a los cuales se atribuye lo anterior?

Felipe Alpízar Rodríguez (FAR): En Costa Rica se habla de una democracia madura, porque tenemos una tradición de muchas décadas, en las cuales las elecciones democráticas han sido el mecanismo para elegir a las autoridades. Es estable, porque no hemos sufrido rupturas al orden democrático, durante al menos los últimos 70 años. Y es liberal, porque superadas las limitaciones de la primera mitad del siglo XX, todos los hombres y mujeres tienen la capacidad de elegir y ser electos. Estas características se explican con la trayectoria histórica del país.

La estabilidad se atribuye también a la existencia de una institucionalidad política muy fuerte, la cual empezó a construirse a inicios del siglo XX y que en diferentes momentos creó instituciones como la Sala IV y la Defensoría de los Habitantes. Esto no quiere decir que no hayan existido tensiones, pero se han diseñado una serie de mecanismos democráticos para tratar de proteger a la ciudadanía.

Todo ese entramado institucional le da mucha fortaleza al sistema, pero eso no lo deja exento de amenazas. La estabilidad democrática no está exenta de conflicto, pero alcanzar ese estatus es el resultado de un proceso muy extenso de luchas, reformas y que no necesariamente ha acabado, porque el proceso de democratización es algo permanente en la sociedad.

-Las investigaciones realizadas señalan el advenimiento de una democracia disfuncional, como resultado de la falta de capacidad de las instituciones públicas y de las organizaciones de representación política ciudadana para adaptarse a los contextos que presenta el país. ¿De qué forma se manifiesta esta situación en la vida cotidiana?

FAR: Tener una democracia estable y madura no quiere decir que se ha alcanzado todo lo que se necesita para convertirse en un paraíso democrático. Al mismo tiempo que la democracia ha logrado proteger los derechos de la ciudadanía y los procesos electorales, siguen sin resolverse muchos problemas que han ido surgiendo a lo largo del tiempo o que son producto de unos equilibrios políticos consustanciales, los cuales pueden llegar a generar una parálisis decisional. Es decir, que el sistema democrático a veces puede resultar más lento para resolver asuntos comunes o que hay momentos donde una instancia bloquee a la otra.

Estas situaciones no solo son parte del diseño de la democracia, sino también del diseño del apartado estatal, porque de alguna forma hemos sido incapaces de realizar reformas estructurales al sistema político y al Estado en los últimos 40 años. Esto hace sentir a la gente que existen dificultades para resolver los problemas y que el sistema político de alguna manera está entrabado.

Las disfuncionalidades surgen porque no se han podido atender todas las inquietudes, demandas y necesidades en diferentes temas que a la gente le pesan y se van arrastrando.

Según los expertos, la combinación de las disfuncionalidades estructurales con las débiles identidades políticas ciudadanas, detectadas en las elecciones del 2018, conforma una amenaza latente para la democracia. Foto: Cristian Araya Badilla, UCR.

-¿Cómo es que a la luz de los fenómenos sociopolíticos experimentados en las elecciones presidenciales de Costa Rica en el año 2018 es posible plantear el retrato de una democracia amenazada?

Ronald Alfaro Redondo (RAR): Muchas veces, las amenazas que experimentan las democracias no están necesariamente materializadas, algunas pueden ser latentes, pero las democracias pueden tener mecanismos para resolver o librarse de esas amenazas. Es posible realizar algunas transformaciones o apegarse a algunos principios y valores, y de esta forma evitar que esas amenazas pasen de ser latentes a volverse reales.

Las elecciones del 2018 evidenciaron que en Costa Rica existen identidades políticas muy debilitadas, es decir, que una parte significativa de la población no tiene una vinculación importante con los partidos. Cuando hay identidades políticas fuertes, la gente tiene claro por quién va a ir a votar, mucho antes de que se celebren las elecciones. Pero cuando ocurre lo contrario, la gente no sabe qué hacer, no sabe a quién apoyar o quién es el oponente.

Cuando una democracia tiene identidades políticas debilitadas se corre el riesgo de que cualquier evento externo pueda alterar por completo el juego, romper con el orden y crear las condiciones para que exista muchísima incertidumbre política y electoral.

La combinación de las disfuncionalidades estructurales —que ya arrastraba el país— con las débiles identidades políticas ciudadanas —que detectamos en las elecciones del 2018— conforma una amenaza latente, porque pueden generar mucha volatilidad e incertidumbre de cara a situaciones futuras que, incluso, pueden atentar contra la misma democracia.

FAR: La democracia amenazada surge cuando los descontentos y temas que no se resuelven terminan convirtiéndose en reivindicaciones que van en contra de la democracia misma, como puede ser —por ejemplo— el hecho de optar por la salida autoritaria.

La erosión de las identidades genera gobiernos con poca legitimidad. Y la legitimidad es el cemento que mantiene unidas a las sociedades. Cuando eso se erosiona, nos enfrenta a gobiernos débiles en los que la gente no cree y donde el apoyo ciudadano se vuelve líquido o volátil. Son como globos que se lleva el viento, porque no están amarrados a ningún lugar.

Más allá de la popularidad de un presidente, la sensación de descrédito de la política, de los políticos y la falta de sentido de pertenencia en el país impiden que haya una base, un proyecto político común para concretar ciertas reformas. En Costa Rica, esta identidad está muy erosionada y eso ocasiona mucha inestabilidad para el funcionamiento del sistema. Entonces la amenaza actual es que se pongan en riesgo los cimientos mismos de la democracia, que la sociedad deje de creer que la democracia es el medio para resolver sus asuntos.

-La investigación que presentan señala la existencia de disfuncionalidades endémicas y convergentes en el país que, lejos de responder a eventos coyunturales, han sido arrastradas por un largo periodo. ¿De qué forma es que la comprensión de esta realidad puede guiar la toma de decisiones en el presente?

RAR: Las democracias pueden tener disfuncionalidades, problemas, defectos y hay formas de corregirlos. Por su parte, la ciudadanía puede tener cierto conjunto de actitudes que, en algunas ocasiones, sean desfavorables. El asunto que detectamos es que tenemos una combinación de disfuncionalidades estructurales y de actitudes sociales que no fortalecen la democracia.

Si tuviéramos partidos políticos más fuertes, es probable que esa molestia y esa protesta de la gente se canalizaría a través de ellos. Pero como no es así, no pueden ser los escuderos de la gente, y ese papel lo asumen otras organizaciones de la sociedad civil fuera de los partidos. Esta situación plantea grandes dificultades, porque si los partidos están pensados para que sean los que procesen esas demandas y necesidades del pueblo, y no lo hacen, se desconfigura un actor central del escenario político.

FAR: Costa Rica tiene un parlamento muy pequeño y eso representa una dificultad importante en este tiempo, porque no todos los grupos y voces encuentran un canal institucional para manifestar su descontento. Se evidencia así la imposibilidad del sistema de tramitar esas demandas por una vía institucional. Todos los llamados al diálogo que estamos viendo en este momento por parte del Gobierno son intentos para tratar de traer al campo de lo institucional ese descontento que hoy está en la calle.

Frente a este contexto, uno de los principales retos para el país es mejorar la representatividad de los diversos sectores de la sociedad costarricense, la cual se ha complejizado y que, de alguna manera, el actual Congreso no refleja.

 

Andrea Méndez Montero
Periodista, Oficina de Divulgación e Información

UCR: El desempleo preocupa a la ciudadanía más que el COVID-19

El 53 % de las personas consultadas reconoció alguna afectación en su núcleo familiar por la pérdida de empleo como resultado de la pandemia

La encuesta retrató pesimismo, el 82 % de las personas consultadas catalogó la situación económica como mala o muy mala. Imagen con fines ilustrativos. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

El desempleo preocupa a la ciudadanía más que el COVID-19, así lo revelan los resultados de la más reciente encuesta de opinión pública del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Según la consulta, aplicada de manera telefónica entre el 3 y el 11 de agosto, 27,45 % de las 877 personas consultadas en todo el territorio nacional señaló la falta de trabajo como el principal problema del país en el actual contexto.

Aunque la encuesta realizada por el CIEP en abril anterior indicó que el coronavirus era la mayor inquietud de la población en ese momento, tras cinco meses de pandemia la situación laboral y económica retoman un papel prioritario para las personas.

El coronavirus se colocó como el segundo problema más relevante al ser señalado por el 24,84 % de los encuestados, seguido por el costo de la vida que fue destacado por el 19,21 % de la muestra consultada. Desde el 2013, el desempleo y la situación económica han sido preocupaciones constantes en las mediciones que realiza el CIEP cada mes de agosto.

Poco más de la mitad de las personas consultadas, 53 % específicamente, confirmó que su núcleo familiar experimenta alguna afectación por la pérdida de empleo como resultado de la crisis por COVID-19. De esta cifra, el 15 % reconoció que enfrenta esta circunstancia y, además, la comparte con alguien más de su hogar.

El 32 % de los entrevistados afirmó que su familia experimenta algún tipo de consecuencia económica como resultado de una reducción de jornada laboral. En el 17 % de esos casos se indicó que, además de la persona consultada, la situación ocurría también con otro miembro de su grupo familiar.

El investigador del CIEP, Ronald Alfaro, reconoció que el impacto del panorama económico en la vida de las familias como resultado del desempleo es palpable y generalizado en la diversidad de grupos sociales del país.

“El impacto actual a raíz del desempleo es grande y profundo, deja a la población en una condición personal y familiar de fragilidad y eso la vuelve sin lugar a dudas en la mayor preocupación de la gente, junto al tema sanitario”, afirmó el politólogo.

La encuesta también retrató pesimismo respecto al estado del país. Cerca del 60 % de los entrevistados considera que el rumbo es malo y menos del 20 % piensa que el panorama es positivo, mientras que el 82 % cataloga la situación económica como mala o muy mala.

Población apoya medidas sanitarias y rechaza acciones económicas

La opinión positiva de la población respecto a las decisiones del Gobierno frente a la pandemia se ubica en el 46 % frente a un 27 % de percepciones negativas. Pese a que el apoyo es mayoritario, evidencia una significativa baja respecto al 75 % de respaldo que recibió en abril anterior.

El mismo efecto se evidenció al analizar la valoración de las medidas económicas, donde el apoyo pasó de 71 % a 27 %, frente a un 44 % de opiniones desfavorables respecto a las acciones gubernamentales abordadas en esta materia.

Pese a lo anterior, en esta consulta se retrata un significativo apoyo ciudadano a las medidas sanitarias implementadas en el país por parte del 69 % de la muestra, mientras que solo el 13 % manifestó disconformidad respecto a su implementación.

Las medidas que reciben mayor aprobación son el uso de mascarilla, la restricción vehicular y la prohibición de fiestas o reuniones con familiares o amigos. Mientras que se perciben opiniones dividas respecto al cierre de bares o restaurantes y la apertura de iglesias o centros de culto.

Destaca, además, la anuencia del 85 % de la población respecto a seguir las órdenes dadas por el Gobierno, cifra que aumenta al 95 % cuando se trata de respetar las medidas sanitarias. En contraposición, un 4 % preferiría actuar como desea y solo un 1 % considera que las recomendaciones son innecesarias.

Según Alfaro, la encuesta evidencia a una población costarricense bastante disciplinada que, a diferencia del comportamiento percibido en otras naciones del mundo, adopta y respalda las medidas oficializadas por el país para proteger la salud de la sociedad en general.

“Este comportamiento genera un escenario favorable para hacerle frente a la crisis. El contexto es complejo y en ocasiones involucra restricciones a la libertad de las personas, pero la gente sigue reconociendo que esas medidas aminoran el efecto de la situación que estamos viviendo”, concluyó el académico.

Esta es la primera encuesta que el CIEP realiza de manera completamente remota, como parte de los procesos de adaptación que desarrolla la Universidad para continuar con sus funciones de manera virtual en el marco del distanciamiento social impuesto por el COVID-19.

La medición tiene un nivel de confianza del 95 %, las entrevistas se realizaron a partir de un muestreo aleatorio basado en el Plan Nacional de Numeración-Sutel, por lo cual todos los resultados deben referirse estrictamente a la población con acceso a teléfono celular.

09/2017, Bandera de Costa Rica en las afueras de la antigua Facultad de Ciencias Sociales,

La democracia sobrevive a las dificultades actuales

El apoyo de la ciudadanía a la democracia, determinado por esta medición, se coloca en 65 puntos, es decir, se mantiene alto, aunque reporta una baja respecto a la cifra sin precedentes que obtuvo en abril anterior cuando se colocó en 76 puntos.

El CIEP advierte que las situaciones de crisis son momentos propicios para que las dificultades generen lesiones que podrían desestabilizar el sistema político. Esto vuelve relevante que se le haga saber a la población la importancia de encontrar las formas apropiadas para lidiar con las dificultades.

 

Andrea Méndez Montero
Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Encuesta CIEP-UCR: La ciudadanía señala el desempleo como el principal problema del 2019

  • El pesimismo y la valoración negativa de la situación económica persisten entre los costarricenses

El costo de la vida y la situación económica también se mantuvieron durante todo el año en el segundo lugar de los principales malestares de la población. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

El desempleo, que según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) alcanzó en el país el 11,9 % durante el segundo trimestre del año, se mantuvo como la principal preocupación de los costarricenses durante el 2019.

Así lo revela la más reciente encuesta del Centro de Investigación en Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), efectuada entre el 18 y el 21 de noviembre anteriores a 1 004 personas mayores de 18 años, ubicadas en todo el territorio nacional.

Según la medición, el 32 % de los habitantes consultados en esta ocasión catalogó al desempleo como el principal problema que atraviesa el país. Esa posición también fue señalada por las mediciones hechas por el CIEP en los meses de marzo y agosto anteriores.

Asimismo, el costo de la vida y la situación económica se mantuvieron durante todo el año en el segundo lugar de los principales malestares de la población y, en esta oportunidad, fue señalado por el 21 % de los costarricenses consultados.

El informe del CIEP destaca que, a excepción del año 2018, el desempleo ha figurado desde el 2013 como el mayor malestar de los costarricenses a un mes de finalizar el año, tal como lo evidencian las últimas siete mediciones interanuales.

Según el investigador del CIEP, Ronald Alfaro, el estudio evidencia que las autoridades no han logrado mejorar tal problemática en los últimos años y que, por el contrario, esta incrementa y afecta cada vez más a ciertos grupos sociales, como las mujeres y las personas de zona rural.

“El desempleo es uno de temas que los ciudadanos más le recriminan a los gobiernos y más aún cuando, como sucede en este momento, está alcanzando niveles similares a los que tuvimos en el país durante la crisis de los años ochenta”, explicó el politólogo.

El pesimismo persiste entre la población y así lo evidencia el 68 % de las personas encuestadas, quienes consideran malo o muy malo el actual rumbo del país, mientras que apenas el 13 % afirma que Costa Rica avanza por buen camino.

La valoración negativa sobre la economía nacional evidenció un incremento a lo largo del año, al pasar de 76 % a 79 % entre las mediciones de marzo y agosto anteriores, hasta alcanzar en esta última ocasión un 80 %.

La población valora mejor la labor municipal que la del Gobierno nacional

Pese a que el 62 % de los consultados en agosto anterior catalogó de forma negativa la labor del Gobierno y ese porcentaje se mantuvo invariable en esta nueva medición del CIEP, el 56 % considera que la gestión de su municipalidad es buena o muy buena.

En concordancia con lo anterior, el 60 % de los encuestados afirma que la municipalidad responde mejor a las necesidades de su comunidad, frente a un 12 % que prefiere la atención que recibe por parte del gobierno nacional.

Las mayores satisfacciones de la ciudadanía respecto al trabajo de las municipalidades se deben al servicio de recolección de basura, seguido por el mantenimiento de áreas verdes y la administración de los mercados municipales.

El informe del CIEP destaca que, a pesar de que existe por parte de los ciudadanos una valoración positiva de la labor actual de sus municipalidades, el 35 % afirmó que en las próximas elecciones apoyará a un partido distinto al que gobierna actualmente.

Alfaro atribuye este resultado a que, al igual que en las elecciones nacionales, las lealtades partidarias son muy débiles en la ciudadanía y, por esta razón, es que la alternancia se ha convertido en una tendencia histórica en el país.

“En las elecciones municipales prima el personalismo y el liderazgo, así que no se trata tanto de votar por el partido, sino por el candidato o la candidata. También se apuesta por rotar el poder, la gente prefiere que entren nuevos actores a ocupar esas posiciones”, explicó el investigador.

Finalmente, la medición retrató que el 56,9 % de la ciudadanía estaría decidida a votar en los próximos comicios municipales, lo cual —según Alfaro— representaría «un parteaguas», frente a una convocatoria que históricamente ha sido poco concurrida.

“Es muy probable que haya un aumento en la participación, pero hasta febrero veremos si se alcanza ese porcentaje. Lo cierto es que las elecciones municipales se han venido instalando en la mente de la gente como un evento cada vez más relevante”, concluyó el experto del CIEP.

 

Andrea Méndez Montero

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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