Cáncer de Piel, “Esencial Costa Rica” …

Dr. Benjamín Hidalgo Matlock
Especialista en Dermatología
Invitado de ACANAMED

Nuestra querida patria, está privilegiada con un clima envidiable, su localización geográfica entre la latitud ecuatorial y el trópico norte, le permite gozar de condiciones climáticas buscadas por personas alrededor del mundo. Nuestra pequeña olla de etnias mezcladas, pero ascendencia con fototipos diversos, y predominantemente claros, nuestras montañas con sus hermosas colinas y volcanes le confieren una belleza singular.

Todos estos bellos factores que nos hacen identificarnos como un paraíso terrenal, también nos confieren una gran cantidad de factores de riesgo para el desarrollo del cáncer más prevalente a nivel mundial, el cáncer de piel.

Los estudios científicos nos han permitido entender desde hace muchos años la correlación directa entre la exposición a la radiación ultravioleta, principalmente proveniente del astro rey, con sus distintos anchos de banda electromagnética, cargadas de partículas/ondas cuya energía le infringen a nuestro órgano más extenso un daño importante y acumulativo.

La función de barrera protectora que la evolución le ha otorgado a la piel, le ha expuesto al daño que genera en sus componentes: lípidos, proteínas y al material genético (ADN: acido desoxirribonucleico) contenido dentro de las distintas células de nuestra barrera más externa. La radiación ultravioleta brinda energía en ocasiones no deseada a ciertas moléculas de nuestra piel y las vuelve aún más cargadas y está energía daña la estructura de los diferentes componentes celulares, dañando los planes maestros de reproducción celular conocido como ADN y transformándolas, en ocasiones lentamente, en otras más rápido, en pequeñas máquinas sin programa coordinado y con replicación descontrolada, conocidas como células cancerosas.

Desde que en la década de los 20´s del siglo pasado, que Coco Chanel instauró la moda del aspecto de piel bronceada al regresar de un viaje desde el mediterráneo, es que se ha convertido en una moda, el culto al sol. No me malentiendan, es cierto que el sol participa en la transformación de la vitamina D en sus formas activas, y que también se han diseñado solarios en países nórdicos para evitar los cuadros de depresión estacional, pero se ha demostrado que intentar obtener nuestra suficiencia de vitamina D por exposición solar es mucho más deletéreo en nuestra salud que el complementarla con alimentación y suplementación de esta.

Los tres tipos de cáncer de piel más frecuentes son conocidos como carcinoma basocelular, el carcinoma de células escamosas y el cáncer de piel originado desde las mismas células diseñadas para producir melanina y tratar de protegernos de las injurias de la radiación ultravioleta, conocidos como melanocitos que son las reconocidas como originarias del mortífero melanoma. Es cierto que existen otros tipos de cáncer de piel, más mortales que el melanoma, como el carcinoma de células de Merkel, otros tipos como los linfomas primarios de piel, los cánceres de anexos cutáneos, derivados de células por ejemplo de glándulas sebáceas, glándulas sudoríparas, tejido muscular y graso, pero estos mucho menos frecuentes.

Los factores de riesgo como lo son las pieles más claras, los ojos claros, el pelo más claro, inclusive se ha publicado en algunas revistas científicas que las personas consideradas como pelirrojas al poseer un tipo de melanina no tan eficiente como la eumelanina, llamada feomelanina, que no solo no absorbe la energía de la radiación ultravioleta y más bien genera más radicales libres (moléculas que transforman otras moléculas en sus versiones más dañinas), le confieren a estas personas un equivalente de 25 años de exposición solar al nacer.

Otros factores de riesgo son los múltiples lunares, ciertas condiciones genéticas (albinismo, síndrome de nevo basocelular por mencionar dos), la ingesta de algunos medicamentos que nos sensibilizan más a la luz del sol (un ejemplo la hidroclorotiazida, un medicamento que favorece el orinar para ayudar en el tratamiento de la presión alta), y se ha demostrado que incrementan la probabilidad de cáncer de piel, otro factor de riesgo es la necesidad de algunos pacientes ya sea trasplantados con órganos solidos (riñón, hígado, etc.) que toman medicamentos para  evitar el rechazo de sus órganos donados, y pacientes con algunas enfermedades del sistema inmune que les reduce la capacidad de centinela protector en la detección del células cancerosas y les incrementa el riesgo de presentar canceres de piel más frecuentemente, más temprano y en ocasiones más agresivos.

Debemos trabajar la prevención primaria, donde trabajamos con programas de educación en las poblaciones más jóvenes y vulnerables, ya que es conocido que el 80% de daño solar causado sobre nuestras células de la piel y en un periodo determinante como es antes de los 18 años de vida nos obliga a trabajar antes de la adolescencia a través del ejemplo y lograr modificar nuestra erróneo culto al sol e idealizar el comportamiento de fotoprotección, evitando horas pico (9 am a 4 pm), utilizando ropa con fotoprotección (ya sea UPF 50, de telas de punto estrecho y colores oscuros), así como sombreros, anteojos y el famoso filtro solar, con replicación frecuente.

La aplicación correcta del filtro solar requiriendo la utilización de cantidades equivalentes a una cucharadita por extremidad y dos puntas de dedo para cubrir cara, cuello y orejas, así como la necesidad de reaplicar cada 3 a 4 horas, y con mayor frecuencia en el caso de practicar deportes donde se sude o acuáticos y se pueda reducir la efectividad de estos. Es importante también enfatizar en que el filtro solar es para ayudar a proteger a la piel de los daños del sol y no un permiso o capa de Superman que nos permita exponernos más tiempo a la radiación ultravioleta.  No son cancerígenos, no reducen la vitamina D3, el debate sobre el daño al medioambiente todavía requiere de más estudios, pero si tenemos preocupaciones o piel muy sensible, preferir los de origen mineral.

Diseminar información donde la Organización Mundial de la Salud ha declarado el uso de las cámaras de bronceado como entes cancerígenos y dañinos con datos de incremento en la incidencia de cáncer de piel, especialmente el mortal melanoma. Intentar erradicar de nuestra población el concepto de que el bronceado es saludable (piel bronceada es piel dañada), ya que para que se produzca más pigmento en nuestra piel, la señal proveniente de las células que han censado que ha ocurrido daño en el DNA y por ende es necesario broncear la piel con el afán de intentar proteger a más células del daño ya ocasionado. Fomentar en el caso de las modas el uso de autobronceadores en el caso de las personas que estrictamente quieran lucir una tonalidad más oscura de piel, sabiendo que este bronceado (usando dihidroxiacetona o D-eritrulosa) son seguros, pero no protegen del sol.

Así mismo recordar a las personas sobre las características más importantes para la autodetección temprana del cáncer de piel, como lo es la práctica importante del autoexamen de piel una vez al mes, buscando lesiones de crecimiento rápido, de aspecto inusual que repentinamente aumenten de tamaño, o sangren, así como el lesiones pigmentadas que cambien de color, lo pierdan o se eleven súbitamente (no olvidar el famoso ABCDE y L para la detección temprana del melanoma: Asimetría, Bordes irregulares, Colores más de tres, Elevación o Evolución cambiante y Localización como zonas de roce o trauma, mucosas y palmas y plantas de los pies) son signos de alarma que nos deben obligar a consultar con nuestro médico e idealmente con un especialista en detección temprana y tratamiento como los son los dermatólogos.

Es por esto que los insto en conmemoración del Día Internacional del Cáncer de Piel en fomentar una actitud sana modificando nuestro comportamiento al sol y tomando las riendas de nuestra salud, con una actitud proactiva y protegiéndonos del sol, educando a nuestros menores en los buenos hábitos y actitudes hacia el sol y en reconocer a la población de mayor riesgo para favorecer la detección temprana de un tipo de cáncer que conlleva una alta morbilidad y significativa mortalidad en nuestro país y alrededor del mundo.