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Asociación para la Preservación del Patrimonio Cultural de Orotina lucha por el rescate de La Casona del Coyolar

“La Casona del Coyolar es la edificación en madera más antigua de todo el Pacífico Central y Sur. Fue construida para el expresidente Rafael Iglesias Castro en el año 1893”. “En 1978 fue traspasada al Instituto de Tierras y Colonización, que después cambió a Instituto de Desarrollo Rural (INDER)”. Así se explica en un documento de la Asociación para la Preservación del Patrimonio Cultural de Orotina.

“En ella se hospedaron personajes como Ricardo Jiménez Oreamuno, León Cortes Castro y Rafael Ángel Calderón Guardia. No obstante, para el pueblo de Orotina su valor socioeconómico fue los más relevante de su historia, pues por más de 50 años desde esa edificación se giraba el pago de salario para cientos de trabajadores cuyas familias vivían de la Hacienda Coyolar. Más aun, los trabajadores recibían beneficios como leche gratis todos los días y asistencia médica gratuita de parte del propietario del lugar”, agrega el escrito de la Asociación.

Otro dato importante relacionado con la importancia histórica y cultural de La Casona del Coyolar es que fue clave para que en 1902 se diera la llegada del primer tren en la zona, “lo cual propició la creación del cantón de Orotina en el año 1908”.

Foto tomada hace siete años, cuando La Casona ya mostraba deterioro.

Lamentablemente el inmueble se ha deteriorado y la ausencia de una política para su protección ha activado la lucha de la Asociación para la Preservación del Patrimonio Cultural de Orotina. Se espera que la institución a cargo adopte decisiones urgentes para la protección de un espacio que tiene importancia histórica, cultural y arquitectónica.

Está foto es de hace 3 meses, donde ya se aprecia el estado ruinoso de La Casona.

La Asociación ha organizado tres conversatorios para tocar el tema de la casona desde el punto de vista histórico, arquitectónico, patrimonial y legal, lo cual, a criterio de la agrupación “va a generar un nivel de apoyo mayor a nivel de la población de Orotina que es, en última instancia, la que más tiene que luchar por el rescate de la Casona del Coyolar”.

SURCOS comparte el documento completo, en el cual se detalla la situación de La Casona del Coyolar y otros aspectos importantes de esta lucha comunitaria y social.

PROMUEVE LA DENUNCIA: ASOCIACION PARA LA PRESERVACION DEL PATRIMONIO CULTURAL DE OROTINA

REPRESENTATE: LIC. GIOVANNI CASTALDINI RAMIREZ

MOTIVO DE LA DENUNCIA: ESTADO RUINOSO DE LA CASONA DEL COYOLAR

UBICACIÓN DE LA CASONA: DISTRITO COYOLAR, CANTON DE OROTINA, ALAJUELA

PROPIETARIO DEL INMUEBLE: INSTITUTO DE DESARROLLO AGRARIO (ANTES IDA)

AFECTACION: DESDE 1994 PATRIMONIO ARQUITECTONICO DE LA REPUBLICA

DESTINO DE LA CASONA: DEDICADA COMO OFICINA ADMINISTRATIVA HASTA EL AÑO 2005. DESDE ENTONCES Y HASTA LA FECHA SE ENCUENTRA DESOCUPADA

INVERSION ESTATAL: 1995: GRAN REMODELACION. 2012: PINTURA Y TRABAJOS MENORES. 2019: INTERVENCION DE EMERGENCIA (INFORMACION NO CONFIRMADA)

COLABORACIO EXTERNA: 2016: ARREGLOS MENORES DE PARTE DE ADEPPCO. 2018: PARTICIPACION CONCURSO PATRIMONIO HISTORICO M.C.

CONTEXTO:

La Casona del Coyolar es la edificación en madera más antigua de todo el Pacífico Central y Sur.

Fue construida para el expresidente Rafael Iglesias Castro en el año 1893. Otros propietarios han sido los hermanos Tinoco Granados y Fernando Castro Cervantes. Después de su muerte en 1967, la edificación estuvo a cargo de sus herederos y en 1978 fue traspasada al Instituto de Tierras y Colonización, que después cambió a Instituto de Desarrollo Rural y actualmente se denomina Instituto de Desarrollo Rural.

Las Casona del Coyolar fue la base de operaciones de una de las haciendas más grandes que ha tenido Costa Rica: la Hacienda Coyolar. Principalmente se dedicó a la ganadería y llego a medir más de 20 mil hectáreas, ubicándose en tres provincias diferentes: Alajuela, Puntarenas y San José.

El valor histórico de la casona es incuestionable. En ella se hospedaron personajes como Ricardo Jiménez Oreamuno, León Cortes Castro y Rafael Ángel Calderón Guardia. No obstante, para el pueblo de Orotina su valor socioeconómico fue los más relevante de su historia, pues por más de 50 años desde esa edificación se giraba el pago de salario para cientos de trabajadores cuyas familias vivían de la Hacienda Coyolar. Más aun, los trabajadores recibían beneficios como leche gratis todos los días y asistencia medica gratuita de parte del propietario del lugar.

De igual forma, la casona fue de suma importancia para que se diera la llegada en 1902 del primer tren en la zona, lo cual propició la creación del cantón de Orotina en el año 1908.

IMPORTANCIA ARQUITECTONICA:

Esta edificación tiene fuerte influencia del estilo neo victoriano que predominó principalmente a principios del siglo pasado en la zona atlántica, sobre todo debido a la influencia de la United Fruit Company en la zona del Caribe y en las Minas del Aguacate.

Su construcción es de dos plantas, principalmente en madera de cedro y pochote. Su estructura principal mide aproximadamente 450 metros cuadrados y cuenta con extensos corredores y balcones casi en la totalidad de su perímetro.

La casona está rodeada de interesantes estructuras y bienes de valor histórico y arquitectónico, como una caballeriza, una lechería, un antiguo tanque de agua y mucha maquinaria antigua que fue pionera en su época para la realización del trabajo agropecuario.

Es importante hacer notar que el INDER, además de la Casona del Coyolar, es propietario de otros ocho edificios declarados patrimonio arquitectónico de la República, entre ellos el Monumento Nacional Guayabo en Turrialba. Sería interesante investigar en qué estado de conservación se encuentran dichos lugares.

ESTADO ACTUAL DE LA CASONA

El primer contacto que nuestra asociación tuvo con este edificio histórico fue en el 2016 cuando organizamos un evento de promoción y enseñanza de la Casona del Coyolar. Contamos con la presencia de funcionarios del INDER y de la Dirección de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura.

Previo a este evento nuestros voluntarios realizaron labores de limpieza y reparación de las jardineras de piedra de la edificación. En ese momento notamos que ya la casona mostraba problemas estructurales en la segunda planta debido al ingreso de agua por deficiencias en el techo o cubierta de la edificación. El daño era importante, pero estaba localizado en una zona específica.

Asimismo, durante el evento, el entonces director de la Oficina de Patrimonio nos hizo ver que ya la casona mostraba signos evidentes de ataque de comején de la variedad que habita a nivel subterráneo.

Obviamente hicimos ver esto a las autoridades del INDER en Orotina y ofrecimos conseguir recursos para la colocación de parte del techo y gestionar los permisos ante el Ministerio de Cultura, por tratarse de una edificación declarada patrimonio arquitectónico de la República.

Lamentablemente, después del 2016 perdimos contacto con los funcionarios del INDER y desconocemos si finalmente lograron obtener el permiso para el cambio de techo de la casona.

Al no encontrar continuidad en la gestión de la colocación del techo de la casona, la asociación volvió sus ojos a la estación ferroviaria de Orotina donde hasta el día de hoy realiza trabajos de restauración en bienes propiedad del INCOFER, institución que ha colaborado con nosotros en todo el proceso de preservación histórica.

En algún momento de este año pudimos desatender las labores de restauración que hacemos en la estación central de Orotina y en abril de este año solicité a un funcionario del INDER en Coyolar que me permitiera visitar de nuevo la casona, pero esta vez en compañía del arquitecto de la asociación.

Ese mismo mes me hice presente en las instalaciones del INDER en Coyolar y mi sorpresa fue mayúscula al ver el avanzado estado de deterioro de la casona en tan solo 7 años. Junto con el arquitecto Rodolfo Mejías realizamos una inspección interna y se pudo comprobar que ya toda la segunda planta estaba clausurada por peligro de desplome. Era evidente que el problema del agua ingresando a dicho recinto todavía continuaba; peor aún se había extendido a varios puntos de la estructura a tal punto que ya en la primera planta era evidente el trazo del agua corriendo por el piso. Adicionalmente una enorme rama de un árbol aledaño a la casona atravesó el techo desde la segunda planta llegando a hacer contacto con el piso de la primera planta. La rama aun estaba en el lugar cuando se realizó la inspección.

El daño más grave que se pudo apreciar en la edificación histórica fue el eminente peligro de derrumbe del balcón del ala este de la casona. De ahí entonces que en el año 2019 el INDER realizara una intervención de emergencia en dicho lugar donde se apuntaló dicho balcón con una estructura de perling para que no se desplomara. Desconocemos el monto del presupuesto para dicha intervención y quien la realizó, o bien si además se invirtió en la reparación del principal problema estructural, esto es, el techo de la casona.

Una estimación preliminar del arquitecto para restaurar la casona se aproxima a los 300 millones de colones, aunque él fue enfático en sus conclusiones al indicar que la principal intervención para evitar el colapso total del edificio es la reparación de cerchas y el cambio de techo en forma urgente, lo cual hasta la fecha obviamente no ha sucedido.

GESTION ADMINISTRATIVA

Con motivo de la inspección realizada, el funcionario a cargo nos mostró un enorme expediente de las gestiones realizadas en la casona desde el año 2000. Este señor fue enfático en que desde hace varios años la sede regional del INDER en Coyolar ha venido solicitando recursos para el mantenimiento de la casona, siendo que la respuesta a dichas gestiones, la mayoría de las veces fue negativa, aleándose falta de contenido presupuestario en las oficinas centrales del INDER en San José.

Alarmado por el crítico estado en que encontré la casona el mismo mes de abril procedí a solicitar explicaciones directamente ante la Presidencia Ejecutiva del INDER y ante la Directora de la Oficina de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura.

En el caso del INDER, la Presidencia Ejecutiva remitió mi solicitud a la Gerencia General quien a su vez la remitió a la Dirección Financiera. En esta última instancia su directora me indicó vía telefónica que la posibilidad de asignar presupuesto para la casona estaba para el año 2025, aduciendo motivos presupuestarios y limitaciones impuestas por la regla fiscal.

En la Oficina de Patrimonio, la secretaria de la directora me contactó vía telefónica y me indicó en abril que ese asunto fue remitido a los arquitectos de la institución, siendo que hasta la fecha no se tiene conocimiento de si se ha realizado o no una inspección del lugar o si se va a abrir un procedimiento administrativo por infracción a la Ley de Patrimonio Histórico.

La gestión administrativa de nuestra asociación también se ha extendido a la Municipalidad de Orotina, donde se emplazó a dicha institución para que hiciera valer la ley de patrimonio, pero se emitió un criterio legal de parte de ellos indicando que no es responsabilidad de las Municipalidades intervenir en asuntos relacionados con edificios declarados patrimonio arquitectónico.

Finalmente, hace poco la asociación organizó uno de tres conversatorios para tocar el tema de la casona desde el punto de vista histórico, arquitectónico, patrimonial y legal, lo cual, a nuestro criterio, va a generar un nivel de apoyo mayor a nivel de la población de Orotina que es, en última instancia, la que más tiene que luchar por el rescate de la Casona del Coyolar.

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