Con las alas rotas

Rafael A. Ugalde Quirós.*

Síntesis: La insaciable Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) instrumentalizó a su favor las Naciones Unidas, durante el surgimiento de los grandes conflictos bélicos en el mundo, desde finales del siglo pasado cuando la fuerza bruta de los militares desplazó el derecho internacional.

Ya a las 18 horas locales del fatídico 24 de marzo los trabajadores regresan a sus casas con la jornada laboral cumplida. No faltaron curiosos que desde las ventanas de los ómnibuses divisaran las orillas de las vías cundidas de “robles austriacos” reventando florecillas moradas y rosadas en primavera, invitada fija de la capital yugoslava desde tiempos inmemoriales. Y es que esa tarde- noche el teatro de Belgrado vestía de lujo, precisamente, para celebrar la llegada de los días primaverales, cuatro días atrás. Las butacas ya tenían dueño para la Opera, pues los boletos estaban vendidos una semana antes, mientras en el interior del bello inmueble de gruesa columnas sonaba tristón un violín y un nostálgico saxofón, como presintiendo algo fatal en pleno desarrollo, al mismo tiempo la señal era inequívoca esa noche: la batuta descartaba error alguno, por pequeño que fuese. Por eso hubo tiempo suficiente para que el director del coliseo ordenara arreglos especiales en la entrada del edificio con filas de lirios blancos, al lado derecho, y a la izquierda, con ramos de cerezos frescos. No hubo sitio del teatro sin perfumarse.

Pero los belgradeses, orgullosos siempre de su histórica ciudad, embriagados además porque atrás dejaban el crudo frío yugoslavo, nunca imaginaron que solo dos horas luego sus vidas cambiarían para siempre, como pareciera presagiaron con su Do Sostenido lanzado al aire por el tristón violín y el Fa de pecho gritado desesperadamente por el nostálgico saxofón “Made in USA”. El mundo quedaría entonces horrorizado, boquiabierto y de cabeza hacia abajo. Efectivamente, al ser las 20 horas en punto del 24 de marzo de 1999 la Organización del Atlántico Norte (OTAN) rompió las alas de las Naciones Unidas (ONU) – quién sabe por cuántos años más-, lanzando a diestra y siniestra y ningún acuerdo jurídico bombas de quinientas libras sobre Yugoslavia. Paradójicamente, llenó también de tanques las calles de Belgrado y de aviones de combate el despejado cielo yugoslavo, a nombre de la paz, según su comunicado oficial, y para resolver el viejo “problema albanés”. Ya las naciones ex soviéticas de Polonia, República Checa y Hungría habían ingresado a la OTAN, abriendo así el camino para que esta alianza militar se extendiera sin control alguno sobre Europa del Este, desafiando a “Raimundo y a todo el mundo” y llenando de bases militares los países vecinos del Mar Báltico. De esta manera, Europa Occidental y su brazo armado desempolvarían la vieja tesis de principio del siglo pasado, en torno a que, si dejan avanzar a Rusia por la llamada Eurasia, los días para el oeste están contados como imperio. Este término de Eurasia fue acuñado por el economista británico a principio de 1904, Halford John Mackinder, (“Britain and british seas”) quien tiene aún hoy numerosos seguidores – especialmente en Alemania y Gran Bretaña -sobre sus sentencias geopolíticas de “quien domina Asia Central y domine Eurasia será dueño del mundo”. Allí están las grandes extensiones de tierras fértiles, enormes reservorios de agua, gas natural y petróleo, asimismo depósitos de carbón, oro, hierro y enormes cantidades de bosques vírgenes etc.

Así fue como – este 24 de marzo de 2022 se cumplieron 23 años de la invasión a la antigua Yugoslavia- la OTAN inició la desintegración territorial de una supuesta nación soberana, borrándose de paso y de un plumazo los postulados de todo el derecho internacional público, las reglas humanitarias sobre la guerra; frente a la negligencia de la ONU, el visto bueno de Europa y la suplantación, hasta hoy, del dialogo por el rugir de los cañones y el aullido de los aviones cazas.

Se cree que durante 78 días de invasión mataron entre 1.200 y 5.000 personas, se lanzaron más de 9.000 toneladas de bombas, de las cuales entre 15 y 45 de ellas contenían uranio empobrecido, por primera vez en un acontecimiento bélico. La “civilizada” Europa Occidental dando lecciones, siempre, sobre “actos civilatorios”.

Efectos del bombardeo de la OTAN sobre el Ministerio de Defensa en Belgrado foto WIKIPEDIA

GUERRA OTAN EN UCRANIA

Seis mil sanciones comerciales y financieras a Rusia y la entrega masiva a Ucrania de misiles de toda clase, envíos de innumerables tanques recogidos de la era soviética, moderna municiones, cohetes contra blindados, aviones no tripulados (drones de fabricación turca) y cientos de “soldados de fortuna”( “mercenarios”, para unos, y “voluntarios” para otros), por parte de países miembros de la OTAN, evidencian que la presencia rusa en Ucrania escaló hacia un conflicto entre rusos y la Alianza Atlántica, encabezada por Estados Unidos, de pronósticos bastantes reservados. Por eso, el presidente estadounidense, Joe Biden, acaba de girar $800 millones a Ucrania (anteriormente había girado $ 350 millones), más otros envíos de tecnología militar de punta, para enfrentar, dijo en conferencia de prensa, las tropas del “carnicero Putin”. El masivo armamento procedente de la OTAN para su protegido ucraniano, el presidente Volodimir Zelenski – un afamado actor de teatro quien no mueve un dedo sin permiso de la Casa Blanca – ingresa por la fronteriza Polonia en convoyes nocturnos; nación esa que, junto a Rumania, tienen la asignación de abastecer de armas a las brigadas de valientes “nacionalistas”, según la matriz mediática vendida desde Londres, París, Madrid y Washington. A la vez dan refugio a más de tres millones de ucranianos con la clara intención de prolongar cuánto se pueda el conflicto bélico y buscar luego una “crisis humanitaria” que permita la intervención del bloque Oeste; con el visto bueno de una ONU que ni en Yugoslavia, Irak o Yemen, etc., “picó leña, ni prestó el hacha”. Estos refugiados tienen a su favor para ser “bienvenidos” por los gobiernos polaco y rumano ser “personas blancas y ojos azules”, como apuntó recientemente un telenoticiero español. Este “importante” detalle reseñado por la prensa española, en torno a la piel y los ojos de los refugiados ucranianos, va dirigido a contrastar como los europeos y estadounidenses perciben a otros emigrantes procedentes de Afganistán, Irak, Libia, Siria, República Árabe Saharaui y naciones latinoamericanas como Haití, Honduras, Guatemala, entre otros, todos ellos de piel oscura y destartalada por la miseria. Para proteger la gente de “piel blanca” y “ojos azules” piden la intervención de la Corte Penal Internacional y cuánta organización de derechos humanos existe, pero el doble rasero del fascismo que vivimos no solicitó ese tribunal para los crímenes de lesa humanidad cuando se encierra en jaulas a los niños migrantes en la frontera de Estados Unidos ni para castigar los asesinatos masivos de civiles en Afganistán, Irak o Libia. La gente de piel oscura de esos países es de “raza inferior” por no ser “arios”.

La negativa de la OTAN a comprometerse a detener su acelerada ampliación al este de Europa, en las propias barbas de Rusia, así como la renuncia expresa de Ucrania a pertenecer a esa Alianza, ni atacar más la cultura y la ciudadanía de ascendencia rusa en el Dombas (este ucraniano con un área estimada en 600 mil kilómetros), mantiene un pulso en torno a sí el mundo se dirige a un gobierno planetario único, o por el contrario, el multilateralismo se impondrá.

Pie de foto.Putin: OTAN se pasó de la línea roja.

Dependiendo cómo concluya la crisis por la presencia no tan indirecta de la OTAN en Ucrania (sus soldados no están presentes físicamente, pero la presencia de la alianza es ineludible en cuanto a tecnología militar), estaremos frente a novedades pocas veces vistas en el planeta. Por un lado, la humanidad sabrá sí el neofascismo y el nazismo de nuevo cuño, disfrazados de falsos “nacionalistas” (este término no me pertenece, lo utilizó la CNN para referirse a los “ejemplares” luchadores del “batallón Azov” ucraniano, considerado nazista), son erradicados definitivamente del orbe como sustento ideológico del neoliberalismo, traducido a capitalismo salvaje y depredador de pueblos enteros. Por otra parte, veremos si la llamada Europa Occidental logra librarse en algún momento de la tutela de Washington en el campo político, financiero, militar y energético. Estados Unidos son los verdaderos ganadores hasta ahora en la llamada “crisis ucraniana”, pues puso de rodillas diplomáticamente a la Unión Europea, pasó a controlar el consumo de hidrocarburos en el viejo continente sin disparar un tiro y ha inundado de armas el mundo. Por el momento Biden redondea además su otro gran negocio. Saca del ojo de la tormenta a su hijo Hunter, implicado en recibir ilegalmente comisiones millonarias en China como “asesor” de negocios, así como presunto encargado de más de 30 laboratorios clandestinos en Ucrania para usar virus y aves migratorias en la dispersión de enfermedades y plagas, con fines militares. Según informaciones periodísticas, Estados Unidos hizo de Ucrania el mayor centro de pruebas para la guerra bacteriológica, en violación de la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (Biológicas) y Toxínicas (CABT), sostuvo el microbiólogo Ígor Nikulin, exmiembro de la Comisión de la ONU para las armas biológicas y químicas (ELPAIS.cr 12/3/2022). El diario digital costarricense consignó, además, citando a dicho científico, que desde 2014 en ese país se registraron brotes de varias enfermedades e incluso epidemias locales.
«Surgieron la peste neumónica, el ántrax y enfermedades exóticas como la fiebre Q (…) Estamos ante una violación a gran escala de la Convención para la Prohibición de las Armas Bacteriológicas y las Toxínicas por parte de Estados Unidos y Ucrania. Esos países desarrollaron, produjeron y almacenaron nuevos tipos de armas, infringiendo los tres pilares de la convención», informó el periódico tico.

Otras novedades en el horizonte son la segura crisis alimentaria a mediano plazo en las naciones satélites y los problemas por los altos precios de la energía, así como el debilitamiento del dólar estadounidense en importantes metrópolis, como moneda de pago internacional, frente a monedas locales como el rublo ruso, la rupia de la India y el yuan chino. Ucrania es uno de los grandes productores agrícolas (trigo y maíz) y de fertilizantes del este de Europa; además coloca en el mundo grandes cantidades de aluminio, acero, níquel, paladio, cobre y platino; mientras Rusia abastece con un 9,8% de trigo el mercado del planeta y aporta el 40% de gas para los hogares de Europa Comunitaria, con un 40% más barato que el importado desde Estados Unidos. (Diario “El Economista” 31/01/2022).

El presidente Biden y su polémico hijo Hunter, implicado en laboratorios clandestinos en Ucrania.

De esta manera, este nacimiento de un nuevo sistema de monedas pareciera encaminado a obtener a mediano plazo «activos tangibles», capaces de golpear la “guerra hibrida” del capitalismo rapaz, con sus significativos embargos económicos, como el padecido por Cuba desde hace 60 años, así como el robo y confiscación de oro, dólares o euros de las naciones “desobedientes”, depositados en bancos de Occidente. El caso de Cuba merece mención especial por el cinismo que ofrecen sus adversarios. Seis décadas con la soga al cuello en cuanto no tiene derecho de comerciar libremente, ni a obtener dólares honestamente, ni medicinas ni tecnología; pero cuando alguien queda ciego por faltas de gotas oftálmicas o muere por falta de un medicamento, entonces eso es por culpa “del régimen”.

El uso del dólar y el euro con fines guerreristas, como el desplegado contra Rusia, Irán o Venezuela (y de sumisión total de la humanidad a las familias dueñas de la Reserva Federal de Estados Unidos y el banco europeo, gracias al control ejercido por el llamado “monstruo sionista”), pareciera sufrió un serio revés con la guerra en Ucrania, aunque mucho dependerá del papel que asuma China en los próximos meses. Este nuevo orden financiero llevaría a monedas como el yuan, el rublo, el peso cubano, la rupia o el bolívar venezolano, etc. y etc., a respaldarse en “reservas reales” conforme a su producción de comida, petróleo, oro, gas, plata, tierra, agua, flora, fauna etc. Todos estos recursos serían avales que garantizarían independencia y soberanía en el nuevo orden económico mundial dejados por Ucrania y Rusia. Por el momento, cada vez más, las naciones del Movimiento de Países no Alineados y el poderoso grupo G 20 van configurando su propio «swift” (código de identificación de una transacción financiera internacional) para el comercio soberano entre algunos de ellos, siendo precisamente India, Rusia y China quienes encabezan esta iniciativa y desafían el dólar y el euro. En América Latina y el Caribe la configuración de nuevos gobiernos con otras concepciones sobre la independencia y la soberanía de los pueblos como el encabezado por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, con directa repercusión dentro de la CELAC, parecieran se fortalecerían tras el conflicto en Europa del Este. Hay convencimiento que el multilateralismo y la autodeterminación de los pueblos terminarán por imponerse, dejando atrás, quizá, los saqueos inmisericordes, millares de muertos inocentes y la desaparición de naciones enteras, en pleno Siglo XXI.

¡Esa noche no hubo opera en Belgrado!

 

*Es diplomado en Geopolítica y Petróleo; periodista, abogado y notario por la U.C.R. Especial para Surcos.